Plan?
Si había una cosa que Erika sabía muy bien era que no tenía la menor intención de volver con Nolan, por lo que había preparado minuciosamente su plan desde días anteriores. Verificando que el alfa no estaba cerca salió del camarote de ellos escondiendo en una pequeña bolsa con lo único que necesitaba los documentos de Zacarias.
No le importaba el contenido. Más bien, no quería saberlo. Zacarias era como era pero al menos no creía que estuviera en algo ilegal. Y más conociendo a Nolan.
Salió caminando por el pasillo con paso rápido y centrada en su objetivo. No negaría que estaba temblando. Sentía que sus manos estaban húmedas y pegajosas y estaba cubierta de una ligera capa de sudor frío. Si tenía miedo y mucho.
Cuando había ideado ese plan había muchos contras y razones para que no se cumplieran. La primera era que no hubiera encontrado los papeles. Por suerte había estado el tiempo suficiente al lado de Nolan para saber lo estúpido que era, por suerte su memoria ya estaba bastante intacta, aunque no lo hubiera preferido. Recordar cada cosa que él le hacía dentro de las paredes de su habitación junto con su padre le revolvía el estómago y la hacía sentir sucia.
La segunda y ahora más importante, era que no fuera atrapada. Por lo que avanzaba con cuidado y mirando en todas direcciones intentando caminar lo más natural que podía. Una pareja pasó por su lado y se le quedó mirando. Estaba segura que era porque podían oler en ella las feromonas de miedo. Las cuales la rodeaban ahora.
Para su suerte no se cruzó con nadie a pesar de tener que atravesar la mitad del crucero. Iba a un lugar específico y tenía que hacerlo rápido. El tiempo se acababa. Una vez que visualizó la puerta al final del pasillo que decía acceso restringido su corazón comenzó a latir con más fuerza y corrió hacia allí.
Estaba en una zona donde los clientes del crucero no debían estar por lo que estaba desierta la zona por lo que no se extrañó que cuando puso una mano en la manigueta para abrir la puerta, otra mano se posó sobre su hombro.
Erika palideció.
-¿Qué hace aquí?-
Para su alivio era una voz desconocida y no era solo una persona. Sintió la presencia de dos. Miró por encima de su hombro para encontrarse con dos hombres altos, vestidos con trajes blancos del uniforme del personal del crucero. Eran alfas, se notaba por la presencia que exudaban y se notaban que no estaban contentos con su presencia.
Erika tuvo el impulso de salir corriendo. Estaba temblando y apretó tanto la manigueta que sus puños se volvieron blancos. Pero aun así y aunque se mordió el labio abrió la boca y dejó salir su voz en un susurro.
-Paloma roja...que vuela...sobre el mar-
Unas palabras que para muchos podría parecer un disparate pero no para aquellos hombre que se miraron entre si y asistieron. Uno de ellos se quitó el saco que tenía puesto y Erika se pegó más hacia la puerta pero la mano en su hombro no se lo permitió.
-Tranquila. Ya estamos al tanto- dijo el que le ofreció la chaqueta de su uniforme- Ponte esto por encima. No deben ver tu rostro personas inadecuadas-
Erika entonces comprendió que si su plan estaba ya en marcha. Aun temblorosa agarró la chaqueta y la puso por encima de su cabeza tapando así parte de su rostro. El otro alfa le tomó la mano de una forma bastante suave a pesar de que estas se veían toscas.
-Acompáñanos. Te está esperando-
Erika asintió y se dejó guiar por los dos hombres a través de la puerta que daba a un pasillo y después a varias cabinas después de subir unas escaleras. Ella mantuvo la cabeza gacha oyendo las personas que pasaban por su lado. Por último atravesaron una última puerta y la luz se proyectó delante de ella y la vista del mar a través de una gran ventana.
-Capitán, ya está aquí- uno de los alfas dijo soltándole la mano.
-¿Erika?- ella alzó la cabeza sin quitarse la chaqueta.
Delante de ella estaba un hombre, un alfa de alrededor de 50 años con un traje de capitán. Su cabello canoso temprano no le quitaba atractivo de ningún tipo. Aquel hombre era el dueño de aquel crucero y la persona en quien Erika debía confiar desde ahora.
-Me alegro que lo haya conseguido. Estaba preocupado de que no lo consiguieras-
-Gracias señor Smit- dijo ella con una débil sonrisa.
-Bueno ahora solo queda que descanses, te hemos preparado un camarote al lado del mío. Nadie te molestará ni sabrán que estás ahí. Cuando lleguemos al puerto tengo un amigo que te llevará a donde me dijiste-
-En cuanto a lo otro...- ella aún estaba nerviosa.
