Cap 8: El dolor
Al ver esta escena, José Dávila no tenía palabras. Tan rápido se sintió despechado, en su pecho sentía el dolor. Sentía el dolor en silencio. Se agüito, se sintió engañado y un dolor tan grande iría creciendo; para al final enojarse. No le habló, se marchó en silencio.
José: ¡Eh, Dávila, espera! ¡No es lo que crees!
José va tras él, estando afuera los dos en la calle. Dávila no se había ido bien ni tan lejos cuando José le había hablado y este se detiene. Y en la pared de la entrada de la casa de José María, estaba Samuel espiandolos.
José: Dávila, espera. No es lo que crees, solo era un juego.
Dávila: ¿Un juego? No, no te creo... No puedo creer esto, no puedo creer que el amor de mi infancia... me haya hecho... esto -prieta los puños del enojo-...
José: Pero si tú me conoces, no...
Un golpe tan fuerte en el tórax en José con el puño derecho fue lo que le interrumpió sus palabras, lo que hizo que el menor se retorciera de rodilla del dolor.... Posteriormente, le da un patada en el hocico a este quien cae llorando del dolor. Estaba tan cabreado que por lo que le seguía pateando con fuerza en la misma zona donde le había golpeado en primer lugar mientras que sangraba de la nariz y por la boca. Segundos después, se detiene.
Como se escucharon los gritos, los que estaba adentro, estos fueron corriendo hacia donde estaban, mirando a José tirado en el suelo. Entonces Alicia, Shade y Dilan van a socorrerlo.
Alicia: José ¿Estás bien? -lo acuesta en su piernas-
Sam: (Ò_Ó) ¿Por qué has hecho eso? Idiota. Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefecio malhecho. Infrahumano, espectro del infierno, maldita sabandija. ¡Cuánto daño les has hecho!
Dávila solamente seguía caminando, pero el mocoso le seguía.
Sam: ¡Rata de dos patas, te estoy hablando a ti!
Dilan: Pendejo, ven acá y danos la cara, cobarde.
Dávila: Ay, mejor cállense.
Sam: No puedo creer que le hayas hecho eso a mi Papi, digo niñero. Infeliz.
Dávila: Pues se lo merece...
Sam: Ja y todo por pinche "engaño" qué ridículo eres. Tan estúpida es la gente como para traumanerse por un engaño. Ojalá te mate la llorona.
Dávila: Ja, como si ella existiera.
Sam: Sí existe ¿sabías tú?
Dávila: Y todavía le crees a los indios; ah, si es cierto, eres un niño se me olvidaba.
Alicia: ¡Algún día te iré a matar, desgraciado! Tan noble que es José y tú tratandolo así, eres un monstruo.
Sam: ¡Esto es imperdonable! ¡Pinchi venaco! ¡Ojalá te pase lo mismo! ¡Vete a sufrir en el Venezuela de mierda con el Masburro, ándale!
Dávila: Mejor vete a la mierda tú, niño.
Sam: Y no nos vengas con que quieres su ayuda para salir de Venezuela. Allá tú, ese es tu pedo güey. Maldito inmaduro, igual que tu pinchi dictador.
Ávila: Jajaja no me hagas reír, te pusiste mamoncito, niño.
Sam: Ay, ya lárgate, qué hueva hablar contigo. 😔👊
Ávila: Y José, terminamos.
José: ¿Qué? No... Y me lo dices ahora que estoy lastimado... No lo hagas, perdón entonces. Por favor, no. (TnT)
Ávila: No, ya lo he decidido... Terminamos imbécil. Ya no te quiero volver a ver, consíguete otro novio.
Sam: Ojalá que te salga el diablo; José estará bien sin tí, pues mejor que estar con alguien que tiene facha de desgraciado.
Alicia: Te iré a denunciar.
Ya dentro del hogar, José estaba acostado en la cama con cara de aburrido y desayunando verga.
José: ¿Por qué...? ¿Por qué a mí? Si no era por querer hacerlo, solo era un juego. (TnT)
Alicia: Ya se le pasará. Lo siento, fue mi culpa, no debí aplicarte ese reto.
José: No, no, descuida. No es tu culpa, ya que no sabíamos que iba a venir hoy en la noche. -Se levanta- Bueno, ya es noche, déjame llevarlos a sus casas cada quien. -dice un poco cansado tras llorar-
Alicia: No, no te molestes, no es necesario que nos acompañes. Mejor descansa ya que te lastimaron y capaz que viene un ladrón a lastimarte más, yo ya no quiero que te lastimen.
José: No te preocupes, además tengo que ser fuerte. Es muy peligroso que vayáis solos a vuestras casas a estas horas.
Al día siguiente...
Todo mundo estaban en su casas, mientras que José estaba en el comedor de su casa desayunando mientras lloraba en silencio y Samuel prende la tele para acabar con su novela, La Usurpadora. No sin antes ver que José estaba llorando.
Shade: Venga, no llores, tío. Creo que no vale la pena estar con él. Si hubiese seguido contigo hasta casarse, te hubiese hecho daño.
José: -Con las manos en los ojos y llorando- No, lo conozco. Él sí me amaba, se moría por ganas de verme, esperó tanto tiempo para verme estando en un país de mierda, me amaba desde éramos adolescentes, era mi amigo de la infancia... No puedo creer que me hiciesen mucho daño, eso no es justo.
Samuel, antes de ver la parodia, se dirige hacia José y lo abraza con una hoja de un dibujo que había hecho hace tres días.
Sam: Ten, para tí. -le muestra el dibujo-
José: -lo mira- ¿Eh? ¿Para mí? Aww, hermoso... Gracias :,)
Sam: De nada. :)
José: Venga, deme un abrazo (^^). -lo abraza fuerte-
Sam: (uwu)
José: Venga, veamos a ver algo en la tele.
Se levantan de la mesa y se sientan en la sala. Y se ponen a ver la novela-parodia protagonizada por Leticia Perdigón y Azela Robinson, doblado a lo pendejo por el salvatrucha de CiproShow.
Después de un rato, llaman a la puerta, entonces José va a la puerta, la abre y mira a Alicia.
José: Oh, Alicia...
Alicia: Hola, ¿Ya estás mejor?
José: Un poco, pero me estoy recuperando, gracias mi amor.
Alicia: Eso es bueno, mascota linda. -lo abraza-
José: Jejeje (uwu) -responde al abrazo-.
Alicia: Por cierto, ya fui meter una demanda al ministerio público.
José: ¿Enserio?
Alicia: Sí.
José: Gracias.
Alicia pasa a la casa y se dirige al sofá de la sala y mira a ambos.
Alicia: Hola, chicos, ¿Qué tal estáis?
Shade: Bien ¿Y tú?
Alicia: Bien, muy bien.
Sam: ¿Qué tal si vamos a un lugar?
Alicia: ¿Cómo adónde?
Sam: No lo sé...
Alicia: ¡Ya sé! ¿Y si vamos al cine?
Sam: Arre.
José: ¿Qué película vemos?
Sam: Veamos la de Los Caballeros del Sobaco, digo Zodiaco.
José: Jeje
Alicia: Nah, mejor veamos la de Coco, que está todavía en el cine.
Sam: Sí, esa, veámosla.
José: Vale entonces veámosla.
Ambos van al Cinépolis, piden la película, compran palomitas, Pepsi, dulces y sabritas. José estaba apunto de entrar, pero al Samuel se le ocurren las ganas de cagar.
Sam: José...
José: Dime.
Sam: Tengo ganas de hacer caca.
José: ¿Eh? ¿Ahora? Bueno, vamos.
José lo lleva a los baños públicos, lo pone el suelo y insiste a que se apurara.
José: Vamos, vamos, entra, entra.
Samuel estaba apunto de entrar, pero se detiene y no dice ni madres.
José: ¿Qué te pasa, Samuel?
Sam: Se me ha escapado un poquito...
En eso José se sorprende... Aquí en esta escena pongamos se pone azul inframundial su rostro con un fondo azul marino.
José: Maldita sea...
José se encierra en el cubículo del medio, le quita el pantalón, le limpia la cola con el papel, y entonces lo vuelve a vestir sin calzón. Tira la mierda en la taza (inodoro) y le baja a la taza, pero no sabía qué hacer con el calzón.
José: ¿Qué haré con esto...? No puedo tirarlo a la basura.
Sale del cubículo y justo en ese momento, mira encima del lavabo una bolsa de la Home Pepool. La utiliza para guardar la prenda... Ahora que se meten a la sala de cine, y todavía no había empezado ya que estaba el pinche cortometraje de Frozen.
Después de dos horas, salen del cine maravillados por la película. Y cada quien volvió Alicia volvió a su casa, así como los demás también.
Al día siguiente, el niño se encontraba dormido y José lo deja solo porque tenía que ir a comprar. Sale de casa asegurando con llave, empieza a caminar y se va al Walmart. Una vez ahí comienza a comprar y a mitad del camino de compras, se topa con Dávila.
José: Dávila...
Dávila solo lo ignora, solo sigue con lo suyo pasando de José. José suspira, también siguiendo con lo suyo, mientras que seguía pensando en él, empezando su dolor nuevamente y el recuerdo de la violencia que recibió de parte de él. Llega a casa con las compras, pone las bolsas en la mesa y empieza a poner las cosas en su lugar, con la ayuda de Shade.
José: Iré a mi cuarto, ahí te encargo la cosas.
Shade: Vale.
José se va su cuarto, se encierra y se tira en la cama como estuviera lanzándose de un siguan (gatu madre...), comenzando a llorar, llegándole unos recuerdos de su infancia y adolescencia con él.
Recuerdo en gris colorido al estilo anime de niños...
Jugaban en la playa la segunda vez que se vieron en la playa...
José: Jejeje te he pillado jaja...
Dávila: Desde hoy seremos amigos...
José: Vale.
Dávila: Vamos al mar...
Se van al mar y se ponen a jugar ahí, se revolcaban, se mojaban, reían, platicaban y cotorreaban.
Cambia la escena de su noviazgo en la adolescencia, sentados en una banca y el lugar era todo color pinto...
Dávila: Te amo, y nunca me separé de tí... Eres lo que más quiero en esta vida, aparte de mis padres jeje. ¿Y tú? ¿Me amas?
José: Claro que sí y mucho; recuerda que este es un secreto, no lo tiene que saber nuestros padres. Prométemelo.
Dávila: Vale...
En ese momento, José había besado en aquel tiempo a Dávila y este corresponde...
Fin de los recuerdos...
José: No, tengo que ser fuerte, pudo vivir sin él... Lo tengo que se superar.
Esto era que había dicho una vez, pero, como todos dicen, “no es lo mismo decir que hacer”, puesto a que luego más tarde volvió pensar en él. No lo podía superar, ya que eran su novio de la infancia, a quien nunca pensó que le haría daño.
José María estaba en el parque con Alicia y Cristóbal, mientras que Samuel y Shade seguían viendo la novela en casa.
Alicia: ¿No lo puedes superar cierto? Te entiendo, lo sé porque era tu amigo de la infancia y querías mucho. Ya sé...
Alicia toma su bolsa, sacando de ahí su libro chico de apuntes y una pluma, escribiéndole un número de teléfono.
Alicia: Toma... -le da la hoja donde apuntó el número- Por si lo necesitas.
José: Gracias, ama. Pero ¿para qué me lo das?
Alicia: A lo mejor pienso que esto te puede servir, es un número para ir al psicólogo.
José: ¿Psicólogo? ¡Pero si no estoy loco!
Alicia: Los psicólogos sirven para poder superar cualquier situación que queda marcada, espero que lo utilices. A lo mejor te ayuda.
José: Vale... Pero primero lo pensaré.
Ahora la escena cambia con José había llegado a casa, encontrando a estos viendo aún la novela y riéndose de ella, notando a la vez la llegada de José.
Shade: Oh, hola.
José: Hola. ¿Seguís viendo la novela, no?
Sam: Ajá. ¿Sigues triste, verdad?
José: Sí, pero ya no lo iré a estar.
Al día siguiente, este se levanta temprano, empieza a hacer el desayuno, se lava los dientes y se va al psicólogo. Estando en el psicólogo, empieza a explicar su situación, a lo que el psicólogo le explica, haciéndole la línea del tiempo:
Psicólogo: Este es pasado, presente y futuro. El pasado ya no existe y no lo podemos regresar, ni tampoco existe el futuro porque no sabemos que más puede pasar más adelante. Siempre hemos estado en el presente. ¿En qué tiempo estás ahorita? En el presente -señala con el lápiz donde dice presente-. Ahora ¿en dónde tienes que poner o tienen que estar los hechos feos que han hecho? En el pasado -señala con el lápiz donde dice pasado-.
Años más tarde, José regresa más relajado a casa, recordando las palabras del psicólogo.
José: Pasado, presente y futuro... -se decía este a si mismo pensando-
Este estaba ahora con ellos, Samuel y Shade, en la sala de casa uniéndose a ver la novela cómica. Pero no hizo que pudiera superar haber perdido al amor de su vida, ese era otro problema que tenía. Por lo pensó en buscó un video que lo pudo ayudar...
Todos esos pasos los siguió y los practicó y al fin pudo sacar a Dávila de su vida, solo lo veía como alguien que viene y se va.
Mientras tanto, con Dávila. Este se encontraba en el puerto, estando pensativo.
Dávila: Creo a lo mejor debería tener a alguien más. No puedo creer que me haya engañado así, tanto que esperé verlo todos estos años en un país infernal, hasta me topo con eso.... Además se veía muy chico ese husky, a lo mejor es pedófilo...
José María estaba en la banca del parque sentado mientras que Samuel estaba jugando en la caja de arena. Entonces se cerca Dávila y se acerca sentándose con él. José se percata de la presencia de este, por lo que se aleja hasta quedar en la orilla de la baja, con expresión de enojo y cruzado de brazos.
Dávila: Ya lo he decidido, pero no sé si quieras escucharme... Bueno, en caso que sí quieras, vengo a pedirte perdón. No debí hacerlo; tienen razón, soy un inmaduro, desgraciado. Pero nunca pensé que irías hacerme eso, eso me dolió muchísimo ya que te amé desde la infancia y no me lo esperaba. Solo estaba enojado. Perdón; lamento haberlo hecho. Aunque talvez no me escuchaste, no te culpo. Además no sé qué estoy haciendo aquí contigo, ni siquiera me escuchas. Bueno adiós.
En eso se levanta con la decisión de marcharse. Al escuchar eso, José la expresión facial de José cambia, estando pensando.
José: Dávila, espera. Una vez más, solo era un juego, ya estábamos jugando a "verdad o reto", imbécil. Y bueno, te perdono amigo. Pero...desde hoy seremos amigos, nada más, ya no quiero nada contigo ¿De acuerdo?
Dávila: Ammm.... Vale, entiendo que ahora estás con el tipo del suéter rojo, así que bien. (Chale.... Ahora lo perdí como boyfriend, ahora no tendré ese mismo amor como antes, no debí hacerlo...)
Dávila: Pero bueno, yo ya me voy. Adiós.
Dávila se va estando aguitado. Ahora este se encontraba en el mar, mojándose los pantalones, para luego dar un suspiro y agachar la cabeza.
Dávila: Mierda...
José seguía en la banca todavía de brazos cruzados, el cual luego sonríe al pensar que Dávila se agüita. Talvez no pase nada con que ya no estuviera a Dávila al lado, podría tener otro. En cuanto a Cristóbal, este había visto, a lo lejos, a estos dos y al ver que Dávila y José no serán novios, sonríe y pensó que sería bueno declararle su amor y se su nueva pareja.
¿Hasta aquí el capítulo? Ay, vrga. No se me ocurrió nada más, aunque sí puse una parte funny, pero creo que hice el ridículo con esto... 😔👊
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro