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el ataque de los clones parte 2

En la vibrante atmósfera del Dex's Diner, Obi-Wan Kenobi se encontró con un ambiente acogedor y familiar. Dex, el propietario del local, lo recibió con los brazos abiertos, su rostro iluminado por una sonrisa cálida.

Dex: ¡Obi-Wan, amigo mío! ¡Qué sorpresa verte por aquí! ¿Qué te trae por estos lares?

Obi-Wan devolvió la sonrisa de su viejo amigo, sintiéndose reconfortado por su presencia.

Obi-Wan: Saludos, Dex. Solo pasaba por aquí y pensé en hacerte una visita.

Dex: ¡Pues me alegra que lo hayas hecho! Siempre es un placer verte.

Mientras Dex y Obi-Wan compartían un abrazo fraternal, la mirada de Obi-Wan se desvió hacia la figura conocida de Shmi, quien trabajaba diligentemente detrás del mostrador.

Obi-Wan: (sonriendo) Hola, Shmi. Parece que hace una eternidad desde la última vez que nos vimos.

Shmi levantó la mirada, sorprendida por la presencia del caballero Jedi.

Shmi: ¡Obi-Wan! Qué sorpresa verte por aquí. ¿Cómo has estado?

Obi-Wan: Oh, ocupado como siempre. Ya sabes cómo es la vida de un Jedi.

Shmi asintió con simpatía, comprendiendo las responsabilidades que conllevaba ser un defensor de la paz en la galaxia.

Shmi: Sí, imagino que sí. ¿Y dónde está Anakin? No lo veo contigo.

Obi-Wan adoptó una expresión serena mientras respondía.

Obi-Wan: Anakin está en una misión importante, protegiendo a una senadora de Naboo.

Shmi asintió, mostrando comprensión ante la explicación de Obi-Wan.

Shmi: Bueno, espero que esté bien. Dale mis saludos cuando lo veas.

Obi-Wan: Por supuesto que sí.

La conversación se desvió hacia asuntos más serios cuando Obi-Wan sacó un pequeño objeto envuelto en un paño.

Obi-Wan: Dex, necesito tu ayuda con algo.

Dex frunció el ceño con curiosidad mientras observaba el objeto que Obi-Wan había traído consigo.

Dex: ¿Qué es eso?

Obi-Wan desenvolvió el paño con cuidado, revelando un dardo metálico de diseño alienígena.

Obi-Wan: Es un dardo que encontré en una escena del crimen. Creo que puede ser importante para una investigación que estoy llevando a cabo.

Dex examinó el dardo con detenimiento, reconociendo su origen.

Dex: Es un dardo kaminoano. No es algo que veas todos los días por aquí.

Obi-Wan asintió, agradecido por la confirmación de Dex.

Obi-Wan: ¿Sabes algo sobre los kaminoanos? ¿Y sobre el sistema al que pertenecen?

Dex frunció el ceño, reflexionando sobre la pregunta de Obi-Wan.

Dex: Los kaminoanos son conocidos por ser expertos en clonación. Su sistema está en el Borde Exterior, lejos de la República.

Obi-Wan asintió, procesando la información.

Obi-Wan: Interesante. Gracias por la ayuda, Dex. Me has dado algo en qué pensar.

Dex: No hay problema, Obi-Wan. Si necesitas algo más, ya sabes dónde encontrarme.

Después de agradecer a Dex y despedirse de Shmi, Obi-Wan dejó el Dex's Diner, con la mente llena de pensamientos sobre el misterioso dardo y las implicaciones de su descubrimiento.

En un movimiento que reflejaba su determinación y su sentido de urgencia, Obi-Wan Kenobi decidió tomar medidas rápidas y directas en su búsqueda de respuestas. Con la certeza de que la biblioteca del Templo Jedi no proporcionaría la información que necesitaba, se dirigió directamente a los Hangares de la Torre del Templo Jedi, acompañado de su fiel astromecánico, R4-P17, conocido cariñosamente como Arfour.

Una vez en los hangares, Obi-Wan subió a su caza estelar Interceptor ligero Delta-7B clase Aethersprite rojo, una nave ágil y veloz que conocía bien.

Con un zumbido suave, los motores de la nave cobraron vida mientras se preparaba para su siguiente paso en esta búsqueda desesperada de respuestas.

Con Arfour como su copiloto y confidente silencioso, Obi-Wan se embarcó en su nave, preparado para enfrentar los desafíos que le esperaban. Con un toque experto, la nave se deslizó suavemente fuera de los hangares jedi, elevándose hacia el vasto y oscuro espacio.

Una vez en el vacío del espacio, Obi-Wan no perdió tiempo. Navegando con destreza a través del tráfico estelar y los campos de asteroides, se dirigió hacia un Anillo de transporte hiperespacial.

Con un cálculo preciso, sincronizó su nave con el anillo y, en un destello de luz brillante, se lanzó hacia la velocidad de la luz, dejando atrás Coruscant y dirigiéndose hacia el sur del Laberinto Rishi.

El viaje a través del hiperespacio fue rápido y sin incidentes, gracias a la habilidad y experiencia de Obi-Wan como piloto. Pronto, las estrellas se convirtieron en líneas de luz borrosas mientras la nave se acercaba al sistema Kamino, un mundo misterioso y remoto en el borde de la galaxia.

A medida que se acercaba al sistema, Obi-Wan sintió una mezcla de anticipación y ansiedad. Sabía que Kamino era conocido por ser el hogar de los expertos en clonación, los Kaminoanos, y que tal vez allí podría encontrar respuestas sobre el origen del dardo que había descubierto.

A medida que la nave se deslizaba fuera del hiperespacio y entraba en el sistema Kamino, Obi-Wan observó con fascinación los cielos tormentosos y los océanos interminables que cubrían la superficie del planeta. Kamino era un lugar fascinante, pero también misterioso y lleno de secretos.

Con determinación renovada, Obi-Wan se preparó para aterrizar en uno de los numerosos complejos de clonación que punteaban la superficie del planeta. Sabía que su investigación apenas comenzaba, y que el camino hacia la verdad sería largo y peligroso.

Mientras la nave descendía hacia el mundo acuático de Kamino, Obi-Wan reflexionaba sobre la importancia de su misión. Sabía que estaba en busca de respuestas que podrían afectar el destino de toda la galaxia, y estaba decidido a llegar hasta el final, sin importar los obstáculos que se interpusieran en su camino.

Con el corazón lleno de determinación y esperanza, Obi-Wan se preparó para lo que vendría a continuación. Sabía que el camino sería difícil, pero estaba listo para enfrentar cualquier desafío con valentía y determinación.

Después de aterrizar en la Ciudad Tipoca, la imponente capital de Kamino, Obi-Wan Kenobi descendió de su nave junto a su leal compañero Arfour. Ambos estaban listos para enfrentar los misterios que se ocultaban en las instalaciones de clonación.

Fueron recibidos por Taun We, una Kaminoana de voz suave y gestos elegantes, quien les dio la bienvenida con una reverencia respetuosa.

Taun We: Maestro Jedi. El Primer Ministro le está esperando.

Obi-Wan arqueó ligeramente una ceja, sorprendido por la noticia.

Obi-Wan: ¿Me esperaban?

Taun We asintió con una sonrisa tranquilizadora.

Taun We: Por supuesto. Está ansioso por conocerle. Tras todos estos años, empezábamos a pensar que no vendría.

Con estas palabras, Taun We guió a Obi-Wan a través de los pasillos relucientes de las instalaciones de clonación, mientras Arfour los seguía silenciosamente a su lado.

Caminaron por pasillos largos y bien iluminados, pasando por laboratorios y cámaras de crecimiento, donde los clones se desarrollaban en silencio. Obi-Wan observaba todo con fascinación, consciente de la importancia de su misión.

Finalmente, llegaron a una imponente sala donde el Primer Ministro Lama Su los esperaba con una expresión serena y elegante.

Lama Su: Maestro Jedi Kenobi, es un honor recibirle en nuestras humildes instalaciones.

Obi-Wan inclinó ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Obi-Wan: El honor es mío, Primer Ministro. Agradezco la oportunidad de estar aquí.

Lama Su asintió con satisfacción y comenzó a guiar a Obi-Wan por las instalaciones, explicando con detalle el proceso de creación y entrenamiento de los clones.

Lama Su: Como ya sabrá, Maestro Jedi, nuestro ejército de clones es el resultado de años de investigación y perfeccionamiento. Cada soldado está diseñado para ser un guerrero formidable, capaz de defender la República con valentía y habilidad.

Lama su hablaria sobre el cremiento de los clones y lo dificil que era en si crear un clon completo mientras guiaba a kenobi por aun mas laboratorios de creecimiento y entrenamiento clon

Obi-Wan asentía mientras escuchaba atentamente, absorbiendo toda la información que se le presentaba.

En un momento dado, mientras examinaban una cámara de crecimiento, Obi-Wan decidió abordar un tema que le intrigaba.

Obi-Wan: ¿Y quién es el donante original de los clones?

Lama Su se detuvo por un momento, considerando su respuesta.

Lama Su: El donante original es un cazarrecompensas llamado Jango Fett. Un hombre excepcionalmente talentoso en el arte de la guerra.

Obi-Wan asintió, interesado en conocer más sobre este misterioso individuo.

Obi-Wan: Me gustaría conocerlo. ¿Es posible?

Lama Su asintió con cortesía.

Lama Su: Por supuesto, Maestro Jedi. Le llevaré a él.

Con esa promesa, continuaron su recorrido por las instalaciones, preparándose para el encuentro con el enigmático Jango Fett, cuya influencia y participación en el proyecto de clonación eran clave para entender los secretos de Kamino.

Mientras Taun We guiaba a Obi-Wan por los pasillos de la Ciudad Tipoca, el Jedi estaba ansioso por encontrarse con el enigmático Jango Fett, el donante original de los clones. Sus pensamientos se agitaron con especulaciones sobre este hombre y su papel en el gran misterio que rodeaba al ejército de clones.

Finalmente, llegaron a la puerta de la habitación donde se hospedaba Jango Fett. Obi-Wan observó ccómo la puerta era abierta por un joven niño que reconoció de inmediato como el futuro cazarrecompensas, Boba Fett.

El niño lo miró con desconfianza, y Obi-Wan no pudo evitar preguntarse qué influencia tendría su encuentro con su padre en el destino del joven clon.

Taun We rompió el silencio, dirigiendo su atención hacia Boba.

Taun We: ¿Se encuentra tu padre, Boba?

Boba asintió con brevedad, sin decir una palabra más mientras observaba a Obi-Wan con cautela.

Taun We y Obi-Wan entraron en la habitación, donde se encontraron con Jango Fett, quien los recibió con una expresión tranquila pero vigilante. 

Obi-Wan se presentó amistosamente, tratando de establecer un ambiente de confianza.

Obi-Wan: Un placer conocerlo, señor Fett. ¿Estuvo recientemente en Coruscant?

Jango Fett respondió con una voz profunda y calmada, pero su tono revelaba una cierta reserva.

Jango Fett: De vez en cuando hago una visita. ¿Hay algo en particular que le interese sobre mi estadía en la capital?

Obi-Wan notó la vaguedad en la respuesta de Jango y decidió abordar directamente el tema que lo había llevado hasta allí.

Obi-Wan: Me interesa saber más sobre su participación en el proyecto de clonación. ¿Cómo se convirtió en el donante original?

Jango Fett se encogió de hombros con indiferencia, pero sus ojos brillaron con un destello de intriga al mencionar el nombre de su empleador.

Jango Fett: Un hombre llamado Tyranus me contrató para el trabajo. No sé mucho sobre él, excepto que pagó bien.

Obi-Wan frunció el ceño ligeramente ante el nombre desconocido, preguntándose quién podría ser este misterioso Tyranus y cuál era su conexión con el proyecto de clonación.

Obi-Wan: ¿Está satisfecho con el ejército de clones que se ha creado?

Jango Fett asintió con seguridad, mostrando una confianza en sus palabras.

Jango Fett: No les defraudaré. Están bien entrenados y listos para cumplir su propósito.

Después de intercambiar algunas palabras más, Obi-Wan y Jango Fett se despidieron cortésmente, cada uno con sus propios pensamientos y preguntas sin respuesta.

Una vez fuera de la habitación, Taun We guió a Obi-Wan hacia la salida de la ciudad, informándole sobre el progreso del ejército de clones.

Taun We: Una parte de los clones ya está lista para su uso, Maestro Jedi. Estamos ansiosos por verlos en acción.

Obi-Wan asintió con agradecimiento, sintiendo una mezcla de anticipación y preocupación por lo que vendría a continuación. Se despidió de Taun We y salió al aire fresco de Kamino, preparado para informar a sus superiores en el Consejo Jedi sobre lo que había descubierto en su visita al misterioso mundo de los clones.

espero que les haya gustado

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