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📀✨¡Hola Otra Vez!✨📀


Taehyung se despidió, al igual que el chico de ojitos de Bambi, él cual era tan tierno y amable que en cuestión de segundos se ganó el cariño de los dos mayores.

Al salir de la tienda, se dirigieron hacia el carro de helados de Taehyung, el cual estaba a metros de la cafetería.

SeokJin no pudo evitar dirigir su mirada hacia ellos,  los cuales reían mientras se manchaban de helado y parecía como si se conocieran de años.

Y entonces pensó en si tal vez alguna vez podría llegar a vivir lo mismo.

Una mano tocó su hombro y le hizo sobresaltar.

—¡Hoseok! ¡Me asustaste!—Chilló.

—Tú con todo te asustas…

—Ay ajá, aquí entre los dos sabemos que yo soy más valiente que tú…

—Ash, eso no es verdad.

—¿Acaso olvidaste la vez que te hicimos una fiesta sorpresa y saliste corriendo al mismo tiempo que gritabas: “¡Policía!” “¡Policía!”—Las mejillas del pelirojo se pintaron con un pequeño rubor, cuando recordó la vergüenza de su vida al correr por las calles en medio de chillidos de miedo, en busca de un oficial de policía. Y es que casi le da un paro cardíaco cuando en medio de la oscuridad le gritaron: “¡Feliz cumpleaños!”, pensó que algún ladrón se había metido a su casa.

—B-bueno, pero esa vez si me asusté mucho porque estaba oscuro y gritaron.

—¡Era una fiesta sorpresa!

—Pues avisen cuando hagan fiestas sorpresas. No quiero volver a llorar frente a un oficial.—Finalizó con un mohín en sus labios, SeokJin sonrió para después negar con su cabeza, su amigo era un miedoso.—En fin…—Soltó un suspiro divertido, para después acompañar a su amigo.—Le dije a kook que no me pagará nada, que los amigos de mis amigos eran mis amigos y el sólo me dejó el dinero en la barra, supuse que creyó que nunca le iba a aceptar el dinero.

—Creó que es un buen partido para Taehyung.

—Sí, harían bonita pareja…—Opinó, al mismo tiempo que dirigía su mirada hasta los mencionados, para después posarla sobre su amigo, él cual se veía afligido.—¿Qué pasa?

—Nada, no es nada…—Le contestó, reincorporandose en su lugar.—Es sólo que pienso que tal vez no vendrá…Y está bien, tal vez es un chico ocupado y tiene pendientes que hacer, o tal vez tiene novia o simplemente no sabe como dar con la dirección.

—En primera, no creo que sea un chico ocupado, en segunda, no lo conozco pero algo me dice que no tiene novia y en tercera, ¡Quién no va a saber la dirección de mi cafetería! ¡La mejor de la cuidad!

—Tal vez tengas razón, no lo sé…Quizás simplemente se le olvidó.—Insistió con sus teorías, al mismo tiempo que su mirada se mantenía enfocada en hacer figuritas imaginarías sobre la mesa.

—O simplemente se le hizo tarde.—Opinó Hoseok con una confianza que hizo dudar al castaño.

—Sí, tal vez…—Suspiró, desganado.

—¡Hola! Tú debes ser el chico de la tienda de discos. SeokJin no para de hablar acerca de ti…—Las mejillas del mencionado se encendieron intensamente. Definitivamente Hoseok se las iba a pagar.

Temía darse la vuelta y dejarle ver al moreno de bonitos hoyuelos sus mejillas sonrojadas. Y es que estas ardían con intensidad. ¿Que tanto habrá escuchado?, Con eso de que Hoseok ni siquiera le avisó cuando este había entrado, vaya, ni siquiera escuchó la campanita que se encargaba de avisar cuando alguien entraba al café…

Y todo por estar pensando en esos hoyuelos ilegales…

—A-ah…—No fue imaginación de Hoseok, las mejillas del chico alto se encendieron con un pequeño rubor.—Hola. Tú debes ser el dueño de la cafetería.—El pelirojo asintió más de una vez.—¿Los discos fueron de tu agrado?

—En realidad hace rato tuvimos un problema con la rockola, al parecer no le sé y no pude escuchar los discos…—Hizo un puchero en sus labios, a lo que SeokJin pensó que su amigo aveces era bastante infantil.

—Oh, tal vez yo pueda ayudarles…

—¡Sí, sí, por favor!—Exclamó con entusiasmo el pelirojo, al mismo tiempo que saltaba de su asiento y se dirigía a la rockola con emoción.

Y antes de que el moreno comenzara a caminar en dirección a donde el pelirojo, miró a SeokJin de soslayo, al mismo tiempo que le dedicaba una sonrisa, la cual hizo que de pronto SeokJin sintiera como si en su estómago se hubieran instalado un sin fin de capullos y ahora las mariposas buscaran salir de su estómago.

Y entonces la curiosidad le entró y se puso de pie, para después dirigirse hacia donde ellos, manteniendo una distancia considerable. Pero apesar de estar un poco alejado de él, su presencia seguía inquietando hasta lo más profundo de su ser.

—Fiu~…—Soltó un chiflido alagador.—Es una belleza…

—¡Verdad que sí!

—Sí, lástima que no sabe usarla.—Ganándose una mirada amenazante por parte del pelirojo.—Es la verdad.

—Oh, pero tú novio me enseñará a usarla.—Respondió el pelirojo, haciendo que tanto SeokJin como el chico de bonitos hoyuelos se sonrojaran.

—¡Hoseok!—Chilló.

—A-ah, ¿Cuánto te costó?, Debió ser un dineral.—Interrimpió el moreno, buscando que su sonrojo pasara desapercibido por el par.

—En realidad sí, tuve que vender mi automóvil.—Al decir esto, SeokJin abrió sus ojos grandemente.

—¡¿Qué hiciste qué?!

—Vendí mi carro, ¿Qué no te habías dado cuenta?—Respondió como si nada.

—¡¿Cómo pudiste vender tu carro para comprarte una rockola?!

—Yo creo que es genial.—Opinó el moreno, a lo que SeokJin respondió rápidamente.

—Sí, bastante genial.—Y cambió su actitud por completo. Ya no quería asesinar a Hoseok por su "estupidez", ahora se lo agradecía, porque gracias a eso él y él chico eran como dos gotas de agua.

—¿Qué decías?, SeokJin.—Preguntó el pelirojo con una mirada cínica, mientras alzaba sus dos cejas a la par.

—Cállate.—Le gruñó entre dientes, a lo que Hoseok sonrió satisfecho.

—Pero dime, ¿Si le sabes a esta verdad?—Le preguntó el pelirojo al chico que aún no sabía como se llamaba, ya que este parecía muy entretenido viendo la rockola.

—Sí, es una jukebox muy común, pero está es de las más modernas que he visto.

—¿Una qué?—Preguntaron el pelirojo y el castaño al unísono.

—Jukebox, su nombre significa tocadiscos tragamonedas.

—Ahhhh…—Volvieron a responder al unisono, lo cual le pareció gracioso al chico.

—Funciona así: Introduces la moneda y oprimes el botón para reproducir la música. Tus clientes deberán haber eso, introducir una moneda y oprimir un botón para poder escuchar el disco deseado, en ocasiones tendrán que hacer fila para escuchar el disco que requieren.

—Entonces, ¿Tendrás que esperar para poder escuchar la canción que quieres?

—Así es. Realmente es muy sencilla de usar.

—Ohhhh, bueno entonces tienes que enseñarme a acomodar los discos.

—Sí, claro.

—Oh, y a quitarle ese ruido feo.—Interrumpió el castaño, quien al hablar obtuvo la mirada atenta del de hoyuelos bonitos y sintió sus mejillas arder.

—Es cierto, hace rato se escuchó un ruido que por poco y nos deja sordos.

—Ja, ja, ja.—Rio ante las ocurrencias que decían ese par, y SeokJin no pudo evitar notar el como cubría su boca al reír. Tierno.—Sí, si lo he escuchado.

—Entonces, ¿No está descompuesta verdad?

—No, solamente hace falta programarla.

—Y ¿Eso cuesta mucho?—Preguntó el pelirojo con cierto tono de miedo.—Me quedé demasiado gastado al comprarla.

—No te preocupes, puedo hacerlo yo mismo.

—¡¿En serio?!—Preguntó con emoción.

—Sí, claro.

—¡Gracias! ¡Iré a hacerte unas maleteadas en agradecimiento!

—No, no hace falta-…—Mencionó, pero fue en vano, el pelirojo ya se había ido a la cocina, dejandolos solos.

—Y entonces…¿Quién te enseñó a programarlas?…—Habló el semi-castaño, preguntando lo primero que se le había atravesado por la mente, sólo para poder hablar con él.

—Oh, amh…—Rascó su nuca un poco nervioso, la presencia de aquel chico seguía hipnotizandolo casi por completo.—El dueño de la tienda de discos, él me ha enseñado todo lo que sé sobre discos de vinilo y rockolas.

—Ohhh.—Expresó, formando una "o" en sus labios.—Debe ser muy difícil.

—Sólo un poco, es más confuso.

—Bueno, me encantaría aprender…

—Puedo enseñarte algún día, si gustas…—Dejó su tarea en la rockola y lo miró, sintiendo unos efectos extraños en su estómago en cuanto conectaron miradas, probablemente tenía hambre.

—Sí, sería increíble.

—¡Bien!—Volvió a la rockola, donde presionó un par de botones que SeokJin no supó para que servían, a los segundos el sonido ensordecedor retumbó por toda la cafetería y justo cuando SeokJin estaba por llevar sus manos a sus oídos el sonido desapareció.—¡Listo, ya está!

—¡¿Ya?!—Abrió sus ojos grande, eso sí que había sido rápido.

—Sí, te lo dije, no es tan difícil…—Le sonrió, y el contrario se vió obligado a desviar su mirada a cualquier otro lugar de la cafetería cuando sintió sus mejillas arder con intensidad. Raro…

—Entonces…¿Ya te tienes que ir?—Preguntó con un tono de decepción, lo cual NamJoon identificó.

—Mmm, en realidad aún tengo tiempo, mi hora de comida acaba en una hora.

—Oh, que coincidencia, yo no tengo nada que hacer en una hora…—Rió con nerviosismo, a lo que contagió a NamJoon y le permitió ver nuevamente el gesto de cubrir su boca y nuevamente le gustó verlo.

—¿Te gustaría ir a la cancha de básquetbol?

—¡Sí! Justo unos amigos me acaban de invitar.

—¡Perfecto!

—¡De que hablan!—Interrumpió el de cabellera rojiza, quien traía en sus manos un charola con una malteada de chocolate sobre ella.—¡Oh por Dios, mira nada más que belleza!—Se apresuró a dejar la charola en una mesa que se encontraba cerca, para después dirigirse hacia la jukebox, contemplándola como si de una divinidad se tratara.

—Ordené los discos por ti.

—¡Muchas gracias NamJoon!—Se levantó del suelo, ya que previamente se había arrodillado ante la rockola, definitivamente Hoseok amaba su rockola. Le dió un apretón de manos y después un abrazo.

—No te puedo ofrecer dinero, pero te puedo ofrecer la mano de SeokJin si quieres.

—¡Hoseok!—Chilló el mencionado, sintiendo toda su cara arder. No sería capaz de ver a los ojos a NamJoon después de esto.

—Ja, ja, ja.—Nuevamente rió ante las ocurrencias del chico.—En realidad me encantaría, sería la mejor paga…—Le siguió el juego, para después guiñarle un ojo a SeokJin, dejándolo sin palabras y rojo de la vergüenza.

—¡Ja, ja, ja, deberías ver tu cara, SeokJin!—Hoseok se rió en su cara, provocando que SeokJin golpeara su hombro con su puño, para que este dejara de reírse.

—¡Auch!—Se quejó, al mismo tiempo que sobaba su hombro lastimado.

—E-eh, NamJoon, ¿Te gustaría probar tu malteada?—SeokJin habló, tratando de cambiar el tema.

—Oh, ¡Sí! ¡Claro!—Tomó la malteada que se encontraba en la mesa, para después beber de ella, chocolate, su favorito…—Mmm, está deliciosa.

—¡Por supuesto! En mi cafetería se hacen las mejores malteadas de la ciudad.

—Sí, de eso no hay duda…

En un abrir y cerrar de ojos NamJoon ya estaba terminando su malteada, a pesar de estar fría la había consumido con rapidez y es que era completamente deliciosa. ¿Cómo es que nunca antes la había probado?

—Estaba muy deliciosa, gracias…—Agradeció una vez que la terminó, para después dejarla sobre la charola.

—Gracias a ti, por fin puedo usar mi jakebox…—La abrazó, provocando que NamJoon comenzara a reír.

—Es jukebox, Hoseok…—Le corrigió SeokJin, a lo que el mencionado fingió ofenderse.

—Y tú, ¿De cuando acá sabes inglés?—SeokJin entorno sus ojos, su amigo era taaaaaan ocurrente.

—Vamonos Nammie…—Caminó hacia la salida, pero se detuvo abruptamente al darse cuenta de como había llamado al contrario y entonces un sonrojo se pintó en sus mejillas.

—A-ah, sí…—Caminó detrás de él, sintiendo el ardor apoderarse de su rostro ante aquel apodo.

Afortunadamente Hoseok habló para salvar la situación.

—¿A dónde van?

—Vamos a la cancha de básquetbol.—Mencionó NamJoon.

—¡Sí, vamos!—Exclamó con emoción el pelirojo, pero al ver la mirada suplicante que le daba su amigo SeokJin, carraspeó.—Eh, mejor los alcanzó luego…

—¿Seguro?—Preguntó el moreno.

—Sí, sí, seguro.—Dió una mirada a su amigo y este le dió un "gracias" con sus labios y él sólo se limitó a asentir con una sonrisa.

—¡Diviertanse!—Se despidió con su mano al ver que estaban próximos a la puerta, pero antes de que pudieran salir, habló.—¡Oye! ¿Cuál es tu nombre?—Preguntó Hoseok al más alto.

—Soy Kim NamJoon…

—Oh, ¡Ves SeokJin! ¡No tendrás que cambiar tu nombre, seguirás siendo Kim!—Exclamó con gracia.

SeokJin se hubiera regresado a golpearlo si no hubiera sido porque su rostro estaba completamente rojo. Mientras que NamJoon aún se mantenía procesando lo que había dicho el pelirojo. Al darse cuenta de lo que realmente se refería el dueño de la cafetería, salió rápidamente de esta, ya que al igual que SeokJin, sintió su rostro arder.

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