Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Prólogo: Amnesia

Amnesia.

No podía abrir los ojos, sólo era consciente del dolor que sentía y del malestar que embargaba mi cuerpo. Al principio me lo tomé con calma, quizás, si me quedaba quieta el tiempo suficiente, lograría disminuir aquel incesante dolor en mi cabeza, sin embargo, pasados los minutos me desesperé al sentir que aumentaba.

Tampoco podía moverme, un dolor punzante atravesó mi cuerpo, apenas hice el amago, paralizándome en donde estaba. No me sentía capaz de siquiera mover mis manos y llevarlas hacia donde creía que estaba el causante de mi malestar.

Tenía que obligarme a reaccionar, abrir los ojos, levantarme y con algo de suerte, encontrar algún analgésico que me ayudara con el dolor que me embargaba. De alguna forma, sabía que no se iría solo, así que una aspirina me vendría más que perfecto.

Mi vista se encontraba desenfocada, solo veía el blanco de una habitación, algunos materiales desconocidos para mí, una gran puerta de color gris y una extraña máquina que producía un incesante y molesto sonido que no me ayudaba a concentrarme en averiguar dónde estaba.

Poco a poco, mi mente se fue aclarando y todo cobró sentido. Me encontraba en un hospital, por supuesto. Maldije mi suerte, no me gustaban los hospitales y su olor antiséptico insufrible.

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver a un hombre bastante joven,con un cabello castaño suave y unos ojos que parecían grises, no podía estarsegura pues mi vista aún se encontraba borrosa y mi mente cada vez más confusa.Sus facciones eran delgadas y amables, una sonrisa bailaba en sus delgadoslabios. Sus cejas eran pobladas y su nariz resultaba un poco grande.

El desconocido hombre portaba una bata blanca, mi mente al fin la asoció con la imagen de un doctor. Parecía desconcertado al verme despierta, como si nunca fuese imaginado que me despertaría, pensé con ironía. Se quedó viéndome por largos segundos, hasta que por fin reaccionó y se acercó cuidadoso a la camilla.

—Vaya, miren quien regresó al mundo de los vivos— El doctor me observaba, me analizaba. Se sentó en la camilla, demasiado cerca de mí. Me resultó extraño, no creía que fuera normal que un doctor se tomara tantas libertades. ¿Quién era ese hombre que parecía tener tanta confianza conmigo? —. Sé que debes estar confundida, pequeña. Tengo que hacerte varios exámenes, prometo que intentaré no pincharte, aunque no puedo asegurarte nada.

Definitivamente eso era extraño, el rostro del doctor lucía lejanamente familiar, como si lo hubiese visto en algún sueño hace mucho tiempo. Intenté hablar, preguntarle las mil cosas sin sentido que rondaban por mi mente, pero ningún sonido salió de mi boca. Me alteré, volví a intentarlo, pero sólo fui capaz de emitir un pequeño pitido.

—Calma, poco a poco podrás hacer todo lo que quieras, supongo que debo explicarte algunas cosas o saldrás corriendo, aunque apenas puedas moverte —él parecía dudar, quizás buscaba las palabras perfectas para no alterarme más—. No me gusta ser yo quien dé las malas noticias, tienes que tomarte esto con la mayor calma posible, ¿Entendido, pequeña? —Esperó a que le respondiera, por lo que asentí, aunque mi cabeza apenas se movió unos centímetros—. Tuviste un accidente de tráfico hace una semana, un conductor ebrio salió de la nada, tú ibas conduciendo hacia tu casa, luego de la fiesta. Has estado todo este tiempo en estado de coma, me preocupaba que no despertaras, nos has dado un susto terrible.

Sentí mi corazón acelerarse, la máquina a mi lado haciendo sonidos estridentes. Lágrimas de desesperación inundaron mis ojos, aunque traté de no derramarlas. No entendía nada de lo que estaba pasando. Por más que intentaba hablar, mi cuerpo no parecía responder, ni siquiera podía moverme.

—Mierda, tranquila, cariño. Ya estás a salvo... Mírame, estás teniendo un ataque de pánico, tienes que calmarte o tendré que tomar medidas por mi cuenta. Sé que no soy el más delicado, por eso odio dar yo las malas noticias —su voz era suave, tranquilizadora. Haciendo efecto, sentí como poco a poco me calmaba—. Ven, respira conmigo, bonita, inhala, exhala...

Al cabo de unos minutos mi cuerpo se relajó por completo, permitiéndome mover un poco más, intenté primero con un dedo, todo mi brazo estaba vendado, lo que hizo más difícil moverlo, sin embargo, lo estaba logrando. Me sentí un poco más preparada para hacerle preguntas, resolver al menos una de mis dudas.

—¿Quién eres? —Mi voz sonó rasposa, las palabras entrecortándose, hablar me lastimaba, pero tenía que saber, me sentía demasiado confundida. Observé al doctor con atención, él parecía petrificado en su sitio, confundido, incluso logré atisbar un poco de dolor en su mirada.

—¿No sabes quién soy? —un sonido amortiguado salió de su garganta cuando negué con la cabeza—. Esto no puede estar pasando, tienes que estar bromeando. ¿Qué es lo último que recuerdas? Necesito que me respondas, pequeña. ¿Crees poder hacerlo?

Sentí un dolor punzante en mi cabeza, intenté atrapar alguna de las imágenes que bailaban en mi mente, sin éxito alguno. Cuando creía saber algo, más dudas me asaltaban.

¿Quién era la persona frente a mí, que tenía tanto dolor y desesperación en su mirada? ¿De dónde me conocía?

Nada podría prepararme para la siguiente pregunta que me asaltó.

¿Quién era yo?

—No recuerdo nada —esta vez el susurro no me lastimó tanto, así que intenté seguir hablando—. No recuerdo nada, el accidente, tú... yo. No recuerdo nada de mí.

Vi al doctor negar con la cabeza, la desesperación enmarcando sus facciones, parecía que no querer creer lo que estaba escuchando. Su mirada lucía atormentada, me observaba con tanto dolor, que incluso yo sentí un dolor potente en mi corazón.

—Tengo que hacerte más exámenes de lo que pensaba. Debí imaginarme que no estábamos en la misma página cuando me viste como a un extraño. Claro, ahora soy eso para ti —él hablaba más para sí mismo que para mí, su voz sonaba angustiada, aunque intentaba mostrarse calmado—. Descuida, preciosa. Te prometo que haré todo lo posible para que estés bien.

—¿Te conozco, cierto? No creo que así traten los doctores a sus pacientes —mi voz aún no sonaba muy bien, pero podía sentirme con más confianza.

—Por supuesto que no. Yo soy Adam, tu mejor amigo y doctor personal. No puedo darte mucha más información porque es importante que tu recuerdes las cosas por ti misma —él parecía tener un conflicto interno, por una parte, el doctor necesitaba que recordara por mi cuenta, por el otro lado, según lo que él decía, era mi mejor amigo y le dolía que no supiera nada de él.

—¿Cuál es mi nombre? ¿Cuántos años tengo? ¿Desde cuándo me conoces? —Las lágrimas quemaron en mis ojos, la desesperación por no recordar abundaba mi cuerpo. Eran demasiadas emociones, en tan poco tiempo. Sentía que me desbordaban, pero me prometí en ese momento intentar guardar la compostura, tenía que ser fuerte para enfrentar toda esta situación.

—No puedo dejarte con la incertidumbre. No tengo el corazón para hacerlo. Tu nombre es Alissa Hart, yo suelo llamarte Allie. Tienes 23 años. Me encantaría quedarme contigo, ayudarte a aclarar tu mente, pero debo llamar a tu familia, les prometí que apenas despertaras los llamaría.

—Familia... —Por alguna razón la palabra se me hizo extraña, como si no estuviera acostumbrada a decirla. Todo era tan extraño para mí.

Me sentía tan confundida y perdida, tan enredada. Mi nombre era Alissa, pero mi mente no la asociaba con nada más. No podía recordar siquiera mi segundo nombre.

—Han estado aquí desde el accidente, quizás estar con ellos te haga bien —dijo Adam, pensativamente.

Quise decirle que se quedara, pero justo entonces el doctor salió de la habitación, dejándome con más preguntas que respuestas. Por el momento, todo lo que sabía era mi nombre y mi edad. También que tenía una supuesta familia, aunque no supiera nada de ellos.

Jamás se imaginó quedespertar sin recuerdos, sería el menor de sus problemas.



¡Hola! Quiero agradecerte por darme una oportunidad al llegar a esta historia. Es la primera de las muchas que tengo en mente así que espero que sea de su agrado. 

Nos leemos pronto.

Si te gustó, no seas como Alissa y no olvides dejar una estrellita.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro