Abandono?
Zacarias daba vuelta como si fuera un tigre furioso enjaulado en su laboratorio. Expulsaba feromonas al aire tan sofocantes que todos los científicos que antes estaban allí habían tenido que salir y nadie se atrevía a entrar. Pero lo más peligroso de él era su mirada. Parecía que podía degollar a cualquiera en cualquier momento.
Incluso una de las hermosas enfermeras había intentado persuadirlo a pedido de alguno de los trabajadores y ahora se encontraba en una camilla, inconsciente. La razón de todo aquello: Zacarias no había podido hablar con Erika. En primera porque ella no lo había contactado después de dejarle el mensaje. Y en segunda. Porque la llamada le rebotaba. Una y otra vez.
Lo había bloqueado.
A él.
Lo había bloqueado.
Aún no se lo creía.
Eso era lo que había pensado al inicio pero cuando llamó a Falcon para que le dijera a su omega que la llamara en su lugar, ocurrió lo mismo. También la había bloqueado. Eso era algo irracional. ¿Por qué ella haría algo tan radical? Pero aparte de eso, él tenía algo importarle que decirle. Demasiado importante.
Él no era estúpido. A pesar de que ella ya no lo quería a su lado, antes de irse de su casa, había dejado el apartamento inundado de sus feromonas para que tuviera constancia de con quien había pasado su celo. Pero aún más urgente, tenía que decirle de su pequeño gran accidente.
Se había quedado despierto dándose tranque mental de que no la había embarazado. Esa historia era para otra persona, no para él.
Él era un alfa con un alto potencial de fertilidad y más en el celo. Lo sabía por su rutina médica habitual. Cuando había dicho que no quería cachorros en un futuro cercano no era en vano, por lo que se cuidaba muy bien en sus salidas a toda hora a cazar. Así que después de anudar con Erika era seguro que ella estaba en estado en un 200%. Y necesitaba decírselo. Se lo tomara como se lo tomara.
Pero a esa altura ni siquiera podía comunicarse con ella. Y además no podía salir del hospital por órdenes del director ya que este tenía algo esencial que hablar con él. No era como si le importara mucho. Le patearía el culo si le había hecho perder el tiempo hasta ahora. Necesitaba ir entonces a casa de Erika y encararla.
Después de todo iban a tener un cachorro, juntos. Y esa que se decía su pareja destinada se podía ir al infierno. Si hubiera sabido que estaría en este dilema mental hubiera dejado a sus instintos actuar y morderle el cuello a la omega.
Dos horas más tarde salió de la oficina de ese mismo director y quiso romper el cristal a su lado. Sus dientes chirriaban tanto que pensó que los rompería. De todas las cosas esas. Vayan momento para que lo enviara al extranjero por tres meses para un seminario en otro hospital. Y lo mejor de todo es que no se podía negar.
El secretario del director casi se entierra en el asiento cuando el alfa pasó por su lado. Estaba más irritado que antes. Mucho más. Y era muy evidente de ese estado. Hasta los betas podían notar que ese alfa aplastaría a quien se metiera en el medio.
Pero quitando todo eso necesitaba primero relajarse. Ir a ver a Erika en ese estado era contraproducente. Así que respiró profundo y en el baño se echó agua en la cara. Sus manos apretaban el borde del lavamanos y temió que lo rompería. Había logrado controlar sus feromonas medianamente pero sabía que necesitaría unos minutos antes de estar completamente controlado.
¿La vida acaso le estaba devolviendo el favor, por alguna casualidad?
Ah, odiaba la frustración dentro de él. Dolía mucho.
Manejó casi como un loco hacia el único lugar que tenía en la mente. Apenas había terminado de aparcar cuando salió del auto subiendo las escaleras de dos en dos. Una vez delante de la puerta su mano se congeló en la manigueta de la puerta.
Pensándolo bien, ni siquiera había repasado como le diría a Erika lo que había ocurrido entre ellos.
Chiquita tuvimos sexo durante tu celo, se rompió el condón y estoy seguro que estás embarazada de mí, así que puedes irte olvidando de tu pareja destinada.
Ó
Chiquita te vas a casar conmigo. Llevas a mi cachorro en tu vientre y asumiré la responsabilidad. A la mierda tu pareja destinada. Eres mía.
La segunda opción parecía la más parecida a lo que soltaría sin pensar. Tenía que reconocer que su lengua era bastante afilada y nunca se preocupaba por tener tacto. Ahora era momento de aprender a usarlo. Erika después de todo no era alguien cualquiera.
Pero para su sorpresa encontró la puerta sin seguro. Frunció el ceño y la abrió de golpe.
-Erika- la llamó preocupad entrando.
La casa estaba a oscuras. Eso le mandó un escalofrío por todo su cuerpo. Algo no estaba bien. Comenzó a caminar buscando algo, no sabía que pero algo. Y lo encontró.
Arriba de la mesa estaba el celular que él le había regalado más la llave del apartamento. Se acercó y lo prendió. Apenas tenía carga pero la suficiente para descubrir que la misma Erika había bloqueado todos los contactos menos uno.
NOLAN.
Grabó tanto su nombre y por supuesto reconoció su número. Era el mismo que había encontrado en su celular cuando estaba en Hawái y que la había llamado tantas veces de formas, poco saludable. Gruñó y el apartamento volvió a llenarse de feromonas.
-Erika- volvió a llamar pero no recibió respuesta y fue caminando rápido hacia el cuarto y lo que más temió se hizo realidad.
La ropa de Erika no estaba, ni tampoco su maleta. La omega se había ido…
Y no le había dicho nada.
Zacarias se quedó con la respiración atragantada en su garganta y retrocedió dos pasos chocando con el borde de la cama y cayendo sentado en el colchón.
Una, dos, tres lágrimas mojaron su pantalón.
Se llevó los dedos a sus mejillas notándolas húmedas. Acaso estaba llorando.
Se restregó el rostro en un intento de detenerlas pero no pudo, salían una tras otra y la presión en su pecho apenas lo dejaba respirar. Erika se había ido, lo había dejado, lo había abandonado, y esta vez sí era de verdad.
Su cuerpo tembló y se cubrió el rostro con sus manos. Aquello no podía estar pasando. El gran alfa Zacarias, conocido por ser un mujeriego de vivir la vida como le diera la gana estaba completamente derrotado.
Y lo peor, era que no sabía dónde estaba Erika ni siquiera donde podía contactarla. Eso fue lo que más terror le dio.
Una hora más tarde Falcon entraba por la puerta del apartamento. Había salido de la empresa en cuanto Zacarias lo había llamado contándole cierto suceso. Para que la voz de Zacarias sonara así significaba que algo no estaba bien.
-Zacarias- se acercó al alfa que estaba sentado con la cabeza gacha sobre el borde de la cama todavía. Apenas se había movido.
-Falcon, ella se fue y me dejó- su voz era sumamente grave y el otro alfa se dio cuenta que su amigo había llorado. Grande debía ser el trauma para que llegara a esos extremos.
Falcon se dejó caer a su lado y le palmeó la espalda.
-Ella encontró su pareja destinada, es normal que ella se haya ido con él. Sé que no es un consuelo pero es mejor enfrentar la realidad-
-Pero ella carga mi cachorro- Zacarias casi lo gritó.
Los ojos de Falcon se abrieron.
-¿Qué?- solo pudo articular eso.
-Lo que oíste, Erika está embarazada de mí. Vine a su casa mientras ella estaba en celo y tuvimos sexo pero en la última vuelta anudé y el condón se rompió-
Falcon apenas podía cerrar la boca. Sabía bien lo que significaba.
-Zacarias, esto no es nada bueno. Si su pareja se entera, lo más probable es que la haga aborta…o algo peor-
Zacarias chasqueó los dientes.
-No me lo tienes que recordar por todos los santos. Sé las consecuencias que puede tener cuando el alfa se dé cuenta que el cachorro no es suyo. Y seguro lo descubrirá cuando Erika no caiga en celo. No quiero ni pensar en que le hará-
Falcon respiró profundo. Al menos Erika estaría a salvo los tres primeros meses si aquel que era su pareja no sabía de su problema con la inestabilidad de sus feromonas, y su cuello también si este no caía en celo antes. Pero con todo y eso, eso no aseguraba que ella estuviera bien. Era una omega de constitución débil y embarazada podía complicar su salir grandemente…y la del bebé-
-Zacarias- la voz de Falcon fue severa y se levantó frente a él- Una vez me ayudaste y esta vez me toca a mí- Necesito que despejes tu mente y pienses- lo sacudió de los hombros- hablamos de la seguridad de Erika. Por muy pareja destinada de Erika que sea, es un alfa como tú y yo y sabemos cómo funcionan nuestros instintos cuando lo que es de nosotros es tocado. Además ella debe saber de quién es ese cachorro. Por lo que la prioridad ahora es encontrarla-
Zacarias escuchaba a su amigo de años hablar y fue reaccionando lentamente.
-Solo tengo esto por el momento- señaló su celular.
Falcon lo agarró y lo prendió. Estaba vació en cuanto a mensajes y llamadas pasadas.
-Es lo que necesito. Leo conoce a alguien que puede recuperar lo del teléfono y hasta los mensajes. Si es necesario hasta las conversaciones-
-Sabes que eso es contra la ley- Zacarias se levantó de la cama.
-Mira quién habla, desde cuando haces las cosas basadas en la ley-
Zacarias sonrió levemente.
-Desde nunca. Entonces mueve tu culo. Si consigues algo ya sabes a quien tenemos que llamar para que se encargue del resto-
-O si, ese que nos resolvió cierto problemita con la madre y el ex de Silver. Ese tipo de seguro nos hará falta- Falcon sacó su celular y llamó a Leo- Te daré algo que necesito que lo muevas en menos de 24 horas-
-Entendido-
-Falcon, lo que hay un problema- Zacarias tenía el rostro pálido- Mañana tengo que salir del país-
El alfa alzó una ceja.
-Entonces deja todo en mis manos, haré todo lo posible por encontrar a Erika-
-Sabía que la única persona en la que realmente podía confiar para esto era en ti-
-Por eso increíblemente somos colegas- Falcon le palmeó el hombro a su amigo.
Erika caminaba por la inmensa estación con solo un pequeño bolso en su hombro. Ni siquiera tenía ropa quitando la que llevaba puesta. Nolan estaba a unos metros de ella esperándola para abordar al crucero que la alejaría de todo lo que ella quería. Pero ella no tenía la intención de llegar al punto de destino.
Tenía un plan en mente con el cual ya Nolan no podría amenazarla más con destruir a Zacarias. Y no dudaría en ponerlo en práctica una vez que el viaje iniciara.
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