Capítulo 1
-- !Ya llegué! -- Grité escaleras arriba a mamá que, como siempre, cuando llegaba de la escuela, se encontraba en su cuarto, ya que después de haber limpiado la casa de arriba a abajo mientras Yania y yo estábamos en la escuela (que era el único momento en el que podía limpiar a gusto y sin el estrés de por medio. Palabras textuales de mi madre), se sentía completamente agotada.
--¡Okay hija! ¡¿Cómo te fue en la escuela?! -- Respondió mamá de regreso mientras entraba en la cocina por algo de comer.
Ya era una costumbre hablar a gritos en la casa, ya que ni a mi le apetece subir en estos momentos, ni a mamá bajar.
-- ¡Bien!
Mi teléfono zumbó en mi pantalón lo que me hizo recordar desactivar el modo silencio que siempre ponía antes de entrar a clase para evitar los "incidentes" mientras me dirijo hacia el refrigerador.
Una vez comprobé que no había nada de fácil acceso, que no tuviera que cocinar o lavar, cerré las puertas y comencé a revisar la alacena abriendo las gavetas en busca de algo con las mismas características.
-- ¡¿Llegó Yania contigo?! -- Escuché gritar a mamá desde su cuarto
Cerré las gavetas y volví a comprobar el refrigerador.
-- ¡No! ¡Recuerda que es miércoles! ¡Se fue con Edgar al gimnasio!
Yania y yo asistíamos a la misma universidad, que aunque eramos de grado y carreras diferentes, tuvimos (por decirlo de alguna forma) la suerte de nuestros horarios, en cuestión de salida, fueran casi similares.
Algo totalmente contrario a nuestros horarios de entrada, que Yania, al ser de un grado superior, tenía menos materias, y pareciera que el cielo estaba de su lado porque también entraba bastante tarde todos los días; no como yo, que si no entraba a las 7 AM, entraba a las 8, algo que agradecía bastante ya que en primer semestre me había tocado la desgracia de que que a mi grupo le tocara entrar a clases a las 7 todos los días.
Y luego estaba Edgar.
Ese era un tema bastante tenso de tocar.
Pero lo había superado.
O al menos eso es lo que me repetía cada vez que lo veía.
O lo mencionaban.
O pensaba en él.
Él, al igual que nosotras, asistía a la misma universidad.
Sin embargo no coincido tanto con el dentro de la escuela; ni con el ni con Yania de hecho. Algo totalmente contrario a fuera de ella, ya que como era costumbre, él y Yania pasaban bastante tiempo juntos después de clases como hacía años. Tres veces por semana iban al gimnasio y regresaban a casa después de este, que al ser la mamá de Edgar enfermera, tenía unos horarios bastante apretados y a él no le gustaba estar en una casa vacía.
//Para haberlo superado tomas nota de todos sus comentarios ¿no es así?//
Ruedo mis ojos ante mi propia conciencia recriminándome, al mismo tiempo que renuncio a encontrar algo que picar y pellizco un poco de la comida que mamá tiene guardada para cuando lleguen los chicos, aprovechando que no está para verme hacerlo y golpear mi mano por "manosear la comida."
una vez habiendo cumplido la misión "que no te cachen agarrando comida" me quité la mochila de la espalda que siempre olvidaba cuando tenía tanta hambre //Oh vida injusta// y la dejé al lado de las escaleras para subirla en cuanto fuera a mi cuarto.
Para que pasara el tiempo un poco más rápido me decidí por ponerme en la sala a ver mi Kdrama del momento; nunca me llamó la atención la sinopsis de este, un ser inmortal y "su novia", por lo menos no me imaginaba que se desarrollara así, pero viendo el trailer y los edits en Pinterest... simplemente me enganchó desde ahí.
