Roxy y Victor siguieron hablando por un rato, más bien Victor hablaba y Roxy decía alguna que otra frase corta para demostrar que le estaba prestando atención. Más tarde, llegaron Gloria y Paul y se unieron a los otros dos.

Cuando todos los propietarios de la tercera medalla se reunieron en la sala, entraron Percy, Cathy y Naboru sorprendiendolos.

Naboru: ¡Lo habéis hecho muy bien aspirantes!

Cathy: Son pocos los que logran abatir a Naboru. Habéis conseguido todo mi respeto.

Percy: ¡Sabía que lo haríais bien! ¡Ojalá lleguéis al final!

Naboru: Sin embargo, necesitaréis dar todo lo que tenéis y fortaleceros para continuar. Los que no lo hagan volverán a casa derrotados, pero los que sí sigan mis consejos lograrán derrotar hasta a Roy.

Percy: Bueno, ¡esforzaos todo lo que podáis!

Cathy: Os deseo la mejor de las suertes.

En ese momento, entro alguien más en la sala.

Rose: ¡Bravo, bravo! Sois increíbles aspirantes. Sólo quería pasar a felicitaros, espero no molestar. Ah, casi se me olvida, tenéis dos semanas en vez de una para llegar al siguiente gimnasio. Aunque parezca mucho tiempo, no os durmais en los laureles o no llegareis a tiempo.

Rose y los líderes se fueron por la puerta seguidos de los aspirantes. Victor se quedó en el sitio, como si lo hubieran clavado al suelo, pensando en aquellas palabras, "No te fíes de Rose". Paul lo despertó de su trance, pero Gloria y Roxy ya se habían perdido entre la multitud.

Ambos amigos salieron del lugar y fueron directamente al Área Silvestre, no podían permitirse peder demasiado tiempo.

Ya en la salida de Pistón, se encontraron con Berto.

Berto: Bueno, pero si son los recomendados por el campeón. ¿Cómo os va?

Paul: ¿Por qué estás siendo tan amable?

Berto: ¿Qué, uno no puede rebajarse al nivel de gente como vosotros sin ser juzgado?

Victor: Ya ha vuelto en sí.

Berto: Estaba siendo amable porque nos haríais un gran favor al señor Rose y a mí si me entregarais esas...

Victor y Paul: No - cortando a Berto.

Berto: ¿Ni aunque os gane en un combate?

Victor y Paul: No.

Berto: Pues nada. Supongo que mis pokémon estarán contentos de no malgastar su tiempo con vosotros.

Berto dio media vuelta y se fue.

Paul: No aguanto a este chico - notablemente molesto.

Victor: No te culpo. Bueno, vamos a Artejo.

Paul: Ves yendo tú. Yo me quedaré dando una vuelta y capturando nuevos pokémon.

Victor: Está bien.

Victor sacó su bicicleta y se fue con gran rapidez. Ya cuando había caído la noche, nuestro protagonista escuchó una voz familiar.

Gloria: ¡Eh, Victor! ¡Estoy aquí, ven!

Victor: ¿Qué pasa? - iendo al lugar.

Gloria: Por fin, no había logrado subir a Eevee de nivel por la noche. Pero ya llegó el momento.

Victor: Ah, con que Eevee esta evolucionando.

Gloria: ¡Sí, mira!

Eevee estaba envuelto en un aura de energía azul, que después de un rato se desvanecieron, dando paso a...

Gloria y Victor: ¡¿Sylveon?!

Gloria: ¡No puede ser! ¡¿Qué ha pasado?!

Gloria frustrada revisó los movimientos de su pokémon, y este conocía encanto.

Gloria: ¡Tanto tiempo esperando y ahora resulta que conoce un movimiento tipo hada!

Gloria cayó al suelo frustrada y triste, pero Sylveon se acercó a ella y empezó a envolverla con sus cintas. Después, su entrenadora lo abrazó con fuerza.

Gloria: Gracias, pequeño. Te cuidaré igual, no te enfades conmigo por lo que he dicho.

Los dos entrenadores desplegaron sus tiendas de acampada y se fueron a dormir.

Ya al día siguiente, Victor se despertó y recogió la tienda. Pudo ver como se acercaban Gloria y Sylveon comiendo y cargando bastantes bayas.

Gloria: ¿Quieres? - hablando con la boca llena.

Victor: Sí, por favor.

Gloria: Oye - mientras le extendía la mano con la baya -, ¿puedo hacerte una pregunta?

Victor: Claro.

Gloria: ¿Cómo hiciste para domesticar a ese Hakamo-o? A mí Metang no me obedece haga lo que haga.

Victor: Pues ví que le gustaba el picante y le preparé un plato de curri.

Gloria: ...¿Algo más?

Victor: No, solo eso.

Gloria: Oh, pues tendré que probar.

Victor: Venga, vamos. En la bici hay sitio para dos.

Gloria: No creo, solo tiene un asiento.

Victor: Puedo pedalear de pie.

Gloria: No, mejor ya voy yo por mi cuenta.

Victor: Pues nada, ya nos veremos.

Gracias a su bicicleta, a Victor sólo le tomó otros tres días llegar a Ciudad Artejo. Quedó asombrado por su colosal castillo y la increíble estética medieval que decoraba toda la ciudad. Él pensó que era aún más impresionante que Pistón, y este narrador está totalmente de acuerdo.

Aunque rápidamente se dio cuenta de algo que no cuadraba, Berto estaba allí, hablando con Rose y Olivia. Era imposible que hubiera llegado allí antes que él, con su bicicleta había sobrepasado con creces a todos los aspirantes. Las palabras de aquella chica volvieron a resonar en su cabeza "No te fíes de Rose" y decidió intentar escuchar la conversación.

Berto: Aquí están las estrellas deseo, señor - entregándole tres pedazos.

Rose: Veo que el radar funciona a las mil maravillas.

Olivia: Lo has hecho muy bien Berto. ¿De dónde las has sacado?

Berto: Estaban todas en la Antigua Atalaya del Área Silvestre. Deben llevar un tiempo allí, estaban bajo tierra.

Rose: Hace poco fuimos allí y recolectamos un par, pensé que eso sería todo.

Olivia: Por lo visto, en esa zona por algún motivo caen muchas estrellas deseo. Deberíamos de investigar.

Berto: ¿Cree que si sigo recolectando estrellas deseo para usted, podríamos solucionar todo este problema que tanto le preocupa?

Rose: No lo creo, lo sé. Tenemos que dar todo de nosotros por un futuro próspero para nuestra región. ¡Todo por Galar!

Berto: ¡Sí, todo sea por Galar!

Olivia le susurró algo a Rose y este asintió. Ella desvío la mirada hacia donde estaba Victor, viéndolo pero decidiendo marcharse con Berto. Rose caminó hacia donde estaba Victor y lo miró de frente, logrando intimidarlo