-Tranquila Erika, eso ya está preparado, pero necesitaremos la ropa que tienes puesta ahora. Una de nuestras camareras está especializada en clavado. Ella se lanzará por ti por la borda y preparemos a dos buzos que la reciban abajo- el alfa se detuvo y la estudió. Aun estás segura de que quieres hacer esto, pasarte por muerta-
Ella asintió con la cabeza.
-Es...lo mejor-
El alfa entonces asintió y le indicó a uno de los guardias que la llevara y que precisamente esa camarera se pusiera su ropa. Erika se quedó entonces dentro de aquel mediano cuarto sin muchas cosas pero que a ella le hicieron sentir cómodas. Sin ningún olor o feromona que aunque no las pudiera definir si podían molestar en su nariz.
No pasó mucho tiempo antes que oyera un enorme jaleo. Al parecer el capitán ya se había puesto en marcha con el suicidio secreto. Le habían dicho que el personal estaba informado de lo que se iba a hace por lo que se sintió bastante cómoda.
Las imágenes de Zacarias vinieron a su cabeza y agarró el sobre en sus manos. Eso era lo único que le quedaba de él ahora. Incluso había dejado el celular y las pocas pertenencias que tenía consigo ahora. No podía levantar sospechas y más con Nolan que a pesar de ser un idiota era un alfa, y por consiguiente era inteligente.
Se levantó y se dirigió al baño y destapó la taza. Recordó los momentos que había pasado con Zacarias. Lo que lo había amado en silencio todos estos años, como él la había cuidado tocado, besado. Todo eso le hizo soltar una lágrima.
Lo que más había ansiado era que la hubiera marcado. Dejado su marca sobre su cuello reclamándola como suya pero eso nunca pasó. Ni siquiera cuando se encontraron la última vez y ella se despertó sabiendo que había pasado su celo. Y aunque Zacarias no estaba en su departamento había rastros que había estado ahí.
Agarró el sobre y lo miró por última vez y...lo rompió. Lo rompió en varios pedazos así como lo hacía internamente con su corazón. Debía continuar su camino. Su vida. Aquella que hasta el momento había sido en gran parte un desastre. No tenía intención de buscar una nueva pareja. Estaba hasta de que solo entraran a su vida personas que no la valoraran solo por ser una omega como Nolan.
O aquellos que eran de mente libre y abierta como Zacarias.
Cuando dejó que el agua del inodoro se llevara los papeles también lo hizo con sus sentimientos. No era que se deshiciera de ellos. Amaba a Zacarias y mucho. Quizás se arrepienta de nunca habérselo dicho pero a que llegarían. Seguramente a nada. Él era bueno con ella...como lo era con el resto de las mujeres con las que estaba.
Personas así, si te declarabas era muy posible que nunca más las volvieras a ver debido al ambiente incómodo y ella había aceptado eso. Pero ya había llegado el momento de romper ese patrón y comenzar su vida nuevamente. Ahora Zacarias pensaría que estaba muerta. De seguro la olvidaría rápidamente. Ella tampoco era tan importante para él.
O eso quería creer.
Al menos lo había protegido de que Nolan hubiera destruido todo el trabajo de años y esfuerzo. Es lo menos que podía darle por todo lo que la había ayudado a él.
El sonido de la puerta le llamó la atención y se dio cuenta que llevaba bastante tiempo parada. Se secó las mejillas húmedas y abrió con cautela. Del otro lado solo estaba Esteban Smit, el capitán del barco. Ella se corrió a un lado y lo dejó pasar.
-Todo está corriendo perfectamente. Se lo han creído-
-Muchas gracias- aun no podía creer que todo hubiera sido tan fácil. Acaso el destino estaba de su lado.
-Si fue un pedido de mi amor como me voy a negar- él sonrió como alfa enamorado que suavizó sus rasgos masculinos.
Erika también lo hizo ligeramente.
Este hombre que la había ayudado era el esposo de una de sus clientas más frecuentes cuando trabajaba en la peluquería. Solo se atendía con ella y de alguna forma habían mantenido una buena relación aunque no íntima. Cuando Nolan planeó lo del barco ella solo tuvo que llamarla y no sabía cómo lo había hecho, pero había convencido a su esposo y él se había encargado de incluso ser el capitán del crucero del barco donde viajarían.
Había sido increíble y nunca podía terminar de agradecérselo.
Una vez que habían llegado al puerto la habían bajado como una más del personal y si estaba aquella persona esperándola. Le tomó más de cuatro días volver de regreso pero no a brazos e Zacarias sino al extremo del país. Donde estaba su tía. El único familiar en quien podía confiar.
Y todo se hubiera quedado así, como había planeado, sino fuera porque dos meses y medios después, con nauseas matutinas, una ligera hinchazón en el estómago y malestares generales, le dijeron en el hospital que estaba embarazada...de gemelas. Y solo había una persona que podía ser el padre.
Entonces...acaso el destino realmente estaba jugando a su favor o en contra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro