la muerte de obi wan [final de temporada]
En Geonosis, la tensión en el aire era palpable mientras Obi-Wan Kenobi y el Conde Dooku se encontraban en una sala oscura y silenciosa. Obi-Wan, consciente de la gravedad de la situación, decidió hablar con franqueza.
Obi-Wan: Dooku, es seguro que Mace Windu llegará a Geonosis junto con varios Jedi.
Dooku asintió, sus pensamientos reflejando la misma certeza.
Dooku: Yo también pensé eso. Es lógico, considerando la situación.
Obi-Wan: También es posible que el ejército clon de Kamino venga a Geonosis. Debemos estar preparados.
Dooku: ¿Por qué me mencionas todo esto, Obi-Wan?
Obi-Wan: Es probable que Geonosis no pueda soportar el ataque del ejército de clones de Kamino. Pero podemos evitar bajas entre los geonosianos y limitar las pérdidas solo a los droides.
Dooku entendió la lógica de Obi-Wan y asintió lentamente.
Dooku: Comprendo. Daré la orden a Poggle para que evite que los geonosianos salgan heridos.
Obi-Wan: Aún no he terminado. La senadora Padmé Amidala y Anakin Skywalker están en camino para rescatarme.
Dooku levantó una ceja, interesado.
Dooku: ¿Y cuál es tu idea, Obi-Wan?
Obi-Wan: Cuando lleguen Anakin y Padmé, debo parecer que he perecido y quedarme en las sombras.
Dooku, curioso, entendió las palabras de "muerte" en el contexto que Obi-Wan estaba planteando.
Dooku: ¿Qué necesitarías exactamente?
Obi-Wan: Primero, necesitaré a Jango Fett. Segundo, algunos droides. Y tercero, que Jango Fett sepa actuar de forma convincente.
Dooku sonrió con gracia.
Dooku: Eso último puede ser un problema a medias, pero veremos qué se puede hacer.
Ambos se permitieron una corta risa antes de que Dooku se comunicara rápidamente con el cazarrecompensas.
Dooku: Me comunicaré con Jango Fett para que venga aquí de inmediato y le daremos el contexto necesario.
Obi-Wan: También, si es posible, Jango no debería enfrentarse directamente a los Jedi, y mucho menos plantarle cara a Mace Windu.
Dooku asintió nuevamente.
Dooku: Le daré esa orden. Es un plan apresurado, Obi-Wan, pero si todo sale bien, podrías estar fuera de la mira de los Jedi y de Palpatine.
Obi-Wan: Exactamente. Necesito desaparecer para que podamos trabajar desde las sombras.
Dooku, con una expresión pensativa, miró a Obi-Wan.
Dooku: Este plan requiere precisión. Jango debe ser muy convincente. ¿Estás seguro de que podemos confiar en él para esto?
Obi-Wan: No tengo otra opción. Si logramos engañar a los Jedi y a Palpatine, tendremos una ventaja.
Dooku: Muy bien. Me aseguraré de que Jango entienda la importancia de su actuación. Necesitamos que todo parezca realista.
Obi-Wan: Así es. Y debemos asegurarnos de que los droides también actúen de manera creíble. Necesitamos que la ilusión sea perfecta.
Dooku: Entonces, cuando lleguen Anakin y Padmé, todo debe estar listo. Debemos coordinar cada movimiento con precisión.
Obi-Wan: Y una vez que desaparezca, podré moverme libremente y reunir pruebas de la identidad de Darth Sidious.
Dooku: Un riesgo grande, pero necesario. Si logras exponer a Palpatine, la galaxia tendrá una oportunidad.
Obi-Wan: Exactamente. Y mientras tanto, Geonosis estará protegido de una invasión total. Solo los droides sufrirán las consecuencias.
Dooku miró a Obi-Wan con una mezcla de respeto y cautela.
Dooku: Debemos tener cuidado, Obi-Wan. Cualquier error podría costarnos caro.
Obi-Wan: Lo sé. Pero estoy dispuesto a asumir el riesgo. Si podemos desmantelar la amenaza desde dentro, valdrá la pena.
Dooku: Entonces, adelante. Haré lo necesario para que esto funcione.
Obi-Wan: Gracias, Dooku. Debemos actuar rápido. Los Jedi no tardarán en llegar.
Dooku asintió y se dirigió a comunicarse con Jango Fett, mientras Obi-Wan comenzaba a planear los siguientes pasos de su estrategia. La galaxia estaba al borde del caos, y cada decisión, cada movimiento, sería crucial para determinar el futuro.
POV anakin y padme
La sombra de la batalla se cernía sobre Geonosis, y ambos sabían que el destino de la República y los Jedi dependía de lo que sucediera en los próximos momentos críticos. La tensión aumentaba, pero también lo hacía la determinación de Obi-Wan de lograr un cambio, de luchar desde las sombras para desmantelar la amenaza que se cernía sobre toda la galaxia.
En la vasta y árida superficie de Geonosis, una nave Nubiana descendía, deslizándose entre columnas de vapor que se elevaban como fantasmas en el crepúsculo. Dentro de la nave, Padmé Amidala observaba el paisaje con preocupación.
Padmé: Anakin, ¿ves esas columnas de vapor allá más adelante? ¿Son escapes de algún tipo?
Anakin, concentrado en los controles, asintió.
Anakin: Ahí está bien. Aterrizaré dentro de una de las columnas de vapor.
Con destreza, Anakin posó la nave suavemente en una de las áreas designadas, ocultándose entre las espesas nubes de vapor. Ambos se levantaron de sus asientos, preparándose para lo que les esperaba afuera. Padmé, con firmeza, se dirigió a Anakin.
Padmé: Anakin, pase lo que pase, deja que hable yo. No me interesa comenzar una guerra. Como miembro del Senado, tal vez encuentre una solución diplomática.
Anakin sonrió, aunque sus ojos mostraban preocupación.
Anakin: Descuida. Ya me he cansado de preocuparme por ti.
Dicho esto, Anakin agarró su sable de luz. Juntos, descendieron de la nave, acompañados por R2-D2, y se adentraron en una de las fábricas de Geonosis a través de una entrada oculta. El pasillo por el que avanzaban combinaba la tecnología geonosiana con la tierra nativa del planeta. Los geonosianos los observaban, pero por órdenes de Poggle, no atacaban.
Anakin: (Susurrando) Puedo sentirlos, pero no hacen nada. Debemos seguir adelante.
Mientras avanzaban, llegaron al corazón de la fábrica, donde gigantescas máquinas trabajaban incansablemente, creando miles de droides de combate. De repente, Padmé tropezó y cayó en una de las cintas transportadoras.
Padmé: ¡Anakin!
Anakin, sin pensarlo dos veces, corrió en su rescate. Rápidamente, ambos lograron reunirse y salir de las cintas transportadoras. Sin embargo, una de las máquinas tomó a Anakin por sorpresa, golpeándolo y haciendo que soltara su sable de luz, que cayó al vacío.
Anakin: No... No de nuevo. Obi-Wan va a matarme.
Pero no tuvieron mucho tiempo para lamentarse, ya que varios droidekas aparecieron y los apuntaron con sus armas.
Desde las sombras, Obi-Wan Kenobi emergió, atacando a los droides con destreza, usando la forma 4, Ataru, y destrozándolos rápidamente.
(imagen referente al estilo de pelea 4 ataru)
Anakin: ¡Obi-Wan!
Padmé: ¡Obi-Wan, estás vivo!
Obi-Wan devolvió los saludos, con una mezcla de seriedad y alivio.
Obi-Wan: ¿Qué están haciendo aquí en Geonosis?
Anakin, con una sonrisa, señaló a Padmé.
Anakin: Fue idea de Padmé. Venimos a rescatarte.
Obi-Wan miró a la senadora y asintió con gratitud.
Obi-Wan: Aprecio tu preocupación, pero debemos actuar rápidamente y salir de aquí.
Anakin: ¿Por qué tanta prisa?
Una voz desde atrás interrumpió la conversación.
Jango Fett: Por mí.
Obi-Wan se volvió, pero no fue lo suficientemente rápido para esquivar los dos disparos que Jango Fett le disparó en el pecho.
Anakin y Padmé gritaron al unísono.
Padmé y Anakin: ¡Obi-Wan!
Obi-Wan, con incredulidad, miró las heridas en su pecho. Con una sonrisa débil, volvió su mirada hacia Anakin y Padmé.
Obi-Wan: Espero que puedan tener una bonita relación.
Anakin y Padmé se quedaron perplejos mientras veían cómo Obi-Wan caía al suelo, soltando el sable de luz de Qui-Gon Jinn que tenía en la mano. Lleno de furia y tristeza, Anakin intentó usar la Fuerza para recuperar el sable, pero Jango Fett lo detuvo.
Jango Fett: No lo intentes, chico.
Droides adicionales llegaron y rodearon a Anakin y Padmé, capturándolos. Mientras eran llevados, Anakin y Padmé vieron cómo los geonosianos levantaban el cuerpo de Obi-Wan junto con el sable de luz de Qui-Gon.
Anakin, caminando en silencio, luchaba con sus pensamientos.
Anakin: (Pensando) ¿Cómo podré explicarle a mi madre que no pude salvar a la persona que la liberó de la esclavitud?
Padmé, con tristeza reflejada en sus ojos, también reflexionaba.
Padmé: (Pensando) Obi-Wan ayudó a liberar Naboo hace diez años. Lamento no haber podido salvarlo ahora.
La atmósfera estaba cargada de desesperación y tristeza mientras Anakin y Padmé eran llevados, conscientes de que habían perdido a uno de los más grandes Jedi. Sin embargo, una nueva esperanza y determinación empezaba a formarse en ellos, una chispa que, aunque pequeña, podría cambiar el curso de la galaxia.
Un tiempo corto despues
En una habitación que se asemejaba a una sala médica, Dooku y Jango Fett observaban a Obi-Wan Kenobi, quien estaba sentado en una silla, recuperándose de los disparos fingidos. La atmósfera estaba cargada de tensión y anticipación.
Jango: Por la expresión de la senadora y del chico, creyeron completamente tu muerte.
Obi-Wan, con una voz seria y un toque de humor, respondió.
Obi-Wan: Sentí esos disparos con furia, Jango.
Jango se encogió de hombros sin inmutarse. Dooku, manteniendo la compostura, preguntó.
Dooku: Ahora, ¿cuál es la siguiente parte de tu plan?
Obi-Wan: Antes de seguir, quiero saber qué pasará con Anakin y Padmé.
Dooku asintió, consciente de la importancia de esa información.
Dooku: Hace poco intenté hablar con la senadora Amidala para que Naboo se uniera a la Confederación, pero lo rechazó. Además, por entrar de manera ilegal, los geonosianos están considerando una ejecución pública.
Obi-Wan, en sus pensamientos, consideró la situación. Aunque habían evitado que Anakin masacrara a los geonosianos en las fábricas, las autoridades locales aún deseaban llevar a cabo la ejecución. Conociendo las habilidades de Anakin, no sería fácil ejecutarlo.
Obi-Wan: ¿Es posible poner cámaras que graben la ejecución pública?
Dooku, intrigado, levantó una ceja.
Dooku: ¿Por qué?
Obi-Wan: Para dejar claro a la galaxia que la República comenzó esta guerra con una invasión ilegal, gracias a nada menos que Mace Windu osea un jedi.
Una sonrisa se formó en el rostro de Dooku, apreciando la astucia del plan de Obi-Wan. Obi-Wan se volvió hacia Jango.
Obi-Wan: Si vas a estar en la ejecución pública, asegúrate de no pelear.
Jango: Ya lo sé, por órdenes de Dooku.
Dooku: Tu nave está lista, junto a tu droide.
Antes de partir, Obi-Wan planteó una última solicitud.
Obi-Wan: ¿Es posible que hagas un discurso en tu planeta natal, Serenno?
Dooku: Tenía como objetivo hacer eso en el mundo Raxus.
Obi-Wan negó con la cabeza.
Obi-Wan: Si haces eso de manera ilegal, cortando las comunicaciones del planeta con la República, te tomarán a ti y a la Confederación como terroristas.
Dooku asintió, comprendiendo la lógica de Obi-Wan.
Dooku: Entonces vete rápido del planeta y dirígete a Serenno, donde estarás a salvo. Me aseguraré de que los geonosianos estén enterrados a salvo en las catacumbas de Geonosis.
Obi-Wan se despidió de Jango y Dooku con un respetuoso gesto antes de dirigirse a su nave, donde Arfour, su droide astromecánico, lo esperaba. Arfour emitió una serie de pitidos inquisitivos.
Obi-Wan: Ahora hemos hecho un cambio de equipo, Arfour. Trabajamos contra la República.
Arfour respondió con una serie de pitidos confusos, pero Obi-Wan continuó.
Obi-Wan: Debemos hacerlo para destapar la mentira que oculta no solo el Senado, sino también el mismo Canciller Supremo.
Con eso, Obi-Wan despegó de Geonosis, accediendo a la velocidad de la luz. Mientras tanto, en la sala médica geonosiana, Dooku reflexionaba sobre los eventos recientes.
Dooku: (Pensando) Si bien estaba considerando usar a Obi-Wan para destruir a los Jedi, la República y a Sidious, ahora veo que Obi-Wan es la viva imagen de Qui-Gon Jinn. Esto cambia mis planes.
Jango: ¿En verdad era un Jedi? Por su forma de pensar, no lo parece.
Dooku: No todos los Jedi son como los que conocemos. Obi-Wan es diferente, estratégico.
Jango asintió, reconociendo la verdad en las palabras de Dooku. Tras una pausa, Dooku dio la siguiente orden.
Dooku: Debemos ir al coliseo. Pero antes, tengo que preparar algunas cosas.
Jango: Yo también debo preparar mi nave y a Boba para irnos cuanto antes.
Con un entendimiento mutuo, Dooku y Jango se separaron para realizar sus respectivas tareas antes de dirigirse al coliseo, conscientes de que los próximos movimientos serían cruciales para el destino de la galaxia.
Anakin y Padmé estaban sentados en un carruaje geonosiano, ambos inmersos en sus pensamientos mientras eran llevados al centro del Coliseo Petranaki. Anakin, aún triste por la aparente muerte de Obi-Wan, recordaba la conversación que tuvo con su maestro en Naboo. Había intentado confesarle a Padmé sus sentimientos, pero nunca encontró el momento adecuado. Ahora, con la posibilidad de un final cercano, sentía que debía decírselo.
Anakin: Padmé, ¿puedo decirte algo?
Padmé lo miró, expectante.
Padmé: Claro, Anakin. ¿Qué sucede?
Anakin: Desde que nos volvimos a encontrar, comencé a sentir algo por ti. No sabía cómo decírtelo, pero después de escuchar las palabras de Obi-Wan antes de morir, supe que tenía que hacerlo.
Padmé: ¿Por qué tardaste tanto en decirme?
Anakin: No lo sé. Supongo que tenía miedo. Pero ahora, con todo esto, no quiero esperar más.
Padmé no dijo nada, simplemente se inclinó y besó a Anakin. El sol intenso de Geonosis brillaba sobre ellos mientras eran llevados a los pilares en la arena.
Padmé, disimuladamente, colocó un clip que tenía guardado en su ropa en su boca mientras los encadenaban a los pilares. Desde lo más alto del coliseo, Dooku, acompañado de Poggle el Menor, Jango Fett con su hijo Boba, Nute Gunray y Rune Haako, observaban.
Poggle el Menor: Que comience la ejecución.
Las puertas se abrieron y un Reek salió, lanzando un feroz grito que hizo sobresaltar a los geonosianos. De otra puerta salió un Nexu, que rápidamente derribó a su jinete geonosiano, matándolo.
Anakin: Tengo un mal presentimiento sobre esto.
Dooku, en sus pensamientos, consideraba que las cámaras estaban listas para grabar el momento en que los Jedi invadieran.
Los geonosianos usaban sus varas eléctricas para mover al Reek y al Nexu hacia los prisioneros. Padmé logró desatarse de sus esposas y subió al pilar en el que estaba encadenada. Anakin, atacado por el Reek, saltó sobre la bestia y, utilizando la fuerza del Reek, logró cortar su cadena, liberándose del pilar.
Padmé: ¡Anakin, cuidado!
El Nexu atacó a Padmé, quien usó sus cadenas para golpear a la bestia, pero esta logró herirla en la espalda, provocando una sonrisa en Nute Gunray.
Nute Gunray: ¡Excelente! Que disparen, ¡hagan algo!
Padmé se elevó nuevamente al pilar mientras el Nexu se recomponía. Anakin, todavía montando el Reek, intentaba estabilizarlo a pesar de tener las esposas puestas. Finalmente, logró dominar la mente de la bestia y la controló.
Anakin: ¡Padmé, salta!
Padmé saltó detrás de Anakin, dándole un beso mientras el Reek los llevaba al centro de la arena.
Nute Gunray: ¡Esto no es lo que esperaba!
Gunray miró a Jango Fett.
Nute Gunray: ¡Acaba con ella!
Dooku: Paciencia, Gunray.
De las puertas del coliseo salieron varios droidekas que apuntaron sus armas hacia Anakin y Padmé. De repente, una figura con un sable de luz morado apareció detrás de Jango Fett, apuntándole al cuello.
Dooku lentamente volteo y con una sonrisa dice
Dooku: Maestro Windu es un placer que nos acompañe
Mace Windu: Se acabó la fiesta.
De distintas partes del coliseo comenzaron a aparecer varios Jedi con sus sables de luz encendidos, algo que alegró a Anakin y Padmé.
Dooku: Valiente, pero tonto, mi buen amigo Jedi. Las probabilidades están a nuestro favor.
Mace Windu: No lo creo.
Dooku, con una sonrisa, replicó.
Dooku: Lo creerás.
En las sombras, dos droides B2 dispararon contra Mace Windu, quien desvió los disparos con su sable. Jango se colocó su casco y usó su lanzallamas contra Windu, obligándolo a dar una vuelta y caer al coliseo, sacándose su capa algo quemada.
Así comenzó la primera etapa de la Batalla de Geonosis. Dooku observaba mientras Jango mencionaba a Boba.
Jango Fett: Debemos irnos.
Dooku asintió.
Dooku: Vayan rápidamente. Nosotros nos encargaremos del resto.
Jango y Boba Fett se alejaron rápidamente del coliseo, preparándose para abandonar el planeta, mientras la batalla se desataba a su alrededor. Los Jedi luchaban contra los droides en una confrontación que marcaría el inicio de la Guerra de los Clones.
Miles de droides B1 y B2 entraron al coliseo de Geonosis, enfrentándose a los Jedi que estaban ya en combate. La situación era caótica, con láseres cruzando el aire y explosiones resonando en todo el recinto. Un Jedi se acercó a Anakin, entregándole un sable de luz.
Jedi: Toma, Anakin. Usa esto para liberarte.
Anakin asintió, tomando el sable y usando su hoja verde para cortar las cadenas que aún lo retenían. Mientras tanto, los droides y algunos geonosianos se enfrentaban a los Jedi en una batalla frenética.
En ese momento, un cañón disparó contra un Jedi cercano, y la explosión resultante hizo que Anakin y Padmé cayeran del Reek, cortando la conexión de Anakin con la bestia. Rápidamente, se recomponieron. Padmé vio un carruaje cerca y, sin dudarlo, disparó a los geonosianos que lo custodiaban.
Padmé: ¡Anakin, rápido! ¡Al carruaje!
Anakin subió al asiento, mientras Padmé se montaba en el animal que tiraba del carruaje. Padmé disparaba a los droides B1 cercanos, mientras Anakin partía a otros con su sable de luz.
Más y más droides entraban al coliseo. En un momento, el maestro Jedi Coleman Trebor se enfrentó a Dooku. Sin embargo, Dooku lo empujó con la Fuerza, haciéndolo caer al vacío, donde un droide B2 lo remató.
El Reek, liberado, comenzó a perseguir a Mace Windu. Con rápidos movimientos y maniobras, Windu logró acabar con la criatura con un corte en la frente.
Mientras tanto, Anakin y Padmé estaban siendo atacados por un droideka que disparó al animal que tiraba del carruaje, haciendo que ambos cayeran al suelo. Usaron el carruaje como escudo.
Anakin: ¿Esta es tu solución diplomática?
Padmé, disparando: No, estas son negociaciones hostiles.
Mace Windu llegó a su posición, reflejando disparos con su sable de luz.
Mace Windu: ¿Dónde está Obi-Wan?
Anakin y Padmé bajaron la mirada con tristeza.
Anakin: Obi-Wan murió.
La cara de Mace Windu, normalmente estoica, mostró sorpresa e impacto. Sin embargo, no había tiempo para lamentaciones. Más Jedi caían ante los droides, que estaban rodeando a los Jedi en el centro del coliseo. De repente, los droides dejaron de disparar.
Dooku: Maestro Windu, ha peleado como los grandes, digno de un reconocimiento en los expedientes Jedi.
Otros Jedi, que habían intentado detener la producción de droides, fueron llevados al círculo con los demás por los geonosianos.
Dooku: Ahora se acabó. Ríndanse y podrán salvar sus vidas.
Windu: No seremos rehenes de tus planes, Dooku.
Dooku: Entonces lo lamento, amigo.
Los droides apuntaron a los Jedi y a la senadora, preparados para seguir las órdenes de Dooku. De repente, Padmé miró al cielo.
Padmé: ¡Miren!
Varias naves de transporte descendían del cielo, con el Maestro Yoda al frente.
Yoda: Alrededor de los supervivientes, hagan un perímetro.
Anakin y Padmé subieron a uno de los transportes, al igual que otros Jedi. Los vehículos despegaron, saliendo de la arena de Geonosis. Dooku observó todo desde la distancia, una sonrisa en su rostro.
Dooku: Todo ha salido como Obi-Wan lo había dicho. La galaxia verá a los Jedi como los que comenzaron esta guerra.
Mientras tanto, Anakin y Padmé estaban en uno de los transportes. Anakin miraba el paisaje de Geonosis con tristeza.
Padmé: Anakin, sé que es difícil, pero debemos seguir adelante. La lucha apenas comienza.
Anakin: Lo sé, Padmé. Pero la pérdida de Obi-Wan... no sé cómo lo superaré.
Padmé: No estás solo. Estamos juntos en esto.
Anakin: Gracias, Padmé. Prometo que lucharé hasta el final por nosotros.
De esta forma, la primera etapa de la Batalla de Geonosis llegó a su fin, dando paso a la segunda etapa del conflicto. La guerra había comenzado, y el destino de la galaxia estaba en juego. Los Jedi, ahora más que nunca, necesitaban mantenerse unidos y fuertes.
En una de las naves de transporte, el maestro Yoda observaba la situación desde una ventana.
Yoda: Si Dooku escapa, más sistemas a su causa unirá.
Anakin, notando la preocupación en el rostro de Yoda, se volvió hacia Padmé.
Anakin: Sujétate, Padmé. Las cosas están a punto de ponerse feas.
Padmé asintió y se aferró con fuerza. Mientras la nave se acercaba a la superficie, Anakin observó las celdas de combustible cercanas.
Anakin: Las celdas de combustible. ¡Destruyan las celdas de combustible!
Los clones obedecieron, disparando misiles que impactaron con precisión en las celdas de combustible. Explosiones sacudieron el área, mientras varias naves de transporte descendían para desplegar a los Jedi y clones en la batalla terrestre contra los droides.
En lo profundo de Geonosis, Poggle el Menor, Nute Gunray, Rune Haako, Wat Tambor y Dooku observaban un mapa holográfico de la situación.
Gunray: Los Jedi reunieron un ejército enorme.
Dooku: Eso no parece posible. ¿Cómo pudieron reunir un ejército tan rápido?
Gunray: Todos los droides disponibles deben ir a la batalla.
Dooku: Son demasiados.
Poggle, en su idioma geonosiano, agregó: Bloquearon nuestras comunicaciones.
En la superficie, uno de los transportadores cercanos a Windu y Yoda explotó.
Windu: ¡Piloto, aterrice en la ensambladora!
Piloto clon: Sí, señor.
Mace Windu, junto a Ki-Adi-Mundi y Fisto, descendieron del transportador y se encontraron con un capitán clon.
Capitán clon: Cinco unidades esperan sus órdenes, señor.
Yoda: Al centro de comando, llévenme.
El transportador se alejó mientras Yoda observaba a varios Jedi dirigirse a la batalla contra los droides. En el campo de batalla, droides y máquinas de guerra se enfrentaban a los clones y Jedi, usando maquinaria pesada.
En su transportador, Anakin daba órdenes.
Anakin: Ataquen esas naves de la Federación.
Los clones cumplieron la orden, disparando a las naves enemigas. Mientras tanto, Yoda llegó al centro de comando y fue recibido por un capitán clon.
Capitán clon: Maestro Yoda, están avanzando las primeras unidades.
Yoda: Excelente. Más maquinaria de guerra, necesitamos.
Los misiles de la Confederación avanzaban rápidamente, disparando sus cohetes. En la base, Poggle, Gunray, Dooku y los demás observaban la situación.
Gunray: Esto no me está gustando nada.
Rune Haako: Hay que sacar todas las naves al espacio.
Tras decir eso, ambos se retiraron del lugar. Poggle, en su idioma, dijo: Tenemos órdenes de retirada.
Dooku: Mi maestro no permitirá que la República salga ilesa por esta traición.
Poggle: Gracias a las órdenes dadas antes de que ocurriera todo esto, los guerreros de Geonosis están ocultos en las catacumbas.
Dooku: Eso fue idea de Obi-Wan. Sabía que algo así podría pasar.
Poggle agradeció la preocupación del Jedi. Luego, sostuvo un holograma con el diseño de una enorme estación espacial.
Poggle: Los Jedi no deben encontrar el diseño de la superarma.
Dooku: Yo me llevaré los planos a Coruscant. Estarán mucho más seguros con mi maestro.
Dooku miró el diseño por unos momentos antes de apagarlo. En la batalla, las naves de transporte pasaban por encima de los droides, bombardeándolos. Nute Gunray y Rune Haako subieron a una nave que despegó rápidamente. Dooku abordó una moto voladora, acompañado por dos naves geonosianas para defenderlo.
Yoda: ¡Concentren sus disparos en la nave más cercana!
Clon: ¡Sí, señor! ¡Muevan los cuadrantes al sector 515!
Los cañones atacaron una de las naves de la Federación, logrando que cayera y chocara contra el piso, generando una nube de polvo que cegó momentáneamente a las naves, soldados y Jedi en tierra. Anakin notó a Dooku y su escolta.
Anakin: ¡Ahí enfrente está Dooku! ¡Derríbenlo!
Piloto clon: No tenemos misiles, señor.
Anakin: No dejen que escape.
Padmé: Necesitamos apoyo.
Anakin: No hay tiempo. Debo enfrentarme a Dooku.
Dooku, notando la presencia del transportador, mandó a sus dos escoltas geonosianas contra el transportador. Los cazas geonosianos atacaron con una lluvia de disparos que el transportador evitaba. De repente, el transportador chocó con una columna, haciendo que Padmé tambaleara y cayera al suelo junto a un clon.
Anakin: ¡Padmé!
Desesperado, Anakin iba a dar la orden de aterrizar, pero en lo más profundo de su mente escuchó la voz de Obi-Wan.
Obi-Wan: No dejes que tus emociones te ciegues.
Anakin cerró la boca y se puso serio.
Anakin: Sigue al speeder.
Piloto clon: Sí, señor.
Yoda, observando la situación con un clon a su lado, preguntó.
Yoda: ¿Los droides se están retirando?
Clon: Sí, señor. Bien hecho, comandante.
Yoda: Pida una nave.
Dooku llegó a un hangar y aterrizó, mientras el transportador era atacado por cazas geonosianos. El hangar aterrizó unos momentos para que Anakin bajara con unos clones, quienes fueron asesinados rápidamente por disparos enemigos. El transportador también fue destruido.
Anakin, avanzando solo, encendió su sable de luz y gritó.
Anakin: ¡Pagarás por todos los Jedi que asesinaste, Dooku, sobre todo por Obi-Wan!
Dooku, tranquilamente, observó a Anakin.
Dooku: Eres valiente, Skywalker, pero tus emociones te controlan.
Anakin recordaba las enseñanzas de Obi-Wan. Se colocó en la tercera posición de Soresu. Dooku sacó su sable de luz curvo, mostrando un bello rojo carmesí.
Dooku: Veo que has aprendido algo de tu maestro. Veamos cuánto.
Comenzaron a luchar, con Dooku mostrando su superioridad en Makashi y usando el Dun Möch para provocarlo, pero Anakin prevalecía gracias a las enseñanzas de Obi-Wan.
Mientras tanto, Padmé era ayudada por un clon a levantarse.
Clon: La llevaremos al centro de comando.
Padmé: No, reúnan a las tropas que tengan. Debemos llegar al hangar. ¡Traigan una nave ahora!
Clon: Enseguida.
Volviendo a la pelea, Anakin se notaba cansado, algo que Dooku notó y se burló de ello. Anakin, recordando cómo los niños de la Orden se burlaban de él, usó esos recuerdos como determinación para vencer a Dooku usando la luz, no la oscuridad.
Dooku: Alabo tu conexión con la luz, Skywalker, pero estás muy cansado.
Anakin cayó al suelo debido a unos daños menores en su pierna y brazo causados por Dooku. Antes de dar el último ataque, Yoda apareció.
Dooku: Maestro Yoda.
Yoda: Conde Dooku.
Dooku: Esta es la última vez que se entromete en nuestros asuntos.
Usando telequinesis, Dooku arrojó piedras y objetos de metal contra Yoda, quien los bloqueó y reflejó.
Yoda: Poderoso te has vuelto, Dooku. El lado oscuro detecto en ti.
Dooku: Me he vuelto más poderoso que cualquier Jedi.
Dooku levantó su mano, lanzando rayos Sith.
Dooku: Incluso usted.
Yoda reflejó los rayos hacia Dooku, quien los bloqueó, redirigiéndolos hacia el techo. Nuevamente, Dooku lanzó más rayos, que fueron absorbidos por Yoda con la palma de su mano.
Yoda: Mucho que aprender aun debes.
Dooku: Es obvio que esta disputa no puede decidirse por nuestro control de la Fuerza.
Dooku encendió su sable de luz.
Dooku: Pero sí por nuestra habilidad con el sable.
Adoptó la pose característica del Makashi, mientras Yoda, usando la Fuerza, invocó su sable de luz. Comenzaron a luchar, igualados en habilidad.
En un momento, ambos sables chocaron.
Yoda: Peleado bien has, mi joven padawan.
Dooku: Esto es solo el comienzo.
Dooku hizo que un pilar enorme cayera sobre Anakin. Yoda, rápidamente, con dificultad, movió la pieza para evitar que cayera sobre Anakin. Dooku aprovechó para subirse a su nave y escapar del planeta. Mientras Padmé llegaba con varios clones, dispararon a la nave, pero fue inútil.
Padmé: ¡No lo dejen escapar!
Los clones intentaron detener la nave, pero Dooku logró escapar. Padmé y los clones entraron al hangar. Anakin ayudó a Padmé a levantarse.
Anakin: Lo siento, Padmé. No pude detenerlo.
Padmé: Hiciste lo que pudiste, Anakin. La guerra no ha terminado.
Anakin, sintiéndose triste por no haber podido evitar el escape de Dooku, asintió, sabiendo que la batalla continuaría.
En el corazón del sector industrial de Coruscant, el sonido de motores pesados y maquinaria en funcionamiento era omnipresente. En medio de este caos, una nave delgada y oscura se deslizó silenciosamente, aterrizando con precisión en la azotea de un edificio abandonado. La nave emitió un suave zumbido mientras sus puertas se abrían y el Conde Dooku descendía con una calma elegante, sus ojos escudriñando la oscuridad.
Dooku: La Fuerza nos acompaña, maestro Sidious.
Desde las sombras, una figura encapuchada se adelantó, su rostro parcialmente iluminado por la débil luz que entraba por las ventanas rotas.
Sidious: Bienvenido a casa, Lord Tyranus.
Sidious avanzó, pero dejó de mirar a Dooku a la cara, observando en su lugar el horizonte de la ciudad iluminada.
Sidious: Has hecho un buen trabajo.
Dooku inclinó la cabeza, su voz impregnada de respeto, pero con un matiz de preocupación.
Dooku: Tengo noticias, señor. La guerra ha comenzado.
Sidious sonrió, un gesto frío y calculador.
Sidious: Excelente. Todo va según los planes.
Mientras Sidious hablaba, Dooku pensaba en silencio, su mente llena de dudas y ambiciones.
Dooku (pensando): Sí, hasta el momento... pero pronto las cosas cambiarán, Darth Sidious.
En el Templo Jedi, la atmósfera era sombría. En una sala de meditación, Yoda y Mace Windu se encontraban en una discusión silenciosa, ambos con expresiones graves.
Windu: La noticia de Anakin sobre la muerte de Obi-Wan ha golpeado fuerte a todos nosotros. Aunque no lograron encontrar su cuerpo...
Yoda, apoyándose en su bastón, asintió con tristeza.
Yoda: Obi-Wan, salvado a su padawan y a la senadora Amidala ha. Admirable, su sacrificio es.
Mace Windu, aunque a menudo desconfiado del joven Skywalker, no podía ignorar su valentía y habilidades mostradas en Geonosis.
Windu: Anakin ha demostrado su valía. A pesar de la muerte de su maestro, se enfrentó a Dooku sin recurrir al lado oscuro. Pienso que debe ser ascendido a Caballero Jedi una vez que complete su misión de escoltar a la senadora Amidala a casa.
Yoda: De acuerdo, estoy. Valiente y fuerte, Anakin es. Pero con tristeza, debemos aceptar que la guerra de los clones no evitamos.
Windu asintió, aceptando la amarga realidad.
Windu: Ganamos la batalla, pero la guerra recién comienza.
En las calles de Coruscant, multitudes de clones marchaban hacia las naves que los transportarían al frente de batalla. Desde una plataforma elevada, el Canciller Palpatine observaba con una expresión de calculada serenidad. A su lado, Mas Amedda, Bail Organa y otros senadores compartían su preocupación por el futuro incierto.
Palpatine: Estos son tiempos difíciles, mis amigos. Pero con la dedicación y el coraje de nuestros soldados, confío en que prevaleceremos.
Bail Organa: La esperanza de la República reside en nuestra unidad y en los valientes hombres y mujeres que luchan por nuestra libertad.
Mas Amedda: Así es, Canciller. La galaxia mira hacia nosotros en busca de liderazgo y fortaleza.
En Naboo, un paisaje muy diferente se desarrollaba. En un entorno pacífico y hermoso, rodeado de lagos serenos y vegetación exuberante, Anakin Skywalker y Padmé Amidala estaban a punto de casarse. La ceremonia era simple pero emotiva, con solo unos pocos presentes: Shmi Skywalker, R2-D2 y C-3PO, quien había sido rescatado y completado por Anakin y Obi-Wan menos de dos años antes en Tatooine.
Padmé: Anakin, he esperado este día con todo mi corazón.
Anakin: Y yo, Padmé. Nada me hace más feliz que estar a tu lado, ahora y siempre.
Los dos se miraron profundamente a los ojos mientras el oficiante pronunciaba las palabras finales de la ceremonia. Anakin y Padmé intercambiaron votos, susurrando promesas de amor y lealtad eternos. Luego, se besaron, sellando su matrimonio con un gesto lleno de amor y esperanza.
Shmi, observando la escena con una mezcla de alegría y tristeza, sonrió, consciente del sacrificio de Obi-Wan y del peligroso camino que su hijo había elegido.
Shmi: Anakin, has encontrado el amor verdadero. Que la Fuerza te guíe siempre.
R2-D2 emitió un pitido de aprobación mientras C-3PO, siempre formal, añadía.
C-3PO: Oh, maestro Anakin, maestra Padmé, estoy tan feliz por ustedes.
De vuelta en Coruscant, en los pasillos oscuros del Senado, Palpatine y sus asistentes se retiraban a sus oficinas.
Palpatine: La galaxia se encuentra en un punto crucial. Cada decisión que tomemos ahora tendrá repercusiones para las generaciones futuras.
Bail Organa: Debemos asegurarnos de que la República permanezca firme y unida.
Mas Amedda: Así es, Canciller. Su liderazgo es más crucial que nunca.
Mientras tanto, en el Templo Jedi, Yoda y Windu observaban desde una ventana cómo las tropas clones se embarcaban en sus misiones.
Yoda: Dura y larga, la guerra será. Preparados debemos estar.
Windu: No hay duda de eso. Pero mientras tengamos esperanza y determinación, la luz prevalecerá.
Yoda: Anakin, el elegido él es. Mucho debe aprender, pero confío en él, yo.
Windu: También confío en él. Ha demostrado su valía y tiene un gran destino por delante.
A lo lejos, las naves de la República se alzaban en el cielo, llevando consigo la esperanza y el destino de millones. En algún lugar, en la vastedad del espacio, el Conde Dooku planeaba su próximo movimiento, mientras el maestro Sidious observaba con satisfacción, sabiendo que cada pieza estaba en su lugar para la eventual caída de la República y el ascenso del Imperio.
La galaxia estaba en guerra, pero también llena de esperanza y valentía. Los Jedi se preparaban para enfrentar la oscuridad con toda su fuerza, mientras Anakin y Padmé comenzaban una nueva vida juntos, un rayo de luz en tiempos oscuros.
En un rincón oculto del universo, más allá de las fronteras conocidas de la galaxia, dos figuras etéreas flotaban en una realidad entrelazada con la Fuerza. Obi-Wan Kenobi, ahora un fantasma de la Fuerza, observaba los acontecimientos que se desarrollaban en la galaxia con una mezcla de tristeza y curiosidad. A su lado, Renaceruis, una entidad mística de origen desconocido, permanecía en un estado de observación serena.
Obi-Wan: Nunca imaginé que Ramiro se uniría a Dooku. ¿Qué pudo haberle llevado a tomar esa decisión?
Renaceruis: Desde el punto de vista de Ramiro, fue una decisión estratégica. Creyó que al unirse a Dooku, tendría una oportunidad más rápida para descubrir la verdadera identidad de Sidious.
Obi-Wan frunció el ceño, su expresión reflejando su escepticismo.
Obi-Wan: ¿Y realmente cree que esa era la mejor opción? Yo nunca confiaría en Dooku, y menos aún me uniría a él.
Renaceruis: Es comprensible tu duda. Pero desde la perspectiva de Ramiro, era una manera de ganar tiempo y acercarse al verdadero enemigo. Además, logró algo importante con Anakin.
Obi-Wan levantó una ceja, interesado en las palabras de Renaceruis.
Obi-Wan: ¿Qué logró exactamente?
Renaceruis: Paciencia y maduración. Anakin ha aprendido a controlar sus impulsos y a pensar antes de actuar. No lo digo como una crítica hacia ti, sino como un logro del reencarnado.
Obi-Wan asintió lentamente, reflexionando sobre lo dicho.
Obi-Wan: Eso es algo digno de reconocimiento. Aunque sigue siendo difícil de aceptar que alguien en mi cuerpo tomara un camino tan diferente.
Renaceruis observó a Obi-Wan, su mirada llena de comprensión.
Renaceruis: Ramiro también tiene sus propias luchas internas. La aparición de Darth Maul en su imaginación es una referencia a sus propios pecados y errores. El primer ser que mató sin sentir nada fue Maul.
Obi-Wan suspiró, recordando su propio enfrentamiento con Maul.
Obi-Wan: Entiendo. La carga de la culpa y los errores del pasado pueden pesar mucho. Pero Ramiro parece tener una forma de ser muy parecida a la de Qui-Gon Jinn.
Renaceruis sonrió levemente, su tono se suavizó con admiración.
Renaceruis: Si Ramiro escuchara esas palabras, probablemente se desmayaría de la emoción.
Obi-Wan dejó escapar una pequeña risa, aunque su mente seguía llena de preguntas y preocupaciones.
Obi-Wan: Seguiremos observando lo que sucederá. La Fuerza tiene maneras misteriosas de guiarnos y enseñarnos.
Renaceruis asintió y luego miró directamente hacia un punto invisible, como si pudiera ver más allá del tejido de la realidad misma.
Renaceruis: Y así, hemos llegado al final de la primera temporada de esta historia. A todos ustedes que nos han acompañado en este viaje, les agradecemos su presencia y reflexionen sobre las lecciones aprendidas. Nos vemos en la próxima etapa de este viaje.
Obi-Wan, visiblemente confundido, giró la cabeza hacia Renaceruis.
Obi-Wan: ¿Con quién estás hablando?
Renaceruis sonrió enigmáticamente.
Renaceruis: No importa, Obi-Wan. Lo importante es que sigamos observando y aprendiendo.
Obi-Wan frunció el ceño, pero decidió no insistir, aceptando que Renaceruis tenía sus propios métodos y misterios. Los dos seres de luz continuaron observando la galaxia, esperando ver cómo se desenvolverían los eventos y las decisiones de aquellos que seguían luchando por el equilibrio en la Fuerza.
La galaxia seguía girando, llena de conflicto, esperanza y redención. En algún lugar, Anakin Skywalker enfrentaba sus propios demonios, mientras Ramiro, en el cuerpo de Obi-Wan, buscaba un camino hacia la verdad. Y así, los observadores etéreos se mantenían atentos, sabiendo que la historia estaba lejos de terminar.
Mientras tanto, las estrellas brillaban intensamente en la vasta extensión del espacio, y los ecos de la Fuerza resonaban en todos los rincones del universo. Obi-Wan y Renaceruis permanecían en su vigilia, conscientes de que cada decisión, cada acción, podía alterar el destino de incontables vidas.
Obi-Wan: Renaceruis, aunque tengo mis dudas, confío en que la Fuerza nos guiará hacia el equilibrio.
Renaceruis: Así es, Obi-Wan. La Fuerza siempre encuentra la manera de restaurar el equilibrio. Y nosotros estaremos aquí para verlo.
Con un último vistazo a las estrellas, los dos observadores se sumieron en un silencio contemplativo, esperando el próximo capítulo de esta saga galáctica.
Espero que les haya gustado
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