el ataque de los clones parte 4 un gran cambio en la fuerza y la historia
Obi-Wan Kenobi flotaba en el aire, suspendido por un campo de contención en una habitación vacía, con una única puerta frente a él. La situación era desconcertante, pero no era la primera vez que se encontraba en una trampa enemiga. Sin embargo, esta vez, la falta de interacción y la naturaleza estática del campo de contención le daban una sensación de impotencia y aislamiento.
Mientras flotaba, su mente no dejaba de regresar a la pregunta que el Maul de su imaginación le había hecho antes de ser capturado: "¿Qué te define, Obi-Wan Kenobi?". La pregunta resonaba en su mente, y Obi-Wan trataba de encontrar una respuesta satisfactoria. Sabía que era una pregunta fundamental, una que podría determinar su camino y su destino.
Obi-Wan: ¿Qué me define? (murmuró para sí mismo, cerrando los ojos en un intento de concentrarse)
Los recuerdos de su vida como Ramiro y como Obi-Wan se entremezclaban. Sabía que ambas identidades eran parte de él, pero la cuestión era más profunda. ¿Era definido por sus acciones, por sus creencias, o por las circunstancias que lo rodeaban?
Obi-Wan: Soy un Jedi. (dijo, tratando de convencerse a sí mismo) Pero también fui Ramiro... un hombre común. Entonces, ¿qué soy realmente?
La voz de Maul surgió en su mente, una vez más desestabilizadora y provocadora.
Maul: Tienes todo el tiempo del mundo, Ramiro. Encontrarás la respuesta, eventualmente.
Obi-Wan se estremeció al escuchar su antiguo nombre. La mención de su vida pasada como Ramiro le recordó que, aunque ahora vivía como Obi-Wan Kenobi, no podía deshacerse de su existencia anterior. Ramiro seguía siendo una parte de él, una que no podía simplemente ignorar.
Obi-Wan: ¿Por qué me llamas así? (preguntó, con un tono desafiante) Ya no soy Ramiro. Soy Obi-Wan Kenobi, un Jedi.
Maul: Eso es lo que te dices a ti mismo. Pero, en el fondo, siempre serás Ramiro. Es parte de lo que eres.
Obi-Wan sintió una punzada de frustración. No quería admitirlo, pero sabía que Maul tenía razón. Su identidad como Ramiro influía en sus decisiones y en su perspectiva. Su vida pasada le había enseñado lecciones que Obi-Wan nunca había experimentado como Jedi.
Obi-Wan: ¿Qué me define entonces? (repitió, con una mezcla de desesperación y determinación) ¿Mis acciones, mis recuerdos, mis creencias?
Maul: Esas son preguntas que solo tú puedes responder. Pero recuerda, no tienes prisa. Tienes todo el tiempo del mundo aquí.
La voz de Maul se desvaneció, dejando a Obi-Wan solo con sus pensamientos. Reflexionó sobre su vida como Jedi, las enseñanzas de Qui-Gon Jinn y los principios de la Orden Jedi. Pero también recordó su vida como Ramiro, los días ordinarios y las decisiones simples que lo habían moldeado.
Obi-Wan: Quizás no sea solo una cosa lo que me define. (murmuró) Tal vez es la combinación de todo lo que he vivido, como Ramiro y como Obi-Wan.
La revelación le dio una sensación de paz momentánea. Comprendió que su identidad era una amalgama de todas sus experiencias, pasadas y presentes. Ser Obi-Wan Kenobi no significaba que tuviera que olvidar a Ramiro. Ambos aspectos coexistían dentro de él, definiéndolo en su totalidad.
Obi-Wan: Me prometo encontrar una respuesta completa a esta pregunta. No importa cuánto tiempo tome.
Al decir esto, escuchó nuevamente la voz de Maul en su mente, esta vez más suave, casi susurrante.
Maul: Precisamente. Tienes todo el tiempo del mundo, Ramiro.
Obi-Wan se quedó en silencio, flotando en el campo de contención. Aunque estaba atrapado físicamente, su mente estaba libre para explorar estas profundas preguntas sobre su identidad. Sabía que encontrar la respuesta no sería fácil, pero también sabía que cada momento en esa habitación era una oportunidad para entenderse mejor a sí mismo.
Obi-Wan: Gracias, Maul. (murmuró, sorprendiéndose a sí mismo) Quizás tu presencia en mi mente no sea solo una maldición, sino una oportunidad para crecer.
La habitación permaneció en silencio, pero Obi-Wan sintió una renovada determinación. Estaba decidido a aprovechar ese tiempo para descubrir quién era realmente, más allá de los nombres y las identidades que había llevado.
Obi-Wan Kenobi flotaba en el campo de contención, tratando de mantener la calma y la concentración. Sin embargo, un súbito y molesto picor en su entrepierna lo hizo fruncir el ceño. No era el momento adecuado para tal incomodidad.
Obi-Wan: Maldición, ¿por qué ahora?
Intentó mover sus manos, pero la fuerza invisible que lo mantenía prisionero impedía cualquier movimiento. Era una irritación absurda, una distracción innecesaria en medio de una situación crítica.
Obi-Wan: Kark, esto es ridículo.
Su mente, que normalmente estaría enfocada en encontrar una forma de escapar o meditar, comenzó a llenarse de pensamientos de frustración.
Obi-Wan: ¡Malditos Sith! ¡Darth Bane y su estúpida Regla de Dos! Si no fuera por él, tal vez no estaríamos en este desastre. ¡Y Darth Plagueis, con su obsesión por la inmortalidad! Qué irónico, ¿verdad? Murió a manos de su propio aprendiz.
El picor persistía, y Obi-Wan se retorcía ligeramente en el aire, buscando alguna forma de aliviar la incomodidad.
Obi-Wan: ¡Y no me hagan empezar con Darth Revan! Genio táctico, sí, pero su indecisión entre el lado luminoso y el oscuro solo creó más caos. ¡Y Darth Nihilus! Un parásito cósmico que devoraba planetas por diversión. ¿Qué clase de existencia es esa?
La comezón parecía intensificarse con cada pensamiento irritado que cruzaba su mente. Obi-Wan apretó los dientes, tratando de concentrarse en otra cosa, pero la molestia era persistente.
Obi-Wan: Malditos Sith y sus malditos trucos. ¿Es esto parte de su maldita tortura? No es suficiente con el sufrimiento mental y físico, ¿ahora esto?
Cerró los ojos, tratando de ignorar el picor, recordando su entrenamiento Jedi. Pero los pensamientos seguían fluyendo, implacables.
Obi-Wan: Darth Malak y su ambición desmedida, destruyendo mundos sin piedad. Y Exar Kun, otro lunático que pensaba que podía gobernar la galaxia con pura fuerza bruta. Y ni hablar de Marka Ragnos y sus siglos de manipulación desde la tumba.
Finalmente, después de lo que le parecieron horas de tortura, el picor comenzó a disminuir. Obi-Wan exhaló lentamente, sintiendo un alivio indescriptible.
Obi-Wan: Gracias a la Fuerza, al fin se fue.
Mientras flotaba en el aire, su mente se calmó un poco, aunque la frustración residual permanecía.
Obi-Wan: Me pregunto si el verdadero Obi-Wan Kenobi alguna vez tuvo que lidiar con esto. O cualquier otro Jedi atrapado en un campo de contención. ¿Les habrá picado en lugares incómodos también?
La imagen de otros Jedi, encadenados y luchando contra incomodidades mundanas como él ahora, le arrancó una ligera sonrisa. Era una realidad tan humana y absurda, incluso en medio de la guerra y la oscuridad.
Obi-Wan: Al menos no estoy solo en esto. Supongo que incluso los héroes legendarios tienen momentos así.
La sonrisa se desvaneció mientras la realidad de su situación volvía a instalarse en su mente. Tenía que concentrarse en escapar, en encontrar una manera de salir de esa prisión invisible. Pero por ahora, al menos, el picor se había ido, y eso era algo por lo que estar agradecido.
Obi-Wan: Bueno, es un pequeño alivio en medio de tanto caos. Quizás la Fuerza tiene su propio sentido del humor.
Con esa reflexión, Obi-Wan volvió a centrar su mente, buscando la serenidad y la claridad que siempre había encontrado en la meditación. Los Sith podían seguir siendo una molestia, tanto en sus planes grandiosos como en estos pequeños momentos de tortura, pero Obi-Wan estaba decidido a mantener su calma y su determinación, sin importar las distracciones.
Obi-Wan: Al final del día, seguiré siendo yo, un Jedi. Y no importa cuántos obstáculos pongan los Sith en mi camino, los enfrentaré con la misma fuerza y convicción.
Pasaron unos diez minutos de calma tensa desde el último episodio de frustración de Obi-Wan Kenobi en su campo de contención. Entonces, la puerta de la habitación se abrió con un susurro y, para sorpresa de Obi-Wan, el Conde Dooku entró con su habitual porte sereno y majestuoso.
Dooku: Saludos, amigo mío.
Obi-Wan, con una mezcla de sorpresa y respeto, respondió:
Obi-Wan: Maestro Dooku.
Dooku sonrió con un matiz de nostalgia en sus ojos.
Dooku: No soy un Jedi desde hace mucho tiempo, Obi-Wan.
Obi-Wan: Para muchos en la Orden, incluido yo, usted siempre será un Jedi, Maestro Dooku.
Dooku dejó escapar una risa suave.
Dooku: Aprecio tus palabras, Obi-Wan. Sin embargo, no tengo nada que ver con tu captura. De hecho, estoy aquí para pedir tu liberación inmediata.
Obi-Wan respondió con una sonrisa irónica.
Obi-Wan: Espero que no tarden demasiado. Tengo trabajo Jedi que hacer.
Dooku: ¿Puedo saber qué hace un Caballero Jedi en las lejanas tierras de Geonosis?
Obi-Wan: Estoy buscando a un cazarrecompensas llamado Jango Fett. ¿Lo conoce?
Dooku: Según lo que sé, aquí no hay cazarrecompensas. Los geonosianos no confían en ellos.
Obi-Wan: No los culpo. Pero le aseguro, Maestro Dooku, que Jango Fett está en este planeta.
Dooku: Es una pena que no hayamos podido hablar mucho más desde nuestro encuentro en Coruscant hace diez años. Qui-Gon siempre hablaba bien de ti. Es una lástima que ya no esté con nosotros. Podría usar su ayuda en estos tiempos.
Obi-Wan: Qui-Gon nunca se hubiera unido a usted, Maestro Dooku.
Dooku notó la duda en la voz de Obi-Wan y sonrió.
Dooku: No estés tan seguro. Qui-Gon fue mi aprendiz, así como tú fuiste el suyo. Sabía de la corrupción en el Senado, pero nunca habría imaginado la verdad que yo descubrí.
Obi-Wan: ¿La verdad?
Dooku: Sí, la verdad. ¿Qué pensarías si te dijera que la República está bajo el control de un Señor Oscuro de los Sith?
Obi-Wan, sin sorprenderse, respondió:
Obi-Wan: Es muy posible.
Dooku miró a Obi-Wan con sorpresa.
Dooku: ¿De verdad lo crees?
Obi-Wan: En la Antigua República, en el auge de los Sith y Jedi, había guerreros, alquimistas y seres con habilidades sumamente peligrosas. Los políticos, tras la Batalla de Ruusan, podrían haber sobrevivido apenas un Lord Sith y este, junto a su aprendiz y sus sucesores, habrían amasado una fortuna e influencias, no como Sith, sino como figuras respetadas en la política. En todos estos años, habrían desarrollado más habilidades del lado oscuro, a diferencia de los Jedi actuales que se han limitado en varias cosas. Veo muy posible que un Lord Sith esté en el poder sin que los Jedi lo sepan. Al fin y al cabo, nosotros actuamos para defender los intereses de la República, pero a menudo no sabemos, y no queremos saber, cómo son realmente los políticos.
tras toda la explicacion de obi wan dooku quedo con esta cara
Dooku permaneció inexpresivo, pero en sus pensamientos, reflexionaba sobre lo que acababa de escuchar.
Dooku (pensando): Si el Consejo Jedi hubiera tenido la misma forma de pensar de Obi-Wan, es seguro que la dinastía de Darth Bane habría terminado hace 800 o 900 años.
Rápidamente, Dooku tosió ligeramente para recuperar su compostura.
Dooku: La razón por la que los Jedi no han sentido a este Lord Sith es porque el lado oscuro nubla su visión.
Obi-Wan: No me sorprende. Los Jedi últimamente no son lo que eran. Estamos muy estancados en lo que se refiere a combatir a un Lord Sith actual. Los Jedi nunca cambiaron; siempre fueron seres dogmáticos sin cambios. A la mínima de querer hacer un cambio, era rechazado en general por la Orden Jedi.
Dooku (pensando): Realmente, Obi-Wan se parece demasiado a Qui-Gon en su forma de pensar.
Dooku: Cientos de senadores están bajo la influencia del Señor Oscuro, llamado Darth Sidious. El Virrey de la Federación de Comercio estuvo coludido con Darth Sidious, pero el Señor Oscuro lo traicionó hace diez años. El Virrey me pidió ayuda y me contó todo.
Obi-Wan pensó con una sonrisa interior sobre la falta de lectura de historia del Virrey, pero en el exterior, preguntó:
Obi-Wan: ¿Darth Sidious estuvo involucrado en la invasión de Naboo?
Dooku: Sí.
Dooku observó a Obi-Wan con una expresión solemne.
Dooku: Únete a mí, Obi-Wan. Juntos podemos destruir a Darth Sidious.
Obi-Wan se quedó pensativo, considerando la oferta de Dooku. La idea de aliarse con un antiguo Jedi, ahora convertido en enemigo, para derrotar a un enemigo común, era tentadora, pero también llena de incertidumbres.
Obi-Wan: No sé si puedo confiar en usted, Maestro Dooku. Pero si lo que dice es verdad, la amenaza que representa Darth Sidious es demasiado grande para ignorarla.
Dooku asintió, comprendiendo la duda de Obi-Wan.
Dooku: Piénsalo bien, Obi-Wan. La supervivencia de la República y el futuro de la galaxia pueden depender de nuestra cooperación.
Obi-Wan, aún inmovilizado en el campo de contención, cerró los ojos, meditando sobre la propuesta de Dooku y las posibles consecuencias de sus decisiones.
Obi-Wan Kenobi, flotando en su campo de contención, cerró los ojos y comenzó a meditar profundamente. La meditación era su refugio, un espacio donde podía encontrar claridad y paz. Sin embargo, esta vez, mientras se sumergía en la Fuerza, sintió que el tiempo se detenía a su alrededor.
Sus pensamientos se agolpaban, cada uno más insistente que el anterior. La oferta de Dooku resonaba en su mente. ¿Podría realmente lograr un cambio significativo si aceptaba unirse a él? Recordó su vida pasada como como ramiro viendo Obi-Wan, enfrentando incansablemente a los separatistas, luchando junto a Anakin.
contra droides de combate, Asajj Ventress y General Grievous.
Había sido una batalla continua, llena de sacrificios y pérdidas. Pero, ¿y si había una manera diferente de enfrentar la amenaza?
Obi-Wan: (pensando) Si me uno a Dooku y a la Confederación de Sistemas Independientes, podría acercarme más a la verdad. Podría descubrir la identidad del otro Lord Sith, algo que Quinlan Vos intentó sin éxito. Pero esta vez, sería diferente. Podría reunir pruebas de que Sheev Palpatine es Darth Sidious. Una vez que tenga pruebas suficientes, podría revelarlas no solo a los Jedi, sino a toda la galaxia.
De repente, una voz emergió de la oscuridad de su mente.
Voz: Para lograr eso, tendríamos que hacer lo que sea necesario.
Obi-Wan sintió un escalofrío. La voz era oscura, maliciosa y llena de arrogancia. Reconoció de inmediato su origen: era la misma voz que lo había atormentado antes, pero esta vez con una forma diferente.
Obi-Wan: (pensando) Esa voz... Ramiro.
Obi-Wan vio una figura emergiendo de las sombras, tomando la forma de Ramiro, la identidad que él había adoptado antes de convertirse en Obi-Wan. El contraste entre la figura oscura y sus propios pensamientos lo dejó sin palabras.
Ramiro: Deja de preguntarte qué haría el Obi-Wan original.
La figura de Ramiro se acercó a Obi-Wan, y su presencia parecía intensificar la oscuridad a su alrededor. Cuando Ramiro llegó a su lado, extendió una mano y tocó la frente de Obi-Wan.
Ramiro: Piensa en lo que harías tú, Ramiro.
Obi-Wan sintió una oleada de pensamientos y emociones que lo sacudieron hasta el núcleo. Abrió los ojos abruptamente, su decisión finalmente tomada. Miró a Dooku, quien esperaba pacientemente su respuesta.
Obi-Wan: (con firmeza) Maestro Dooku, acepto unirme a usted y a la Confederación de Sistemas Independientes.
Dooku esbozó una sonrisa de satisfacción.
Dooku: Has tomado una decisión sabia, Obi-Wan. Juntos, lograremos desmantelar la red de corrupción que ha atrapado a la República.
Obi-Wan asintió, aún sintiendo el eco de la voz de Ramiro en su mente. Sabía que su camino sería arduo y lleno de desafíos, pero también sabía que era el único camino que podía llevarlo a la verdad.
Obi-Wan: (pensando) Este no es solo el camino de Obi-Wan Kenobi. Es el camino de Ramiro también. Encontraré las pruebas y expondré a Darth Sidious. Por el bien de la galaxia.
Dooku observó a Obi-Wan con una mezcla de respeto y curiosidad.
Dooku: Tu determinación es admirable, Obi-Wan. Qui-Gon siempre supo que serías un gran Jedi. Ahora, verás que la verdad que buscamos es esencial para el futuro de la galaxia.
Obi-Wan: No será fácil, pero estoy preparado para hacer lo que sea necesario. La oscuridad que nubla nuestra visión debe ser disipada.
Dooku: Y lo será, con tu ayuda. Juntos, podremos traer un nuevo orden a la galaxia, uno que no esté bajo el yugo de los Sith.
Mientras salían de la habitación, Obi-Wan sentía el peso de su decisión, pero también una nueva claridad en su propósito. La figura de Ramiro en su mente le recordaba constantemente que este camino era suyo, único y personal. La misión que tenía por delante no solo era para salvar la República, sino también para encontrar su verdadera identidad y propósito.
Obi-Wan: (pensando) El viaje apenas comienza, pero estoy listo para enfrentar cualquier desafío. La verdad será revelada, y la galaxia conocerá la verdadera amenaza de Darth Sidious.
Dooku: Vamos, Obi-Wan. Hay mucho trabajo por hacer.
Obi-Wan siguió a Dooku, con una nueva determinación en su corazón. Sabía que el futuro de la galaxia dependía de su éxito y que cada paso que daba lo acercaba más a la verdad y a su destino final.
en el hisperespacio
El hiperespeacio era un torbellino de luces y colores que envolvía un Yate Nubiano tipo H
mientras se dirigía a Geonosis. Dentro de la elegante nave, Anakin Skywalker y Padmé Amidala se encontraban en un viaje que había comenzado de manera precipitada desde Naboo.
Padmé: ¿Crees que llegaremos a tiempo, Anakin?
Anakin: Espero que sí, Padmé. Obi-Wan está en problemas, y debemos ayudarlo.
De repente, Anakin sintió un cambio repentino en la Fuerza. Un dolor agudo atravesó su cabeza, y se llevó las manos a las sienes, tratando de aliviar la presión.
Padmé: ¡Anakin! ¿Qué te pasa?
Anakin: (con voz entrecortada) Sentí algo... algo extraño en la Fuerza. Como una perturbación.
Padmé se acercó rápidamente a Anakin, su preocupación evidente en sus ojos.
Padmé: ¿Qué fue? ¿Tiene algo que ver con Obi-Wan?
Anakin: No lo sé. Es... es la misma sensación que tuve hace diez años, en el Templo Jedi.
Padmé: ¿Diez años atrás? ¿Te refieres a cuando Obi-Wan se fue en una misión y volvió liberando a tu madre?
Anakin asintió, el dolor aún presente pero empezando a disminuir.
Anakin: Sí, exactamente. Fue una sensación de algo grande, algo importante cambiando en la Fuerza. No sé si esto tiene que ver con Obi-Wan, pero es similar.
Padmé: (pensativa) Obi-Wan ha sido un gran apoyo para todos nosotros. Recuerdo cómo ayudó a liberar Naboo de la Federación de Comercio hace muchos años.
Anakin: (con gratitud) Le debo mucho a Obi-Wan. No solo me entrenó, sino que también liberó a mi madre. No estaría aquí si no fuera por él.
Padmé: (con suavidad) Sé cuánto significa para ti. Y para mí también. Siempre ha sido un protector, alguien en quien podemos confiar.
Anakin cerró los ojos por un momento, tratando de centrarse y encontrar claridad en medio del caos de sus pensamientos. Recordó cómo Obi-Wan había regresado al Templo Jedi después de liberar a su madre, Shmi Skywalker, y la mezcla de alivio y gratitud que había sentido entonces.
Anakin: (pensando) Obi-Wan siempre ha estado ahí para mí, incluso cuando era difícil. No puedo fallarle ahora.
Padmé: (mirándolo con preocupación) Anakin, ¿qué crees que está pasando? ¿Por qué sientes esto ahora?
Anakin: (suspirando) No estoy seguro, Padmé. Pero lo que sea, está relacionado con algo grande. La Fuerza está en movimiento, y no podemos ignorarlo.
Padmé: (con determinación) Entonces, encontraremos a Obi-Wan y lo ayudaremos. Juntos, como siempre.
Anakin: (sonriendo levemente) Sí, juntos.
El Yate Nubiano continuó su viaje a través del hiperespacio, las luces estrelladas pasando a toda velocidad a su alrededor. Anakin trató de calmar su mente, enfocándose en la misión que tenían por delante. Sabía que Obi-Wan estaba en peligro, y no podía permitirse dudar ni un momento.
Anakin: (pensando) Debo mantenerme fuerte. Obi-Wan siempre ha confiado en mí, y ahora es mi turno de estar ahí para él.
Padmé: Anakin, pase lo que pase, estaremos ahí para él. Lo encontraremos y lo traeremos de vuelta.
Anakin: (con firmeza) Sí, lo haremos.
La nave siguió su curso, dirigiéndose hacia Geonosis. Anakin y Padmé sabían que les esperaba un desafío, pero estaban listos para enfrentarlo juntos. La conexión que compartían con Obi-Wan y entre ellos mismos les daba la fuerza necesaria para seguir adelante, sin importar lo que la Fuerza les deparara.
Padmé: Vamos a sacarlo de ahí, Anakin. Obi-Wan nos necesita, y no vamos a fallarle.
Anakin: (asintiendo) No, no fallaremos. La Fuerza está con nosotros.
Mientras el Yate Nubiano se acercaba cada vez más a su destino, Anakin y Padmé se prepararon mentalmente para lo que les esperaba. Sabían que estaban entrando en un territorio peligroso, pero su determinación y su vínculo inquebrantable les daban la confianza para enfrentar cualquier adversidad. La misión de rescatar a Obi-Wan se convirtió en su prioridad absoluta, y estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para lograrlo.
en coruscant en el senado galactico
En Coruscant, el Senado Galáctico estaba en pleno apogeo. Mace Windu, con su expresión severa, se dirigía hacia la cámara del Senado, donde el Canciller Supremo Palpatine había convocado una sesión urgente. Junto a él, el Maestro Yoda avanzaba lentamente, su bastón golpeando el suelo a cada paso. Ambos maestros Jedi sabían que algo importante estaba a punto de discutirse.
Al llegar, Mace y Yoda tomaron sus lugares, observando a Jar Jar Binks, quien sustituía a la Senadora Amidala. Jar Jar se colocó en el centro de la cámara, nervioso pero decidido.
Jar Jar Binks: Compañeros senadores y delegados, es claro que los separatistas han hecho un trato con la Federación de Comercio. En respuesta a esta amenaza directa a la República, propongo que el Senado otorgue inmediatamente mando absoluto al Canciller Supremo Palpatine.
La cámara estalló en aplausos y vítores. Mas Amedda, el Gran Visir, pidió orden.
Mas Amedda: ¡Orden en el Senado! ¡Orden!
Palpatine se levantó, su rostro serio pero lleno de determinación.
Palpatine: Instado por las circunstancias, he tenido que reunir esta sesión. Amo la democracia.
Amo la República. (con más fuerza) Y renunciaré al poder que ahora me otorgan tan pronto como se resuelva esta crisis.
El Senado respondió con más aplausos y gritos de apoyo. Palpatine continuó, con un aire de resolución.
Palpatine: Como primera acción con esta autoridad, estableceré un ejército armado de la República para enfrentar las amenazas de los separatistas.
Los aplausos resonaron nuevamente, pero en medio del ruido, Mace y Yoda intercambiaron miradas preocupadas.
Mace Windu: Está hecho.
Yoda: (asintiendo) Mmm.
Mace Windu: Reuniré a los Jedi que quedan para ir a Geonosis y ayudar a Obi-Wan.
Yoda: A los clonadores de Kamino, yo visitaré. Veré el ejército que han creado para la República.
Antes de que Mace se fuera, ambos maestros Jedi sintieron una perturbación en la Fuerza, una sensación que no podían ignorar.
Mace Windu: (preocupado) Esa perturbación... fue exactamente igual que hace diez años.
Yoda: (asintiendo) Mmm.
Mace Windu: ¿Tendrá algo que ver con Obi-Wan?
Yoda: (negando con la cabeza) No sé.
Con la duda en su mente, Mace salió de la cámara del Senado. Mientras tanto, Palpatine también había sentido la perturbación, pero su percepción como Darth Sidious le permitió detectar algo diferente.
Palpatine: (pensando) Esta perturbación es distinta... completamente distinta a la de hace diez años. ¿Qué está causando esto?
Los pensamientos de Sidious estaban llenos de preocupación. La perturbación en la Fuerza no solo era un reflejo de los eventos actuales, sino algo más profundo, algo que podría amenazar sus planes cuidadosamente trazados.
Palpatine: (pensando) Debo descubrir qué es esta perturbación. No puedo permitir que nada interfiera con la creación de mi imperio.
Mace Windu se dirigió rápidamente al Consejo Jedi, donde se encontraba la mayoría de los maestros Jedi disponibles. La gravedad de la situación requería una respuesta inmediata.
Mace Windu: (dirigiéndose al Consejo) Maestros, debemos actuar rápidamente. Obi-Wan necesita nuestra ayuda en Geonosis. La situación es crítica.
Maestro Ki-Adi-Mundi: ¿Estamos seguros de que esto es lo correcto, Maestro Windu?
Mace Windu: No tenemos tiempo para dudas. La República está en peligro, y Obi-Wan puede estar en una situación desesperada.
Yoda: (con firmeza) A Geonosis irás, Mace. A Kamino iré, veré el ejército de clones.
Mientras Mace y los otros Jedi se preparaban para su misión, Palpatine se retiró a sus aposentos, su mente trabajando furiosamente para descifrar la naturaleza de la perturbación que había sentido.
Palpatine: (pensando) Si esta perturbación significa un cambio en la Fuerza, debo estar preparado para cualquier eventualidad. Mis planes no pueden ser desbaratados ahora.
Mientras el Senado Galáctico continuaba con sus discusiones y debates, las decisiones tomadas en esos momentos críticos cambiarían el curso de la historia de la galaxia. Los Jedi se dirigían hacia una confrontación inevitable, y la sombra del Lado Oscuro se extendía cada vez más sobre la República. La perturbación en la Fuerza era un presagio de los tiempos oscuros que estaban por venir, y todos, tanto Jedi como Sith, sentían la tensión de los momentos decisivos que se avecinaban.
espero que les haya gustado la verdad yo no pensé que este capitulo seria tan largo y tardío al decir verdad a diferencia de los otros que tenia 1500 o 2000 palabras en general este capitulo tiene mas de 4000 palabras la verdad no pensé que seria tanto y también lamento de gran forma este atraso enorme que estuvo este capitulo o los demás historias
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