ú n i c o
Domingo, 12 de julio de 2020, 15:18
Jimin se encontraba sentado en su escritorio. Todo a su alrededor estaba callado ya que su hermano mayor aún no volvía del trabajo y él estaba estudiando sin hacer mucho ruido.
Le gustaba eso, la tranquilidad de tener su hogar solo para él. En otros momentos seguro hubiese puesto música, sin embargo hoy sólo tenía ganas de terminar su tarea e irse a dormir ya que al día siguiente tenía clases a primera hora.
Suspiró. Ya se había comenzado a acostumbrar a que el profesor que le da clases las primeras horas del lunes faltara por cuidar a su esposa embarazada. Ahora que la mujer ya dio a luz, su profesor volvería a la escuela.
Checó el reloj una vez más, notando cómo el diecinueve se volvía un veinte justo cuando lo vio.
Su hermano ya debería de estar en casa.
Tomó su celular y lo desbloqueó con su rostro. Dio unos pequeños movimientos a la pantalla y el contacto de su hermano se reflejó en ella.
Sin embargo no alcanzó a picarle al botoncito verde cuando un mensaje entró.
"Seokjin está acá y no parece tener intensiones de irse".
Hizo un puchero por lo que el texto decía, pero eso se transformó en una sonrisa cuando leyó el nombre de quien se lo había mandado.
"¿Qué hace en su casa, Yoongi hyung? ಠ︵ಠ"
No fueron ni segundos cuando obtuvo una respuesta:
"Vino a visitar a Namjoon, yo no lo arrastré hasta acá".
De la garganta de Jimin brotó una sonrisa sincera y sus mejillas comenzaron a teñirse de un suave rosado.
Seokjin comenzó a trabajar en un local de música hace tres años para poder pagar los gastos de la casa mientras su hermano se partía el lomo estudiando con el fin de conseguir becas.
Jimin creyó que tendría gran ventaja al tener a su hermano trabajando en un local como ese. Tal vez en descuentos o regalitos de parte del amable jefe, sin embargo su mayor regalo fue encontrar a Yoongi.
Seokjin le contó el primer día de trabajo sobre un chico sumamente pálido y serio que hablaba de forma calmada y hacía sus acciones con sumo cuidado.
En los primeros momento, a Jimin no le había llamado mucho la atención, pero cada que Seokjin venía de su empleo la mención del muchacho salía de sus labios antes de siquiera sopesar lo que decía.
Tal vez era por la forma en la que su hermano mayor se refería a él. Como el chico que parecía un vampiro o esa vez en la que le dijo que sus ojos parecieron brillar con la entrega de un viejo piano.
Entonces llegó la primera visita de Jimin al local a los dos meses.
Luego de la universidad, el rubio decidió ir al lugar de una vez por todas para acompañar a su mayor en su almuerzo. Aquel coincidía justo con su horario de salida.
En sus manos llevaba una bolsa con varias cajitas de plástico que contenían comida para los dos, y cuando cruzó la puerta de cristal, sus piernas se pararon de repente.
No tenía que ser adivino. El chico que estaba limpiando el mueble de discos mientras leía el libro de su mano era, sin paso a la duda, el chico vampiro.
Digo, Min Yoongi.
Y Jimin no sabía si era por su inclinación a los chicos misteriosos, pero el azabache parecía deslumbrar entre la música y la palabrería de fondo.
Seokjin le sacó de su burbuja dándole la bienvenida y afirmando sus casi inexistentes dudas de que sí, ese era el chico. Luego de eso se vio obligado a abandonar el salón principal e irse a un pequeño cuarto del personal, perdiéndose la maravillosa vista del chico pálido que ni siquiera le había mirado de vuelta .
Jimin quería jurar que iba casi todos los días al local para que su hermano no comiera solito, pero eso sería una mentira.
Le gustaba comer con su mayor, era obvio. Sin embargo su parte favorita del día era cuando entraba a la tienda y veía al azabache haciendo cualquier cosa. Limpiando, ayudando a gente, leyendo en la caja, ojeando discos, lo que sea.
Amaba el cosquilleo que sentía cada que sus ojos se posaban en él, como si el verle fuera alguna gran y potente batería que le daba las energías para esconder sus ojitos en una sonrisa.
