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Hijos?

Silver se le quedó mirando a su alfa y bajó la cabeza enfocando el plato de comida delante de ella.

-No- declaró secamente, sin ningún sentimiento de por medio.

Falcon no se esperaba esta respuesta. Normalmente cuando alguien te pregunta que si quieres conocer a tu familia por la curiosidad uno responde que sí. Pero por supuesto, estaba hablando de Silver.

-¿Alguna razón en especial?- presionó solo un poco.

-Ninguna- ella tomó la copa de vino y tomó un pequeño sorbo para sonreírle después- No tengo buenos recuerdos de mi madre. Mi padre nunca estuvo a mi lado sea la razón que sea. Realmente no quiero tener nada que ver con mi pasado ahora que lo miro desde otro punto de vista. Decidí cortar lazos con él y con ello todo lo que implicaba.

-Aún si tu padre se le negó la capacidad de conocerte- solo quería estar seguro y después de esto no insistiría más.

La omega se corrió su corto cabello detrás de una de sus orejas dejando a la vista uno de los pequeños aretes de diamantes que su alfa le había regalado.

-Puede que se le haya negado la opción de conocerme. Quizás ni siquiera sepa que nací. No soy tan egoísta de aparecer delante de él y decirle Hola soy tu hija que no sabía que existía. No quiero ver el rostro ni las emociones de alguien que no conozco dedicadas a mí. Además estoy más cómoda así. Si voy a tener una familia que sea contigo. Mis hijos no tendrá que preocuparse por una madre que solo piense en su propio bienestar y no tener un padre al lado-

Falcon apretó los labios.

-¿Estás segura?- había una presión en su pecho. Le había encantado escuchar que ella quería formar una familia con él, que decía, estaba realmente contento, pero lo que le pesaba era que él tenía conocimiento de quien era el padre de ella, Cristian Stoler. Incluso la persona que se acababa de ir era su hermano.

-Los conoces- la afirmación de ella lo tomó desprevenido y la miró un poco nervioso.

-Fue casualidad. Lo descubrí por otras razones-

Ella volvió a sonreír un poco menos notable jugando con el vino que sobraba en su copa.

-No pienses mucho en ello. Si lo sabes que sea así. Ahora pienso así, quizás porque todo el cambio en mi vida fue muy reciente, pero quizás más adelante cambie de opinión. No lo sé-

Falcon estiró su mano y agarró la de ella apretándola entre sus dedos.

-Siempre tendrás mi apoyo, mi omega-

Ella levantó su mano y atrajo la de él besando sus nudillos.

-Lo sé…mi alfa-

Él sonrió complacido. Lo había llamado su alfa. ÉL era feliz con ello. Si miraba en retrospectiva, su relación había iniciado de forma caótica, terrible pero todo había valido la pena. Solo tenerla con él era todo lo que necesitaba.

-Silver- él puso una expresión pícara- Hablaste de nuestros hijos- la provocó.

Ella se separó de su agarre y esquivó su mirada. Mordió el borde de la copa. Si lo había hecho, pero de forma inconsciente.

-No quiero hablar de eso- dijo ligeramente avergonzada. No era un tema con el que estaba familiarizada y menos pensado.

-Pero yo si quiero. No será ahora que tengamos un hermoso cachorro pero si en un futuro. Me gustan los niños sino lo sabías. Podríamos tener 5. Tengo dinero suficiente para mantenerlos. O quizás un poco más, que sean 6, tres niños y tres niñas para que puedan jugar entre ellos-

A Silver casi se le cayó la copa. Falcon tuvo que agarrarla para evitar el desastre sobre la mesa. El rostro de Silver era todo un poema. Él no pudo evitar soltar una carcajada.

-Estaba bromeando, preciosa, no tienes que ponerte así- dijo para aligerar el ambiente. Sabía que su omega era una persona seria y no sabía asimilar fácilmente las bromas.

-Tres- dijo ella mordiendo su labio inferior-

-¿Tres?- el alfa no comprendió.

-Tengamos tres-

Falcon asimiló lo que le había dicho para después echarse a reír sin poderse contener. Se podía ser más feliz. Pues no lo creía. Ya era demasiado.

-Gracias, Silver- el limpió una lágrima que se escurría por la comisura de sus ojos de reírse tanto- Por haber entrado en mi vida-

Ella sonrió.

-Creo que vale decir que el sentimiento es mutuo. O me vería mal decir otra cosa-

-No cambias preciosa-

Erika estaba sentada en el borde de la cama cambiando de canal en el inmenso plasma de la habitación. Zacarias aún se mantenía dentro del baño después de que ambos habían vuelto de dar una vuelta por el hotel.

La había llevado, a lo largo de la estancia, a tantos lugares que tenía el hotel que estaba realmente agotada a pesar de que había sido divertido. Le gustaría repetirlo. Quizás porque había sido con Zacarias. El alfa había sido bien atento con ella y la cuidaba.

