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Capítulo 36 "Armando palacio"

Mi corazón palpitaba acelerado en mi pecho. Temí que todo el mundo a menos de cinco metros pudiera escucharlo. Tal vez si sólo intentaba relajarme y creer que ellos me querían y confiaban en mi, yo podría no sufrir una especie de ataque. Pero no, simplemente me aferraba a la realidad. Aquella gente me detestaba y no sabía si yo les mentia para volver a tomar el control.

Casi que sentí flechas y balas atravesandome. Pude ver la muerte frente a mi, al igual que la de mi hermano Andrew y Adolf. Sin embargo, levanté mi rostro asombrada, para mirar a los soldados que por arriba de las murallas, rompieron en un aplauso. Un aplauso tímido al principio, que terminó rodeando estruendosamente a todos. Mis ojos casi se aguaron, y me pregunté donde estaría mi familia. Y en ese momento la preocupación me invadió.

-¡El rey ha muerto!-escuché una voz decir a lo lejos-¡Han matado al rey!

No entendí a que se referían. No sé porqué comenzaron a formar una multitud y a murmurar entre ellos. Me quedé donde estaba y sostuve las riendas firmes para que el caballo dejara de moverse.

-Alteza...-escuché esa forma de llamarme y sonreí-Alteza...-volvieron a repetirlo y voltee a verlo-Alteza...¿está bien?

-¿Por qué no lo estaría?-aún con el mismo rostro feliz, bajé del corcel y volví al suelo.

-Usted...usted-él me miró con expresión extraña-¿Sabe lo que está pasando?-cuestionó con voz baja-¿Entiende que su padre falleció?

Mi vista se vio oscurecida por los costados. Solamente me centre en ese soldado rebelde que intentaba comunicarme aquello. Me nuble, sentí lágrimas, muchas lágrimas llenar mis ojos. Abrí mi boca y un sollozo salió de mi garganta. Caí sobre el hombre y lo abracé buscando consuelo, mientras lloraba sin parar.

-Papá-logré decir-Oh, dios...papá.

Salí corriendo hacia la multitud, los empuje y me abrí paso, sin importarme nada. Me quedé viendo a un hombre que estaba tirado en el suelo, con una bala atravesando su pecho. Tenía los ojos cerrados y parecía que dormía. No...él no podía ser mi padre. El hombre que siempre debía estar conmigo para todo, que me acompañaría en cada momento, que haría de este lugar, un reino feliz. Él me sostenía la mano de pequeña, me brindaba seguridad. ¿Qué iba a hacer ahora?

-No...papá...¡No!-grité, arrodillandome en el suelo a su lado-Papi...¿por qué? ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué nos dejaste solos? No se...-solloce poniendo mi cabeza en su pecho-No se que hacer sin ti. Despierta. Papá. Por favor. Soy una niña, te necesito. No nos dejes. Te quiero...te quiero muchísimo. Prometo no volver a irme.

Y lloré y lloré, hasta que me creí quedar sin lágrima alguna. Levanté la mirada después de mucho tiempo y vi que todos me rodeaban. Pero también, vi a mi hermano, mi querido Andrew. Tenía los ojos enrojecidos, me dedicó una triste sonrisa que se le borró al rato.

-Tranquila-dijo, poniéndose al lado mío-Todo irá bien a partir de ahora.-me abrazó-Saldremos adelante.

Una tranquilidad invadió mi corazón, un tibio calor que emitió mi alrededor. Los que se hallaban allí presentes volvieron a aplaudir.

-Altezas, vamos a colaborar con ustedes en todo lo que nos pidan. Ayudaremos a formar nuevamente la paz aquí.

...

Aquel día, me esforce sobrenaturalmente para no irme a mi habitación y llorar la muerte de mi padre. Había muchísimas cosas que hacer. Sobretodo, lo más importante, era ascender a mi hermano al trono. Las cosas no serían tan protocolarmente como se debía, pero todos ayudaron para limpiar el palacio de escombros, y signos de guerra. Le dije a Andrew que organizara un banquete en agradecimiento por toda la ayuda que habían brindado. Habría pavo, cordero y cerdo en porciones para explotar.

Me encontraba armando una lista de las bebidas a conseguir. Recordé que a padre le encantaba el buen vino. Ese que despide aroma apenas destapas la botella. Anoté mil botellas.

-¿Crees que podremos? ¿Falta algo? ¿Anotaste el champagne?

-Si, tonto-le dije a mi hermano que tartamudeaba-Escucha...no sabes si...

-¡Oh, demonios!-y luego tapó su boca por haber dicho eso-¡Mira la hora! Debo correr.

Levanté mi dedo y le grité, pero no volteó a verme. Tome asiento en la silla que estaba atrás mío. Pero no había. Caí al suelo.

¡Es que creí que había una silla!

-¡Alteza!-exclamó una joven que caminaba por allí con toallas en sus manos-¿Está usted bien?-me ayudaba a levantarme y yo estaba roja como un tomate.

-Si, si, gracias-me incorpore torpemente-Es que la silla se suponía estaba ahí...-señalé con mi dedo al espacio vacío y frunci el ceño-Hey...hum...-sus ojos marrones me escaneaban sin saber que iba a decirle-¿Has visto al soldado Ben?-alguna mínima esperanza de que ella lo conociera apareció-Alto, castaño...guapo-le sonreí apenas, pero parecía confundida.

-No, lo siento, alteza, yo no lo conozco.

La desilusión me embargo. Puse la mano en su hombro y asenti.

-Oh, gracias de todas formas.

-Si quiere puedo preguntarle a mis amigos si lo conocen. Sólo si usted quiere...claro...

-¡Si!-dije repentinamente-Te lo agradecería muchísimo. Con toda esta movida no he tenido tiempo de buscarlo como corresponde. Gracias.

-Es un placer. Con su permiso, debo llevar estas al cuarto de baño-sonrió hacia mi, pidiéndome permiso.

Ella retornó a sus labores, pero le pregunté antes de que se fuera.

-¿Cómo es tu nombre?-la chica, un poco confundida, respondió.

-Me llamo Laura.

-Hasta luego Laura.

Me había prometido aprenderme todos los nombres de las personas que trabajarian aquí. Creí que sería importante para ellos si eran tratados como personas y no simplemente como peones.

Busqué una silla y tomé asiento para terminar con lo que había empezado.

...

Al día siguiente, las cosas habían tomado un ritmo más natural. Las personas estaban organizadas y unidas como nunca. Había muchas habitaciones en palacio, al menos una para cada familia del pueblo. Así que, aprovechando aquello, les dijimos que si querían podían pasar la noche allí, hasta que el banquete de coronación pasara. Todos se pusieron contentisimos y se comportaron como miembros de la familia real. Intenté no exasperarme cuando los niños pasaban corriendo por los pasillos y me chocaban porque yo era un poste en su poste de carreras.

La joven de ojos marrones, ¿Laura? No había vuelto con noticias de Ben y quise llorar. ¿Por qué no venía a verme? ¿Dónde estaba? ¿Estaría...

-No. No. ¡No!-grité.

Tres chicas acudieron a mi y observaron a la princesa que gritaba en el pasillo un poco oscuro. Una tocó mi hombro, y miré el agarre como si quemara. La joven asustada, quitó su mano velozmente. Me obligue a tranquilizarme y calmar mis lágrimas.

-¿Está bien?-preguntaron-¿Quiere que la ayudemos?

-No...-negué con la cabeza-Yo...debo tomar un poco de fresco.-tomé aire profundamente-¿Cómo son sus nombres?

Tal vez vi sus miradas desconcertadas por la pregunta estúpida que había planteado después de esa escena, pero respondieron, siendo cordiales.

-Amelie, Rose y Caroline.

...

Pobre Isa :( Está pasando por un momento difícil y no tiene apoyo de nadie :( ¿Ben? ¿Dónde estas? :(

Gracias por leer♥♥ Hasta la próxima.

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