Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 18.

"El amor nace a través del baile"

La deliciosa melodía ejecutada por la orquesta animó a la mayoría de la concurrencia a tomar su lugar en medio de la sala en la mansión Vallezoren. Como era de esperarse la alta sociedad estaba presente incluyendo al rey y la reina quienes iniciaron el baile, acompañados de algunos de los súbditos que tomaron la posición más privilegiada junto a ellos.

Los caballeros al igual que las damas se vistieron con esmero más de lo habitual motivados por un acontecimiento de tan elevado rango. La ligereza de pies de los caballeros danzantes se movía al compás de la música al igual que lo hacían sus parejas de baile. 

El conde Eduardo platicaba con ahínco rodeado de los miembros más importantes del mundo de la hechicería, quienes eran hombres imponentes vestidos con su habitual yukata de aspecto serio y duro dirigiendo toda su especial atención al joven primogénito y heredero del clan Gojo. Un buen mozo alto, fuerte, galante y apuesto de bellos ojos azules claros y cabello blanco.

El ambiente se veía tan fresco y la amplitud de la sala era la adecuada para recibir a toda la clase alta de la ciudad. Los sirvientes atendían a los invitados ofreciendo bebidas recibiendo indicaciones constantemente del mayordomo en jefe, Sir Nicolás, que se aseguraba de que el bufete ubicado en uno de los laterales alejado de la pista de baile proporcione comida suficiente para que los invitados degusten los bocadillos y platos preparados por el chef de la mansión. 

Todo era magistral, los candelabros que iluminaban el gran salón fueron recientemente adquiridos por la casa para esta ocasión tan especial dando un toque suave junto con el color de las paredes en tonos dorados.

Más al fondo un grupo de damas se reunió para tomar asiento en los finos muebles con la secreta intención de platicar los detalles que notaron, mientras se abanicaban después de danzar durante la primera media hora. 

Algunas, como era de esperar, dirigían miradas discretas al galante caballero de ojos azules que estaba cerca y que no apartaba la mirada del conde que continuó halagándolo sin sonar exagerado. 

—Debería acompañarnos a cazar en estos días, joven Daisuke—recomendó el conde Eduardo con una gran sonrisa sintiéndose orgulloso de recibir en su mansión a invitados de tan elevado rango.

—Temo que no soy un cazador muy hábil —respondió su interlocutor bajando levemente la mirada, avergonzado.

—Oh, vamos. ¡Anímese!

—Acepta la invitación del conde —aconsejó el líder del clan Gojo; un hombre imponente de mediana edad muy parecido a su hijo. A pesar de los años se notaba que en su juventud fue un hombre apuesto, pero con las responsabilidades que conlleva ser la cabeza de uno de los clanes de hechiceros más importantes su mirada se tornó dura dándole un aspecto más intimidante, y que notó la timidez de su hijo—. Podrías aprovechar ese tiempo para aprender la cultura de tu posible prometida—agregó, su voz sonó gruesa.

Los demás miembros y líderes rieron entre dientes reaccionando a la evidente reprendida para con su joven hijo.

— ¿Tan rápido hiciste tu elección, Kasukabe? —preguntó, un hombre canoso de ojos afilados igual que serpiente y sonrisa maliciosa con evidente burla en su voz.

—A menos que quisiera morir sin dejar herencia en mi familia, sí. Mi deber es asegurar la supervivencia de mi clan, Naitou—respondió con audacia esquivando las provocaciones del líder del clan Kamo. Ocultó los brazos en el hueco de las anchas mangas de su ropa adoptando una postura mucho más erguida de lo habitual elevándose sobre el anciano.—La mala fama de tu antepasado, Kamo Noritoshi le ha traído problemas a tu clan para encontrarle esposa a tu hijo que ya está bastante mayor.

El viejo gruñó, pero se recompuso garraspando para dirigirse al líder del clan Zenin.

 —¿Qué hay de ti, Usami? ¿Tienes la intención de pelear por la mano de la doncella de esta casa? —preguntó Naitou, curioso por la respuesta inclinándose levemente.

—El clan hizo su elección. Mi hijo ya está prometido—contestó tajantemente, con los ojos cerrados cruzado de brazos contra el pecho.

 El conde Eduardo se aclaró la garganta con disimulo cerrando su mano para acercarla a su boca mirándolos. Aunque era un hombre de negocios acostumbrado a socializar esta era la primera vez que sintió que trataba con tres "monstruos" por así decirlo.

Daisuke rio entre dientes percibiendo la tensión en el ambiente y decidió cambiar el tema para aplacar la tensión.

—Su hija quiere dejarnos impresionados a todos por lo que veo. —Sus ojos buscaron en el grupo de damas que estaban sentadas en los finos muebles tomándolas por sorpresa. De inmediato todas se ruborizan e intentaron ocultar sus rostros usando los abanicos. Dicha acción le pareció tierna regresando la mirada al conde.

—Por supuesto. Lady Elise debe estar a punto de salir de su habitación. —Con un movimiento de dedos detrás de su espalda mandó señales a Sir Nicolás que estaba cerca recibiendo el mensaje. Se retiró de la sala dejando a cargo a su mano derecha; un hombre mucho más joven que se acercó al bufete para encubrirlo.

Desapareció disimuladamente de la sala, subió por el vestíbulo para tomar el lado derecho y se adentró al largo pasillo. Camina tanto como su buena educación se lo permite deteniéndose en la puerta de la habitación encontrando al guardaespaldas descansando su espalda y la planta del pie izquierdo contra la pared, con los ojos cerrados. Se ajustó los anteojos y preguntó:

—Lady Elise...

—No ha salido de su habitación —cortó Katsumoto, sin intención de molestarse en mirarlo. Nicolás revisó la hora en el reloj de pie musical antiguo que estaba ubicado al frente de la habitación alarmándose por el retraso. 

—¿Pero qué cosa puede estar sucediendo ahí dentro? —Se acercó para llamar a la puerta golpeando suave. No hubo respuesta, en su lugar ve el pomo girar descubriendo el interior de la habitación. El sonido alertó al samurái, pero no reaccionó manteniendo su postura indiferente a diferencia de Sir Nicolás que se mostró asombrado al ver cruzar el marco de la puerta a su señora acompañada de su hija. —Ma Femme, Eleonor. Mademoiselle, Elise... Mis ojos se han iluminado por la belleza que irradian.

La madre se mostró encantada por el alago, su hija, no tanto. Solamente sus ojos pasaron de una mirada aburrida a una llena de admiración cuando se percató de la presencia de su guardaespaldas descansando contra la pared al costado de la puerta.

—Buenas noches, Katsumoto —su voz salió suave conteniendo el aliento mientras recorría con sus ojos la figura del caballero. El mencionado continuó ignorándola por algunos segundos más hasta que abrió los ojos alejándose de la pared encontrando la mirada de Elise sobre él tomándolo desprevenido. Parpadeó varias veces sin saber cómo reaccionar a su nueva apariencia. Las veces que la vio usó pantalones y en algunas ocasiones lució vestidos demasiado sencillos, pero esta vez era distinto. Había logrado robarle el aliento y luchaba por no demostrarlo.

La apariencia de su protectora lo golpeó con fuerza y luchó por reponerse fallando en el intento con un ligero movimiento de cuello apartando la mirada, evidentemente nervioso.

—Ha tardado más de lo habitual —dijo, sonando ligeramente nervioso peinando la palma de su mano por el cabello con dedos temblorosos. 

Elise seguía admirando cada detalle de su apariencia notando el nuevo peinado. Había recogido su largo cabello sujetándolo con un lazo de color dorado dejando su flequillo por encima de la frente, y ese traje le encajaba a la perfección realzando su figura haciéndolo ver todavía más alto.

Su madre levantó una ceja claramente sorprendida por el cambio en Katsumoto. Esto le hubiera agradado de no ser por la evidente reacción de su hija dándose cuenta que él es a quien ella admira, lo que la dejó sin palabras y no supo cómo reaccionar. Sin embargo, tuvo que enviarle señales con un ligero codazo para que saliera del asombro recomponiéndola de inmediato. 

Se separó de su madre para ir con el guardaespaldas, quien la siguió con la mirada hasta que se paró a su lado. Elise tenía una suave sonrisa en los labios mostrándola por primera vez en semanas.

—Madre... entraré con él al gran salón—declaró.

Sir Nicolás quedó sin palabras y la condesa frunció el ceño levemente, pero antes de decir algo apareció Jéremie detrás de Katsumoto.

—Por lo que veo todos están listos. —Caminó hasta detenerse al costado de él mirándolo de pies a cabeza.—Ah...—musitó con una sonrisa en los labios— Te ves bien. 

—Yo diría...—interrumpió su hermana curvando la comisura de sus labios sonriendo de lado sin quitarle la mirada— Que se ve más que bien.

Sus palabras desencadenaron una serie de sensaciones que recorrieron todo su cuerpo. No recordó haber sentido algo igual estando con Yoshino y eso le asustó. 

A la condesa no le hizo nada de gracia especialmente por el compromiso que la familia tenía con los tres líderes de los clanes hechiceros e interiormente se preguntó si su hijo sabía o sospechaba algo de lo que pudiese estar pasando entre ellos dos. Pero antes de tener la oportunidad de preguntárselo los sonidos del reloj los sacaron a todos aprovechando Elise esta oportunidad para salir del brazo de Katsumoto.

Su madre, Jéremie y Nicolás fueron detrás de ellos. La condesa tenía prisa por detenerlos, ya que su hija debía salir del brazo de su hermano, no del guardaespaldas. Su intento por alcanzarlos falló siendo retenida por su propio hijo.

—Déjala madre—susurró su hijo, ahuecando su muñeca sin quitarle la mirada a la pareja que se asomaba al vestíbulo—. Esta es la primera vez que ella sonríe de verdad. ¿No te agrada eso?

—Me alegraría, si fueses tú el que la llevara del brazo, no él —señaló con la barbilla claramente molesta por como salieron las cosas.

—No es un mal hombre. Es muy bueno en lo que hace —comentó, mirando a Katsumoto con una ligera sonrisa, y este prestaba toda su atención a lo que Elise le decía preparándolo para lo que se venía.

La banda de música dejó de tocar la pieza en señal de que por fin apareció la protagonista de este baile, la hija de los condes Vallezoren y se hizo el silencio en el gran salón.

Estaba también presente la familia imperial rusa, los Romanov, parientes por parte de su madre con algunos de sus hijos, los mayores.

 La plática entre los miembros de la asociación de hechicería quedó interrumpida y todos giraron en dirección al vestíbulo para apreciar la entrada de la doncella que entraba oficialmente al mercado matrimonial.

Daisuke, giró sobre sus propios pies y al verla se quedó maravillado. Sus labios se entreabrieron ligeramente conteniendo el aliento mientras la miraba bajar las escaleras acompañada de un galante caballero. Se abrió paso entre los invitados para llegar al pie de las escaleras intuyendo que era ella su posible prometida.

Elise sujetó con algo de fuerza el brazo de Katsumoto mientras bajaba los escalones evidentemente nerviosa.

—No me dejes caer —susurró, acercando un poco su rostro a su oreja para que la oyera.

—Nunca —respondió con voz baja y profunda.

Al llegar al último escalón encontró a su padre acompañado de un apuesto caballero de ojos azul claro y cabello blanco. Adivinó que él sería con quien su familia planeaba desposarla y fingió una sutil sonrisa.

—Es un honor conocerla al fin, Lady Elise. —Daisuke tomó los dedos de su mano con la intención de besarle los nudillos sin quitarle la mirada de encima. Sintió los tibios labios del caballero, pero tal gesto estuvo lejos de provocar alguna sensación agradable. Tuvo que admitir que era un joven demasiado apuesto al que cualquiera dama aceptaría sin pensarlo dos veces. El único problema es que no se sintió atraída por su encanto, quizá porque tal vez alguien ya se había encajado hasta la profundidad en su corazón.

Katsumoto observó la escena en silencio y extrañamente algo comenzó a molestarle sin saber qué es lo que era. Aclaró suavemente su garganta, retiró su brazo apartándose y se colocó al pie de las escaleras perdiéndose entre los invitados. 

Elise jadeó, su cuerpo se tensó siguiéndolo con la mirada hasta que lo perdió de vista. Quería ir por él, pero su padre la había atrapado presentándole al heredero del clan Gojo. 

—¿Me concede la siguiente pieza? —preguntó el joven caballero de hermosos ojos azules sacándola del trance. 

Regresó la mirada a él sorprendida por su ofrecimiento. Balbuceó por algunos segundos hasta que aceptó siendo guiada por hasta la pista de baile. Tomó su lugar con el grupo de las damas frente a los caballeros esperando que inicie la melodía recibiendo miradas sorpresivas por la pareja que la cortejaba. Se sintió incómoda y solo deseó que termine pronto para alejarse. Iniciaron el baile saludándose ceremoniosamente con una ligera inclinación de cabeza para después acercarse. Las damas giraron alrededor de los caballeros para después tomar su posición esperando a que ellos repitan ese paso. 

A medida que la coreografía avanzaba Daisuke le lanzaba miradas discretas admirando su belleza. Las parejas fueron intercambiándose, sus movimientos eran refinados con pasos muy elaborados, con precisión y finura. La elegancia del baile europeo acompañada de la melodía era un verdadero arte en aquella época. Se tomaron de las manos acercándose girando con lentitud. Luego las damas rodearon a los varones y ellos hicieron lo mismo terminando la danza inclinando sus cabezas despidiéndose.

Los danzantes aplaudieron a los músicos y todos se dispersaron excepto la joven pareja que se miraba a los ojos.

—Usted es alguien muy hábil en este arte. —El galante caballero le regaló una sonrisa sutil sin apartar. Ella parpadeó ruborizándose de inmediato tratando de ordenar sus pensamientos. Debía admitir que en verdad era muy galante.

—Al contrario, soy bastante torpe. De hecho, me sorprende no haberle pisado los pies. —Lo miró sonriendo levemente, juntó sus manos descansándolas encima del estómago adoptando una postura recatada dejándole a él la tarea de continuar con la plática si así lo quisiera.

—Me gustaría conocerla más a fondo, señorita.

—Será un placer —respondió, con delicadeza. 

Aunque en realidad no deseara intimar con él debía admitir que este caballero era un deleite a los ojos de cualquier damisela. ¡Sería la envidia de todas! De no ser solo porque su familia buscaba un excelente partido para ella, pero quería algo más que una simple boda. Buscaba amor, alguien que la mereciese de verdad y que ella merezca. 

Sintió la sequedad en su garganta, se disculpó un momento para al bufete siendo interceptada por el caballero que se ofreció traerle una bebida. Quería librarse de él y admitió estar algo cansada después de este baile insinuando cortar la plática para tomar asiento. Se ofreció acompañarla dándole algo de espacio regresando con los miembros de la hechicería.

Por fin pudo tomarse un respiro, esperó pacientemente a que su padre y él los entretuviese en la plática uniéndoseles su hermano, Jéremie. Se puso de pie para buscar con la mirada a su guardaespaldas, pero no había señales de él, no hasta que vio a la doncella de su madre platicando con un hombre al fondo de la sala. Se alejó del sofá caminando hacia su dirección, entrecerró los ojos agudizando la vista deteniéndose abruptamente en medio de la pista de baile con expresión seria, casi dolida al ver a Katsumoto tomando lugar entre los caballeros para danzar con su prometida, Yoshino.

Cualquiera diría que lo fulminaba con la mirada por la intensidad reflejado en sus ojos y antes de que inicie la pieza musical alcanzó a Daisuke para apartarlo del grupo sin presentarse adecuadamente a los líderes casi arrastrándolo a la pista de baile colocándose al costado de la pareja.

Tal acción sorprendió al joven caballero que no le quedó más que aceptar. No le molestó en absoluto y creyó que ella le estaba enviado señales con esta aptitud preparándose para iniciar la danza. 

En cuanto a Elise, aun sostenía una mirada seria dirigida a Katsumoto y este decidido a ignorarla por completo solo miraba al frente captando toda su atención en Yoshino, lo que provocó aún más rabia en ella esperando a que inicie la melodía para dejarle saber su opinión.

.

.

.

***

N.A:/ ¡FINAL DEL CAPÍTULO!

Solo quería disculparme por la demora. 

Creí poder publicarlo ayer, pero mi papá usó la laptop hasta muy tarde.

Otra cosita, los nombres de los líderes me los he inventado, no es canon xD

XOXO

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro