Capítulo 9- Un Camino
Capítulo 9- Un Camino
Ya saben el resto, Valentina se cambio de grupo, creo saber el porque, ademas que desde ese día, no volvimos a hablar y rara vez nos topabamos pero ninguno cruzaba miradas, solo nos pasabamos de largo.
Vania se molesto conmigo por dejarla sola en la fiesta, tenia que hacer méritos si quiera estar con ella, al menos eso me dijo ella misma, aunque me daba igual.
Pedi a los profesores volver a mi lugar de antes, ellos accedieron ante mi insistencia tras demostrar que era responsable con los deberes.
Mi madre siempre me preguntaba de que demonios paso entre Valentina y yo, aunque, siempre evadia el tema, no quería hablar de ello, no estaba listo.
Así es, fue mi primera desilusión de lo que creía que jamas sentiría, algo que me parecía absurdo en el momento que lo pensé, pero ahora, solo quiero que aquel sentimiento que solo supe apreciar tras sentirlo y al poco tiempo perderlo... regrese, que regrese aquella chica, la chica nueva, la que me enseño este sentimiento agridulce.
Todo un mes, es lo que hizo falta para que yo volviera a ser el mismo de antes, aunque ahora era casi nostalgia.
Las cosas que pasaban solo iban de mal en peor, comencé a ignorar a todo lo que me rodeaba y solo me enfocaba en mis estudios y mi música, no quería saber nada mas aparte de ello, aunque Vania intentaba sacarme cada que podía una simple charla, pero yo siempre inventaba una excusa.
-Joseph, llegas temprano hoy- hablo mi madre. Me recibió como cada día, un abrazo el cual correspondía a medias.
-El colectivo apareció ni bien salí, fue suerte, supongo- me separe del abrazo y me fui a mi habitación.
Tire mi mochila a un rincón, puse mi música y me lance a la cama como si fuera alguien en crucifijo; con los brazos abiertos.
Solo podía recordar los momentos que pasamos juntos, aquella promesa que le hice esa noche, algo de lo cual me siento estúpido de prometer al igual que ella, aunque no fui yo quien la rompió, sino ella.
-Sigo sin entender por que esto duele...- susurre, escuche como mi madre salia de la casa, estaba solo hasta que ella llegara-. Ese imbecil tenia razón después de todo- suspire resignandome a la verdad de los hechos, al final si termine así como él decía.
Salí de mi habitación, tenia hambre, me dirigía al refrigerador pero tropecé con algo. Enojado mire al objeto y le di una patada que hizo volar lo que había en su interior, era la bolsa de basura. Para mi suerte regreso mi madre, al parecer solo fue a la tienda y al verme ahí parado con toda la basura tirada por la cocina, solo pudo gritarme y hacerme levantar todo el desorden que ocasione.
Salí hasta mi patio para poner las bolsas a los contenedores, pero me sorprendió por lo que mis ojos vieron.
Valentina y Marc, ambos dándose un beso en la esquina, al lado de ellos su motocicleta a la par de la noche. Regrese a casa.
Al cerrar la puerta solo pude ver a mi madre parada en mi frente, estaba callada pero con un gesto serio, no entendia que pasaba.
-Todo estará bien -me dijo en tono de consuelo luego de abrazarme-. Todo estará bien mi bebé... no te carcomas por ello.
Aquellas palabras, para mi mente eran solo eso, simples palabras, pero en el fondo de mi ser sabia que había mucho mas, pero solo entregadas en aquella voz que era de mi madre. Sin darme cuenta, estaba soltando un par de lagrimas, me estaba desahogando, acepte esto.
...
Despertarme, desayunar y estar listo para ir a la escuela, eso era la rutina que volví a seguir, ya no mas retrasos ni alguien haciéndome perder mi tiempo en cosas absurdas.
Me siento hipócrita al pensar así, de todas formas quiero volver a ello.
Al salir de mi casa y estar parado un rato en la parada de colectivos veo a lo lejos a Eric acercándose hacia mi.
-¡Hey! Joseph, ¿cómo estas?- con la mano al aire me saludo-. Tranquilo, no vengo a pedir nada- menciono, en eso llego el colectivo y ambos subimos.
Estaba por pasar mi tarjeta en la maquina pero Eric se interpuso con la suya primero.
-No señor, te dije que te lo pagaría, ¿no?- paso dos veces la tarjeta y luego con empujones suaves me llevo a sentarme cerca del fondo. Tras unos momentos de silencio, hablé.
-¿Por que tanta amabilidad el día de hoy?- pregunte sin hacer contacto visual.
-Quiero que sepas, que no estoy molesto contigo, ademas ese golpe no dolió del mucho. Estamos bien, ¿va?
Gire mi mirada, tenia la mano extendida como si esperase que la agarre. Lo hice.
Pasamos unos momentos de silencio después de aquel apretón de manos, él hablo.
-Debió ser duro, ¿no? -me miro con esa sonrisa de pena tratando de dar consuelo.
-No se de que hablas -solte sin rechistar.
-No tienes que ser así conmigo, casi todos vieron como reaccionaste ante aquella escena, no hay nada que... -lo interrumpi.
-¡Solo cállate, Eric! Déjame tranquilo y métete en tus cosas... -mi pecho ardia, necesita decirlo, no quería recordar-, por favor -resignado le respondí, viendo mi realidad.
...
Me pare en la entrada de la escuela, era uno de los últimos en salir, ya era algo tarde. Mencione a mi madre que me quedaría en un club hasta tarde, pero mi plan solo era estar mas tiempo solo, sabia que mi madre trataría de consolarme si me viera con estos ánimos, no quiero ser pena ajena, mucho menos preocupar a mi madre.
-Te tardaste. Ven, ya es muy tarde -dijo Eric señalando con su mano que lo siguiera-. Vamos a casa.
No tenia nada mejor que hacer, así que solo lo segui.
Estuvimos caminando en silencio por la ruta camino a casa, después de todo vivíamos cerca el uno con el otro.
El contacto físico o visual no estaba en mis planes, no tenía porque.
El silencio en nuestro andar era lo que había, escuchando los paso el uno del otro junto a la típica bulla de una ciudad concurrida.
En mi estado de relajación, cerré los ojos pero, al abrirlos, no estaba ya acompañado.
-Pero en que momento...
-¡Hey! No te apresures. Ven un momento -era Eric, llamándome para que no me adelantara.
Entramos en un callejón de la cuadra, por lo general estaría asustado, pero en este punto no estaba de esos ánimos.
-Eric, chico cuanto tiempo. Creí que ya volverías ¿que estuviste haciendo? -preguntó uno del grupo de muchachos mirando a Eric, giro su cabeza y me miró a mí- ¿Es un nuevo? -pregunto señalandome con su dedo índice.
-Calmate, Alejandro, es solo un amigo de infancia. Estamos de ida a casa, no es parte de esto -una vez terminó de hablar, sacó de su bolsibo unos sobres con polvo en su interior-. Ten, cada vez es más difícil, te subiré el precio la próxima semana -entre risas lo recibió y hasta ahí quedó su charla.
Con pasos lento me acerque hasta el chico de nombre Alejandro, estaba frente a frente con él.
-Joseph, ya vámonos -intentaba Eric por mí atrás, al ver que no me movía me agarro del hombro- ¡Ya vámonos Joseph!
-¿Qué te pasa? ¡¿Tengo algo en la cara o que?! -aquel sujeto se levanto y se puso agresivo en mi frente.
-Puedo... ¿Probar?
...
-¡Corre idita! ¡Corre!
La adrenalina era dueña en este momento, correr para sobrevivir, esa era la idea. No debía mirar, no tenia porque hacerlo, perdería si eso sucedía. Mire a mi costado la cara de Eric desesperado intentando sacar fuerzas de donde no tenia... todo parecía ir lento, ¿en que momento llegue a esto? ¿Fue tras aceptar eso? En realidad si lo sabia, pero no quería aceptar el hecho de que a esto por culpa de ella, por ella... a quien engaño, esto fue culpa mía al no saber sobrellevar las cosas, por desviarme del camino, por tirar la toalla y optar el camino fácil.
-¡Detente! -grito con enojo aquel hombre, gire mi cabeza, en ese instante firme mi sentencia, aquella que me llevaría ante la autoridad, mis ojos se abrieron y mis pies agarraron mas fuerza, mas no ganaron velocidad, me alcanzo, perdí, ya era mi fin.
-¡Estas fuera! -grito mientras hacia sonar su silbato-. Buen trabajo a todos, lo hicieron bien para no querer hacer el examen final.
Mi respiración era muy acelerada, el aire no era lo suficiente y queria mas, el entrenador me extendio la mano y me dio algo de agua.
-Bien hecho, Joseph, te esmeraste esta vez. Buen trabajo -me dio unas palmadas en la espalda y luego nos mando a los vestuarios.
-¡Joseph! Amigo, eso fue increíble, lograste correr mucho, te falto poco para ganar pero aun asi te luciste, no sabia que lo harias, pensaba que te irias al examen teorico como de costumbre, ¿qué paso? -me habló Eric mientras sacaba su cambio de ropa de su casilla.
-Basta con decir que Vania que me ofrecio una oferta que no podía rechazar -esto levantó la curiosidad del flojo que me hablaba y preguntó ¿Qué?-. No es de tu incumbencia. Pero debo admitir que me diverti, quizas lo haga el proximo examen.
Era tarde, ya era salida, pero en vez de agarrar el colectivo a casa, decidi ir a aquel lugar, Eric decidio acompañarme, por mi seguridad.
-Enserio, Joseph, como alguien de este lugar te pido que dejes eso, no te hagas daño, hay otras formas de desahogarse, ¿sabias? Podemos ir de paseo si tienes un dia libre.
-No es necesario, yo decidi eso, solo es pasajero, descuida.
Estábamos por llegar, tenia acordado con el tipo que nos veriamos hoy, me daria la bienvenida según dijeron. A solo una cuadra de llegar, Eric me detuvo.
-Joseph, te pido que lo pienses mejor, no sabes a lo que entras, no te llevara a ningun lugar. Vamos a casa... Por favor -su tono serio, aquella mirada de angustia mientras miraba por instantes a los lados, estaba asustado, no por él, si no por mi.
La duda en ese momento llego, ¿debería hacerle caso? Era mi decisión después de todo.
...
La lluvia caia sobre la ciudad, el sonido provocado al chocar al suelo y en mi ser, solo era cosa que podia oir y ver al mismo tiempo. Con la cabeza en el piso, mirando en dirección a la hacera, solo podia contemplar como uno que otro auto pasaba y salpicaba mas agua al callejon. La toz llego, y con ello algo de sangre salio, me costaba hasta respirar, preferi no moverme.
Rei en mi interior, mamá me reteara por llegar tarde a casa.
El alumbrado público llego, la noche y la ventisca me llegaron, ya debia volver a casa.
Gire lentamente mi cuerpo, cada movida era una tortura interna, mis dientes crujian para que yo aguantara el dolor, mi tire gire boca abajo, recargue aire y prepare mi mente para poder ir casa. Mis manos a los lados, empujando para levantarme, mis gritos ahogados de dolor se escuchaban en el estrecho callejón.
Me levante, mis piernas tambaleaban tras cada paso que daba, el sonido de la lluvia chocando al suelo acompañado de los autos que pasaban, eran mis guias, ademas de mi memoria de llegar a casa.
Tenía frío y a la vez mi cuerpo estaba caliente, eso significaba que gastaba mas energía de lo usual. Paso un tiempo, creo que voy por la mitad del camino, pero ya no podia mas, ya queria... dormir.
-¿Joseph?...¡Joseph! -escuche su grito mientras corria hacia mi- Maldición, ¿qué rayos te paso?
-¿Qué haces aquí?
-Guarda tu veneración para después, debemos llevarte a un hospital. Vamos, venga, apóyate en mi. Te cargare.
Y asi, fue como terminé, golpeado, enfermo y en el hospital. No se como llegue, me dormi al poco rato de que me cargara, pero, agradezco de que hubiera aparecido.
El tiempo no era prescindible para mi, el sueño era quien dominaba mi cuerpo y mi mente volaba a su imaginación, además de cuestionarme del porqué hice bastante idiotez, aunque riendo interiormente porque sabia que me lo merecía.
Senti un destello, era mucha luz concentrada en un solo punto y era la única del lugar, me desperté y pedí a alguien que cierre las persianas.
Mire a mis lados tras abrir los ojos y solo pude contemplarla a ella, aquella chica que últimamente a estado muy al pendiente de mi.
-¿Qué paso? -pregunté de forma suave ante aquella persona.
No dijo nada, se acerco y solo toco mi frente con su mano manteniendola ahí por varios segundos. Se despegó, anoto algo en su libreta y se fue hacia la salida.
-¿Señorita? -preguntó mientras se asomaba viendo a los lados, divisé una silueta de una chica.
Hablaron un rato y luego se fue, al instante vi como entraba mi madre.
-Mamá yo... -me dijo que me callara poniendo su mano al frente.
No era necesario para ella, claro eso ya quedo, pero me sentí protegido por lo que hizo después. El calido abrazo de mi madre me hacía sentirme protegido, que estando ahi no podria pasarme nada, sentí su mano acariciar mi cabeza y diciendo que todo estara bien, que ella ya estaba aqui.
Todo estará bien.
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