Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 25

“ ¿Por qué estoy haciendo esto? De verdad que estoy loca”

Pensó Hayami en un suspiro, dejándose caer en la silla de su escritorio. Se le había ocurrido la magnifica idea de hablarle en voz alta a aquella voz, esperando que en algún momento le contestase. Pero nada, la voz jamás había resonado en su cabeza, no había dicho ni una palabra. Ella solo de había quedado como una loca hablándole a la nada, charlándole de cualquier cosa o preguntándole algo referente a su investigación.

Hayami suspiro.

— No creo que estés loca— Hablo la voz chillona, provocando que Hayami saltara de la silla.

Ella miro en la habitación en busca del portador, pero no había nadie. Ella era la única persona en su cuarto, como siempre cuando aquella voz hablaba en su cabeza.  

— No es normal escuchar voces en mi cabeza — Respondió Hayami al instante, esperando que aquella voz le contentase tan rápido como ella.

La voz jamás le volvió a responder, aun cuando Hayami había insistido por un largo rato. Aquello Hayami no lo entendía. De repente la voz se refería a cosas que  le estaban sucediendo y o que pensaba, pero jamás le respondía cuando hablaba directamente.

Hikari miraba a cada instante la puerta, nerviosa por si algún enfermero entrara  de repente.

No sabia si se podría mantener de pie en ese estado, pero lo debía intentar. Debía escapar de ese jugar a toda costa. Aun no estaba segura de a donde aria, pero eso no le importaba en ese momento. Primero debía irse.

Se destapo y con muchas dificultades se sentó a la orilla de la cama. Apoyo las plantas de los pies en el suelo y respiro hondo  para darse coraje. Dentro de segundos podían pasar dos cosas, la primera, sus piernas no soportarían su peso por lo débil que se encontraba; la segunda, podría estar parada y caminar con un poco de dificultad.

“ No importa que suceda, Hikari. Tienes que salir de aquí como ha de lugar”

Hikari apoyo de a poco el peso de su cuerpo en sus piernas, parándose por primera vez en semanas. Ella aun se mantenía agarrada de la cama y de la mesita de noche, no creía que pudiera estar de pie por si sola. Sin embargo, eso era bueno, significaba que podía caminar si se apoyaba en algo. Tranquilamente podía usar las paredes como ayuda y salir del hospital rumbo a… cualquier lugar, mientras sea lejos de Konoha.

— B-Bien Hikari, solo debes mantenerte de pie y aguantar el dolor. Es fácil— Se dijo a si misma.

Tambaleándole un poco las piernas, dio el primer paso, soltando por fin la cama. Ahora solo se apoyaba en la mesa de noche y se le dificultaba aun mas. Sus piernas le temblaban sin parar a causa de lo débil que estaba. Sujetarse de la mesa de luz le estaba ayudando muy poco, sentía que en cualquier momento sus piernas cederían y caería al suelo. Pero eso no era lo peor, sino que la pared estaba bastante lejos y no tenia lugar en donde sujetarse.

“¿Qué hago? Lo único que me queda es caminar normalmente hasta ahí”

Pensó Hikari viendo la pared al frente de ella. Estaba solo a dos o tres pasos, pero para ella parecían kilómetros. Sus piernas no lo resistirían, se caería sin siquiera dar un paso.

“ No lo voy a alcanzar. ¡Pero tengo que salir de aquí!¡aunque me caiga, me duela el cuerpo o me sienta cansada, tengo que salir de aquí! No tengo otra, es lo único que puedo hacer”

Sollozó en su mente Hikari con los ojo aguados. Ya no estaba aguantando el dolor en su vientre y pecho. Pero el dolor se había dicho, no tenia de otra que salir de ahí. Así que, aun sabiendo lo que pasaría, dio otro paso mas en dirección a la pared mas cercana.  Callo inmediatamente al suelo al dejar de apoyarse en la mesa, sin dar siquiera un paso.

— Maldita sea— Se quejo Hikari tocándose la cabeza. Se había dando un fuerte golpe y suponía que se le hincharía.

Con la respiración un poco dificultosa, Hikari intento arrastrarse hasta la pared, pero se quedó a medio camino. Se arrastrado con los brazos, pero no tenia fuerzas para empujar todo su cuerpo. Así que ahí se quedo, a medio camino de salir de la habitación, intentando recuperar el aliento.

“No, no. No puedo quedarme acá. Si no me voy me van a matar, tengo que seguir… solo intenta respirar lo mejor posible, Hikari. Solo tienes que respirar bien y aguantar el dolor. No es tan difícil”

Hikari estiró un brazo hacia adelante y, con todas las fuerzas que poseía, se siguió arrastrando por el suelo. Decidió pasar de la pared e ir directamente hacia la puerta. Si llegaba allí, tendría el picaporte para ayudarla a pararse, mientras que la pared no tenia nada.

— S-Solo un p-poco mas— Hablo Hikari  intentando recuperar el aire mientras se movía, pero no le funcionaba. No sentía que le estuviera entrando el aire. Intentaba concentrarse al respirar, pero el dolor en su abdomen no le ayudaba demasiado, ni tampoco el de su pulmón izquierdo. Sentía como punzadas, iguales a las que experimentó con su ojo hacia una semana atrás.

Intentaba mantener la calma, ya era tarde para dar marcha atrás. Aun cuando se encontraba a pasos de la cama, ella ya se había levantado decidida a seguir con lo cometido. Se siguió arrastrando, ignorando el dolor en su cuerpo, aun cuando era algo imposible.

Al llegar a la puerta, Hikari uso la poca fuerza que aun tenia para levantar su cuerpo con un brazo y tomar el picaporte con la otro. Deposito el peso de su cuerpo en la manija de la puerta para poder tomar la misma con la otra mano faltante. Empezó a levantarse poco a poco, rezando porque la manija no se rompiera. Al estar ya de pie, se apoyo en la pared de la habitación para recuperar el aliento, levantarse del suelo la había dejado exhausta.

Abrió la puerta de la habitación e inspecciono que no hubiera nadie en los pasillos. El camino estaba despejado y en un rotundo silencio. Aun así Hikari no se movió de su lugar.

Apoyando un poco de su peso en la manija de la puerta, Hikari se preguntó que haría si se callera. No habría ningún mueble que la ayudara a levantarse, lo único en que podía optar era en arrastrarse hasta la salida. Pero veía esa escena muy problemática y casi imposible de lograr sin que la atrapen.

“ Será mejor que no me caiga”

Pensó Hikari apoyándose en la pared  de afuera de la habitación. Tomo el pasillo derecho, el cual creía que  la conducía a las escaleras del primer piso. Camino lo mas rápido que podía, ignorando el dolor que le iba apareciendo en el abdomen y el pecho. Y como había supuesto, no había nada en aquel pasillo, ni siquiera una miga de polvo. En definitiva, Hikari debía rezar para no caerse en aquél lugar. Suponía que si eso sucedía, seria su fin. Era prácticamente imposible arrastrarse dos pasillos sin que se desmalle del cansancio o la pillen fugándose. Tardaría horas si quiera en recorrer el pasillo en donde estaba.

Hikari paro en seco, intentando recuperar el aire perdido. Sentía que había caminado kilómetros por lo doloridas y tambaleantes que estaban sus piernas, pero solo habían sido 5 o 6 metros. Metros que le habían parecido una eternidad recorrer. ¡por dios, si de seguro solo habían pasado 1 o 2 minutos! Era lamentable, no había echo ni una cuarta parte del pasillo y ya sentía que se caería.

“ Tengo que salir”

se repitió en su mente, mientras volvía a caminar. No supo exactamente cuantos pasos dio, quizás fueron 1 o 5, pero cuando se dio cuenta ya estaba en el suelo. tenia la vista  borrosa y todo le daba vueltas. Lo único que creía que la mantenía consiente eran sus intentos por respirar. Sentía que muy poco oxígeno entraban a sus pulmones, haciendo que le ardan como si se estuviera quemando. Por mas que intentara respirar lo mas que podía, aquella sensación no se iba. Sus pulmones se negaban a dejar entrar oxigeno a su cuerpo y su corazón empezó a latir con fuerza. Al final lo único que podía escuchar eran los pálpitos de su corazón, aun cuando sentía que había una persona juntó a ella.

Despertó de día, sin saber cuanto tiempo había pasado de su intento de fuga. Lo único que sabia es que se sentía para la mierda, que volvía a necesitar respiración artificial y que tenia una su mano derecha esposada a la cama. Todo aquello no le sorprendía para nada, era de esperarse que sucediera, en especial la esposa. Siempre hacían lo mismo, un paciente intentaba escaparse y lo ataban  a la cama para que estuviese quieto hasta su recuperación. Pero de todos modos aquello a Hikari la alarmaba. Si ya sin esposa se encontraba lo  bastante  vulnerable, ni hablar ahora. Se había convertido en un pájaro atrapado en una jaula.

Le aterraba que su padre llegara. Presentía que ni bien llegar seria su fin, que ese era el día en el que el hokage decidió que seria su muerte. No sabia que hacer. Estaba lo bastante claro que no podría romper las esposas y escapar. A duras penas había recorrido 6 metros antes y ahora dudaba de si siquiera podría hacer la mitad. Su intento de fuga la había empeorado considerablemente, hasta sentía que tenia fiebre. No, claramente no podría escapar, aun sin estar esposada. Lo único que le quedaba era esperar y rezar porque su hora llegue tarde, muy tarde.

Tiro de la esposa en un mísero intento de romperla, pero no logro nada, como era de esperar. Suspiro y cerro los ojos, al tiempo que escuchaba como unos pasos se acercaban a su habitación. Por lo menos tenia la elección de ver a su asesino, y prefería no hacerlo. En el fondo seguía queriendo a su padre, aun cuando sabia que todo era un engaño. Así que prefería no verlo, para que de esa forma quedarse con el padre cariñoso y amable que había creído que era. De verdad, en el fondo de su corazón, no deseaba borrar esa imagen.

Dos sonidos secos se escucharon en la puerta, seguido de un largo silencio y nuevamente el mismo sonido. Al Hikari no responder a  ninguno de los golpes, la persona tras la puerta decidió pasar. No dijo ni una sola palabra, solo se sentó junto a ella.

Hikari podía sentir como su corazón latía  con fuerza contra su pecho, esperando el golpe final. Intentaba mantenerse calmada para por lo menos irse tranquila, todo lo contrario a como naces. No obstante, le era prácticamente imposible controlar los temblores en su cuerpo. Pero agradecía que su cuerpo estuviera tapado hasta los hombros, así por lo menos nadie podía verlos. Sintió como su padre le sacaba un mechón de pelo de la cara, y sus latidos se volvieron mas rápidos y fuertes. Frunció el ceño esperando el golpe que no llego, lo que la hacia aterrarse aun mas. ¿Es que acaso deseaba torturarla aun mas o que?¿Porque no lo hacia rápido y terminaba con todo?

— Ah, perdón, ¿te desperté?.— Escucho decir en un susurro a su padre.

Tragó saliva y apretó los puños debajo de las sabanas. Su cuerpo en ese momento era un manojo de emociones que le eran imposibles manejar.

“ Cálmate. No pasa nada. Este día iba a llegar tarde o temprano”

Pensó Hikari percibiendo un pequeño ardor en su garganta, avisándole que en cualquier momento le saltarían las lagrimas. No deseaba hacerlo, pero ya se había dado cuenta de que era en vano intentar evitarlo. Su cuerpo estaba reaccionando por instinto, no por razón o deseo. Percibió como su padre volvía a tocarle el cabello, acariciándolo con delicadeza. Hikari se pregunto si aquello era un signo de que le había tomado  un poco de cariño, y que en ese momento estaba dudando.

— ¿Sucede algo, princesa? Ya se que no estas intentando dormir— Dijo parando de acariciarle el cabello.

Hikari apretó la mandíbula para mantener las lagrimas en su lugar. Si él había venido para matarla ella no lo detendría, pero iba a ser todo lo posible por no derramar ni una lagrima. Quería irse como la Hikari fuerte, terca y orgullosa, no como la débil, insegura y llorona. Si ella había decidido demostrarse tras todo el mundo como alguien que no era, entonces lo haría hasta el final.

— ¿Es por lo del escape?... Si es por eso, no te preocupes. No te voy a regañar—Hablo su padre con una voz despreocupada, como si le restara importancia al asunto.

Se acostó de lado, dándole la espalda a su padre, aun cuando sabia que así le costaba respirar con la mascara. Su cuerpo le había traicionado, aun cuando había intentado con todas sus fuerzas no hacerlo, al final sus lagrimas salieron. Al parecer no se podía esconder el verdadero ser para siempre, pero por lo menos podía evitar que su padre lo vea.

— Tampoco estoy enojado— Aclaro poco después, como si ese dato contribuyera en algo.

El lugar se quedo en silencio y Hikari se esforzó para que sus sollozos no se escucharan. Sintió la mano de su padre acariciar su espalda, como si intentara calmarla.

— ¿Qué paso?¿Porque lloras?.— el lugar quedo en silencio de nuevo. Hikari no dijo ni una sola palabra.— Ah.— su padre suspiro.— Hikari, no puedo ayudarte si no me dices nada.  

.— E-Entonces hazlo de una vez.

—¿mhm?¿Hacer que?.

Hikari prescindió de responderle nuevamente, él sabia perfectamente a lo que ella se refería.

— No entiendo de lo que me estas hablando, Hikari. ¿Qué esperas que haga?... Comprendo, no quieres hablarme.

Con esas ultimas palabras, el lugar volvió a estar en absoluto silencio. Hikari se mantuvo donde estaba, sin mover casi un musculo, esperando el golpe final. Pero parecía que jamás iba a llegar, su padre al parecer se estaba tomando su tiempo.

“¡¿Pero que espera?!¡Que lo haga de un vez!”

Grito en su mente mientras fruncía el ceño.  Respiro profundó para que el aire entrara en sus pulmones y desvaneciera el sentimiento de asfixia. Movió su mano derecha, sintiendo la esposa que la unía a la cama. Deseaba tirar de ella y poder romperla para así escapar. Pero sabia que eso era absurdo, le era imposible cumplir esa Azaña. Ni siquiera sabia porque tenia esas ideas de escapar. Quizás eran sus instintos de supervivencia que le decían que huya, no importaba lo imposible que parezca. Pero esos instintos parecían olvidarse de que apenas tenia fuerzas para sentarse en la cama, y de que le era imposible caminar. Sin mencionar de que le costaba respirar sin la mascara de oxigeno. A esas alturas escapar era simplemente absurdo.

—¿Lo harás o no?.— Dijo Hikari al hartarse de sentir pánico todo el tiempo. Desde que había llegado, ella no había echo mas que temblar y llorar. Odiaba eso, odiaba  sentirse de esa manera, tan impotente. Y su padre parecía no querer acabar con su tormento. ya era suficientemente doloroso saber que toda su vida había sido una mentira, para que ahora la torturen con eso.

— No se de que me estas hablando, Hikari.— Respondió su padre con voz relajada, pero Hikari pudo sentir que intentaba esconder algo en ella.

— L-Lo… Lo sabes perfectamente.— Hablo Hikari intentando que su voz pareciera firme.

— No, la verdad es que no.

Hikari frunció el ceño. No entendía porque su padre negaba lo que había venido a hacer o lo que el hokage le había mandado ese día. Su intento de escape era una prueba irrefutable de que ella sabia algo. Después de todo, ¿Qué razón, aparte de esa, había para que ella escapara? Ninguna. Si no fuera por lo del hokage, ella no sufriría de ningún peligro dentro del hospital, mas que su estado de salud. Entonces, ¿Por qué su padre prefería ocultarlo?¿era por orden del hokage o solo decisión suya?

— Deja de fingir, sabes de lo que hablo.— Gruñó Hikari.

Su padre no volvió a contestarle, al parecer estaba silencioso. Escucho como se movía en la silla y su cuerpo se tenso, esperando cualquier golpe sorpresivo. Sin embargo, como había sucedido antes, nada paso, su padre se quedo en su lugar. Lo escuchó suspirar antes de decir:

— No se que es lo que quiera que haga, pero si esto es por el asunto de la adopción… Te lo iba a decir en su momento, cuando seas un poco mas mayor.— Dijo su padre con su típica voz relajante y adormilada.

Hikari apretó su mandíbula. ¿Para que saltaba con ese tema? No había ninguna razón para halar de ello, tampoco el importaba. Mas bien, le había dejado de importar hacia días.

— M-Me importa una mierda eso— Clamo con furia Hikari.

¡¿Pero que era lo que estaba esperado su padre?¡¡¿Qué los cerdos vuelen?! Ya se encontraba preparada para su fin ¿por qué no lo hacia de una vez y listo?, en vez de platicar de cosas que ya no tenían importancia. Ella estaba lista. Lista para su cruel destino.

— Ya veo— Dijo su padre sin voz un poco mas rasposa de usual. Al parecer estaba herido y Hikari pudo notarlo perfectamente en su voz. Sin embargo, nadie le decía que aquello no era una actuación de su parte.—… ¿Qué te sucede conmigo, Hikari?¿porqué me tratas de esta manera?

¡¿Porque?¡¿se atrevía a preguntar el porque?!¡si lo sabia perfectamente! Le hervía la sangre, como nunca lo había echo en su vida. Sentía que en cualquier momento explotaría. Quería gritar, de verdad deseaba gritarle y golpearlo en su mentirosa cara. Pero aun estaba ese lado de ella, la que confiaba en él ciegamente porque era su padre. ¿Padre? Si claro, él tenia menos padre que Guy un sentido de la moda.

Miro si intravenosa, si él no iba a sacar el arma homicida, ella lo haría. Con rapidez y sin una pizca de cuidado, Hikari se arranco la intravenosa del brazo. Pocos segundos pasaron para escuchar como su padre se incorporaba de la silla imprevistamente, dejando caer fuertemente contra el suelo.

—¡¿Pero que crees que haces, Hikari?!¡¿Estas loca?!¡Es peli…

—¡Cállate y hazlo de una vez!.—Gritó Hikari dándola la intravenosa de manera tosca, haciendo que el caño de esta chocara bruscamente contra el pecho de su padre. Él se lo quedo viendo sin saber que hacer, lo que hizo que ella sintiera mas cólera hacia él.— ¡Anda, ¿Qué espera?!

— Cálmate Hikari, no entiendo lo que esperas…

—¡Mátame de una vez! Maldición!¡¿o acaso no viniste para eso?!¡Anda, deshazte mi!.—Clamo la Hatake menor con todo su rostro enrojecido por la furia y el llanto.

Kakashi miro a su hija estupefacto, sintiendo como el pánico se apoderaba de su cuerpo. ¿Por qué le decía eso?¿porque pensaba qué él haría tal cosa?.

— ¡¿Qué esperas?!¡Solo clávalo, justo aquí!.— Vociferó nuevamente Hikari tomando la mano de su padre que tenia la intravenosa y llevándola bruscamente hacia su pecho. Kakashi interpuso su mano entre el pecho de su hija y la intravenosa. sentía un punzante dolor en la palma, la aguja se había clavado en ella y ahora unos hilos de sangre caían a las mantas blancas de la cama.

— ¡¿Te volviste loca, Hikari?!¡No vuelvas a hacer eso, nunca!¡¿Me oíste?!¡Nunca!.— Clamo Kakashi sacándose la aguja de la intravenosa de la mano y tirándola lejos de él, no quería ni verla.

se le había bajado la presión de golpe por semejante susto. Sentía que en cualquier momento se desmayaría. tenia la respiración entrecortada, como si en cualquier momento fuera a hiperventilarse. Por un instante, en el momento en que su hija había intentado eso, se le vino la imagen de Rin. La imagen de como ella había acabado con su vida usando el Raikiri de él. La voz de ella llamándolo por su nombre, el olor a la sangre, la calidez de su cuerpo desvaneciéndose. Todo, le había venido todo de repente.

Se paso sus manos por el rostro y el cabello en un intento de calmarse, manchándolos un poco con sangre. Miro a su hija, seguía en su lugar mirándolo fijamente. Tenia el cabello enmarañado y la cara roja por el llanto, al igual que sus ojos, que no paraban de gorgotear lagrimas. Sintió su corazón retorcerse de dolor al verla de esa manera y saber lo que exactamente estaba pensando.

Sin decir nada y de forma tosca, abrazo fuertemente a su hija. Sintió como ella de tensaba entre sus brazos y fue en ese momento que se preocupo por si le había echo daño. pero tenia tanto miedo en ese momento. solo quería tenerla entre sus brazos y ser consiente de que estaba ahí, de que estaba a su lado.

—      ¡S-Suéltame!¡No quiero tu falso y asqueroso cariño!¡Mentiroso!¡Te odio!— Chillo Hikari intentándose zafar del abrazo de Kakashi. Él apretó la mandíbula, no le gustaba para nada oír  lo que su hija le estaba diciendo.

— Cálmate Hikari, todo esta bien. No hare nada. No se de donde sacaste eso, pero no lo hare. No puedo. Eres lo mas importante en mi vida.— Se separo un poco de ella e intento secarle las lagrimas. Su mirada hacia él seguía sin cambiar, ya sabia que sacarle esa idea no seria nada fácil.— Te amo, pequeña. Te amo, como no te imaginas.— Apretó sus manos con parte de la ropa de su hija en ella, sintiendo en una unos constantes pinchazos. No quería siquiera imaginarse el escenario en donde su hija moría, mucho menos si é era quien lo hacia. Volvió a abrazarla, pero esta vez tuvo mas cuidarlo de no lastimarla.— Jamás haría lo que me estas diciendo, princesa. Ni aunque me torturaran el resto de mi vida.

— No te creo ni una palabra. Suéltame.— gruñó Hikari.

 Él no le hizo caso. Deseaba abrazarla como nunca antes, aun cuando ella no quisiera. Sintió como su hija apretaba los puños, quizás por la furia que sentía.

— Es la verdad.— le susurró, quizás con eso lograba que se calmara por lo menos un poco. Aquello  siempre funcionaba cuando ella se encontraba enojada o triste.

— ¡Arg, suéltame y hazlo de una vez!.— gritó su hija intentando zafarse de nuevo de su abrazo. Lo empujaba con mas fuerza de la que él creía que tenia en ese estado.

— Hikari, no hagas eso, te harás daño.— Avisó  Kakashi rompiendo su abrazo, no vaya a ser que lo que había dicho terminara sucediendo.

Su hija lo miro con la misma mirada furiosa de antes, parecía que en cualquier momento le saldrían llamas de ellos. Apretaba y destensaba la mandíbula una y otra vez, quizás para mantenerse un poco mas calmada. Pero, ¿en serio podía estar mas furiosa que en ese momento? Era la primera vez que Kakashi miraba a su hija en ese estado tan… frenética.

—¿ que esperas?— escupió acomodándose un poco en la cama.

— te lo acabo de decir, jamás haría semejante cosa. ¡Por dios, Hikari, eres mi hija!;¿Cómo se te ocurre que siquiera se me pase la idea de hacer eso?!

— oh, no lo se…quizás porque lo primero que hiciste cuando me dejaron en la puerta fue entregarme  al hokage. Fuiste un anbu también, ¿no? Dudo que no hayas matado a personas de mi edad — hablo Hikari.

Kakashi trago saliva, ¿pero como se había enterado de ese suceso? Él jamás se lo hubiera dicho, era una de las cosas que quería llevarse a la tumba. No estaba orgulloso de haber ido a entregarla al hokage en primer ligar. Odiaba recordar cuando pensó en sacársela de encima. Ya ni siquiera podía entender como fue que había podido pensar en eso. Estaba seguro que al año de tenerla con él le hubiera resultado inimaginable que esa idea se le pasara por la cabeza. Solo tenia que recordar la primera misión que había tenido después de tenerla, había sido un infierno. Su capitán de aquel entonces le había reprendido en toda la misión por estar distraído. ¿Y como no estarlo? Solo la había tenido dos meses y se preguntaba una y otra vez como estaría ella, si le extrañaba, si dormía o comía bien, si lo reconocería al volver. Recordaba a la perfección esa misión, solo por haber estado preocupado por el bienestar de su hija en su ausencia.

— Eso no dice que vaya a hacer lo que me estas diciendo. En ese entonces era muy joven, ni siquiera tenia edad para der padre, y me dejaron una bebe en la puerta. Cualquiera de mi edad o mas grande haría lo que yo hice en ese momento. Y lo del anbu… era mi deber y no estoy para nada orgulloso— se justifico Kakashi.

— Si como no.

— Hikari…

— Si no piensas hacerlo hoy, entonces vete. No quiero que estés aquí y ver tu maldita cara.— gruño Hikari cruzándose de brazos y apartando por primera vez en mucho tiempo la mirada de él.

Kakashi se mantuvo en su lugar un tiempo, pensando si era una buena idea irse después de lo sucedido. ¿Y si lo intentaba cuando él no estuviera? No deseaba volver a repetir lo mismo, menos cuando esa persona era su pequeña.

—¡Vete! — Le gritó Hikari.

“Solo avísale a las enfermeras para que la vigilen. No pasara nada, ella estará bien”

Pensó Kakashi , intentando calmarse. Ella creía que él la mataría, ¿no? Quizás si se iba, ella no lo haría.

Suspiro apretando sus puños con fuerza, no podía creer lo que iba a hacer. A fuerza de voluntad, se dio la vuelta y camino hacia la puerta. Si ella deseaba que él se fuera, lo haría. Pero no iba a permitir que ella se quedara sola después de eso. Abrió la puerta de la habitación y salió, convencido de avisarle a las enfermeras de que la vigilaran.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro