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Recuerdo?

Zacarias se removió entre las sábanas y se incorporó sobre un codo dejando a la vista su bien formado torso, abdominales y la insinuación del recorrido por debajo de su ombligo sabiendo la reacción de las mujeres por su cuerpo. Pero solo recibió un leve chillido que aturdió sus oídos y acto seguido la omega se encontró completamente desnuda en el suelo con un rostro conmocionado. Vaya, esa no se la esperaba. Tal vez la impresión había sido demasiada.

El alfa se corrió el cabello hacia atrás y se arrastró hasta el borde de la cama recargando su rostro sobre su palma.

-¿Y bien preciosa. No tienes nada que preguntarme?-

Ella afirmó con la cabeza, luego negó, para después volver a afirmar. Sus ojos abiertos como platos. Zacarias pestañeó.

-Será mejor que primero te pongas de acuerdo y después hablamos- él le guiñó el ojo- Pero te pido que sea rápido pues tengo que irme lo antes posible, no acostumbro a pasar la noche en casa de nadie, aunque haya hecho la excepción debido a tu celo, que debo reconocer, fue increíble- habló descaradamente.

La palabra celo hizo que varias de la neuronas de Erika que se habían ido de vacaciones volvieran a su lugar.

Ella había tenido su celo, que siempre duraba los estrictos tres días no importaba la cantidad de veces que le dieran y lo había pasado entonces con este alfa. Por el estado de su cuerpo, las marcas sobre su piel y el olor dominante que la envolvía no había duda que el sexo había estado de por medio. Se llevó la mano a la nuca, el collar estaba todavía allí, algo rasgado y desgastado, además de pequeños arañazos a su alrededor pero su nuca, sana al final.

Bueno ya no se podía hacer mucho no. Era una omega práctica por lo que solo le quedaba enfrentar los hechos, al menos no estaba emparejada con él. Pero de algo si estaba segura. Nunca había sentido su cuerpo tan satisfecho en toda su vida. Ni siquiera quedaba la constante molestia de siempre cada vez que concluía su celo y que le anunciaba que tendría otro pronto.

Oyó al alfa levantarse de la cama sin ocultar su cuerpo.

Utilizaré tu baño. Intenté mantener nuestros cuerpos lo más limpios posible pero creo que una buena ducha no vendría mal después de todo- se giró y la miró por encima del hombro- Quieres hacerlo conmigo- esta vez ella negó enérgicamente con la boca abierta Tú te lo pierdes, tenía intenciones de hacerte gritar de nuevo- el alfa levantó los hombros quitándole importancia al primer rechazo que había recibido en toda su vida. Si, su primer rechazo.

Erika esperó que la puerta se cerrara para dejar salir todo el aire de sus pulmones.
Mierda, mierda, mierda ¿Qué demonios había hecho, qué había pasado realmente?
En su costado el cesto tenía varios condones por no decir muchos. El alfa se había protegido, pero ese no era el punto. Siempre intentaba surcar sus celos, sola a pesar del inmenso dolor que le provocaba para no estar en deuda con nadie y ahora tenía a un supuesto extraño en su propia ducha.

Cerró sus ojos y se concentró o comenzaría a hiperventilar. Se sentó en el borde de la cama y agarró la sábana y al menos cubrió su desnudez. Todavía estaban sus feromonas omegas revoloteando enlazadas con las de aquel alfa dentro de su pequeña habitación. Podía olerlas con mucha fuerza a pesar de que esta habilidad se había visto afectada con el accidente, años antes. Se llevó la mano a su cicatriz. No le gustaba, realmente la odiaba, era fea, grande y en vez de poder usar pelados cortos como a ella le gustaban estaba obligada a llevarlo largo. Su mente era un total caos en aquella época y en su interior algo le decía que era mejor no recordar.

Minutos después el alfa alto y rubio salió con una toalla en su cintura y secándose el cabello. Su piel matizada con gotas de agua, una imagen que sería tentadora si ella no estuviera en su debate mental.

-Aún no te vistes. Acaso es una invitación- él se burló de ella coqueto agarrando sus pantalones que en algún momento había doblado y colgado en una silla. La vio correrse hacia atrás en la cama cubriéndose más No deberías tenerme miedo, te salvé y después te cuidé durante su celo, deberías agradecerle  se abrochó el botón del pantalón dándole una buena vista antes a la omega de lo que estaba guardando y que había estado dentro de ella. La sintió tragar.

-Yote lo agradezco- su voz tembló ligeramente. Tener a alguien tan impotente delante de ella consumiendo casi todo el aire de la recámara hacía que todos sus instintos omegas gritaran en sumisión.

Zacarias pareció notarlo pues se sentó en la silla más cercana poniéndose los zapatos.

-A pesar de lo que pasó entre nosotros aun quiero que vayas al hospital y te internes. Toma esto que hicimos como el inicio del tratamiento. Tú cuerpo ahora debe soportar un poco más ya que tuviste relaciones conmigo- ella lo miraba dudando Sino vienes vendré a buscarte, eres alguien demasiado interesante como para dejar que pases de largo además- se acercó a ella inclinándose, le agarró la barbilla antes de que ella retrocediera y dejó un sonoro beso en sus labios- Me gustó mucho lo último que hicimos- se enderezó dejándola con un marcado sonrojo- Nos vemos-

Y con la misma salió dejando a la omega más confundida que antes.
***

Zacarias pasó la mano por la espalda de Erika besando su cuello. Aun recordaba la expresión de la omega cuando despertó y lo vio junto a ella. Había sido realmente cómico y excitante a la vez. Verla procesar que se había acostado con un alfa y que alfa.

A él no le importó en aquel momento, aunque después cuando se había sentado a analizar había sido la primera vez que había perdido totalmente todos los estribos, así como su control. Siempre había sido capaz de tener la mente fría durante el sexo, sea omega en celo o no, o beta, pero con ella mandaba a volar todo y solo se dejaba disfrutar de lo rica que era sentirse bien dentro de alguien. Amaba el sexo pero con ella la palabra se veía vulgar.

Después de su primera vez junto había dudado seriamente que ella se internara, incluso ya había preparado todo para irla a buscar cuando ella había entrado en el hospital y quedando bajo su cuidado y tenía que reconocer que había sido la paciente más difícil que había tenido. Le costó más de un año encontrar un medicamento que ayudara a regular su celo de tres o cuatro veces por mes a uno por mes en el que se encargaba personalmente de acompañarla y de paso saciar el crudo dese sexual de la omega.

Después de darle el alta después de casi dos años en el hospital le había comprado un apartamento, si iba a estar visitándola cada mes que al menos fuera un lugar más grande donde él se pudiera desplazar y que no estuviera tan lejos de su casa por cualquier emergencia. Debido a la estabilidad de ella había podido retomar su trabajo en otro centro de estilismo, lugar que él había comenzado a frecuentar para que ella le atendiera el cabello, y a pesar de que él le había abierto una cuenta bancaria ella no había tocado ni un solo centavo y se mantenía con lo suyo.

Sin darse cuenta Zacarias había comenzado a relacionarse con ella más de lo necesario, y a pesar que mantenía sus viejas relaciones de conveniencia con cuanta mujer le abriera las piernas para satisfacer su inagotable deseo sexual, ya no se sentía igual. Pero él era un alfa terco y siempre alegaba que ella era una paciente y un buen espécimen de estudio, por eso es que la ayudaba tanto. Quizás solo se estaba engañando. Ahora mismo estaba consumiéndose por los celos.

-Chiquita ¿tienes hambre?- le preguntó él.

La omega alzó la cabeza de su pecho y lo miró más no respondió. Su estómago no estaba en su mejor estado después de aquella extraña reunión pero si Zacarias la invitaba no era bueno rechazarlo así que al final asintió. El alfa le sonrió y besó la punta de su nariz.

-Pues entonces vamos a un nuevo restaurante que abrieron cerca, iba a llamarte pero me ahorraste el trabajo ya que estás aquí- bajó por su cuello y dejó una marca de beso en él- después quiero ir a tu casa, todavía hay algo que me debes- su mano se desplazó por la parte interna de sus muslos peligrosamente, abriendo sus piernas y rozando su intimidad- Y no voy a aceptar un no por respuesta- apretó la zona sacándole un leve quejido de sorpresa a la omega.

Y Erika no podía negarse. Sabía que Zacarias no estaba de buen humor a pesar del tono regulado de sus palabras. No sabía la razón pero era mejor no provocarlo. Él nunca se molestaba con ella y la trataba bastante bien, pero por primera vez había un brillo extraño en sus ojos y eso la hizo sentirse más tentada.

Su omega quería a este alfa.

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