Control?
Zacarias sonreía. Eran pocas las veces que podía ver su amigo fuera de control, con todas sus feromonas descontroladas invadiendo todo el lugar agresivamente. Eso...era bueno para la salud. Falcon siempre había sido un alfa lo que se podía decir pasivo. No buscaba conflictos y aunque no se dejaba opacar por otro alfa buscaba los medios menos violentos para tratar con las cosas. Muy contrario a él.
No entendía como ellos, teniendo personalidades tan diferentes pudieron llevarse relativamente bien, compartir cama y mujeres y tener una amistad que tendría algunos años. Quizás era por uno ser muy violento e impulsivo y el otro la llama que lo aplacara. Pero ahora, lo que tenía delante de él era un alfa en toda efervescencia porque nadie debía tocar el o la omega de un alfa. NADIE.
Falcon retrocedió unos pasos agitado. Sus puños estaban cubiertos de sangre tanto suya como ajena y sus nudillos estaban abiertos. Eso no le importó, nada reemplazaba el sentimiento de satisfacción de sentir la sangre de aquel beta correr entre sus dedos. Se llevó una de sus manos a la boca y lamió el líquido espeso manchando su barbilla. Sus colmillos picaban, sus ojos solo mostraban desprecio y ansias de venganza. Estaba muy molesto. Estaba inmerso en la locura de la venganza y nada opacaría eso.
El beta frente a él tenía el rostro desfigurado de los golpes y el cuerpo doblado del dolor mientras lloraba como un total cobarde.
-Por favor, no más- sollozaba una y otra vez una vez que la mordaza había salido de su boca con uno de los golpes, pidiendo clemencia- ¿Por qué me hacen esto? Yo no hice nada- se lamentaba.
Falcon lo miraba desde arriba y chasqueó los dientes.
-Aún no lo sabes, mira que puedes ser inepto- su voz salió tan grave que era irreconocible -Tu negocio casi acaba con mi omega- gruñó-
-¿Tú omega?- gritó exasperado -¿Qué omega? por favor déjame ir-
-Silver- solo dijo su nombre y el cuerpo del beta que hasta ese momento estaba temblando se petrificó.
-Sil...Silver...fue ella, fue ella quien los mandó a hacerme esto- su voz era inestable.
Falcon se inclinó hasta que estuvo a solo milímetros de él y le quitó la venda de los ojos.
-No tienes el derecho de decir su nombre- otro gruñido- su vida estuvo en grave peligro por su culpa, por hacerla pasar por una beta, contaminado su sangre- con cada palabra la rabia se hacía más presente y sus dedos se enrollaron en la garganta de Hans apretando con fuerza.
-¿Dónde está ella? Sé qué está aquí. Déjame explicarle, no es como ella se imagina. Yo realmente quería casarme con ella- dijo casi eufórico cuando otro puño se estampó en su rostro haciendo que algún diente saliera de su boca.
-Ella ahora es mía- Falcon recalcó la última palabra -y tú no podrás acercártele nuevamente-
El rostro de Hans casi se tornó morado por la falta de aire. El alfa lo soltó y se apartó de él dándole la espalda. Estaba rabioso, a punto de explotar pero no era un asesino así que miró a Zacarias que se levantó de la vieja silla que había encontrado y se le acercó aplaudiendo.
-Estoy realmente sorprendido, yo le hubiera arrancado la cabeza si estuviera en tu lugar- la idea de que Erika fuera la que hubiera pasado por todo aquello lo asaltó y se detuvo. Sacudió la cabeza y sonrió ocultando su incomodidad- No te preocupes, nosotros nos encargamos del resto, Sander, haz tu magia-
Sander chasqueó los dedos y dos alfas tomaron a un Hans sollozante y aterrado y lo desataron llevándose a través de una puerta.
-¿Qué le pasará?- preguntó por simple curiosidad.
-Mis chicos se divertirán con él- Sander mostró una sonrisa macabra- Son alfas que hace un tiempo no tienen sexo por lo que cualquier hueco disponible les será de maravilla. Me pregunto si el beta podrá aguantar un miembro alfa como el de nosotros- se llevó la mano a la entrepierna- Nada más de pensarlo me pongo duro-
Falcon alzó una ceja. Y pensaba que Zacarias era sádico, pues sus amigos eran peores. Desde ese momento se planteó no molestar al alfa en ningún sentido. Ahora venía a otra parte, con la que más molesto estaba y con la que menos sabía cómo tratar. Quizás primero comenzaría con las preguntas antes de que se le fuera las manos y él no era de golpear mujeres.
Se acercó a Natacha y le arrancó la mordaza, tal vez no había sido la mejor idea.
-Malditos imbéciles- sollozaba- Suéltenme de una vez. Los denunciaré, le diré a la policía que me raptaron- gritaba.
Zacarías se llevó los dedos a sus oídos tapándolos.
-Oye que sea rápido, no quiero tener que estar escuchando sus asquerosos quejidos-
Falcon resopló.
-Te soltaremos- mintió- Si respondes las preguntas correctamente- le tomó toda su fuerza de voluntad decir aquello. Quería enterrar sus colmillos en el cuello y desgarrar la vena.
-Mentira, seguro que me golpean como el que estaba al lado mío- debido a la venda en sus ojos no sabía que Hans era el que estaba a su lado.
-No tiene que ser igual contigo- Falcon necesitaba respuestas por lo que se llenó de paciencia, después se las dejaría a la imaginación de los alfas que estaban detrás para que terminaran el trabajo -Responde ¿por qué ocultaste que tu hija era una omega?-
Natacha movía la cabeza de un lugar a otro desorientada y temblando.
-Si se los digo no me harán nada ¿verdad?-
-Soy de palabra- el alfa apretó los puños y Zacarias se puso a su lado con una enorme sonrisa, Falcon no era necesariamente violento, pero si era bueno en algo, en lo manipulador que podía ser.
Uno de los alfas trajeados, detrás de ella sacó un pequeño frasco de su bolsillo detrás de ella y se lo puso delante de su nariz. Acto seguido el cuerpo de la mujer se relajó sus labios comenzaron a moverse. La habían drogado.
-Yo quería que ella fuera una beta. Me pagaron mucho por su cuerpo para que se casara con Hans, me pagaron mucho. Además si ella salía alfa u omega me recordaría al padre de ella- suspiró.
-¿Quién es el padre?- profundizó Falcon.
-Un alfa- sus palabras se hacían más débiles -Un maldito alfa que después que le abrí las piernas no se quedó conmigo. Yo le di todo. Solo quería casarme con él, tenía mucho dinero por fin podría ser feliz-
Zacarias chasqueó la lengua. No sabía cuántas veces había escuchado esa tipo de historias. Al menos ella no era una omega o le maldito alfa como ella le decía podría haberla marcado y arruinado toda su vida.
-¿Cuál es el nombre de ese alfa?- a Falcon le había llamado la atención ese detalle. No sabía nada del pasado de su omega, tal vez aquello era importante.
-No recuerdo muy bien- ella se tambaleó- fue hace muchos años. Creo que Cristian. Cristian Stoler. Si Cristian Stoler- ella hizo una mueca con la boca.
Los ojos de Zacarias se entrecerraron. Ese nombre le resultó familiar, y no solo a él, no era un nombre que no fue conocido en su mundo. La familia Stoler era originalmente extranjera pero tenía algunos negocios en el país. Quizás no fuera de millonarios pero si tenían facilidades para las relaciones sociales. Ambos alfas no podían creer que fuera la misma persona de la que estaban hablando.
-¿Estás segura?- esta vez fue Zacarias el que preguntó.
-Cómo olvidar al imbécil que me dejó atrás con una barriga. Si solo se hubiera quedado para saberlo le hubiera sacado unos buenos millones- ella se rio para después lamentarse.
-Acaso no te importa tu hija- Falcon estaba indignado- Las pastillas que le estaban dando para que se pasara por Beta la hubieran matado en tres años-
-No me importa- Natacha gritó- Verla todo los días me hacía recordar a su padre, ella es idéntica a él, su forma de moverse, su rostro, su forma de hablar, por qué tuve que tenerla- sollozó nuevamente -El padre de Hans me iba a pagar mucho dinero después de la boda y con él me iría al infierno para no verla otra vez, que me importa si se hubiera muerto-
Falcon tuvo que cerrar sus ojos y apretar sus manos para no golpearla.
-Desaparézcanla de mi vista- solo pudo decir con los dientes apretados- Antes de que la mate-
Zacarias miró a Sander y este hizo seña mientras el alfa se llevaba a su amigo de vuelta al auto.
-Creo que la diversión por hoy se acabó, ahora a descansar a la casa- Zacarias cerró la puerta después de meter a un Falcon exhausto y se giró nuevamente hacia la entrada del almacén- Te lo dejo todo a ti-
El alfa mafioso asintió y con un movimiento de los dedos varios alfas entraron. Quizás la noche terminaría pronto para Zacarias y Falcon, más no para Natacha y Hans.
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