12 ❄︎
Holly movió su patita alejando una pesadilla entre sueños, removiéndose inquieto. YoonGi soltó un quejido cuando el poodle le empujó hasta la orilla del colchón. Últimamente, era desplazado de su cama con tanta facilidad que el perro respiraba y él dejaba de ser el dueño.
Con mucho esfuerzo estiró el brazo torpemente hacia su comida dando con su móvil. Una vez que lo sintió, lo tiró hacia él, gruñendo cuando la entrada del cargador hizo un leve crujido.
Llevó la pantalla hacia sus ojos y entre sueños algo se aclaró. Domingo, 7 de mayo. 20:50 am...
¿20:50? YoonGi tenía que hacer algo hace cincuenta minutos pero realmente no podía recordarlo. Estuvo a punto de volver a acurrucarse porqué era demasiado temprano para estar despierto a esa hora un fin de semana, hasta que lo recordó.
Oh, no.
Gritó, despertando a la mascota de JiMin de su pacífico sueño. Holly, lo miró cambiarse la ropa veraniega que usaba para dormir, con la misma velocidad de un tornado. Se acercó y no pudo evitar mover su rabito peludo a los lados pensando que le mimaría. Los mimos matutinos de la mano de YoonGi siempre eran lo mejor y si pudiera hablar le diría a JiMin lo mucho que le gustan y debería probarlos. Su ilusión se rompió cuando percibió a YoonGi tomar su teléfono entre balbuceos incoherentes y abandonar la habitación de un portazo. Gimoteó triste al verlo partir sin él.
Su casi segundo dueño ni si quiera reparó de su existencia y corrió tan rápido como le permitieron sus piernas delgadas hacia la pista de hielo, hiperventilando en el camino.
—¡Perdón! ¡Me quedé dormido! —Le explicó exaltado a la figura de espaldas de JiMin, abriendo las puertas de cristal directo a la pista de par en par. JiMin no se movió por un instante y YoonGi pensó que en cualquier momento estallaría contra él—. D-disculpa...
El ruso pronto se volvió hacia su estudiante, sonriendo tan encantador como siempre lo hacía.
—Buenos días, YoonGi. Solo Aeroflot* me hace esperar tanto como tú—comentó sin una pizca de sarcasmo y sin deshacer su gesto amable. Angustiado YoonGi se lanzó hacia él arrodillándose en el directamente en el suelo, juntando sus manos en forma de rezo casi besando el frío hielo. Repitiendo "¡Lo siento mucho, lo siento mucho!" torpemente. JiMin le aplaudió entusiasmado—. Oh, el dogeza* coreano.
—¡Ah, de verdad lo siento...!
El mayor, se llevó su dedo índice hacia sus abultados labios, pensativo. YoonGi le observó desde lugar, la impotencia que emanaba al hacer un gesto tan natural y común hizo que algo dentro de él cosquilleara con ímpetu.
Después de la competencia entre Nochu y su repentina desaparición, las cosas fueron claras, JiMin se quedaría en Taebong para entrenar a YoonGi.
Pero para él, eso era irreal.
Desde su llegada a Taebong, despertaba casi todos los días exaltado, corriendo al cuarto de banquetas remodelado al gusto de mayor, inclinando la cabeza entre la diminuta rendija entre la puerta y la pared, ahí vislumbraba las pertenencias de JiMin o a él mismo. Era la única manera que lograba que su corazón pudiera calmarse, YoonGi con su ritmo cardiaco regularizado tomaba su común andar perezoso. Los únicos amaneceres dónde no tenía que hacerlo, era en los que abría los ojos con el perro invadiendo su espacio personal, le recordaba que JiMin no se marcharía sin Holly.
Y YoonGi no lo sabía, pero esa sensación de ansiedad aumentó desde que entre la broma seca y sin gracia JungKook se burló de él.
—El descanso forma parte del trabajo. Sería mejor si durmieras durante la noche, como debe de ser. —Mencionó JiMin sin abandonar su postura reflexiva, observándolo seriamente. YoonGi apenas prestaba atención a su análisis, más sumido en sus reflexiones y la presencia ante él
Casi como si Dios le entrenara. YoonGi creía que es expresión era lo más cercano que podía sentir en ese instante, en todo momento veía a JiMin subirse a la pista, guiarle el calentamiento con música de violines sacudiendo sus manos en el aire para contarle sus tiempos con palmadas, colocar después su pista después y hacer la coreografía en sincronía.
Tener un entrenador de ese nivel a diario.... ¡Y además se trata del mismísimo Park JiMin!
En medio de un salto, YoonGi sonrió de pronto con angustia. Dijo que podía pagarle más adelante, pero no sé cuándo me cobrará.
—¡A-ah! —Terminó aterrizando en una mala posición y rodó por toda la pista sin poder detenerlo el impulso.
JiMin lo observó levantarse con una sonrisa entusiasmada por su nuevo descubrimiento.
—Tiendes a fallar en los saltos cuando tienes algo en mente.
Esa mañana, YoonGi apenas pudo clavar dos saltos seguidos y terminó cayendo infinidades de veces. Se relamió los labios saliendo de la pista, llendo al recibidor para quitarse los patines y poder volver a casa. Desató los cordones con lentitud tirando de la bota, una vez que se descalzó levantó uno de sus calcetines con agujeros y ladeó la boca. Era de esperarse que un par de cortes se hicieran paso por los talones y seguramente su planta estaba inflamada. Se mordió los labios y con cuidado de no hacerse más daño colocó sus zapatos deportivos. Luego realizó todo el procedimiento para empacar sus patines con las cuchillas en sus respectivas fundas y se sorprendió de no ver a JiMin rondando por ahí. En algún segundo lo perdió de vista después de decirle que era tarde y era mejor regresar a casa.
—Hola —saludó el hombre de sus pensamientos casualmente y alegren. YoonGi le miró casi con un signo interrogante sobre su cabeza—. Tu mejilla se está inflando.
Señaló caminando directamente hacia él. YoonGi observó sus pasos con determinación y sin dejar de mirarle llevó sus dedos a la zona adolorida y caliente, luego los sacudió en el aire restándole importancia.
—Siempre estoy cayendo —ironizó intentando que eso sonara gracioso. Sin embargo el mayor no pareció pensarlo de esa forma, tomó asiento en el banquillo a su lado y suavemente le sujetó el mentón, levantando su rostro. YoonGi intentó con todas sus fuerzas no sonrojarse, últimamente lo hacía demasiado y eso le parecía irritante—. Ah, JiMin, hoy no traje a Holly porqué...
Sus palabras murieron suspendidas en el aire en el instante en que algo frío se presionó contra su mejilla. Boqueó sorprendido e intentó removerse pero JiMin no le soltó y presionó con más insistencia una paleta de hielo justo debajo del pómulo y al inicio de sus mejillas.
—Fue muy difícil conseguir un poco de hielo aquí cerca —explicó y YoonGi sintió vergüenza, batallando contra su rostro para no encenderse
—Ah, pudiste pedirle un poco de hielo a NamJoon...
—¿Qué? ¿En serio? —YoonGi hizo un sonido. JiMin infló sus mofletes— Esto está bien también.
—Sí, gracias... Aunque ¡no es necesario! P-pasa muy seguido.
—No, está vez caíste con tu rostro de muñeca —YoonGi no fue capaz de responder a eso. Avergonzado llevó sus ojos a cualquier lugar de la habitación que le distrajera de los de JiMin y su tonalidad azul profunda—. No te angusties por no traer a Holly, tampoco podía traerlo siempre a mis entrenamientos, suelo pagarle a una chica para que cuide de él.
—Uh, ya veo.
"Una chica" YoonGi apretó los dientes molesto por la rapidez de su mente.
—¿Duele? —Le preguntó preocupado, alejando el dulce helado que se derretía lentamente y dejaba en la piel un rastro de color naranja. Con el pulgar le acarició suavemente debajo del pómulo a su pupilo, hasta terminar cerrando las caricias sobre las curvas de su cara con toda la palma.
YoonGi entrecerró los ojos, complacido por la forma en le palpaba, sonriendo levemente y perdiendo la batalla contra el rosa que se abrió paso llamativamente, un pronunciado rubor.
—Ya no duele.
—Es un alivio—Antes de retirar sus caricias limpió con el índice y corazón el rastro de dulce que la paleta había hecho. Se los llevó a los labios para saborearlos sensualmente y YoonGi habría teniendo una hemorragia nasal de no ser por la forma en que el rostro de JiMin se desfiguró—. Ew, mango.
YoonGi terminó comiendo el dulce en el trayecto a casa mientras el atardecer surcaba el cielo con JiMin a su lado contándole una anécdota de su juventud, riendo tan agradablemente al oído de cualquiera.
Era la primera vez que una paleta helada de mango le sabía tan dulce y tenía miedo de preguntarse por qué.
[⛸️...]
Mientras tomaban una larga y merecida ducha en las aguas termales de la familia Min. JiMin observó a YoonGi abatido y supo que era mejor ser honesto.
—Tal vez sea mejor olvidarse de los tres cuádruples en el programa libre. —Habló. YoonGi se tocó el pecho sobre en corazón. ¿Ese era el hombre amable que curó su gran moretón?
—¡Pero! —Intentó volverse hacia JiMin, pero supo que era mejor regresar la vista al frente. Su entrenador fuera del agua estiraba sus piernas, una en cada lado gracias a su elasticidad, intentando alcanzar la punta de sus pies. YoonGi se tomó la cabeza intentando recuperar el hilo de la conversación y borrar esa imagen mental tan... Extravagante— los necesito para ganar el Gran Prix Final.
—¿Por qué? —Preguntó tranquilo—Aunque solo tengas uno, puedes conseguir la puntuación perfecta en los componentes.
El sistema de puntuación en el patinaje es bastante sencillo, lo complicado es encontrar a un buen evaluador con ojo crítico. Los saltos y Combination Spin cuentan como puntuación técnica, elementos técnicos (TES). La coreografía y la interpretación son puntos de presentación son puntos de presentación, componentes del programa (PCS). El resultado total es la suma de ambos menos las penalizaciones.
YoonGi es conocido por perder en la puntuación técnica por fallar en los saltos, pero, reduce la diferencia con la puntuación de componentes.
Sin embargo para él, es insuficiente y siente que si quiere romper sus límites tiene que cambiar, no hay opción. Suspiró sonoramente contra sus brazos que ahogan su rostro.
—YoonGi, ¿sabes por qué decidí entrenarte?
—¿Ah?
Ni si quiera notó el momento en que JiMin dejó su lugar, alzarse para caminar por la orilla del asfalto aterciopelado, inclinándose hacia el estanque dónde estaba él. Le tomó de las manos y tiró de ellas, la diferencia de tamaños no fue un impedimento.
—Me sentí atraído a ti por la música. Por tu forma de patinar, como si tu cuerpo crease música— YoonGi se encontraba boquiabierto con los ojos bien abiertos y la cara ardiendo. Estudió música en Detroit por esa razón, creía que JiMin hacia música con sus cuchillas en cada pista, en cada programa y aunque fuera distinto se sentía capaz de reconocer ese ruido armónico a ciegas. Siempre pensó, que si no podía acceder a JiMin como un patinador de su misma altura, entonces, podría convertirse en un buen compositor y crear una mezcla exótica. Al fin y al cabo el ruso siempre usaba artistas distintos para crear sus pistas. Por esa razón fue totalmente imposible que JiMin le diera eso como un cumplido, ¿Cómo podía decir eso? ¿Tenía acaso alguna idea del peso de sus palabras que ahora le hacían un revuelto en el estómago al pobre de YoonGi?— Haré un programa complejo que maximice esa ventaja—JiMin le miraba desde abajo, tan encantador, igual que de costumbre. YoonGi tembló y agradeció el agarre húmedo y certero que el peligris tenía sobre él o se dejaría hundir—. Sólo yo puedo hacerlo. Tenía esa sensación. El programa corto lo demostró —Le levantó y a pasos pequeños logró sacar a YoonGi del agua—. Tal vez deberías producir tu próximo programa libre.
Sin avisarle JiMin tomó su pantorrilla, elevando su pierna lo más que podía, sin llegar a lastimarlo. Sujetándolo de la cintura sin presión para no dejarle caer.
—¡Pero mi entrenador escogía mi música hasta ahora! —Exclamó sonrosado, dejando que JiMin hiciera posturas extrañas con su cuerpo.
—¿No es más divertido si lo haces tú mismo? Estudiaste música, harás una elección interesante.
—Pero mi antiguo entrenador...
—¿Quién era tu entrenador?
Los hombres que sí tenían toallas atadas a sus cinturas, clientes del hotel, les observaron curiosos desde el otro lado de la puerta que separaba los baños de las duchas. Un padre decidió que era mejor tapar los ojos de su hijo, los anciano murmuraron ruidos asombrados pero ninguno dejaba de mirar al par exhibicionista.
YoonGi y JiMin se volvieron hacia el montón de miradas curiosas, extrañados.
Después del penoso incidente, dónde YoonGi pensó que jamás podría mirarle el rostro de nuevo a algunos de los clientes de su madre, fue orillado por JiMin a hablarle a SungDeuk, sin siquiera permitirle colocarse una prenda extra de ropa, más que la interior. Nerviosamente, presionó el contacto rogando profundamente que no respondiera.
Lo hizo y supo que definitivamente no tenía suerte.
—¿YoonGi? ¡Hola, hola! No hablábamos desde el Gran Prix Final.
—Cuánto tiempo...
—Escuché que ahora te entrena JiMin.
— Lo siento. —YoonGi hizo una vaina aunque no pudiese verle, JiMin que ataba los cordones de su bata verde le miró curioso acercándose.
—¿Por qué te disculpas?
—¡Hola, SungDeuk! —Saludó JiMin tomando la muñeca de YoonGi para acercarle la bocina del teléfono celular, con una sonrisa desenvuelta.
—¿Ahora juegas a entrenar en Corea? Déjalo ya. —El ruso ignoró el tono hostil de ese sujeto que no conocía y su estudiante comprobó que era bueno haciendo eso.
—Oye, ¿por qué no dejabas que YoonGi escogiera su música?
—A menudo escojo la melodía de mis patinadores pero también dejó que ellos la escojan. YoonGi solo me trajo una melodía una vez, creo que la compuso con alguien que conocía— YoonGi se tensó, jamás consideró la opción de mostrarle esa canción a JiMin, en donde era un amateur con los sonidos, no tenía por qué conocer su pasado oscuro—. No estaba mal, pero...— El pelinegro se mordisqueó los labios, recordaba ese momento, no debía haber transcurrido mucho tipo sin embargo recordar lo sucedido en Detroit le parecía lejano. SungDeuk le preguntó, "¿YoonGi, crees ganar con esta música?" Mostrándole el CD. YoonGi con sus grande audífonos azules que usaba para trabajar, negó sonriendo suavemente dándole a entender que no estaba molesto ni ofendido por su pregunta "Ah, mejor escoge tú la música."—. YoonGi nunca tuvo confianza en sí mismo. Le dije una y otra vez que confiara más, pero...
—Bien, gracias. —Habló JiMin liberando el antebrazo de YoonGi. Inmediatamente él llevó su aparato a sus labios corrompido por el repentino impulso de ser honesto con su ex coreógrafo y entrenador.
—¡Disculpa, SungDeuk-nim! Voy a redimirme en el próximo Grand Prix Final.
SungDeuk sonrió a través de la línea, no hizo falta decir que estaba feliz de ello su pasado alumno lo sabía.
—Quería oírte decir eso en el Gran Prix Final del año pasado.
Entre recuerdos, dónde era consolado y animado a seguir su camino por su entrenador en la gran depresión después de sus humillantes caídas y una nostalgia ligera. YoonGi se despidió y terminó la llamada, respirando de alivio.
—Me alegro, no me atrevía a llamarlo.
—YoonGi —Con una expresión intimidante JiMin se acercó a la faz del menor— ¿Por qué no me dijiste que tuviste la intención de usar una de tus creaciones para un programa? Soy tu entrenador.
Reprochó sin alejarse ni un milímetro, YoonGi intentó sonreírle incómodamente.
—Sí, lo siento.
[⛸️...]
En silencio YoonGi dio pasos duros avanzando lentamente hacia su propia alcoba. De no ser porqué Holly corría a su alrededor, brincando entre él y JiMin, habría un ambiente mudo probablemente incómodo.
El primero al entrar fue el chico de cabello platinado, lo hizo tan naturalmente que YoonGi terminó olvidando sus nervios y siguiéndole el paso.
Se dejó caer suavemente sobre la litera acomodándose en una esquina, doblando sus piernas y apoyando su mentón sobre su mano abierta. Teniendo una perfecta vista del perfil de YoonGi tomando asiento en su escritorio y acercando el largo teclado, por su nerviosismo accidentalmente goleó la maceta que guardaba un catcus, regalo de JiMin.
El can brincó sin dudarlo hacia el lecho, haciéndose paso entre el pecho de su amo.
JiMin murmuró un casi inaudible "Holly bebé, ven, escuchemos a YoonGi" rascándole debajo de la mandíbula. YoonGi no supo si trataba darle pie para comenzar o simplemente estaba hablando con su cachorro. En cualquier caso le sonó dulce y le produjo una sonrisita. También tenía esa manía con Chimmy siendo más joven.
—No recuerdo muy bien la canción, podría pedirle a Hobi que la busque y luego podría tocarla... —Le manifestó YoonGi en busca de más tiempo, no podía únicamente tocar una pieza para JiMin que apenas recordaba, eso se oían como un insulto.
—¿Hobi? —¿Eso era un nombre? Sonaba más como un apodo para JiMin, le asombro en sobremanera. En ninguna ocasión escuchó YoonGi decirle por un apodo a alguno de sus seres cercanos, apenas podía hacerlo con JungWoong.
—Ah, fue mi compañero de pista en Detroit y también hizo música conmigo, asistíamos juntos a la facultad de artes y— Hizo un conteo mentalmente, relamiendo sus labios sin darse cuenta—Compartimos departamento tres años.
—Puedes pedirle la canción —asintió y el gesto de YoonGi mostró descanso— pero aún quiero escuchar tu interpretación. Las partes que recuerdas y de tal manera son porque así las has vivido dentro de las notas.
YoonGi pudo suspirar de placer, era maravilloso escuchar a JiMin tener ese tipo de reflexiones y era una pasión que tenía desde que veía sus entrevistas en televisión. Podía hacerlo, podía regalarle un recuerdo a JiMin de un momento especial donde lo protagonizaba siendo talentoso en algo. Sin más remedio acomodó la espalda contra el respaldo de la silla componiendo su compostura, recordatorio de ByulYi.
Inhaló para darse valor, tardó un par de segundos en empezar y comenzó. La melodía estaba borrosa en su mente aunque su rostro neutro le daba una apariencia seria y parecía seguro. Sintió la mirada intensa de JiMin fija sobre toda su alma y se preguntó que estaría pensando, pasando la lengua por sus labios resecos.
No tenía ni idea del sentimiento que le estaba causando. Era común de JiMin disfrutar de la música con los ojos cerrados, lo hacía a menudo en recitales e incluso cuando componía con los artistas que realizaban la música de sus programas.
Esta vez no pudo hacerlo.
Ante él, Min YoonGi dejaba de ser el chico tímido y normalmente ruborizado a un hombre sensual con expresión madura, casi igual que en su danza de Eros, la diferencia era que en ese instante no buscaba seducirte, lo lograba naturalmente con su extravagante expresión. El flequillo se sacudía de un lado a otro y sus manos largas y con las venas, saltando de aquí allá. Todo su cuerpo era un frenesí en un ritmo muchas veces improvisado.
¿Cuántas facetas más tendría para mostrarle? Sentía que podría descubrir cada una de ellas lentamente y apreciarlas por igual. En ese momento, supo que se enamoró más, de esa, del pianista con apariencia frívola pero que su canción con baches lo compensaba.
Se imaginó que si el escenario fuera otro y se conocieran bajo un anfiteatro después de una presentación de orquesta, JiMin sin dudarlo habría saltado sobre él a pedirle que hiciera su música.
Ese no era cualquier chico, incluso Holly paró todo movimiento para alzar las orejas y prestar atención.
Bajo un cielo teñido de obscuridad con pequeños faroles brillosos escondidos entre sus pliegues, fue la primera vez que YoonGi tocó para JiMin, pero estaba lejos de ser la última.
*Aeroflot: Aerolíneas rusas.
*Dogeza: Es un elemento en la etiqueta de cultura oriental como muestra de arrepentimiento.
¡Stream Dynamite!
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