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Capítulo 4

El reloj despertador comenzó a sonar, despertando a las dos muchachas que dormían plácidamente, al menos hasta que el ruido fue trayéndoles a la realidad. Hinata fue la primera en abrir los ojos, eran las 6:00, entraban a clases en una hora más. Se levantó aún con la visión algo borrosa, si no lo hacía, probablemente Sakura entraría y duraría una eternidad para salir, como ya lo había hecho el día anterior.

La pantalla de su celular indicaba que tenía unos mensajes, lo dejó sobre su cama, ya los revisaría de camino al salón. 

A los pocos minutos, Sakura despertó. Escuchaba la ducha, bufó con molestia, la Hyuga se le había adelantado. El sonido del celular de la muchacha captó su atención, la pantalla se había iluminado. Mirando hacia la puerta del baño, y asegurándose que aún no saldría de este, tomó el celular, la salvada fue que no tenía clave. El mensaje era de Ino, frunció el ceño ante lo leído; no lo había abierto, lo leyó de la vista previa. Volvió a dejarlo en su lugar y caminó hacia sus cosas, Hinata había cerrado la ducha.

La de ojos perla no había tardado en salir cuando Sakura pasó a un lado suyo, apretaba su ropa con fuerza. Hinata elevó una ceja sin entenderla, pensó que quizá estaba en esos días del mes. Se sentó en su cama, secando su cabello con la toalla. Revisó los mensajes, aunque se interesó más por le de la rubia.

¡Tengo el plan perfecto para que Sasuke y Naruto se acerquen! 
[5:58]

¡Perfecto! Hablaremos de los detalles en la hora libre.
[6:21]

Secó un poco más su cabello con ayuda de la secadora y un cepillo térmico, nunca lo secaba del todo, siempre solía dejarlo algo húmedo.  Sus cabellos terminaban por acomodarse al natural, y no tenía quejas de ello, era pocas la veces que se esponjaba, normalmente quedaba lacio sin necesidad de usar la plancha para el cabello.

Tomó sus cosas y salió de la habitación.

Naruto recibía un almohadazo en su rostro, despertó por el susto ante el impacto. Abrió los ojos a la vez que se sentaba en la cama con la almohada en sus regazos. Sasuke ya estaba listo para irse, miró la hora en la pantalla de su celular, pasaban de las 6:30. El sueño que sentía se esfumó, salió de entre las cobijas, tomando su ropa en el proceso y entró al baño.

—Idiota... 

Volvió a tomar su almohada y la acomodó sobre las sabanas ya ordenadas. No era su primer intento por despertarlo, primero había sonado la alarma, y eso no lo logró, después estuvo llamándolo, tampoco funcionó, ¡incluso le había picado la mejilla! Ese rubio tenía el sueño pesado, al contrario de él, la mínima de sonido ya lograba despertarlo.

Aún contaba con unos pocos minutos de tiempo, quizá podría esperarlo...

Para la sorpresa de ambas chicas, el salón no estaba del todo lleno. Ni siquiera estaban las cosas del profesor, señal de que no se ha aparecido por ahí. Hinata se acercó al pupitre de la Yamanaka, se posicionó en cuclillas, quedando un poco más acerca y así se aseguraba que nadie las escuchara.

—Tenemos algo de tiempo, ¿cuál es el plan?

—Bien, escucha con atención, necesito que tú le digas Naruto que...

—Buenos días a todos, tomen sus asientos. —las interrumpió el profesor de literatura. Ambas le dirigieron una mirada de reproche, después la Hyuga se dirigió a su asiento. Al sentarse, ya Naruto estaba frente a ella, dejando sus cosas a un lado de la silla.

El profesor repartía un puño de hojas contadas a los primeros alumnos de cada fila, estos las iban pasando a su compañero de atrás. Era un poema, en base a eso tendrían su trabajo de esa clase, pero antes, los elegidos por el peliplata debían levantarse y leer hasta donde él se lo indicara. 

Toda la clase transcurrió con lentitud, esos ochenta minutos fueron bastante tortuosos para aquellos que detestan literatura. Y al ser la primera clase del día, algunos comenzaban a cerrar sus ojos inconscientemente, como consecuencia por haber dormido hasta tarde.

Cuando la campana sonó, aquellos que tenían sueño se les quitó mágicamente. Salieron del salón a toda prisa, contaban con 20 minutos libres, era con forme avanzaba el día que los ratos de descanso se iban reduciendo.

Ino y Hinata salieron del salón juntas, a paso rápido, dejando a los dos muchachos solos. Estos se miraron entre sí, y salieron a los segundos después.

—¡Ya dime! Antes de que nos vuelvan a interrumpir. —dijo Hinata, caminando entre los pasillos con Ino a su lado. 

—Cómo te decía, necesito que hables con Naruto y le propongas salir a...

—Hola, Ino. —las interrumpió un muchacho más alto que ellas, de piel bastante blanca y cabello negro, era Sai, el novio de ella.

—No puede ser. —la Hyuga presionó su tabique con el dedo pulgar e índice.

El muchacho se les había unido, Hinata comenzaba a sentirse de mal tercio, por lo que apenas tuvo la oportunidad, se fue por otro pasillo. Entró a los baños, tratando de no pensar en la manera que Ino miraba a ese muchacho, bajó su cabeza, estaba apoyada en el fregadero. La puerta se abrió, era Sakura, caminaba hacia ella.

—¿Qué es lo que están tramando tú y la cerda? 

—¿A qué... te refieres? —la estaba mirando igual que aquella vez en el salón de clases, puso una de sus manos sobre el hombro de la Hyuga, presionando con fuerza. La orejas de Hinata bajaron.

—Sabes perfectamente bien a lo que me refiero, no te hagas la estúpida. 

—No, yo no...

—Leí el mensaje de Ino, ¿para qué quieren que esos dos se acerquen? ¿Acaso no les basta con que sean compañeros? ¿Qué están tramando?

Comenzaba a sentirse acorralada, sabía que si le decía la verdad, la Haruno solo se encargaría de frustrar sus planes. Apretó sus puños con fuerza, y haciendo uno de su valentía, tomó la muñeca de la muchacha que aún presionaba su hombro, la alejó de sí misma, dándole una mirada desafiante.

—No es algo que te tenga que importar, es algo muy entre ella y yo. Si tanto te interesa seguirte arrastrando por Sasuke, pues hazlo por tu cuenta, y no te metas en los asuntos de los demás. —la empujó con la fuerza suficiente para tener el camino libre, se dirigió con la frente en alto hacia la puerta.

—Si quieres ser parte de esas personas enfermas, pues hazlo, pero no trates de involucrar a mi Sasuke en esto. No soy estúpida, sé muy bien la intención que tienen. —la Hyuga se detuvo, tenía la perilla en su mano, la tomaba con fuerza. —También sé que el Uzumaki es igual que tú, así que tengan cuidado. No creas que no sé que andas babeando por la cerda esa, supongo que no querrás que se entere. —su tono de burla le hacía hervir la sangre, era un hecho que no quería que la rubia se enterara.

—Al menos yo no le ando rogando su atención, ni la fastidio a cada minuto del día. Si tan solo supieras todo lo que Sasuke piensa de ti, supongo que lo dejarías vivir en paz, bueno, aunque eso lo dudo, siempre volverás a él. —la miró por sobre su hombro. —Deberías de tener más dignidad.

Salió del baño, ignorando los insultos de la pelirosa. Era la primera vez que se había animado a enfrentarla; después del incidente que tuvo con ella en el salón, ya había soportado varios comentarios despreciativos en su contra, pero nunca le había hecho frente. Se sentía bien. Realmente bien.

No tenía que volver a topar con la Haruno para saber que ahora estaría más en su contra, si antes le caía mal, no quería imaginar en esos momentos. Al menos podía contar con sus amigos, ¿no? Lo único que le preocupaba, es que de verdad decidiera andar por ahí divulgando su secreto.

La hora del almuerzo transcurrió igual que la del día anterior, los cuatro se habían sentado en una misma mesa. Hinata mantuvo en silencio en pequeño percance con Sakura, simplemente haría de cuentas que nunca sucedió

—¡Es cierto! Necesito buscar a la profesora Kurenai por un asunto, ven conmigo, Hina. 

—Pero, yo... ¡ah, está bien! —exclamó cuando ya la había halado de su asiento, su almuerzo había quedado a medio comer.

Ambas salieron del comedor, volviendo a dejar a los chicos confundidos por la actitud que tenían ese día. Solo siguieron hablando entre ellos. Ino se aseguró de irse por un pasillo en que nadie llegaría, miró a ambos lados antes de acercarse al rostro de Hinata.

—Ahora es el momento de hablar del plan. 

—Te recuerdo que mi almuerzo se quedó allá, y tengo hambre. —se cruzó de brazos. —Quedas pendiente con eso, eh. Dime cuál es. 

—Bien, le vas a proponer a Naruto salir este fin de semana, estuve averiguando y aparentemente hay una feria a unas cuantas cuadras del instituto. Tenemos hasta el domingo en la noche.

—Suena bien, ¿pero qué hay de Sasuke? —una estudiante, de su misma generación, se acercó a ellas, llevaba unos papeles en sus manos.

—Oye, Hinata, necesito que por favor...

—¡No interrumpas! —le regañó la Hyuga con enojo, no iba a permitir una tercera interferencia en su plan. —Shu shu. —le hizo señas con la mano para que se alejara. La castaña se alejó sorprendida por el repentino cambio de Hinata, siempre la había visto como una persona callada y tímida. 

—Cómo decía. —sonrió nerviosa. —Yo me encargo de él, haré que asista así no quiera. Nos encontraremos "casualmente" allá, y ahí nos aseguraremos que pasen tiempo juntos. Parte de las atracciones principales de la feria, es la Noria, ¡haremos que suban!

—¡Claro! Todos esos minutos serán ellos solos. —sonrió emocionada. —Pero aún conservo la duda de si andarían con un hombre.

—Bueno, tampoco es imposible. —apoyó su espalda en los casilleros. —Hoy a la salida los invitaremos.

—De acuerdo.

El resto de horas pasaron eternas para ambas muchachas, estaban ansiosas de que la campana sonara por última vez en el día. El sufrimiento es que la última lección era inglés, ¡maldita la hora en que decidieron impartir esa materia! La profesora miraba a los alumnos, buscando alguno para que leyera una pequeña lectura. Algunos fingían tomar apuntes, otros leían el libro, unos pocos se sentían con la suficiente capacidad para levantarse y hablar.

—Yo puedo hacerlo. —levantó, Sakura, la mano. Varios la miraban, impresionados, aunque ella solo quería impresionar a una persona.

—Gracias, Sakura, pero prefiero que lo haga Naruto, ya que parece no estar interesado en la clase. —mencionó la mujer con una mano en su cintura, la otra sostenía el libro de texto. La mirada de los alumnos se posó sobre el rubio. Este los miraba sin inmutarse.

Bueno, quizá no demostraría ser lo suficientemente capaz de hablar fluido otro idioma, pero al menos podría disfrutar de cómo ese rubio se equivocaba. Desde que lo vio, supo que no tenía nada bueno que dar.

—Joven Uzumaki, lea el texto de la página 16, el que habla sobre la escritora J.K Rowling.

—De acuerdo. —según una de las reglas de la profesora Kurenai, cada vez que leían, debían de ponerse de pie. Tomó su libro entre sus manos, e inhaló algo de aire. —J.K Rowling is a British writer best known as the author of the Harry Potter fantasy series. The books have acquired worldwide attencion, won multiple prizes, and sold more than 400 million copies. 

Bien, detente. —algunos murmuraban por la fluidez con la que el rubio había hablado, Sakura apretaba sus puños con fuerza. —Quisiera que me digas qué dice lo que acabas de leer.

Sakura vio otra oportunidad en esa solicitud de la profesora. Había topado con compañeros que sabían pronunciar las palabras, sin embargo, no tenían conocimiento de su traducción. No podía imaginar que ese Uzumaki fuese mejor que ella. 

—En resumen, dice que J.K Rowling es una escritora Británica, conocida por ser la autora de los libros de Harry Potter. Ha captado la atención mundial, ganado múltiples premios y vendido más de 400 millones de copias.

—¡Perfecto! —le felicitó la profesora. Un crujido llamó la atención de algunos alumnos cerca de la pelirosa, tenía un trozo de lápiz en cada mano. —Puedes sentarte.

Los pocos minutos que faltaban, fueron los que Kurenai decidió dejarlos salir antes. Había quedado complacida con el Uzumaki, además, de un muy buen humor. Ino dirigió una rápida mirada a Hinata, quien captó de inmediato y tomó del brazo a Naruto, arratrándolo fuera del salón.

—¿Sucede algo? —preguntó confundido. —Has estado extraña.

—No es por nada. —le sonrió. —Quería... invitarte a salir el fin de semana. Como te conocí hace apenas unos pocos días, quisiera saber más de ti. ¡Hay una feria cerca de aquí! Me encantaría ir contigo.

—¿Una feria? ¡Suena bien! —este le devolvió la sonrisa. 

—¡Bien! Nos veremos el domingo a las cinco de la tarde en la entrada, ¡no vayas a faltar! —con un movimiento de mano, se despidió y dio media vuelta. Por fin algo le había salido bien ese día.

Adentro del salón, Ino tenía su propio dilema.

—Solo un ratito, por favor. —quería sonar convincente, ¡tenía que sonar convincente! —De verdad tengo muchas ganas de ir, y Hinata no puede.

—¿Qué hay de Sai? —tomó sus cosas y caminó a la puerta del salón, miró a ambos lados como su buscase a alguien. Después simplemente siguió caminando.

—Eh... tampoco puede. ¡Oh, vamos! Es solo un ratito, es más, cualquier favor que llegues a necesitar, puedes contar conmigo.

—Está bien. —pensaba aceptar antes de que la muchacha dijera lo del favor, pero ya que lo dijo...

—¡Gracias! Nos veremos a las seis de la tarde en la entrada, ¡ahí te esperaré!

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