Capítulo 2
Abrí mis ojos sin moverme. Ví que el techo era de madera oscura. Parpadeé y fruncí el ceño al no saber en donde demonios estaba. Minutos después, me incorporé. Estaba acostada en una horrible e incómoda cama, que ni siquiera tenía colchón. Una manta me separaba de los fierros que la armaban. ¿Dónde estaba?
—¡Suéltenme! —grité.
Nadie vino a verme.
Seguí mirando la pequeña y asquerosa habitación en donde me hallaba. Las paredes también eran de madera vieja. Comprobé que el piso igual, al escuchar un rechinar bajo mis zapatos de tacón. Solamente estaba la "cama" y un palo de lado a lado en la pared, con dos perchas colgadas. Un farol estaba apoyado en el suelo, dando tenebrosas sombras al lugar. Corrí al descubrir una ventana, pero la golpeé cuando no sirvió de nada, porque estaba bloqueada con tablas, al igual que la puerta cerrada.
—¡Déjenme salir! —grité golpeando la puerta con todas mis fuerzas—. ¡Ordeno que me suelten! ¡Malnacidos!
Y así empecé a soltar todas las maldiciones que sabía y que se me ocurrían. Debían soltarme, ¿para qué me querían? ¿Por qué no me habían asesinado de una vez?
—Déjenme ir.
Mi voz iba perdiendo potencia. Estaba cansada y dolorida. Podía notar que era de día por la luz que se filtraba, a través de las rendijas de la madera. Afuera no había mucho ruido. De vez en cuando se podían escuchar algunos pasos, pero nadie me hacía caso.
Me senté con la espalda en la puerta y miré a un punto perdido de la vieja habitación. Sin darme cuenta, una lágrima recorrió mi mejilla, no tan limpia como antes, y la limpié rápido. No iban a lograr angustiarme. No se merecían eso. Aunque, la incertidumbre de no saber que había pasado con Andrew, ni con papá, me preocupó. ¿Estarían bien? Me los imaginaba como locos haciendo todo lo posible por recuperarme.
Me pregunté muchas cosas. Las horas pasaban y ya no sabía que hacer. ¿Iba a salir algún día? ¿Por qué mantenerme cautiva? Tenía bien claro quien era y que podía hacer, pero el enojo crecía al sentirme vulnerable. Nunca me había sentido así antes. Siempre fuí invencible. Y al verme sin salida, estaba a manos de unos lunáticos que ni conocía. Aunque, estaba segura de algo. Nunca me iban a ver caer. Era Isabella, la princesa más poderosa de todas.
Me levanté del piso rápidamente al escuchar que estaban abriendo la puerta. Me aparté unos pasos y vi a un sujeto que sonreía de manera desafiante. Paseó su mirada por mi vestido de abajo hacia arriba y asintió.
—Isabella, me llamo Ben, pero puedes decirme Ben. —Enarqué una ceja—. Seré el que se encargue de que no huyas y de que cumplas tus labores mientras estés aquí.
—¿Labores? —pregunté mientras cruzaba mis brazos por delante.
—Aquí no serás más que una de nosotros. Deberás acostumbrarte a eso. Sé que es difícil entenderlo para una niña mimada, pero te aconsejaría que cuanto menos tardes, será mejor.
—Yo no voy a hacer nada que ustedes me ordenen —contesté. No podía creer lo que este sujeto me decía.
—Te aseguro que lo harás.
—¿Quién lo dice? ¿Tú? Estás hablando con la mismísima princesa, nadie en su inútil vida puede ordenarme. ¿Lo entiendes? —Me acerqué a él de manera desafiante, como solía hacer en palacio para mostrar quien mandaba.
—Claro, lo entiendo. —Asintió, pero luego se acercó a mi rostro con una sonrisa sarcástica—. Sólo digo que, si yo fuera el principito en situación, lo pensaría muy bien antes de decidir no hacer nada.
—¿Qué van a hacerme? —Reí—. Si me matan, morirán ustedes también en cuestión de días.
—Oh, no, no. Nuestra intención no es matarte, Isabella. Pero te puedo asegurar que preferiría recoger hortalizas a estar encerrada en una asquerosa habitación como esta, ¿tú no?
Achiné mis ojos y luego me aleje de él, sentandome en lo que se hacía llamar cama. Dejé mis brazos cruzados.
—No vas a lograr nada. —Iba a quedarme allí entonces.
—Está bien, como diga, su alteza.
El maldito rió antes de irse y cerrar la puerta. Escuché que pasaba una llave. ¿Cuánto tiempo tardarían en rescatarme? ¿Cuánto tiempo estaría en la habitación? No cedería, no me volverían una más de ellos.
...
Las horas pasaban. De hecho, ya habían pasado dos días. Ayer por la noche, me habían traído un plato de lo que parecía ser guisado, con un vaso de leche. No tomé ni comí nada. Ya era la segunda noche que estaba aquí. Mi estomago rugia demasiado.
—Vaya... que desperdicio.
El muchacho odioso, había vuelto con un plato de comida y un vaso de leche. El guisado de lo que parecían lentejas, llegó a mis fosas nasales y casi que suspiré. De todas formas, no pensaba comer.
—Deberías comer. —Sonrió arrogante, mientras dejaba la nueva comida—. Sin alimento, no hay energía, sin energía, no hay vida.
Enarqué una ceja y me dí la vuelta para darle la espalda. Pude escuchar su risa y como la puerta volvía a cerrarse. ¿Acaso nunca dejaba de reírse? ¿Le parecía graciosa mi situación? ¡No comía hace dos días! Y ni hablar de mi higiene.
La habitación cerrada concentró el aroma que venía de la comida. Sin darme cuenta, volteé a ver el humeante plato. ¿Eran lentejas o habichuelas? Caminé hasta la mesa, con la simple excusa de comprobar los ingredientes. Odiaba admitirlo, pero el hambre me hacía ver ese plato como lo deseable del mundo. Bueno, tal vez si apenas mojaba el panecillo...
Panecillo va, panecillo viene, ye termine todo lo que había en el plato. No sé quien había cocinado, pero estaba delicioso. No podía creer hasta donde me había llevado el hambre, demonios. Mi dignidad se arrastraba por el piso en esos momentos.
Luego de comer, me acomodé como pude en la incómoda cama y apagué la iluminación. Quería sumergirme en una tina con agua caliente y flores de lavanda. Me sentía tan sucia. Extrañaba a mi padre, y también a Andrew. ¿Por qué me había delatado? Pensé y saqué la conclusión de que lo hizo por mi propia seguridad. Si era la princesa al menos me conservarían con vida. Las criadas y mujeres estaban muertas.
La pregunta que más me rondaba era la misma. ¿Cuánto tiempo aguantaría en está condenada habitación? ¿Cuándo vendrían por mí?
...
No sé, yo que ella me vuelvo campesina y huyo a las montañas (? Jaja ¿Qué les va pareciendo? No se me aburran :( Muchas gracias por todo♥ Hasta la próxima.
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