-Nos retrasamos en la llegada es sólo eso-dije cuando intentaba mentirle a Ben.

Es que no podía contarle. Primero, es que no había ido al trabajo. Segundo, me fui con una niña que ni conocía a rescatar gatitos, que por cierto, estaban maullando cada vez más fuerte. Tercero, aparecieron esos soldados. Cuarto, su primo las había utilizado como señuelo para conseguir que yo fuera engañada, por motivos que prefiero no recordar. ¿Faltaba algo más?

-Pero si no fue así la historia-dijo Muriel.

Les clavé la mirada y ella notó que había sido chismosa. No lo hizo a propósito, pero a mí me metió en un gran lío.

-Dicen que los niños nunca mienten. Pero bueno, de eso hablaremos luego-se notaba por su voz que estaba enojado-¿Qué van a hacer con esos gatos?-preguntó mirandolos-Son muchos, peludos, pequeños y claramente insoportables

Estaban maullando desesperados por más leche. No se estaban comportando de la mejor manera. Para colmo, el soldado parecía haber tenido un mal día.

-Les buscaremos un lugar para vivir mañana-respondí escogiendo mis hombros, como si eso fuera obvio-Pero quiero quedarme al menos con uno.

-Isabella, no puedes...

-Si puedo. Además, yo voy a cuidarlo, tú ni siquiera vas a tocarlo.

-Espero no encontrar ni un solo pelo en la comida-amenazó.

-No los habrá, jefe-le dije de mala manera, sin poder evitar el sarcasmo.

Las niñas terminaron su refrigerio y se fueron a sus casas. No podía evitar pensar en lo ocurrido hoy, y lo cerca que estuve del peligro. Pero intentaba disimular y hacer la charla un poco amena, para que él no recordara preguntarme. Acordamos con las niñas de que mañana volverían para ayudarme con los cachorros. Iríamos a la plaza central, para ofrecer su peludo amor, antes de que Ben me ofreciera como sacrificio humano.

-¿Me vas a contar la verdadera historia, Isabella?-diablos.

-Ben, hablamos miles de veces de que no eres mi padre-murmure mirando a la mesa.

-Pero si soy tu guardia protector y debo saber en donde demonios te metes-levantó su tono de voz, logrando ponerme nerviosa.

-No maldigas-le dije mirando hacia sus ojos directamente-Y tampoco me estés gritando.

-No estoy gritandote, ¡sólo levantando la voz!

-¡Ahora si que me estás gritando!

-¡Tú también!

Los gatitos comenzaron a maullar cada vez más fuerte, por encima de los gritos. Ben les gritó un "ARGGGGG", dándoles miedo y, se levantó dispuesto a irse, pero yo también, así que lo tomé del brazo.

-¡Sueltame!-espetó.

-Eres un cobarde-mis palabras salieron casi como fuego, estaba muy enojada-¡Siempre que peleamos te vas!

No dijo nada, y se soltó de mi agarre. Nos quedamos en silencio por unos segundos, luego unos minutos, que se hicieron bastante largos. Él estaba cruzado de brazos, al igual que yo. Ninguno de los dos miraba al otro.

-Lamento haberte dicho cobarde-murmure, dejando mi orgullo excesivo de lado.

-Lamento haberte gritado-también dijo él.

Asentí levemente y estiré poco a poco mi mano. Así lo hizo también, hasta que terminamos dándonos un fuerte apretón. Sonreimos un poco más tranquilos.

-Isa...

-¿Si?-pregunté.

-Del uno al diez, ¿cuánto me odias?

Lo miré y vi su cara de perrito. En serio se creía que lo odiaba. Empecé a reirme con carcajadas, y luego hasta llegar a las lágrimas. El pobre no entendía porque me reía, y solamente me miraba.

-Eres tan tonto-logré decir-Yo no te odio.

-Oh-dijo extrañado, causandome aún más risa-Es que aveces tengo muy mal carácter, y bueno...¿Mycol cómo es? ¿También te grita y eso? Digo...cuando pelean...

¿Mycol? ¿Qué tenía que ver Mycol? Cuando pensé en él, me apené un poco, porque supuse que habría venido a buscarme. Yo era un poco desconsiderada. Es que tampoco me salía tan natural como él la actuación. El chico no me gustaba y no había caso. En cambio su "amor" era muy sincero...

-No lo sé, nunca peleamos-negué con la cabeza y comí una galleta.

-Oh...-asintió-Bueno, Marcie y yo...no suelo gritarle porque nunca me enojo con ella. Pero ella si conmigo, es raro...-también comió una galleta.

-¿Por qué estás con ella?-le pregunté-Ya sabes...¿Qué es lo que te gusta?

-Hum, bueno...-dudó-La quiero.

-Y...¿por qué la quieres?

-Ay, no lo sé, Isabella. No soy una chica, no se de sentimientos y esas cosas.

-Hey, esa no es una justificación. Seguramente, si te pregunto por qué quieres a tu madre, sabrás que responderme.

-Claro.

Su respuesta fue obvia. Él amaba a su madre y sabía decir porqué. Pero respecto a su "novia", bueno, él no sabía sus razones para quererla. ¿Era eso normal? Aunque después también me planteé la idea de que eso no debería de importarme demasiado...¿no?

-¿Por qué siempre te interesa tanto saber de ella? O ¿saber de mi cariño?-sus ojos se dirigieron a los míos. Los sentí clavarse como dagas, esperando una repuesta.

-No sé.

-Espero sepas que yo también podría amar a una mujer. ¿Es eso? O son...¿celos?-rió con eso último-Vamos, no me hagas esa cara. Es que aveces me das mucho que pensar.

-¡¿Qué estás diciendo?!-exclamé-Ni que me importaras tanto para eso. Yo no soy la que hace esas escenitas de celos. El pobre Mycol ya te tiene miedo.

-Yo no las hago-gruñó-Es diferente...

-¿Qué es diferente, Ben? No me digas que estoy equivocada. Tú también me das mucho que pensar.

-No quiero que te suceda nada malo. Sé que fue difícil alejarte de tu familia. Por eso aveces intento hacerte la vida un poco más fácil. Y al mismo tiempo, también...me gustaría saber por qué lloras y cambias de humor tan repentinamente. Llegas corriendo y lloras. Eso no es normal. No me siento cómodo con eso, ¿entiendes?

No supe que decir y mantuve el silencio.

Yo...le importaba.

-Yo...yo te importo-repetí.

-Si, y no es nada extraño. No es difícil interesarse en ti. Estás loca, bueno, pero tampoco...-se calló de un segundo al otro, arrepintiendose de tanto-Es tarde...debería irme...

-¿Me tiene miedo? ¿Soldado?

...

Uysh. ..la cosa se pone cada vez más zuculenta 7-7 ¡ISABELLA CONTALE DE UNA VEZ! Grr

Loviu soso chichuis♡