Encuentro?
De todas las personas que podía encontrarse tenía que ser aquella con la que peor había terminado su relación.
-Madre-
-Vaya dichosos los que te ven ¿Cómo te lleva tu nueva vida?- le preguntó con ironía. Al parecer no mejor que cuando estabas bajo mi supervisión- las palabras las decía con cierto rechazo.
Silver se levantó para enfrentarla a la par pero los colores a su alrededor se difuminaron y volvió a caer sentada cuando el dolor en su pecho se hizo más fuerte.
-Mírate- la madre resopló- Acaso tu nueva pareja a la que le abres las piernas te dejó botada- giró la cabeza.
-Solo salí a tomar un poco de aire, no lo metas a él en esto- Silver alzó la cabeza después de tomar una profunda respiración que la hizo sentirse medianamente mejor –Y te aviso que al menos él está pendiente de mi salud no como cierta persona que solo me daba medicamentos que me matarían dentro de poco-
-Y qué importa eso- las palabras de su madre golpearon tan fuerte a Silver que el poco color que tenía en su rostro desapareció –Solo necesitaba que estuvieras vida un año después del casamiento para tomar la otra parte del dinero que me debían-
Silver jadeó. Al parecer la situación era más grave de lo que se imaginaba.
-Así que solo fui un negocio-
-No es mi culpa Silver- la mujer puso las manos en su cintura –Si solo no fueras la hija de ese perro de tu padre que me abandonó, tal vez te tuviera un poco más de cariño. Por lo menos cuando los padres de Hans me propusieron ese trato serviste para algo ¿Cómo crees que te mantuve los primeros años sin trabajar? Ellos pagaron una buena parte por tu compromiso. Necesitaban una mujer que pudieran manipular fácilmente para su hijo-
Silver dejó caer su cabeza hacia adelante con los ojos en shock.
-Así que nunca me quisiste- un hueco se formó en su interior y un nudo se creó en su garganta- Solo era una fuente de ingreso para ti-
-¿Era? Estás equivocada mi amor, lo sigues siendo-
Y antes que Silver pudiera reaccionar su boca fue tapada desde atrás y una de sus manos agarradas tirándola contra el piso. El peso de alguien sobre ella le quitó el aire y se raspó las rodillas con el asfalto. Se sacudió intentando quitarse quien fuera que estuviera de arriba hasta que oyó a Natacha hablar de nuevo.
-Agárrala fuerte Hans, no dejes que se vaya. Si tus padres se enteran que se fue de casa ni yo recibo el dinero ni tú tienes a tu mujer-
Silver miró por el rabillo del ojo la figura de su ex novio sobre ella y que le sujetaba con fuerza el brazo sobre su espalda. Por la luz de la bombilla no podía verle la expresión del rostro, pero en su interior sabía que era algo que no quería recordar. El miedo la atrapó sintiéndose vulnerable y con lo débil que estaba no sabía si sería capaz de soltarse. Aun así volvió a sacudirse. La imagen de Falcon le vino a la mente y chilló en su ayuda.
Entonces todo el ambiente se pudo tenso cuando una de las manos de Hans aprisionó su cabeza contra el suelo tan fuerte que su labio se rompió y ni nariz comenzó a sangrar.
-Cállate perra- le gruñó el beta al darse cuenta de la marca en su cuello y con sus uñas le pasó por arriba desgarrando la piel.
Silver soltó un grito de dolor y las lágrimas hicieron presencia en sus ojos. La sangre pronto corrió por el borde de su cuello y ella calló vencida.
-No, no puede ser- Natacha exclamó –No puede estar marcada- se tocó la cabeza –eso es la mordida de un alfa, ni siquiera puedes servir ahora- le gritó.
-Policía, policía, aquí, están atacando a alguien- una voz hizo eco cerca de ellos.
Hans y Natacha se miraron atemorizados y chasquearon los dientes.
-Rápido se quieren escapar- otro grito de aquella persona.
Los dos agresores no les quedó más remedio que dejar el cuerpo casi convaleciente de Silver sobre la acera y salir corriendo. La omega apenas si podía oírlos. Todo estaba muy confuso. Estos últimos días habían sido los peores, la violación, la angustia, ahora el ataque.
-Oye estás bien- escuchó en la lejanía la misma voz femenina que había gritado pero esta vez estaba cerca de ella y le tocaba la espada con cuidado.
Silver quiso responde pero sus párpados cedían poco a poco. La marca en su cuello era una tortura de irritación y ella a pesar de todo lo que le había hecho, quería estar en los brazos de Falcon.
Tal vez pasó mucho tiempo dentro de su mente pero apenas fueron dos horas cuando volvió a abrir los ojos para encontrarse en un pequeño cuarto pintado de rojo con adornos en muchos lugares. La cama era suave y acogedora envuelta en un olor dulce y nada agresivo. El olor de otro omega.
-Al fin despiertas- aquella voz femenina se hizo presente y Silver giró la cabeza hacia la puerta.
Era una mujer menuda, más baja que ella y delgada. Tenía un hermoso cabello rojizo y ondeado, largo hasta la cadera y sus ojos, aunque no podía velos bien, parecían color avellana. Por la luz del cuarto se dio cuenta que era joven quizás unos 24-25 años.
La omega se acercó y se sentó en el borde de la cama palpando la frente de Silver.
-No te ha dado fiebre es bueno- le sonrió de forma cálida –Tranquila soy Erika, soy una omega igual que tú, vi que te estaban atacando-
Silver hizo el ademan de levantarse cuando su brazo y su cuello pulsaron. La mano de Erika se posó sobre sus hombros e insistió en que se mantuviera acostada.
-Deberías descansar, estás muy débil. Recuerda que eres una omega, nuestros cuerpos son realmente débiles por lo que debemos cuidarlo con sumo cuidado y más tú que tienes un alfa-
A Silver la mención de la palabra alfa le hizo suavizar la expresión del rostro en arrepentimiento.
-Yo, hui de mi alfa-
-Oh- la chica pareció analizar la situación –Eso no es bueno, debe estar molesto, qué pasó, si se puede saber-
A diferencia de con otras Silver se sentía confortable al hablar con otra omega además de Dulse que era la ex de su actual alfa. Así que las palabras solo salieron de su boca.
-Hasta hace poco me hicieron creer que era una beta, hasta que mi alfa me dijo que él era mi pareja destinada, pasaron varias cosas pero terminé quedándome en su casa. Nos fuimos de viaje y el cayó en celo y yo solo estaba ahí. Sé que ninguno de los dos lo quería así pero me marcó en todos los sentidos. Después de eso no quería que me tocara y cuando regresamos yo solo hui de su casa-
Erika terminó de oír la historia he hizo una mueca.
-Y ahora está anhelando que esté a tu lado-
-¿Cómo sabes eso- la omega la miró sorprendida.
-Porque no importa la manera que te marcó, tu omega querrá estar al lado de su alfa todo el tiempo y sentirse protegido, por eso lo llamaste cuando estabas siendo atacada. No te preocupes es una reacción normal. En cuanto al miedo que puedas tenerle, eso pasará en unos días cuando la necesidad sea mayor, a menos que tu alfa te rechaze y te haga las cosas más difíciles.
Procesar toda aquella información era algo que llevaba tiempo, aun así le agradeció.
-Gracias, tu alfa debe estar orgulloso de tenerte.
Erika sonrió de forma extraña.
-Yo no tengo alfa- siguió después de ver la expresión de la otra omega –La verdad tengo un alfa que me gusta, quiero que sea él el que me marque, yo quiero ser la madre de sus cachorros pero él necesita alguien más fuerte a su lado, no una omega como yo- una sonrisa de tristeza cruzó sus labios –Al menos pasa conmigo en mis celos, por lo que no puedo pedir más-
Silver solo pudo aprestar sus labios pensando en la forma que sería si Falcon solo la buscara en las etapas de celo y no se sintió nada bien. Iba a intentar decir algo cuando el dolor en su pecho volvió pero esta vez más fuerte al punto de quitarle el aire. Cerró sus ojos y dejó que su cuerpo se relajara buscando alivio. Pronto se quedó nuevamente dormida.
Erika quitó el cabello de la frente de la mujer y salió del cuarto agarrando el celular y marcó el contacto que decía SU ALFA. Dio dos timbres antes de que fuera descolgado.
-Dime preciosa-
-Disculpa que te llame ahora, sé que no te gusta que te interrumpa cuando no estoy en celo, pero podría pedirte un favor-
- Sabes que puedes llamarme cuando quieras, no me molesta ¿Qué deseas?-
-Tengo una omega aquí en la casa, estaba siendo atacada y la recogí, pero no se encuentra muy bien, podrías venir y chequearla, sé que es tarde y puedes estar ocupado-
Pasó un minuto antes de que el alfa del otro lado volviera a responder.
-No estoy ocupado si me lo pides tú, estaré en tu casa en veinte minutos, pero quiero una recompensa después, y sabes a que me refiero-
-Te estaré esperando. Gracias Zacarías-
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