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ya no puedo más

La mañana comenzaba como cualquier otra en la casa de los Loud, aunque para Lincoln, había algo de peculiaridad en esa rutina diaria. Con diez hermanas haciendo ruido por toda la casa, levantarse de la cama era una tarea complicada. El sonido de las puertas abriéndose y cerrándose, risas, gritos, y el bullicio habitual llenaban la casa, pero Lincoln, que ya estaba acostumbrado, simplemente los ignoraba mientras intentaba salir de la cama.

Se estiró lentamente, recordando lo que había sucedido días antes. Aunque su cuerpo aún mostraba señales del daño que había sufrido, su recuperación había sido notable. Las cicatrices y magulladuras que habían marcado su piel parecían desvanecerse poco a poco, pero el dolor seguía presente en sus articulaciones. Sus hombros y piernas se sentían rígidos, pero eso no le impedía seguir adelante. Sabía que no podía permitirse flaquear.

Se levantó con dificultad, notando el cansancio que aún quedaba en su cuerpo. El físico que había alcanzado después de los eventos recientes era impresionante, pero cada movimiento era recordatorio de que su cuerpo todavía no estaba al cien por ciento.

Bajó las escaleras, entrando a la cocina con paso firme, a pesar de la incomodidad. Las voces de sus hermanas llenaban la estancia, algunas conversando animadamente, otras simplemente discutiendo por cosas triviales. Su madre, Rita, estaba de pie junto a la isla de la cocina, sirviendo desayuno. En cuanto vio a Lincoln entrar, no pudo evitar sonreír con un poco de preocupación en el rostro.

Rita:
—Lincoln, ¿cómo te sientes hoy? Te ves mejor, pero aún debes descansar.

Lincoln sonrió débilmente, apreciando la preocupación de su madre, pero también sabía que no podía permitirse quedarse en cama.

Lincoln:
—Estoy mejor, mamá. No es tan malo. Ya sabes que las cosas aquí nunca se calman, y tengo que estar preparado para todo.

Mientras se sentaba en la mesa, podía ver cómo sus hermanas seguían con sus conversaciones caóticas. Leni estaba discutiendo sobre qué vestido ponerse, Lisa estaba más interesada en algún experimento científico en la esquina, y Lana y Lola parecían tener su propia discusión sobre algo relacionado con el pelo de una muñeca. A pesar de todo el ruido, Lincoln sentía cierta paz en medio de la tormenta.

Aunque su cuerpo aún estaba recuperándose de lo que había pasado, su mente había empezado a adaptarse a la nueva normalidad. Había aprendido a lidiar con los momentos de dolor físico y con los desafíos emocionales que venían con todo lo que había ocurrido.

Lori:
—¡Lincoln! ¡Deja de hacer esa cara, y ven a ayudarme con los platos!

Lincoln:
—Sí, claro… susurrando para sí mismo... Aunque mi cuerpo no esté al cien, hay cosas que no cambian, ¿verdad?

Se levantó y fue a ayudar a Lori, con su mente ocupada por las experiencias recientes, pero también sabiendo que la vida, por más caótica que fuera, seguía adelante. Sus hermanas no sabían todo lo que había pasado, y en cierto modo, él prefería mantenerlo así. Por ahora, lo único que le importaba era adaptarse a esta nueva versión de sí mismo y superar los retos, uno a uno.

En medio del bullicio, Lincoln se sintió un poco más fuerte. Estaba claro que la batalla no había terminado, pero al menos ya no era tan vulnerable como antes. Mientras sus hermanas seguían con sus bromas y discusiones, Lincoln sabía que el día sería otro desafío, pero también una oportunidad para seguir adelante.

La televisión estaba encendida en la sala de estar, y Lola, que había estado mirando algo con interés, de repente levantó la voz, captando la atención de todos en la cocina.

Lola (con tono alarmado):
—¡Chicos, tienen que ver esto! ¡Ha pasado algo terrible en la ciudad!

Sus hermanas, curiosas por su reacción, se acercaron rápidamente al televisor. Lincoln, que estaba sentado en la mesa de la cocina, levantó una ceja al escuchar el tono preocupado de su hermana, pero no se movió, aún inmerso en sus propios pensamientos. Sin embargo, las noticias en la pantalla fueron suficientes para que todos se quedaran en silencio.

La noticia comenzaba con una imagen en la que el edificio de Industrias Talca, uno de los más importantes de la ciudad, aparecía gravemente dañado. Escombros por todas partes, ventanas rotas, y lo que parecía ser un lugar donde la vida había sido desgarrada por completo.

Locutora en las noticias (con tono grave):
—Un ataque sin precedentes ocurrió en el edificio de Industrias Talca, en el centro de Royal Woods. Se reportan más de 40 muertes y decenas de heridos. El dueño de la compañía, Evan Talca, se encuentra en estado crítico. Testigos afirman haber visto criaturas y seres humanos desconocidos atacando a los empleados del edificio. La policía aún no tiene respuestas sobre lo sucedido, pero los primeros informes hablan de un evento extremadamente violento y extraño.

La imagen del edificio destruido se vio interrumpida por un breve video, uno tan perturbador que fue claramente censurado en varias partes. Lo que parecía ser una figura monstruosa se movía entre las ruinas, seguida de la silueta de un hombre con una presencia inquietante. Los reporteros intentaban contener el pánico al informar, pero la atmósfera estaba cargada de un miedo palpable.

Lola (mirando fijamente el televisor):
—¡Eso es... eso es sobrenatural! ¡No puede ser real! ¿Qué clase de monstruos son esos? ¡No puedo creerlo! ¿Cómo es posible que algo así haya pasado aquí, en Royal Woods?

Leni (con la mano en la boca, horrorizada):
—¡Ay, no! ¡Es como algo sacado de una película de terror! ¡Esas criaturas no se ven como nada de este mundo! ¡Esto no está bien!

Lori (frunciendo el ceño, con tono serio):
—Esto es... raro. Es como si el mundo se estuviera volviendo un lugar peligroso. Pero... ¿realmente criaturas de otro mundo están atacando aquí? No sé qué pensar.

Lisa (pensativa, mirando las imágenes con desconfianza):
—Miren, no estoy diciendo que lo que haya pasado no sea preocupante. Es obvio que algo muy extraño ocurrió en ese edificio. Pero no necesariamente tiene que ser algo sobrenatural. Las "criaturas" podrían ser personas con tecnología avanzada o incluso mutantes. No todo lo extraño tiene que ser necesariamente paranormal.

Lola (incrédula, pero nerviosa):
—¡Lisa, no son humanos! ¡Mira cómo se mueven, cómo atacan! ¡Esas cosas no son naturales! No me puedes decir que esas son solo personas raras. ¡Hay algo mucho más grande detrás de esto!

Lori (intentando ser lógica):
—Lisa tiene un punto. Tal vez esos "monstruos" no sean monstruos de verdad. Podrían ser humanos con tecnología experimental o alguna alteración genética. Eso explicaría cómo se ven tan diferentes, pero no explica lo que hicieron. Esto parece mucho más complicado.

Lola (decepcionada, pero insistente):
—¡No, no, no! ¡Esto es algo que no tiene sentido! ¡Las criaturas atacaron a las personas como si fueran animales, sin ninguna explicación lógica! ¡Es como algo sacado de un cómic!

Lisa (pensativa, con tono más calmado):
—A lo mejor, Lola, pero eso no necesariamente significa que todo sea sobrenatural. Podría ser el resultado de experimentos humanos fuera de control o algo relacionado con... algún tipo de tecnología desconocida. Debemos estar abiertos a varias explicaciones antes de asumir lo peor.

Lori (mirando a Lisa con una expresión crítica):
—Puede que tengas razón, Lisa, pero con todo esto... la ciudad nunca había estado tan agitada. Y esos "hombres" que aparecen en las imágenes... parece que no son simplemente personas. Están actuando de una manera extraña. Y lo de las criaturas... no sé, algo no cuadra.

Lola (en tono más alarmado):
—¡Y no olvidemos que este tipo de cosas nunca han pasado en Royal Woods! ¿Qué está ocurriendo? ¿Será que hay alguien más aquí con poderes o... qué?

Las hermanas, ya un poco confundidas, comenzaron a discutir entre sí, sin ponerse de acuerdo. El misterio sobre lo sucedido en Industrias Talca parecía solo abrir más preguntas. La incertidumbre se apoderaba de ellas.

Mientras tanto, Lincoln, que había estado escuchando la conversación desde la cocina, no pudo evitar sentirse inquieto. En su mente, algo le decía que debía hacer algo. Había algo detrás de todo esto que lo conectaba directamente con el peligro que acechaba a la ciudad, pero ¿qué podía hacer?

Lincoln había sido testigo de cosas imposibles. Había sido un héroe en el pasado, sin que nadie lo supiera. Había enfrentado situaciones que desafían la lógica, pero nunca se había revelado. No quería que sus hermanas supieran la verdad sobre sus poderes. Después de todo, aún no entendía completamente lo que sucedía con él mismo.

Lincoln (pensando para sí mismo mientras se levanta lentamente de la mesa):
—No... No puedo hacer nada ahora. No quiero involucrarlas. Esto... esto tiene que terminar.

Finalmente, Lincoln, en un impulso de ansiedad y confusión, se levantó de la silla y caminó rápidamente hacia la puerta.

Lori (mirando a Lincoln, notando su actitud extraña):
—¿Lincoln? ¿Vas a salir? ¿Qué piensas sobre todo esto?

Pero Lincoln no respondió. La confusión y el miedo se apoderaban de él, y sin dar explicaciones, salió rápidamente de la casa. Sus hermanas lo miraron irse, sin saber exactamente qué pensar.

Lisa (con una ligera preocupación en la voz):
—¿Qué le pasa a Lincoln? Deberíamos preguntarle qué piensa sobre todo esto...

Pero antes de que pudiera terminar la frase, la puerta de la casa se cerró con un suave "clic", y Lincoln ya no estaba allí.

Mientras tanto, fuera de la casa, Lincoln corría con rapidez, sus pensamientos llenos de dudas y miedos. "No puedo dejar que mis hermanas descubran lo que soy... No quiero que se metan en esto."

Pero lo cierto era que el miedo de enfrentarse a lo desconocido lo estaba consumiendo. Y mientras corría, no podía evitar preguntarse si estaba a punto de enfrentarse a algo mucho más grande de lo que había imaginado otra vez .

Lincoln corría por las calles de Royal Woods, sus pensamientos agitándose en su mente como un torbellino. No importaba cuántas veces intentara dejar atrás el miedo, el sentimiento de fracaso seguía persiguiéndolo. Había enfrentado a Jason, había luchado contra los Siete Pecados Capitales y había perdido. Y ahora, se sentía solo, indefenso, como si nada en él fuera digno de ser llamado héroe.

El sol brillaba en el cielo, pero para Lincoln todo parecía nublado, gris. Cada paso que daba lo llevaba más lejos de la seguridad de su hogar, pero más cerca del abismo de la desesperación. El peso de todo lo que había fallado lo aplastaba, y aunque intentaba correr para alejarse de sus pensamientos, no podía escapar de sí mismo.

De repente, el mundo a su alrededor comenzó a desvanecerse. La luz del día se fue desmoronando como un sueño, hasta que todo se sumió en una oscuridad profunda. Lincoln se detuvo en seco, su respiración se aceleró y su corazón latía con fuerza, como si estuviera atrapado en una pesadilla. El miedo lo envolvía, dejándolo inmóvil, incapaz de moverse. La sensación de estar perdido, sin rumbo, lo consumió por completo.

Lincoln (sollozando, con voz quebrada):
—No puedo... no soy lo suficientemente fuerte... He fallado. He intentado ser el héroe, pero no lo soy. Ya no sé qué hacer... ¿Qué clase de héroe soy si no puedo salvarlos? Todos están sufriendo por mi culpa.

El llanto de Lincoln era incontrolable. Se sentó en el suelo, sus manos cubriendo su rostro mientras la oscuridad lo rodeaba por completo. Se sentía atrapado en un vacío, sin esperanza, sin fuerza. Todo parecía tan irreal, como si nada tuviera sentido.

Pero entonces, en medio de esa oscuridad, una luz cálida apareció. Una figura surgió de las sombras, rodeada por un resplandor dorado que iluminó el vacío que lo rodeaba. Lincoln levantó la cabeza, con la vista nublada por las lágrimas, y vio al anciano Shazam, su maestro, parado frente a él. La figura del mago parecía inmutable, pero sus ojos brillaban con una sabiduría profunda.

Mago Shazam (con voz cálida y firme):
—Lincoln, ¿qué te ocurre? El miedo es natural, pero no dejes que te consuma. Eres más fuerte de lo que crees.

Lincoln, con el corazón aún lleno de dudas, se levantó lentamente, mirando al Mago Shazam con una mezcla de tristeza y miedo.

Lincoln (con voz quebrada):
—No puedo con esto... tengo miedo. Ya me enfrenté a Jason, a los Siete Pecados Capitales, y fracasé... ¿cómo puedo ser un héroe si no soy capaz de detenerlos? Todos han sufrido por mi culpa, y yo... yo soy el culpable de esto.

Las lágrimas seguían cayendo de sus ojos, pero el Mago Shazam no apartó la mirada. En lugar de condenarlo, como Lincoln temía, el anciano lo observó con compasión, entendiendo el dolor que sentía.

Mago Shazam (con voz llena de sabiduría):
—Lincoln, todos los héroes, incluso los más grandes, han enfrentado la derrota. Yo mismo cometí errores, mucho antes de que llegaras a este punto. Nadie es perfecto. Lo que te define no es la cantidad de veces que caes, sino cómo te levantas. La derrota es solo una parte del viaje. El verdadero heroísmo está en seguir adelante, a pesar del miedo, a pesar de las dudas. Es en esos momentos de oscuridad donde descubres la fuerza que tienes dentro.

Lincoln temblaba, pero las palabras del Mago Shazam empezaban a calar en su corazón. ¿Cómo había podido olvidar eso? Había visto a muchos héroes caer, pero siempre se levantaban. Y, de alguna manera, él también tenía que encontrar esa fuerza dentro de sí mismo.

Lincoln (con voz entrecortada, aún inseguro):
—Pero... ¿y si nunca soy suficiente? ¿Qué pasa si no soy capaz de detenerlos? Ya los enfrenté, y perdí. Todo por mi culpa. ¿Cómo voy a seguir adelante con esto?

El Mago Shazam dio un paso hacia Lincoln, y con su presencia, la luz que lo rodeaba se hizo aún más intensa. Se agachó un poco, para que Lincoln pudiera mirarlo a los ojos.

Mago Shazam (con una sonrisa serena):
—Lincoln, te estás juzgando demasiado severamente. Los errores no te definen. Los héroes no son seres perfectos. La perfección es una ilusión. Todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos y seguir luchando. Tienes un corazón valiente, y eso es lo que te convierte en un héroe, no tus victorias o derrotas. Recuerda, no todo depende de ti solo. El coraje que demuestras al seguir luchando, a pesar de todo, es lo que importa.

El mago puso una mano en su hombro, dándole una sensación de consuelo, de esperanza.

Mago Shazam (con firmeza):
—No te castigues por tus fracasos, Lincoln. Si alguien tiene el potencial para superar sus miedos y hacerse más fuerte, eres tú. Y nunca estarás solo en esto. Recuerda que siempre hay aquellos que te apoyan y que, aunque no puedas verlos, te ayudarán a levantarte cuando lo necesites.

Con esas palabras, la oscuridad comenzó a desvanecerse lentamente, dejando paso a la luz que iluminaba el rostro de Lincoln. El peso que sentía en su corazón comenzó a aliviarse, aunque las dudas y el miedo seguían ahí, ya no parecían tan abrumadores.

Lincoln levantó la cabeza, secándose las lágrimas con la mano, y respiró profundamente. A pesar de las incertidumbres que aún tenía, ahora entendía que el camino del héroe no era perfecto, y que estaba bien no tener todas las respuestas. Lo importante era seguir adelante.

Lincoln (con voz temblorosa pero firme):
—Lo intentaré, Shazam. No prometo que sea fácil, pero... lo intentaré. No dejaré que el miedo me controle.

En el silencio del vasto y pacífico paisaje que el Mago Shazam había invocado, Lincoln, ya más tranquilo pero con una creciente duda, miró al anciano mago. Sentía que algo dentro de él estaba despertando, pero aún no comprendía completamente el alcance de lo que el mago le había dicho. El miedo seguía allí, en las sombras de su mente, pero las palabras de Shazam comenzaban a calmarlo, aunque la pregunta persistía en su interior.

Lincoln (con voz suave, aún pensativo):
—Pero, ¿cómo sé que realmente puedo? ¿Cómo sabes que este poder... el que dices que aún no he liberado, es suficiente para detener a Jason y a los Siete Pecados Capitales? Esto... esto se siente tan grande, tan fuera de mi control. Y... ¿dónde estoy ahora? ¿Es todo esto realmente mi mente, o es solo un sueño?

El Mago Shazam, con su expresión calma pero sabia, se acercó un paso más a Lincoln, como si intentara transmitirle la respuesta sin necesidad de palabras. Observó con atención, dándose cuenta de que Lincoln no solo buscaba respuestas, sino también dirección. El joven no estaba pidiendo poder, sino comprensión, y eso era lo que realmente necesitaba en ese momento.

Mago Shazam (con una voz profunda y tranquilizadora):
—Este lugar es tu mente, sí, pero también es el reflejo de tu alma. Aquí, no hay mentiras ni engaños, solo verdades que has guardado en lo más profundo. El poder que aún no has liberado reside en tu corazón, en tus elecciones. Jason y los Siete Pecados son fuertes, pero su mayor poder proviene del caos y el miedo que siembran en ti y en los demás. Tú eres diferente, Lincoln. Tienes la capacidad de cambiar las reglas, de confrontar esa oscuridad. Pero debes creer en ti mismo, aceptar que todo lo que has vivido hasta ahora, las derrotas, los miedos... son parte de tu camino hacia la verdadera fuerza.

Lincoln, ahora sintiendo un ligero resplandor de comprensión, comenzó a visualizar lo que el mago quería decir. La batalla contra Jason y los Siete Pecados Capitales había sido un golpe duro, y su miedo lo había debilitado. Pero algo se estaba encendiendo dentro de él. No podía seguir viviendo con miedo, no si quería salvar a todos, no si quería detener a Jason de una vez por todas.

En silencio, comenzó a pensar. Una idea comenzó a formarse en su mente, arriesgada, pero no podía seguir esperando. Necesitaba hacer algo. Mientras miraba al Mago Shazam, su mente trazaba un plan, uno que podría ser su única oportunidad de enfrentar a Jason y a los Pecados Capitales.

Lincoln (con una expresión más resuelta, pero con cierto temor):
—No sé si esto va a funcionar, pero... estoy pensando en algo. El Mago Shazam me habló de una esfera, una esfera que podría encerrar a los Siete Pecados Capitales, ¿cierto? Si logro quitarle esa esfera a Jason, tal vez pueda sellarlos... pero necesitaré tiempo. No sé cómo voy a hacerlo, pero si puedo distraerlos, o mejor aún, hacer que Jason la deje vulnerable, tal vez pueda lograrlo.

Lincoln frunció el ceño, y sus ojos mostraron una chispa de determinación. Sabía que el plan era arriesgado. Jason no sería fácil de engañar, y mucho menos los Siete Pecados Capitales. Pero si quería ganar, si quería salvar a todos, debía intentar algo audaz, algo inesperado.

Lincoln (murmurando para sí mismo, con más confianza):
—Si logro acorralar a Jason en su propio juego, podría conseguir esa esfera. De alguna manera, eso es lo que tengo que hacer... debo mantenerme calmado, no dejar que el miedo me controle. Esto es lo que soy. Es lo que debo hacer.

El Mago Shazam, observando el cambio en Lincoln, sonrió ligeramente. Sabía que el joven había comenzado a encontrar su propósito, y eso era lo que más necesitaba en ese momento.

Mago Shazam (con voz profunda y firme):
—Recuerda, Lincoln, no es el poder físico el que te permitirá vencer a Jason y los Siete Pecados. Es tu mente, tu determinación, lo que te permitirá ganar. Eres más fuerte de lo que imaginas. La esfera no es solo un objeto; es un símbolo del control que Jason tiene sobre sus monstruos. Si puedes quitarle esa esfera, quitarás el control que ejerce sobre ellos. Pero recuerda, no te enfrentes a ellos con miedo, ni con dudas. Solo con confianza en ti mismo, con tu verdadero poder.

Lincoln asintió, una sensación de paz le invadió. Su plan era arriesgado, pero ahora entendía que no solo dependía de su fuerza. Dependía de su habilidad para ser astuto, de mantener la calma, y de tener la confianza de que podía superar cualquier obstáculo. La luz en su corazón comenzó a brillar más fuerte.

Lincoln (con voz más firme, mirando al Mago Shazam):
—Gracias, Shazam. Ahora sé lo que debo hacer. Voy a intentarlo. No me voy a rendir.

El Mago Shazam asintió y, con un gesto sutil, la imagen del lugar comenzó a desvanecerse. Lincoln sintió que su mente volvía al mundo real, al lugar donde debía estar. El miedo que había sentido antes aún estaba allí, pero ya no dominaba su voluntad.

Cuando volvió a abrir los ojos, estaba de nuevo en la calle, bajo el sol brillante del día. Sin perder tiempo, miró hacia adelante, decidido. Sabía lo que tenía que hacer, y no iba a dejar que nada ni nadie lo detuviera.

Con una nueva determinación en su corazón, Lincoln comenzó a correr, listo para enfrentar a Jason, a los Siete Pecados Capitales, y a enfrentarse finalmente a sus propios miedos.

Fin del capítulo

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