Sin ser muy consciente de en que momento me entró el sueño, comencé a volver a la conciencia por un sonido lejano de trastes y cubiertos chocando, pero lo que realmente me despertó fueron una ligeras cosquillas en el rostro que, conforme mi cuerpo intentaba arrastrarme de nuevo a la inconsciencia, las cosquillas se volvieron más como algo tratando de dejarme agujeros en el rostro.
Fruncí el ceño y pestañeé intentando que la neblina del sueño desapareciera para saber que rayos pasaba. Fue ahí cuando me sobresalté por el rostro que estaba tan cerca del mío y el dedo que seguía picoteando mi mejilla, por lo que no pude evitar saltar un poco en el sillón y soltar un gritito con ojos muy abiertos mientras me enderezaba rápidamente.
-- ¡Edgar! Te dije que la despertaras, no que le provocaras un infarto. -- Habló la voz de mi hermana desde la cocina.
-- ¿Qué? -- Contestó después de sonreírme divertido a la vez que se ponía de pie y volvía su mirada hacia mi hermana cruzándose de brazos. -- Era justo lo que estaba haciendo pero no despertaba. Ella se asustó sola.
Recuperándome del pequeño sobresalto, me levanté del sillón alizando mi cabello con los dedos de mi mano derecha intentando que la maraña de cabello que seguramente tenía después de haber dormido las dos horas que restaban para que los chicos llegaran //tanto que había tardado en hacer el peinado sin que se me salieran mechones por lo flojas que eran las trenzas. Aunque decir que me duró en la escuela era ya bastante// , y agitando la izquierda que se había entumido por haber estado sobre ella mientras dormía.
-- Sí sí, todo bien acá. -- Detuve sus usual discusión juguetona poniendo mi dedo en la mejilla de Edgar como él había estado haciendo hace unos momentos, para empujarlo hacia la cocina, lo cual lo hizo sonreír más mientras procedía a caminar con falsa obediencia parando frente a la barra que servía de comedor y dividía la cocina de la sala. -- Mejor llamen a mamá para que baje y podamos comer de una vez.
-- Está bien, yo iré, pequeña Camila -- Su sonrisa cambió de divertida a pícara mientras agarraba el dedo que aún estaba picando su mejilla cubriéndolo con ambas manos mientras lo acariciaba con fingida dulzura.
Lo anterior hizo que por reflejo retirara la mano rápidamente provocando que Edgar soltara una carcajada mientras se iba escaleras arriba para avisar a mamá y que Yania simplemente negara con la cabeza riendo en voz baja mientras daba vueltas al espagueti poblano que mamá había preparado para comer.
Para agilizar un poco más las cosas, saliendo de mi repentina vergüenza, saqué la ensalada y el agua fresca que mamá había preparado del refrigerador y las puse en medio de la mesa con los cubierto que seguramente Edgar había preparado antes de despertarme/espantarme.
Una vez hecho esto, saqué mi celular del bolsillo trasero de mi pantalón y me puse a checar Instagram en la sección de búsqueda, ya que por alguna razón había más cosas interesantes (y satisfactorias) ahí que en mi inicio. Pareciera que nunca sigo a todas las cuentas que NECESITO seguir... bueno, puede que esté exagerando un poco.
Estoy viendo a una chica tiñendo una camiseta con repollo morado cuando escucho pasos en las escaleras, lo que significa que mamá ya está bajando.
//¡Comida!//
Pongo el celular al lado de mi plato mientras mamá besa a Yania en la cien, quien esta está sirviendo el espagueti, y luego viene a mi a hacer lo mismo. Noto que tiene los ojos somnolientos, lo que significa que yo no fui la única que se quedó dormida esperando a los fitness de la casa (inserte envidia aquí).
-- Buenos días mamá. -- digo divertida mientras se sienta frente a mi en la barra por lado de la cocina. Edgar se sienta a mi lado y, una vez terminó de servir el espagueti, dejando el sartén en la estufa, Yania se sienta frente a él, al lado de mamá.
-- Buenos días a todos. -- Responde igualmente con una sonrisa. -- Estoy hambrienta. Vamos a orar por la comida para comer ya, que ustedes me hacen sufrir cada vez que llegan tarde. -- Cerramos los ojos inclinando el rostro y mamá comienza. -- Bendito Señor, te damos gracias por estos alimentos, porque nunca nos hacen falta, bendícelos y que sean de provecho para nuestros cuerpos, dale a todo aquel que lo necesite y que los que tienen los sepan compartir, en el nombre de Cristo Jesús, Amén.
-- Amén. -- Decimos todos al unísono y comenzamos a prácticamente devorar la comida.
Después de esos cinco minutos de silencio en el que sólo se escuchan los cubiertos y personas tragando //wow, eso sonó asqueroso//, mamá nos preguntó por nuestro día, comentando ella primero, el hecho de que estaba muy feliz y emocionada porque le acababan de hacer un pedido de pays bastante grande por un solo cliente.
-- Me pidió veintisiete pays de queso para poder regalar a sus colegas por navidad. -- Su sonrisa estuvo presente en cada pedazo de la conversación.
Mamá había estado trabajando por mucho tiempo en una oficina como contadora, pero su sueño siempre había sido ser repostera, por lo que hacía postres y pasteles para vender de manera esporádica. No fue hasta hace poco más de un año que decidió renunciar a su trabajo en la oficina y dedicarse a tiempo completo a hornear. Y que, a pesar de que eso significaba un cambio bastante importante en nuestras vidas, mi hermana y yo la apoyamos desde que era sólo un tal vez. Pero lo feliz que es mamá ahora, a pesar de que su negocio no es tan grande y apenas va empezando, lo valió completamente.
-- Felicidades Marta, seguro que eso hará que más gente conozca sus postres. -- Agregó Edgar con genuino asombro.
-- Sí mamá, ¡muchas felicidades! -- Agregó Yania sonriendo con orgullo.
-- Wow, ¡eso es genial! -- Dije perpleja, arrugando el ceño un poco después. -- ¿Pero quién compra tanto sólo para regalar? ha de tener la mera feria.
Mamá rió ante ese último comentario.
-- La verdad que sí, -- nos volteó a ver a los tres, sus ojos brillantes de emoción. -- Es una amiga de tu tía Rocío. Ya me había comprado antes, y por ella fue que estoy enterada de que ama mis postres. Y según lo que me comenta, es un amor de persona y que como ya vimos, no escatima en gastos. Al parecer es jefa de su departamento.
Yania alzó las cejas impresionada. -- ¿Departamento de qué?
-- No tengo idea. -- Respondió mamá, a lo que todos reímos y seguimos comiendo. -- Entonces, ¿Cómo les fue en la escuela, mis universitarios? -- Nos llama así desde el primer día, aún no supera que estemos creciendo.
Yania, quien siempre es la primera en responder se queda anormalmente callada y puedo ver extrañada como Edgar mira hacia su plato mientras come y se tensa de manera casi imperceptible. Casi.
Mamá también lo nota, así que dejando el tenedor en su plato, toma una servilleta para limpiar sus labios mientras termina de masticar. Dejando su servilleta de lado los mira a ambos con ojos entrecerrados.
-- Ustedes dos. ¿Qué hicieron ahora? -- Esa manera suya de preguntar las cosas con una acusación implícita que sólo las mamás pueden hacer no ha cambiado desde que eramos niños.
Yania lentamente le devuelve la mirada, y cómo si lo hubiera estado aguantado por mucho tiempo, rompe en una sonrisa y anuncia:
-- ¡Me aprobaron el intercambio! -- Su chillido y aplausos de felicidad fueron lo único que sonó en la mesa por aproximadamente 5 segundos antes de que mi mamá reaccionara uniéndose a ella y la abrazara feliz.
-- Y yo que pensaba que yo era la de las buenas noticias hoy, cariño. Eso es maravilloso -- Añadió mamá mientras se le rompía un poco la voz y sus ojos se comenzaban a mojar.
-- Mamá, aún no me voy. -- Dijo Yania divertida pero con una capa humedad en los suyos.
Eso mismo era lo que me estaba diciendo a mi misma. Pero...
//Yania se va.//
Mamá se limpió las pocas lagrimas que lograron salir a pesar de sus esfuerzos y sonrió en dirección a Edgar.
-- ¿A ti también te aprobaron?
En medio de mi estupor giré mi cabeza para ver a Edgar negando con una sonrisa tímida y poco feliz.
Edgar y Yania han sido inseparables desde que se conocieron en la escuela primaria, a tal grado que se siguieron el uno al otro hasta estudiar la misma carrera en la misma universidad, aunque al final les tocó en distinto grupo. No fue algo extraño para nadie ya que siempre fueron muy similares, lo que tenía a todos esperando el momento en que anunciaran su relación, pero ellos lo sabían mejor que nadie, y siempre afirmaron ser los mejores amigos, que se amaban, pero no de esa manera.
Por esto ellos tenían planeado irse de intercambio juntos apenas hubiera oportunidad, por lo que cuando fue la convocatoria ambos aplicaron al igual que a las becas que ofrecía la universidad.
Mamá frunció ceño y Yania se vio visiblemente incómoda y triste.
-- No, Marta. Desafortunadamente me ganaron y no quedé seleccionado para el intercambio estudiantil.
-- ¿Pero cómo? Si tu eres de los mejores de tu generación si no es que el mejor.
Edgar rió sin ganas y negó nuevamente.
-- Lastimosamente el no haber acreditado esa materia el semestre pasado me perjudicó más de lo que tenía planeado.
Edgar estuvo trabajando desde hace algunos años en un restaurante de un hotel cerca de la playa, pero cuando su jefe y amigo de su mamá fue transferido, el cual había estado manteniendo su horario fijo por el tiempo que llevaba trabajando ahí, a pesar de tener un puesto con horario rotativo, para que de esa manero no interfiriera con sus clases y pudiera seguir ayudando en su casa, pero el nuevo jefe no fue igual de comprensivo con él.
Por eso, al final, tuvo que renunciar después de expirar su contrato, no sin antes tener que de baja la materia que chocaba con su horario, aunque él había dicho que no pasaba nada.
>> Y pues al parecer hubo algunos otros que acreditaron todo y me superaron. En fin, no es gran cosa. Como te dije hace rato, -- Miró a Yania con una genuina pero triste sonrisa. -- Estoy muy orgulloso de ti. -- Aligeró su tono y se intentó relajar cambiando su apenas visible ceño fruncido, sonriendo más ampliamente. -- Nuestra chica se nos va a Alemania.
Yania volvió a aplaudir emocionada y mamá pidió más detalles a lo que ella comenzó a contarle. Al parecer ninguna había notado mi falta de comentarios, aunque podía notar unos ojos miel mirando en momentos hacia mi dirección. Que aunque no estuviéramos en los mejores términos desde hace un tiempo, sabía que compartíamos el sentimiento.
Ambos perderíamos a mi hermana, aunque fuera sólo por un tiempo.
-------------------
Entonces... Que empiece la novela XD
Enserio que mil disculpas por no haber subido en TANTO tiempo, pero con la escuela y trabajo no le dejaba espacio, y la verdad que no quería seguirlo por seguir, quería que tomara un buen rumbo y planearlo bien.
Así que sí, intentaré ser más constante.Por lo pronto ¿Qué les está pareciendo? ¿Alguna idea?No se olviden de dejar su estrellita para apoyar a lo que va de la novela y que no quede en el olvido, se los agradeceré enormemente.Hasta el siguiente capítulo!!
PD: La foto del principio es el peinado que traía Camila hoy <3 <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro