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Volver?

Cuatro días después le dieron el alta a Silver del hospital para terminar su reposo en la casa. Falcon esa mañana había dejado todo listo en la empresa, la presentación del producto final del proyecto para llevar a producción sería al día siguiente y quería verificar que todo estuviera en perfecto estado. Si todo salía como lo había planificado pues la semana de más arriba el nombre de su empresa estaría en varios diarios del país. Leo se encargaría de lo demás, tener una mano derecha como él era lo mejor que podía pedir, el beta era demasiado eficiente y se quedaba corto con la frase.

Aparcó el carro y después de pasar por la recepción se dirigió a la habitación de su omega. Deseaba verla, incluso más desde que la había dejado el día anterior. Quería tenerla en su casa ahora que ella no tenía problemas con eso. Había comprado y acomodado la habitación para que ella tuviera todo necesario, desde un nuevo televisor, hasta ropa, útiles femeninos.

Había perdido la cuenta. Le había pedido ayuda a Erika desde el celular de Zacarias pero incluso así había comprado de más. Esperaba que Silver no se molestara por eso. Quería darle todo y más. Que no volviera a pasar trabajo en su vida, que lo que quisiera lo tuviera, fuera tanto material como espiritual. Su parte alfa sería feliz si ella era feliz.

Pero sus pensamientos se congelaron cuando abrió la puerta de la habitación y la encontró totalmente vacía. Sintió como la palma de sus manos se humedeció y lo primero que hizo fue revisar en el baño por si estaba allí, pero estaba igual. Todas sus alarmas se dispararon y salió mirando a cada lado.

-¿Ocurre algo?- una de lass enfermeras responsables de aquel bloque se le acercó al notar su estado.

-La omega que estaba aquí ¿dónde está?- controlaba sus palabras más no la ansiedad que tenía en su interior. El olor de ella estaba impregnado dentro del habitáculo por lo que no debía estar lejos, pero no quería pensar que ella se hubiera escurrido otra vez de sus manos.

-Se refiere a la elegante omega de cabello oscuro y corto- el asintió frenéticamente con la cabeza –Ah, pues ella está en la terraza, quería tomar un poco de aire y reflexionar. Su rostro se veía tranquilo así que no tiene que estar tan alarmado, recuerde que no puede tener emociones fuertes- la enfermera recordaba a Silver después de haberla tratado en sus turnos nocturnos.

Había intercambiado algunas palabras con la omega que no mostraba ni timidez ni miedo por su alrededor típico de los omegas cuando estaban en lugares extraños. Era una mujer llena de confianza a pesar de su estado y agradable. Pensó que aquel alfa debía sentirse bendecido de tener a una omega así a su lado.

Falcon le agradeció y buscó las escaleras hacia la terraza subiendo los escalones con agilidad y rapidez. Abrió la puerta y el aire lo despeinó por completo y sacudió las solapas de su traje. Se cubrió los ojos evitando también así los rayos del sol y buscó como pudo a su omega. La encontró recostada en la baranda con la mirada perdida en el horizonte. Su cabello oscuro y despeinado se movía como suaves hebras salvajes sobre su nuca marcada.

Falcon se acercó a ella y la rodeó desde atrás respirando sobre aquel lugar. Aspirando sus esencias mezcladas. Recalcándose una y otra vez que ella estaba ahí, a su lado, que no era un sueño, que ella no se había ido. Solo cuando se dio cuenta de lo que hacía intentó separarse pero las manos de Silver detuvieron sus brazos. El pequeño cuerpo no temblaba aunque sus hombros estaban ligeramente tensos.

-No te vayas- le dijo ella con voz suave –Quédate así un momento, déjame acostumbrarme a tu presencia-

Si ella quería derrotar cualquier miedo que quedara en su interior debía dar pasos agigantados. No tenía la paciencia para comenzar con solo un dedo. Sabía que ni su cuerpo ni su omega aguantarían mucho sin la parte sexual en su vida, ahora que ellos estaban vinculados. Falcon no dijo nada ni tampoco dejó el abrazo. Bajó la cabeza y besó su marca para lamerla suavemente después.

-No hagas eso- ella le pidió pero el tono de su voz no indicaba rechazo, tal vez las emociones eran demasiado intensas.

-¿Estás preparada para ir a casa?-

-Creo que si- ella se giró dentro de sus brazos, no sabía si era por el vínculo entre ellos pero no se notaba repulsivo, todo lo contrario, anhelaba más el contacto con el alfa –Vamos, estoy aburrida de este lugar y quiero trabajar-

-Eres una maniática del trabajo- resopló Falcon.

-Me gusta lo que hago –ella esbozó una sonrisa mientras el alfa desenroscaba los brazos, tomaba su mano y la ayudaba a bajar las escaleras a su propio ritmo.

Su omega había estado varios días en cama por lo que su cuerpo estaba algo entumecido todavía. Recogieron las pocas cosas que ella tenía en la habitación más la laptop que el alfa le había comprado para que ella se entretuviera y pasaron por la consulta del doctor antes de irse. Entre las indicaciones etaba que nada de ejercicio físico intenso al menos en una semana, tomar una lista de medicamente especializados en regular su estado omega y mucho descanso. Falcon había memorizado todo, uno por uno y la parte de una semana sin tocar a su omega era la que más le preocupaba.

Era difícil tener a su pareja destinada a su lado y no poderla tocar. El doctor notó su incomodidad y lo llamó adentro cuando salieron de la oficina.

-¿Ocurre algo más?- Falcon se alarmó con esto.

-Tranquilo, eres amigo de Zacarias, por lo que te daré un consejo. Nada de sexo es verdad pero me referí a penetración. Si puedes controlarte y hacer las cosas suaves no creo que haya nada malo. Ella se ha recuperado más rápido de lo que previmos, así que ya sabe-

-Doctor, gracias- Falcon ya maquinaba todo lo que podía hacer para satisfacer a su omega.

-Yo también tengo un omega, un chico bastante activo y por mi trabajo tenemos momentos que nos vemos- se lamentó el doctor –Sé la ansiedad que podemos tener los alfas cuando no podemos ponerle las manos arriba a nuestras joyas, y eso también es para ello. Me imagino que en tu caso es peor pues ella es tu pareja destinada-

-Creo que Zacarias tiene la lengua muy larga- se rio Falcon y le dio la mano al doctor y una de sus tarjetas por su necesitaba alguna vez de su ayuda, no se imaginaba lo agradecido que estaba con él.

Silver lo esperaba afuera recostada en la pared. Percibió rápidamente a su alfa pues las feromonas de él revoloteaban por todos lados.

-Estás muy feliz ¿ocurrió algo allá adentro que me perdí?- Silver entrecerró los ojos –Sabes que no me gustan los secretos-

El alfa le tocó la cabeza alborotando su cabello con una sonrisa que dejaba ver sus colmillos.

-Créeme esta vez no te molestará pero eso es algo que sabrás a su tiempo, ahora necesitas descansar-

-He estado descansando todos estos días- resopló ella apartándole la mano de la cabeza –Dime que al menos tienes en casa alguna película nueva, ya que de seguro no me dejarás diseñar nada-

-Pues tengo algunas sugerencias. Cambié el televisor de la sala por uno de 70 pulgadas así que creo que se verán bastante bien- Falcon agarró el bolso de ella y se encaminó hacia el auto con ella al lado.

-¿De qué me perdí mientras estaba ingresada?-

-Pues no de mucho. Te pondré al día en el auto-

Silver estaba convencida que lo poco que él decía no tenía el mismo significado que él lo que ella consideraba poco.

Zacarias revolvía entre sus dedos un tubo de ensayo con una muestra sin prestarle mucha atención. Estaba de muy mal humor y sus feromonas mantenían alejados a los alfas y omegas del laboratorio y su rostro desfigurado por una mueca, a los betas. Dejó el tubo con un golpe seco sobre la mesa e intentó hacer algo en la computadora pero no podía concentrarse. Aquella escena se repetía una y otra vez en su mente y eso solo hacía que gruñera.

Sabía que estaba siendo egoísta y mucho pero...quien se creía que era ese alfa para coquetearle a Erika.

Horas antes.

Erika terminó el segundo turno de la mañana y limpiaba su puesto de trabajo. Hoy era el aniversario de bodas de su jefa por lo que cerrarían temprano a pesar de que les pagarían el día completo. Ella no tenía intenciones de ir. Habría muchos alfas reunidos allí ya que ella misma era un alfa y su familia era inmensa y no se sentía cómoda. Había puesto una excusa y había logrado salir de allí antes de que la detuvieran.

Comprobó la pantalla de su celular y no había nada. Zacarias no la había llamado ni mandado mensajes, algo común, pero ella se había quedado preocupada desde aquella noche. A esa altura ya no sabía si tenía sentido pensar en el alfa ni por qué haría tales cosas. Seguro que se estaba revolcando con cualquier omega en ese momento. Dejó de pensar en eso, nada más le traería problemas.

Caminó hacia una de las cafeterías de la zona y se sentó en una de las tantas meas bajo sombrilla. No quería ir a la casa todavía, tal vez podría dar un paseo y comprar algún regalo pues había recibido un mensaje por parte de Falcon que Silver saldría ese día del hospital.

Buscó el monedero dentro de su bolso para comprobar cuánto dinero traía encima cuando una sombra se fundió a sus pies con la de la sombrilla.

-Erika, en serio, eres tú-

La omega no tuvo que alzar la cabeza para saber el alfa que estaba delante de ella. Hacía tiempo que no escuchaba la voz del que una vez fue su novio.

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