Al ser domingo, el británico se despierta de la cama teniendo en brazos al chico, quien se veía lindo durmiendo y estaba entre la bebé y el británico. Pero aún no le llegó la hora de irse hasta el martes, por lo que aprovecha sus últimos días... El duende dormía en frente y de lado.

Este se despierta, se levanta y se mete a darse un baño por un minuto, debido a José aunque realmente no le tenía miedo. Pasa el minuto y termina de bañarse; posteriormente, se levanta el chico y también se había metido en la bañera. Después de haberse bañado, ambos se van a la cocina a desayunar. Esta vez José ni hizo ni madres, por lo que el británico toma su lugar. El espejo del británico estaba sin ánimos, herido, acostado en el sofá, en la depre, aún con coraje y, a la postre, con apenas empezandole la calentura.

El niño, al verlo así, se le acerca y lo empieza a mimar.

Sam: -junto a él toca la nariz- ¿Qué tiene este Lobito tan bello a quien amo con todo mi corazón? (3:)

José: -lo tumba haciéndolo caer en suelo de pompas- Quítate, ahora no quiero mimos...

Al sentir eso el chico se defiende, dándole a este una bofetada de la buena que te hacía recoger todos tus dientes del suelo, mi amor (encima de que el chico tiene la mano dura). Más dolor todavía, lo que le haría llorar.

Sam: Ande cabron... ¿Así o más recio?

José: Ehh... N-no, no, no me pegues, es que no ando de buenas y me siento mal (T_T).

Spikky: ¿Te sientes mal?

José: Sí, estoy aún cansado y se me está subiendo la fiebre.

Spikky: Creo que eso no es normal ya... Espero que no sea nada grave.

José: Yo no entiendo porqué tanto me pegan. Si ya cambié (TnT).

Sam: Pues unas tres te la merecías por perro.

José: -suspirar- Perdonadme, siento el drama de ayer, es que estaba enojado porque me golpeó mi abuela de una forma dura.

Sam: Oh, qué mal Lobito.

José: -c durmió-

El chico y el "espejo" lo dejan dormir por un rato y a la mitad del rato, viene el chico con una cuchara y la pone cerca del hocico cuando el lobito estaba de panza mimido en el sofá. El chico se va al cuarto donde estaba el británico con camisa verde y pantalón de mezclilla.

Al despertar José mira a la cuchara que se lamido estando dormido y se asusta, matando a la cuchara con el poder de la chancla. Una vez levantando, aún seguía mal; se dirige a la cocina y se come un snicker. Posteriormente, se va al baño a hacer pis y otra vez mira el baño meado.

José: ¡SAMUEEEEL!

Sam: Mande.

José: ¿OTRA VEZ DEJASTE LLENO EL BAÑO DE ORINES?

Sam: -huye de casa-

José: ¡Te estoy hablando! ¿Samuel? -mira que huyó- Mierda...

Mientras tanto, con el primer protagonista de esta historia... este estaba en su casa un poco dolido por lo que José le había hecho ayer, bajándole la confianza hacia él. Aunque eso no impidió que su amor desapareciera, así que tuvo que pasar una semana hasta que se le baja el desayuno de vrga. Por mientras, estaba en la cocina comiendo helado de chocolate.

Cristóbal: Chale, José como siempre con sus berrinches y corajes, y ni le importa hacer el ridículo. Aunque se entiende, ese wey es muy golpeado. Y pensar que lo superó todo con ir al psicólogo... Pero no me detendré, será mi amor para siempre, cueste lo que cueste...

En eso llega el padre de Cristóbal, quien había traído las compras y su madre estaba fuera del país, estando ella en su país de origen.

Chris: ¿Qué estás haciendo, hijo?

Cristóbal: Comiendo helado.

Chris: Bueno, solo no me hagas desorden y si lo haces lo limpias ¿va?

Cristóbal: Vale.

Chris se pone a desempacar y pone los objetos de compras mientras que Cristóbal estaba sentado en el comedor comiendo helado.

Cristóbal: Pa...

Chris: Mande.

Cristóbal: ¿Cómo estabas cuándo yo nací?

Chris: ¿Cuando tú naciste? Bueno, cuando tú naciste me alegré mucho, aunque no tanto porque soy tranquilo. Así como si fuera un sueño... Lo mismo pasó con tu hermano.

Cristóbal: ¿Y por qué mamá trabaja ahora?

Chris: Ah, pues, es porque yo trabajo como militar y ahí no me dan tanto, por lo que ella tiene que trabajar para sobrevivir.

Cristóbal: a.

Ahora con José, nuevamente, este otra vez estaba dormido. Entonces el niño y el Carlitos aprovechan para gastarle una broma muy pesada. Lo suben a un flotado rectangular, llevándolo a un río que conecta al océano y ahí mismo lo ponen, dejando que el río se lo llevara la corriente.

Carlitos: ¿Adónde crees que lo lleve?

Sam: Hasta el océano...

José estaba en el medio del gran océano, muy lejos de la ciudad y estando aislado. Posteriormente, cuando estos estaban en casa, llega a la casa sin camisa y muy serio.

Sam: ¿Y tu camisa?

José: Me la comí -se va a su cuarto-.

Carlitos: Jajajajqajqjqjqia

Sam: ¿Ya viste?

Carlitos: Jaja sí, llegó muy serio y desanimado. ¿Ahora qué?

Sam: Ya lo verás.

Su siguiente broma fue que cuando José estaba escuchando unos audífonos instrucciones en la grabadora, y luego se decide ir a tomarse una Pepsi. Cómo estaba un poco distraído, estos aprovecharon para intercambiarle el caset por otro. José finalmente vuelve y se pone a escuchar lo que la grabadora le indicaba.

Grabadora: Paso 2, subirse al techo de la casa.

José se sube al techo de la casa, estando parado, con la grabadora y articulares en mano, mientras que era observado a escondidas, en el carro de su papá, por los críos.

Grabadora: Paso 3, quedarse en calzoncillos.

Así lo hizo: José se quedó 'bichicori' y con solo el calzón puesto. Los chicos miraban y se reían, sin que este se diera cuenta de sus presencias.

Grabadora: Paso 4, bailar, diciendo que es una bailarina mientras se golpea el rostro.

Así lo hizo...

José: Soy una bailarina, soy una bailarina -se golpeaba en el rostro-...

Sam: Jaja pobrecito -lo graba con su celular-, hasta se golpea él mismo.

Grabadora: Paso 6, has sido jugado, es decir, esto es solo una broma perra.

José: D:

Grabadora: Paso 6, tirarse por el césped de vuestra casa.

Y sí lo hizo. Tontamente, el señor José se tira de golpe del techo y cae como si fuera un muñeco de felpa o un títere.

José: Auch...

Sam: Jajajajqajqjqjqia qué pendejo...

Carlitos: Jaja sí XD

Y ahí quedó tirado hasta fue de noche. Cuando se levanta, este se mete a bañar y luego se pone una camisa blanca y unos jeans negros.

José: De seguro fueron ellos, joder.

Carlitos: Oye ¿No crees que nos estemos pasando?

Sam: Nah, no creo.

Carlitos: Esta vez hay que hacersela más suave.

Y con la abuelita... Esta estaba por el asilo, y entonces llega la gata otra vez.

Abuelita: ¿Qué hacés aquí? ¿Que no vos tenés casa?

Gata: Es que me quedé sin luz y sin agua, y como me enteré que mataron a una rica marrana me vine.

Abuelita: Te comiste a tu hermana la marrana.

Gata: Ay, abuela, ¿sigues enojada por lo de Among Us? Ya te dije yo no he sido.

Abuelita: Sí, como no. Mira, gata, me perseguiste pendeja. Me mataste a la primera y apenas acaba de empezar el juego.

Gata: Pues lo siento, Abuela. Así es el juego de Among Us, se tiene que matar a quien se pueda ¿no?

Abuelita: ¿Pero por qué no asesinaste a los demás pendejos primero?

Gata: ¿Sabe qué? No se preocupe, la próxima vez que juguemos a Among Us, no la voy a matar primero; voy a tener piedad de ti, perra.

Abuelita: Pues más te vale, maldita gata pulgosa. Vale, si me disculpais, voy a hablar con mi hija para avisarle que mi nieto es joto -se toma el teléfono-.

Ahora nos vamos con Cristóbal, el cual estaba con su padre viendo la película reciente que había salido del Conjuro: La maldición de la Llorona. Cuando termina la película, ambos deciden salir juntos por el pueblo, aún siendo todavía de día.

Chris: Lo bueno de esto es que puedo tener más tiempo para estar contigo. Por cierto ¿Cómo vas con ese José?

Cristóbal: Pues ahí la llevo.

Chris: ¿Te ha hecho algo?

Cristóbal: Emm... No, nada, todo bien con él.

Chris: Si te hace algo me avisas.

Cristóbal: Oh... Bueno.

Chris: Qué hermosa es San Sebastián. Aunque no me fío mucho porque sé que hay gente con mala racha, aunque sí son buena gente en su mayoría.

Cristóbal: Pues sí, los que son hombres de 13 a 20 son bien ratas, su autoestima es baja, depresivos, inseguros, explosivos y pasivos. Mientras de las que son mujeres son listas, más alegres, bien portadas y más positivas. Si no quieren hablar contigo, solo te ignoran, no te dicen o se excusan nada en caso de los hombres; mientras de que las que son mujeres esas sí te lo dicen. Y los hombres de 20 para arriba son más alegres y confiados, los que tienen 18 o 19 ya te quieren chingar la vida.

Chris: Sí. En donde me tocó trabajar me pasa, son bien vivos, he visto hombres explotar, se pelean y se golpean duro. Hasta xenófobos son, igual que los gringos y británicos. Son bien gritones y pesan. Oye ¿Y no te gustaría tener a una mujer así de linda? Podría ser lo mejor...

Cristóbal: Mmm... No lo he pensado.

Chris: Por cierto, por tal razón, te pido que tengas cuidado con quien te juntas. ¿Todo bien en la escuela y con el José?

Cristóbal: Sí, ya te he dicho, bien.

Chris: ¿Seguro? Porque si te hacen algo, juro que se las quebro. No iré a dejar que un infeliz te haga daño.

Cristóbal: Seguro.

Ahora volvemos con José, quien estaba pensando un poco todo el espectáculo de ayer. Sintió que hizo el ridículo, todo porque una viejita le había pegado y se sintió mal. Intentó llamarlo, pero no hubo respuesta. Al día siguiente, lunes, cuando estaba por la escuela y se pone a buscar a Cristóbal siendo la hora del segundo receso. Lo encuentra donde mismo, se le acerca...

José: Cris, lamento haberte gritado. Es que estaba enojado.

Cristóbal: No te preocupes, amigo, te perdono.

José: ¿De verdad? Pensé que no me lo irías a perdonar.

Cristóbal: Pues te entiendo, era porque te golpearon otra vez.

José: -lo besa-

Y de lo que no sabían, era que el padre los estaba viendo, y estaba ahí para vigilar al chico por si el wey o alguien le hacía algo. Lo vio... Cuando lo vio, se quedó indignado o, más bien, sorprendido.

Cristóbal: Te amo, Lobito.

José: Yo también (uwu).

Chris: 😨 (¿Mi... hijo es... marica?)

Saliendo de la escuela, tenían planeado ese mismo día salir juntos, pero luego viene el padre a recogerlo. Alicia, quien también había salido, nota al Chris y se sintió atraída por él. Extraño, pero cierto.

Chris: José ¿Puedo hablar con usted?

José: Oh, claro, lo que usted diga.

Chris: Hijo, vete a casa.

Cristóbal: Vale.

Cristóbal se va a casa y el señor se pone hablar seriamente con José, con un tono un poco amenazante.

Chris: Mira, me has jurado que me lo irías a cuidar y no te he dicho que me lo tuvieras que tratar mal. Ya me ha contado de tu carácter y si te veo o me entero que le hiciste algo, me irás a conocer. Él es especial y con la gente como él hay que tener cuidado. ¿Me oíste? ¿Queda claro?

José: -paralizado y se mea encima- Sí, claro, señor... No tenga cuidado.

Chris: Más te vale.

Ya en casa, José queda pensando por aquel señor que lo había amenazado. Pensó en que tendría que tener cuidado y cuidar su carácter. Entonces, siendo viernes, este se había puesto hacer ejercicio, hacer el ejercicio de perdonar y se desprende de la negatividad. Y, para mejorar más, recuerda las palabras o la línea del tiempo del psicólogo.

Mientras lo hacía, el chico y el duende se ponen a subir el video de la broma del José por el Facebook y YouTube, riéndose por ello.

Sam: Jajaja para que se aguite más.

Carlitos: ¿No crees que esto pueda traer problemas?

Sam: Mmm... No lo sé, dímelo tú. Además no puede defender el Shade.

Carlitos: No sé, yo no quiero otro infierno.

Sam: Esperamos que no se de cuenta.

Cristóbal, por otra parte, era reprendido por su padre tras darse cuenta que era gay.

Chris: ¿Así que eres joto? ¡Qué barbaridad! No puede ser cierto que mi propio hijo sea un marica, yo que pensaba que te gustaban las mujeres.

Cristóbal: ¿Qué tiene de malo que sea gay?

Chris: Lo tiene, eso no es normal. De ahora en adelante, te prohíbo que andes con ese amargado. O, mejor dicho, te cambiaré de escuela.

Cristóbal: ¿Qué? Papá no. Eso no es justo.

Chris: ¡Cállate! Comportate, ya estás grande...

Y con la abuelita de José...

Abuelita: Hija, adivina qué. Tu hijo es joto.

Madre: ¿Ah, sí?

Justo hace días lo ví besándose con un chico menor que él. Hasta salió pedófilo.

Madre: 👁👄👁

Abuelita: Es una catástrofe. Debemos hacer algo.

Madre: Vale, cuando salga utilizaré el poder de la chancla contra él.

Abuelita: Buena idea -cuelga-.

Madre: Ñah, a mí me vale verga si es joto, lo único que me importa ahora es si mi marido me habla.

Hasta aquí el capítulo, señores. Nos vemos.