Era un alfa prepotente. Típico de su tipo, altanero, rico, que no tenía filtro para decir lo que pensaba. Pero…él era especial. Podía dejar todo de lado por la felicidad de alguien más y preocuparse por pequeños detalles como que ella se sintiera bien o estuviera feliz.

O al menos quería pensar eso. No lo había visto hablando con alguna de sus aventuras y eso que habían estado todo el tiempo juntos. Todo el tiempo. Incluso en las noches donde primero la mantenía despierta hasta bien entrada la madrugada teniendo delicioso sexo y después caía dormido despertando abrazado a ella.

Suspiró. Sabía que no debía hacerse ilusiones. Esto solo era una burbuja que explotaría en cuanto salieron del Hawái y volvería a lo mismo. Enamorarse de Zacarias era un error pero en los sentimientos nadie podría mandar.

Apagó el televisor deprimiéndose por sus propios pensamientos. Odiaba tener aquellas inseguridades. Si al menos estuviera marcada esto no ocurriría. Como mismo quería a Zacarias, lo odiaba cuando la hacía estar a la deriva.

-Tu olor se hizo amargo- Zacarias salió del baño secándose el rubio cabello con la toalla y otra amarrada en la cintura. Su piel estaba aún húmeda y gotas de agua se desplazaban por su marcado pecho y abdomen- ¿Qué ocurre?-

Se acercó a ella y le tomó la barbilla dejando un suave beso en sus labios.

-Nada- ella sonrió levemente pero la sonrisa no se extendió a sus ojos- Solo estoy un poco cansada- sí, cansada de todo, se sentirse así.

Zacarias no estuvo tan seguro y dejando la toalla alrededor de su cuello se sentó al lado de ella rodeándola con su brazo alrededor de su cintura y atrayéndola hacia él.

-¿Por qué no me dices que te ocurre realmente?- besó su sien un poco inquieto. Que el olor de un omega se volviera tan rancio no era buena señal y menos con ella.

-En serio, no es nada Zacarias- ella exhaló cerrando los ojos.

-Chiquita, me pongo mal cuando no eres feliz- pegó su frente a la sien de ella- Así que por favor, dime- besó la mejilla de ella- Así puedo hacer algo para verte sonreír-

Ella apretó los labios.

¿Qué le diría? ¿Qué quería que dejara de estar con todas las parejas con las que salía? ¿Qué quería que ella fuera la única para él? ¿Qué fuera el alfa que la marcara?

Tragó en seco. Quizás podría decirlo. Qué perdería. Al final volverían a la misma rutina de siempre y ella sería una más. Ahora tenía la oportunidad, una que quizás nunca más tendría. Abrió sus labios.

-Zacarías, yo quiero que…-

En ese momento el sonido del celular de ella la interrumpió. Ambos miraron el aparato de forma asesina.

-Un momento- Erika lo agarró después de notar que era de su jefa- Dame un momento- se levantó y salió hacia la terraza. Tenía un mal presentimiento.

Abrió la caja de mensaje y abrió el que ella le había mandado. Era raro. Su jefa era bastante especial para hacer algo como eso, prefería un mensaje de voz o simplemente llamarla pero este era escrito e incluso tenía varias fotos. Las manos de Erika temblaron mientras sostenía el celular entre sus dedos.

Adentro, Zacarias chasqueó la lengua y se levantó para terminarse de vestir. Dejó las dos toallas sobre una de las mesas y buscó un conjunto para vestirse. Debían pronto recoger para irse, así que optó por un pullover de mangas cortas y cuello alto y un jean oscuro.

Todavía maldecía que Erika no hubiera terminado la frase. Se preguntaba que le habría pedido. Ojalá fuera lo que estaba esperando. Antes de salir de viaje había hecho lo que nunca se imaginó que haría. Bloqueó a todos sus contactos con los que había mantenido una relación sexual o las futuras y cortó los lazos necesarios.

Quería con este viaje comenzar una nueva etapa de su vida. Llevaba bastante tiempo intentando buscar una excusa de que con Erika no era con quien se sentía mejor pero a quien mentía. Estos pocos días en el hotel habían sido tan cómodos y agradables que era una sensación que le gustaría repetir muchas veces.

Falcon le había regañado varias veces de que debía acabar de asentarse y hasta tener una pareja estable. Y se había decidido de una vez por toda y con aquella omega. Sabía que desde aquel día en que la había visto por primera vez y terminado en su casa que sus destinos no estaba tan separados como se imagina. Solo no quería aceptarlo.

Ahora estaba ahí. Si Erika no se lo pedía ahora, que fuera su pareja. El mismo se lo propondría.

Esperó que la omega entrara y le sonrió peinándose el cabello.

-Chiquita, hablemos-

Ella estaba sumamente seria y con la cabeza gacha. Zacarias se acercó a ella pero esta retrocedió poniendo distancia entre ellos.

-¿Erika?-

-Zacarias- la voz de ella era grave- Yo quiero que…dejemos de vernos-

¿Cómo creen que reaccionará Zacarias?

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