un problema de momento
Obi-Wan se dirigió hacia el motor de la nave, preparado para abordar la tarea de reparación. Sabía que no sería una tarea fácil, pero estaba decidido a hacer todo lo posible para asegurarse de que la nave estuviera en perfectas condiciones para despegar de Tatooine. Mientras comenzaba a trabajar en las reparaciones, se sorprendió al darse cuenta de que todo parecía más fácil de lo que esperaba. Cada pieza parecía encajar en su lugar de manera natural, como si hubiera reparado naves espaciales toda su vida.
Obi-Wan se detuvo por un momento, reflexionando sobre esta extraña sensación de familiaridad. Supuso que era gracias a los recuerdos y conocimientos del Obi-Wan Kenobi original que ahora residían en su mente. Era como si estuviera recordando habilidades que había aprendido en otra vida, y eso lo llenaba de una sensación de confianza y certeza.
Mientras continuaba trabajando en la nave, su mente se llenó de pensamientos sobre el futuro que le esperaba. La responsabilidad de ser Obi-Wan Kenobi, el Jedi, pesaba sobre sus hombros. Sabía que tenía que enfrentar desafíos monumentales, como la responsabilidad de tener a Anakin Skywalker como su Padawan en el futuro, las guerras clon que devastarían la galaxia, y la lucha final contra el malvado Sith, Darth Sidious.
Obi-Wan se preguntó cómo sería volver a vivir como Obi-Wan Kenobi, con todas las experiencias y lecciones que había aprendido en su vida anterior. Sentía una mezcla de emoción y aprensión ante la idea de enfrentar los eventos que ya conocía de las películas de Star Wars. Pero también se sintió animado por la oportunidad de hacer las cosas de manera diferente, de influir en el curso de la historia y tal vez incluso cambiar el destino de la galaxia para mejor.
Con determinación renovada, Obi-Wan continuó con su trabajo en la nave, listo para enfrentar cualquier desafío que el futuro le deparara. Estaba decidido a ser un Jedi valiente y compasivo, dispuesto a sacrificarlo todo por el bien mayor.
Con la nave finalmente reparada, Obi-Wan se sintió satisfecho al ver que todo estaba listo para despegar de Tatooine. Sin embargo, su atención fue captada por la presencia de dos seres, un adulto y un niño. Obi-Wan supuso de inmediato que debían de ser Qui-Gon Jinn y Anakin Skywalker.
No pasó mucho tiempo antes de que una tercera presencia, oscura y amenazante, se hiciera sentir. Obi-Wan intuyó que debía tratarse de Darth Maul.
Sus sospechas fueron confirmadas cuando presenció cómo el siniestro Sith atacaba rápidamente a Qui-Gon. Sin embargo, el maestro Jedi se defendió con destreza ante los feroces ataques de su enemigo.
Justo en ese momento, Anakin entró en la nave, interrumpiendo el enfrentamiento. Obi-Wan se apresuró a dirigirse a la cabina y ordenó al piloto que comenzara a despegar, mientras observaba la situación afuera. Decidió que debían intervenir antes de partir y volar bajo hacia donde estaban Qui-Gon y Maul.
Qui-Gon subió rápidamente a la nave, visiblemente agotado por el enfrentamiento. Anakin se acercó preocupado y le preguntó si estaba bien.
Anakin: ¿Estás bien, maestro Qui-Gon?
Qui-Gon: Creo que sí, joven Anakin.
Obi-Wan preguntó quién era el atacante y Qui-Gon, con la mirada perdida en el horizonte, respondió con determinación.
Qui-Gon: No estoy seguro, pero conoce las artes Jedi. Sospecho que estaba buscando a la reina.
Anakin insistió en que debían avisar a la reina de la amenaza, pero Qui-Gon pidió paciencia.
Qui-Gon: Debemos ser pacientes, Anakin. Pero mientras tanto, permíteme presentarte a Obi-Wan Kenobi.
Anakin y Obi-Wan se estrecharon la mano con un gesto de camaradería. En ese momento, Obi-Wan sintió una oleada de emoción al estrechar la mano del legendario Skywalker, sabiendo que su destino estaba entrelazado con el de este joven niño destinado a grandes cosas.
Después del enfrentamiento con Darth Maul, Qui-Gon y Obi-Wan se sumieron en una conversación seria a bordo de la nave. Qui-Gon expresó sus sospechas de que Maul podría ser un Lord Sith, basándose en su sable de luz rojo, distintivo de los Sith. Obi-Wan asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.
Obi-Wan: ¿Crees que el atacante es un Lord Sith?
Qui-Gon: Es una posibilidad que no podemos ignorar. Debemos informar al Consejo Jedi sobre lo que hemos presenciado.
Obi-Wan asintió, aunque en su mente sabía que sería difícil convencer al Consejo de la verdad sobre Maul. Los Jedi eran conocidos por su escepticismo y su apego a la tradición. La idea de un Lord Sith actuando abiertamente en la galaxia seguramente sería difícil de aceptar para ellos.
Después de su conversación con Qui-Gon, Obi-Wan decidió dar un paseo por la nave para despejar su mente. Mientras caminaba por los pasillos, reflexionaba sobre su próximo enfrentamiento con Maul. Sabía que esta vez no podía permitirse ninguna vacilación. Si quería proteger a Qui-Gon y a los demás, tendría que enfrentarse al Sith con determinación y valentía.
Obi-Wan se prometió a sí mismo que esta vez sería diferente. No se conformaría con un simple duelo de sables de luz. Sabía que tenía que derrotar a Maul de una vez por todas, y eso significaba acabar con él de manera definitiva. No con un simple corte que lo dividiera a la mitad, sino con un golpe preciso en el cuello que lo separara de su cabeza.
Con esa determinación ardiente ardiendo en su corazón, Obi-Wan se preparó mentalmente para el enfrentamiento que se avecinaba. Sabía que la batalla por delante sería difícil y peligrosa, pero también estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para proteger a los que amaba y salvaguardar la paz en la galaxia.
Después de su reflexión sobre enfrentarse a Darth Maul, Obi-Wan decidió dirigirse hacia su camarote para descansar un poco y prepararse para lo que vendría. Mientras caminaba por los pasillos de la nave, se topó con una escena inesperada: Padmé salía de una habitación vestida con la ropa de una sirvienta. Obi-Wan comprendió de inmediato por qué ella estaba allí, lo que indicaba la presencia de Anakin. Una idea traviesa se formó en su mente y decidió acercarse a hablar con el joven aprendiz.
Con paso decidido, se aproximó a Anakin, quien parecía sorprendido por su presencia.
Obi-Wan: ¿Así que ahora tienes novia, Anakin?
Anakin se sonrojó levemente ante la pregunta, negando con la cabeza.
Anakin: No, maestro Obi-Wan, no tengo novia.
Obi-Wan no pudo evitar soltar una risita burlona.
Obi-Wan: Ah, ¿de verdad? Pensé que tal vez habías encontrado a alguien especial en Tatooine.
Anakin parecía incómodo ante la burla de su maestro, pero antes de que pudiera responder, Obi-Wan decidió cambiar de tema.
Obi-Wan: ¿Extrañas algo de Tatooine, Anakin? ¿Quizás a tu madre?
La expresión de Anakin cambió de inmediato ante la mención de su madre. Sus ojos se llenaron de tristeza y nostalgia mientras asentía con la cabeza.
Anakin: Sí, la extraño mucho. Desearía poder verla de nuevo.
Obi-Wan sintió un nudo en la garganta al recordar el destino trágico que le esperaba a la madre de Anakin en el futuro. Decidió que tenía que hacer algo al respecto.
Obi-Wan: Te prometo, Anakin, que en el futuro liberaré a tu madre de la esclavitud. Te lo prometo.
Anakin lo miró con incredulidad, pero luego una expresión de gratitud llenó sus ojos. Sin decir una palabra, Anakin se abalanzó hacia Obi-Wan en un abrazo repentino pero sincero.
Anakin: Gracias, maestro Obi-Wan. Significa mucho para mí.
Obi-Wan devolvió el abrazo, sintiendo una sensación de calidez y conexión con su joven Padawan. En ese momento, supo que haría todo lo posible para proteger a Anakin y cumplir su promesa, sin importar los desafíos que enfrentaran en el futuro.
Después de la conmovedora conversación con Anakin, Obi-Wan decidió retirarse a una habitación tranquila para meditar. Sabía que el viaje hacia Coruscant sería largo y aprovecharía ese tiempo para centrarse y reflexionar sobre lo que le esperaba.
Una vez dentro de la habitación, Obi-Wan se sentó en el suelo en posición de loto y cerró los ojos, concentrándose en su respiración. Dejó que su mente se aquietara, permitiendo que los recuerdos de Obi-Wan Kenobi fluyeran hacia él.
Con paciencia y determinación, Obi-Wan exploró los recuerdos de su vida pasada. Recordó sus años de entrenamiento como Padawan bajo la tutela de Qui-Gon Jinn, sus misiones como Jedi, y los muchos desafíos y sacrificios que había enfrentado en su camino hacia la maestría Jedi.
A medida que profundizaba en sus recuerdos, Obi-Wan se encontró reflexionando sobre la naturaleza de este nuevo universo en el que se encontraba. Se preguntó si este era un universo Legends, donde las historias y eventos podrían variar y ser interpretados de diferentes maneras, o si era un universo canon, donde la historia seguía un conjunto específico de reglas y eventos establecidos.
Obi-Wan sabía que no había una respuesta fácil a esta pregunta. Cada universo tenía sus propias complejidades y misterios, y él estaba determinado a explorar y comprender este nuevo mundo en el que se encontraba.
Mientras meditaba, Obi-Wan encontró consuelo en la sensación de conexión con la Fuerza. Sabía que, independientemente de la naturaleza de este universo, la Fuerza seguiría siendo su guía y su aliada en su viaje como Jedi.
Concluida su meditación, Obi-Wan se levantó con renovada determinación. Sabía que había mucho por descubrir y explorar en este nuevo universo, y estaba listo para enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino hacia la verdad y la justicia.
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