Y aún cuando no lograba que el otro le respondiera sus miradas, observarle de lejos era suficiente para él.
Aunque estaba feliz solamente con eso, recuerda con mucha más alegría el día en que por fin le vio.
Jimin entró al local como cualquier día, buscando automáticamente al pálido. Su sorpresa fue que, cuando lo logró, éste ya estaba viéndole con curiosidad mientras estaba en la caja, apoyado en sus antebrazos.
Dios, y no sólo fue eso.
¿Estás buscando a Seokjin?
Exactamente, Yoongi le habló y Jimin aún no se sentía listo para eso, para entablar aunque fuese una mínima conversación con él.
Su voz era baja y suave, volviéndose la favorita de Jimin en el mundo. Se imaginaba siendo arrullado por esa voz liviana por las noches, mimos por aquí y besitos por allá. ¿Cómo será su risa o su voz haciendo un berrinche?
Lástima que sólo pudo asentir y que la presencia de Seokjin no le permitiera a Yoongi decirle alguna respuesta.
Pasaron realmente largas semanas para que pudiesen tener una conversación decente, aún cuando solamente fue sobre la información de un disco del cantante favorito de Jimin.
Cada que el rubio compartía tiempo con el mayor, por poco que fuera, se iba con la emoción al tope y sintiendo que era imposible que Yoongi le gustara más.
Porque le encantaba cada partecita de él.
Sin embargo... era posible.
Y hace un tiempo Yoongi le había detenido en la entrada, sin darle paso a Jimin de que siguiera su camino. El menor no se quejó, para nada.
Necesito que me des tu número como opción para alguna emergencia o complicación que pueda tener Seokjin.
Entonces lo obtuvo, dándole la vuelta a la escena y logrando que Jimin ganara el celular de Yoongi por la misma razón.
Y mientras pasaban los meses, las pequeñas charlas se volvieron en largas pláticas entre los tres. Sí, tres, porque no podía dejar de lado a Seokjin. Ahora Jimin hacía o compraba almuerzo para tres personas. Ahora Jimin era más cercano a Yoongi.
Y la mejor parte fue la visita de cierto moreno con bonitos hoyuelos.
Si antes Seokjin molestaba a Jimin por ser muy obvio con su amor por Yoongi, Jimin ahora era capaz de molestar a su hermano mayor por el amor inmediato que se le notó ante Namjoon.
Namjoon es el compañero de piso de Yoongi, y era sólo cuestión de tiempo hasta que apareciera por la tienda.
Y ahora los hermanos Park tenían una razón por la cual visitar a los compañeros de piso.
Namjoon y Seokjin comenzaron a salir luego de dos meses, y actualmente, mientras Jimin veía a la nada con su celular sonando por los mensajes, la pareja cumplía cinco meses juntos.
No era sorpresa que Seokjin no volviera a casa, sin embargo seguía sin gustarle a Jimin el quedarse solito para dormir.
Entonces su mente voló.
¿Cómo sería si fuese correspondido?
Cerró sus ojos y apoyó su barbilla en su mano derecha, la izquierda aún sosteniendo el móvil.
E imaginó a Yoongi sonriendo para él, una sonrisa que no solía mostrar. Una que enseñaba sus rosadas encías y provocaba tiernas arrugas en sus ojos.
Yoongi haciéndole mimos a su cabello un día lluvioso, o cuando Jimin esté muy estresado por la escuela.
Yoongi preparando algo de desayunar mientras Jimin le mira en la silla con alguna de sus camisetas o suéteres.
Yoongi diciéndole que le ama con esa voz bajita y seductora.
Jimin tocaba su punto de felicidad cuando se trataba de Yoongi.
El sonido de una llamada entrando lo sacó de sus nubes e hizo que rápidamente viera la pantalla. Sus manos apenas lograron sujetar bien el móvil antes de que éste cayera por el susto.
Era Yoongi.
Sin gastar más tiempo atendió la llamada.
Lástima que sus neuronas no le dieron para dar un saludo normal.
-¡Yo también le amo, Yoongi hyung!
Y aquí es cuando cae en cuenta.
Yoongi no le dijo que le amaba en la vida real, lo hizo en sus sueños lo cual es... muy diferente.
-¿Jimin?
Entonces colgó.
;;---;;
Era miércoles y en todo este tiempo Jimin no ha visitado la tienda.
Su vergüenza era otro nivel.
Él estaba acostumbrado a tratar de forma amable a sus mayores, tal vez siendo un poquito especial con Yoongi. Pero era algo de otro mundo el decirle que le amaba cuando el menor no tenía ni intenciones de declararse.
Su vida estaba arruinada.
Formó un pequeño puchero mientras pasaba la puerta principal de su casa, dando un brinco de sorpresa cuando se encontró con un par de ojos juzgones.
-¿Qué hace aquí tan temprano, hyung? -pregunta Jimin a su mayor. A esa hora Seokjin aún debería de estar en el trabajo.
-Almuerzo, ¿lo recuerdas?
Jimin quiso escapar de la mirada acusadora de su hermano mayor.
-Uhum...
-No has ido hace días, ¿ya no quieres comer con nosotros?
Nosotros.
La pena volvió a invadirle.
-Lo siento hyung, he estado algo estresado con la escuela y sólo llego a dormir -miente un poquito. Sí ha estado estresado, pero más por el hecho de no saber qué hacer respecto a Yoongi.
El mayor nunca le ha tratado de forma diferente, ahora que se ha puesto a pensar sobre ello.
Jimin no tenía ni la más remota oportunidad con Yoongi.
Seokjin suspira.
-¿Pasó algo?
Jimin por fin le mira, ahora en los ojos contrarios no había más que curiosidad y preocupación.
-Nada, hyung -entonces sonríe, un gesto que no llega a sus ojos-. Si gustas puedo hacerte algo de comer, ya va siendo hora de que vuelvas.
-Haz para dos personas -Seokjin suelta, rindiéndose. Él no obligaría a Jimin a decirle qué pasaba-, Yoongi está en el baño de arriba.
Entonces todo se detuvo ahí.
-¿Y-Yoongi?
Seokjin asiente siendo ajeno a la tensión que apareció en Jimin de la nada.
-Síp, le dije que vendríamos por algo de comer ya que no vas con nosotros.
Jimin iba a decir algo más, sin embargo el sonido de una puerta abriéndose lo puso alerta.
¿Sería raro correr ahora mismo?
Claro que lo sería, idiota.
No pensó en otra cosa más que el tratar de no hacer contacto visual con Yoongi, o seguro iba a terminar tan avergonzado que se iría a tirar del cuarto piso de su vecino.
-¿Y-Y si compro algo de ramen? ¿No les molesta comer eso? -espetó Jimin, tomando la perilla y dispuesto a salir a comprar lo que dijo.
Una voz le detuvo.
-Es lo que hemos estado comiendo los últimos dos días -dice Yoongi y mira a Jimin directo a los ojos, totalmente descarado.
Esos orbes profundos obligan a Jimin a quedarse en su lugar, sintiéndose tan pequeño ante la mirada intimidante del otro.
-¿E-Eso es un no?
El azabache se cruza de brazos, resaltando esos brazos pálidos que se tensaron ante el movimiento. Se recargó en la pared de las escaleras y cruzó su pie derecho con el izquierdo.
Seokjin sigue tan ajeno a la situación que sólo dice:
-Creo que podría ayudarte a preparar algo rápido -observa su reloj unos segundos-. Falta media hora para volver al trabajo.
Jimin asiente calmadito y va directo a lavarse las manos, como si no tuviese a un Min Yoongi demasiado serio viéndole desde las escaleras.
Ni aunque quisiera, no sabría lo que la expresión de Yoongi dice. Nunca fue capaz de leer lo que su rostro decía. Ni siquiera podía adivinar lo que significaban sus sonrisas porque Yoongi era alguien demasiado... bueno ocultando lo que siente.
O eso es lo que le dijo Namjoon cuando el moreno se enteró de su pequeño enamoramiento.
Jimin sólo lo comprobó, y era cierto.
A los pocos minutos los tres estaban sentados en la mesa comiendo una pasta en Salsa Alfredo improvisada. Seokjin ojeaba algo en su celular, Jimin comía sin hacer nada y Yoongi hacía lo mismo.
El menor ni siquiera se animaba a levantar la vista un milisegundo, con miedo a todo.
-¿Entonces por qué Jimin no iba a comer con nosotros? -pregunta Yoongi de la nada, captando la atención de los hermanos.
-Dice que está estresado por la escuela -responde Seokjin sin darle mucha importancia al asunto.
La curiosidad de Jimin fue más grande que su vergüenza en ese momento, así que levantó su vista apenas unos segundos sólo para ver que, efectivamente, Yoongi le seguía viendo con ese gesto en blanco.
Jimin no pudo sentirse en paz hasta que los mayores se fueron. No hubo más intercambio de palabras en todo ese tiempo y eso Jimin lo agradecía.
Cuando estuvo solo se recostó en su cama, ignorando toda la tarea que tenía en su mochila.
Él realmente había arruinado todo.
Ya no podía hablar cómodamente con el pálido, ahora sólo recibía miradas que no lograba leer y el silencio era lo que reinaba.
Nunca pensó que enamorarse de su hyung traería estas consecuencias.
Por qué tuvo que ponerse a imaginar cosas mientras hablaba con Yoongi como un bobo.
Jimin era la prueba humana de que la estupidez existía.
;;---;;
El rubio apagó la laptop cuando su última tarea estuvo lista. Para no seguir muriéndose en sus penas, decidió tomar provecho y hacer sus deberes.
La vida seguía aún si su relación con Yoongi no.
Dios, estaba comenzando a armarse un gran drama, e igual no pueden culparlo. No se había declarado cuando por una tontería le dijo que le amaba.
Debo dejar de recordarlo.
Tomó su celular y abrió su bandeja de mensajes. El "¿Cuándo vuelves?" que le mandó a su hermano mayor hace unos minutos seguía sin obtener respuesta aunque ya pasaba del horario de salida de Seokjin.
Formó otro puchero. Quería atención y mimos si no deseaba terminar entristeciéndose más.
Pasó su mirada por su bandeja de entrada, la conversación con Yoongi estaba ahí.
"Creo que ya va a casa, esté al tanto de cuándo llega".
"Espera, otra vez se ha tumbado en el sofá con Nam".
"¿Ya cenaste? Creo que quieren ir a cenar a tu casa".
"¿Jimin?".
"Han dicho que no porque seguro ya estarás dormido".
"¿Te dormiste hablando conmigo?".
"No sé qué tan indignado tengo que estar con el hecho de que te has dormido mientras te mando mensajes".
"¿Sabes qué? Estoy muy indignado".
"Voy a marcarte".
Y los mensajes terminaban ahí.
Ahora Jimin tenía ganas llorar.
¿Jimin era lo suficientemente bonito para enamorar a Yoongi o sí estaba todo perdido?
La puerta sonó, el sonido característico de los botones para desbloquear la puerta.
Jimin levantó sus cejas animado. Aunque no le haya respondido el mensaje, estaba feliz de que por fin Seokjin volviera. Se escuchó cómo la puerta era abierta y cerrada, sin embargo no se escuchó más.
Bajó las escaleras de dos en dos, pensando que tal vez Seokjin estaba demasiado cansado como para llegar directo a ducharse o algo por el estilo.
Pero no era así.
Ni siquiera era Seokjin.
Jimin se detuvo en el penúltimo escalón, observando al muchacho que estaba delante de él con una bolsa de tela y una gorra negra. Le miraba con la misma expresión en blanco de la tarde.
-Yoongi hyung... -murmura bajito, tratando de no verse muy a la defensiva-, ¿qué hace aquí?
Yoongi desliza su vista hasta la bolsa y la extiende un poco.
-Seokjin y Nam se han ido a cenar por su cuenta, así que creí que era buena idea traerte algo para que comas.
Jimin atrapó su labio inferior entre sus dientes, tratando con todas sus fuerzas no gritar algo como "por eso me gusta tanto". Después de lo de la llamada, se veía capaz.
-¿Ya cenó?
Yoongi negó.
-Es suficiente para los dos.
Jimin asintió poquito y se dispuso a entrar a la cocina. Esperó paciente hasta que Yoongi decidió dejar la bolsa de tela sobre la barra y así no tener que tomarla desde sus manos. Si le tocaba seguro iba a arder en vergüenza.
Pero, ¿debería hablar?
Si no quería que las cosas fueran incómodas entre ellos, era la mejor opción. Después de todo, si Yoongi no le corresponde igual pueden ser amigos, ¿no?
-V-Veo que trae algo de bossam, japchae y...
-Tteokbokki -acompleta el mayor, sentándose en una de las bancas-. Escuché de Seokjin que te gusta lo picante, así que lo compré.
-¿Sabe que venía para acá?
-No, lo dijo hace tiempo ya. Camino a casa fue que se me ocurrió traerte de cenar.
Jimin detuvo sus movimientos sólo unos segundos.
En serio no quería interpretar las cosas a su manera, sin embargo le era totalmente inevitable.
Si lo mira con sus ojitos enamorados, Jimin diría que Yoongi no sólo pensó en él y el que comiera bien, si no que recuerda un dato vago de él que Seokjin dijo hace tiempo ya.
Pero si lo mira con sus ojitos juzgones, simplemente es algo que todos harían por un amigo.
Jimin coloca la comida en dos platos y le da a Yoongi el suyo junto con un par de palillos.
-Tenemos refrescos -recuerda Jimin girándose hacia el refrigerador-. Hay Sprite y Coca-Cola -murmura lo suficientemente alto para ser escuchado-. ¿Cuál quiere?
-Sprite, por favor.
El rubio asiente y toma dos botellas de plástico de la misma bebida. No era muy fan de la Coca-Cola.
En pocos minutos comienzan a comer con un silencio un poco incómodo.
Aunque Jimin estaba muy aliviado de que las cosas no fueran tan malas entre ellos dos, aún tenía esa espinita molestando su paz.
-¿Qué pasó?
Jimin le miró con esos ojitos inocentes mientras seguía masticando.
-¿Con qué?
-Con ese "yo también le amo".
Entonces todo se detuvo.
Los segundos dejaron de correr para el menor, su cuerpo sintiéndose frío por la sorpresa y el temor.
No sabía que se lo sacaría en cara tan rápido, ni siquiera se ha comido la mitad del tteokbokki.
-A-Ahm... -con sus palillos comienza a mover la comida como si buscase algo en ella-. No sé de qué me está hablando, hyung...
No le veía, pero adivinaba que Yoongi le estaba viendo ahora mismo, juzgándole con sus bonitos ojos negros.
Diablos, debo dejar de halagarlo en mi mente.
-¿Cómo no vas a acordarte? Si luego de eso me colgaste sin despedida -recrimina Yoongi, colocando su barbilla en su mano desocupada con tanta tranquilidad.
Jimin sintió que su rostro comenzaba a encenderse.
-Y-Yo...
-Por eso pregunto, ¿qué pasó? -aclaró levemente su garganta y continuó-. ¿Por qué dijiste "yo también"?
Oh, ya entiendo.
¿Cómo explicarle a Yoongi que en ese momento estaba fantaseando sobre hermosos y melosos momentos que deseaba tener con él?
¿Cómo decirle "ah, es que estaba imaginando que decías que me amabas y entonces hice lo mismo"?
-No lo sé... -es lo único que logra murmurar.
-¿No lo sabes?
Jimin niega con un creciente puchero en sus labios, uno que no llega a ser muy notorio pero que Yoongi no pudo dejar pasar.
El mayor se queda callado unos minutos, permitiendo que Jimin coma un poco y él lo hace igual.
-¿No te embriagaste el domingo?
El rubio se sobresalta ante la pregunta.
-¡Y-Yo no bebo sin alguien que me cuide! -y el mayor frunció el ceño.
-¿Por qué no bebes solo?
-Seokjin me regaña si me pongo a beber solo ya que puedo hacer o decir tonterías...
-¿Tonterías como el decir que me a-?
-¡No estaba ebrio!
Bingo.
Jimin mantiene silencio unos segundos, sopesando lo que acababa de decir.
-Ya te diste cuenta, ¿no?
El menor se sentía contra la espada y la pared. O se inventaba una estúpida excusa o sus sentimientos se verían más expuestos de lo que ya están.
Entonces bufó.
Al demonio todo.
-Perdón.
Y Yoongi esperaba de todo, sin embargo una disculpa no estaba en sus predicciones.
-¿Uhm?
-Perdón por decirle aquello -murmura Jimin entre pucheros, como si alguien le hubiese reñido-. No era forma de hacerlo, a-aunque tampoco tenía planeado hacerlo. Lo siento si lo hice sentir incómodo con tanto silencio y el evitar verle...
-¿Qué pasó?
Aún sin voltear a ver al pálido chico delante de él, Jimin resopló.
-T-Tal vez... estaba fantaseando en ese momento y se me escapó alguna parte de mi monólogo -Yoongi apenas era capaz de entender lo que decía, pero lo hizo-. Fue algo raro, perdón.
-Deja de disculparte -pide el mayor retorciéndose en su lugar-. Me haces sentir como si te estuviese regañando.
Jimin abrió su boca, no obstante la cerró rápidamente. Iba a volver a disculparse, después de todo.
-¿No está molesto? -habla bajito, teniendo alguna mala reacción de su mayor.
El menor se anima a subir suavemente su mirada hasta toparse con el rostro del mayor.
Y encontró esa bonita sonrisa, no era tan grande pero era lo suficientemente marcada como para dejar ver sus rosadas encías. Sus ojos se arrugaron y sus mejillas se abultaron. Era totalmente adorable y un regalo para los ojos de Jimin.
Su corazón no pudo evitar saltar, derretirse, sufrir un paro. De todo sólo por ese gesto de su mayor.
Puede disculparse por muchas cosas, sin embargo jamás pediría perdón por enamorarse de tal chico.
Tal hermoso chico.
Jimin esperó pacientemente por una respuesta, no se quejaba ya que tenía una linda vista, pero no la obtuvo.
Por lo menos no lo que esperaba.
Yoongi se bajó de la banca, caminando unos pasos hasta estar delante del menor.
-¿Y-Yoongi hyung?
-¿Mmm?
-¿Qué-?
No pudo siquiera terminar de hablar cuando ya tenía unos suaves y delgados labios sobre los propios. Fue un toque fugaz siendo cortado por el chasquido que sonó cuando Yoongi se separó.
Y luego de eso hubo otro, y otro, y muchísimos más.
Jimin sentía cosquillas cada que escuchaba ese sonido empalagoso.
Yoongi estaba allí, dándole besitos como si no fuese la primera vez. Mantenía sus grandes y venosas manos en su cintura y cadera mientras Jimin sólo podía agarra en sus puños su camiseta.
Necesitaba sentirle para saber que no estaba soñando.
Yoongi se acercó un poco más hasta sentir que se colocaba entre los muslos del rubio, aún manteniendo algo de espacio personal.
Por último, el mayor se quedó con sus labios en los ajenos por unos segundos más, no queriendo que el tierno momento subiera de tono.
Cuando se separaron Jimin tenía sus ojos brillosos, y no sólo por el resplandor de sus pupilas.
-¿Por qué parece que vas a llorar? -cuestionó Yoongi en un murmullo suave.
-Es que estoy muy feliz -admitió Jimin y dejó caer su cabeza hasta el hombro del mayor.
El mayor sonríe un poco, entonces susurra:
-Necesito saber qué estabas fantaseando para poder cumplírtelo, Jiminie -el menor negó como un niño pequeño guardando secretos-. Aunque algo sí puedo adivinar.
Jimin se queja cuando es obligado a salir de su escondite. Sus mejillas estaban coloreadas en carmín y sus ojitos seguían brillando.
-¿Qué adivinas? -hace un puchero retador y Yoongi besa ese gesto.
-Te amo.
Entonces el menor, con su corazón a mil y miles de mariposas volando en su panza, sólo atina a decir:
-¡Yo también le amo, Yoongi hyung!
;;☆;;
trabajé todo el viernes hasta la madrugada
en este one-shot, sentía tantas ganas
de escribir algo super soft del yoonmin.
('∩。• ᵕ •。∩')
espero les haya gustado, a mí realmente
no me convenció pero después de todo
lo empalagoso no es mi fuerte.
(◕દ◕)
nada es mi fuerte.
ಠ‿ಠ
este one-shot lo inspiré en un fanart
que ahora mismo no encuentro.
ಠ﹏ಠ
lindo comienzo de semana.
( ꈍᴗꈍ)
♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro