Rogué que la pequeña llave que había encontrado hoy más temprano funcionara en la misteriosa cerradura. Busqué en el vestido y allí estaba. Era de color dorada, pero estaba desgastada, parecía vieja.

-Funciona, funciona...

Le dí un beso a la llave como una total demente y la introduje en la cerradura. Para mi suerte, y para mi sorpresa, encajó perfectamente. La giré con facilidad y la pequeña cerradura de alguna manera "escupió"mi llave, para luego desaparecer por donde había salido. El sistema de camuflaje era estupendo. Seguro habían invertido bastante en él.

Repentinamente, el cuadrado de baldosas sobresalientes, se movió al costado y dejó un espacio vacío. Una escalera de la cual se veían sólo los primeros peldaños, a causa de mi lámpara. ¿Sótano secreto? Tal vez podría escapar, aunque no sabría bien como volver a casa. Sin embargo, no podía quedarme con dudas, ni perder más, así que tomé la lámpara portátil y, con las piernas temblando, comencé a bajar.

Demonios que tenía miedo. ¿Qué habría abajo para que Ben lo ocultara? Temí que se escucharán mis pasos al llegar abajo, cuando ni una pequeña lámpara me mostraba claramente donde estaba. Aunque la verdad, todo era extraño. Nada con lo que pensaba encontrarme.

Las paredes eran de piedra, al igual que el piso. Había unas repisas y varios muebles simples de madera con cubos de manzanas, frutos, papas, naranjas y algunas cosas que no reconocía. Todo parecía fresco, mostrandome que la gente seguía utilizando este lugar, tal vez como almacenaje.

Caminando unos pasos más, donde creí que no podía ver nada nuevo más que comida, hallé una puerta. Llegué hasta ella y moví el pomo, un poco mojado por la humedad. Y cuando para mi sorpresa pude abrirla, noté que esto no era el estúpido sótano que yo pensaba. Era enorme. Una gran habitación rectangular y demasiado larga, se extendía, iluminada por antorchas a los costados. Allí pude ver bien que las paredes si eran de piedra un poco húmeda, y que el suelo tenía por sectores un poco de musgo y agua que corría, hacia afuera. Eran como pequeños y delgados ríos que atravesaban la habitación. Seguramente hasta pasaban desapercibidos para los demás. Los cubos de comida eran más abundantes y estaban cubriendo todas las repisas adheridas. No me preocupé por nada de eso, no hasta que vi al soldado.

Y no era Ben. Y venía hacia mi.

-¡Hey! ¡Tú! ¡Detente! -gritaba a mis espaldas. Podía escuchar sus pasos por detrás.

Corrí lo más rápido que pude y cerré la puerta, para quedar solamente en el pequeño sótano. Pero pude sentir que él estaba atrás de la puerta.

-No te servirá de nada que te quedes allí, sé quien eres.

Estaba respirando agitadamente. Me había asustado. Y a él no lo conocía. No sabía que podía hacerme. Más cuando me halló husmeando por donde no debía. Tendría que haber obedecido lo que Ben me dijo.

-Princesa, Isabella, ¿por qué no me abres? Vamos, no te haré daño.

Su voz no me ayudaba a confiar. Parecía una serpiente disfrazada. Era meloso, pero al mismo tiempo amenazador. Y además, a medida que no respondía, comenzó a forcejear la puerta. Y mis fuerzas eran casi nulas.

-Si no colaboras, le contaré a Ben lo que has hecho hoy. Y estoy seguro que no querrías molestar a ese soldado en específico.

¿Ben era malo? No había cometido ningún crimen, sólo abrí una puerta y bajé las escaleras. ¿Él podía enojarse tanto?

-Informaré ahora mismo a tu superior -dijo de un momento al otro. Me quedé helada. No podía acusarme.

-¡Espera! ¡No! -exclamé saliendo-. No le digas a Ben.

El también joven soldado sonrió al verme salir, pero no de una manera amistosa. Parecía contento de haber logrado lo que quería. Caminó hacia mí lentamente y dijo:

-Fuiste inteligente, Ben no habría tenido compasión.

No podía entender como el joven que siempre comía conmigo y cocinaba tan bien, podía ser alguien a quien temer. Pero nunca se llegaban a conocer del todo a las personas. Aunque tampoco sabía quien se hallaba frente a mis ojos. ¿Era alguien en el cual en realidad podía confiar?

-Una de sus "estudiantes" -resaltó las comillas- hizo lo mismo que tú. Encontró este lugar de almacenaje, sin cumplir las órdenes que él le había dado. Al otro día, un soldado la delató. Ben, sin compasión de los gritos y súplicas de la chica, la mató a golpes en una de estas cabañas. Si, porque todas tienen una entrada secreta aquí abajo...

Me quedé mirándolo estupefacta al escuchar eso. ¿Él había asesinado a esa joven? Nunca me lo había imaginado.

-Y ahora... ¿quieres que sea nuestro pequeño secreto? -preguntó acercándose más a mí.

-No se lo digas, por favor -supliqué, entre lágrimas.

-Está bien, no se lo diré...

Me dí la vuelta para volver a subir. No quería seguir allí abajo, no quería seguir hablando con él. Pero tampoco quería hablar o ver a Ben. No podía creer lo que había hecho. En mi mente parecían recrearse las imágenes de esa chica gritando. Ella no sabía, y él no la había perdonado.

-Espera. -volvió a hablar-. No te creas que esto va a salirte gratis.

Lo miré, está vez con él ceño fruncido, mientras limpiaba mis ojos. Me estremecí al sentir sus grandes y fuertes manos en mi cintura. Quise golpearlo, pero él chasqueo la lengua, negando.

-También obtendré mi ganancia de todo esto. Será nuestro pequeño secreto... --culminó riendo antes de acercarse desesperadamente a mi cuello.

...

Subí por las escaleras hasta la pequeña casa. No sabía que hora era. No sabía si hacía frío o calor. Sólo salí afuera y junte agua del río para sumergirme en agua fría. Me quedé abajo del agua por el máximo tiempo que mis pulmones me lo permitieron. Tosi. Comencé a llorar. Lloré con sollozos, lloré con dolor y vergüenza.

Será nuestro pequeño secreto.

Esas palabras se repetían en mi cabeza. Como cuando te despiertas de una pesadilla y aún crees oír al fantasma persiguiendote. Sólo que ahora no podía olvidarlas. Y tampoco podía contar está pesadilla. No esta.

...

:'( Em...yo...:'( Casi lloro escribiendo...

Capítulo corto. Espero les enganché la trama u.u Hasta la próxima...