Capítulo 3
Corro desesperadamente en la noche, bajo la fría lluvia de otoño. Las calles están vacías, para mi desgracia no hay ni un alma fuera, excepto la mía y la de aquél hombre que me persigue para arrebatármela. Poco a poco puedo oir sus pasos acelerados acercarse a mí, y en un grado de desesperación absoluto me adentré en un callejón sin salida.
—Por favor —supliqué al caer de rodillas ante su figura—, de veras intenté que lo nuestro funcionara —susurré entre lágrimas.
—Me importa un carajo —soltó—, por tu culpa me veo obligado a cortarte la garganta tan lento, tan íntimamente... y, ¿sabes? —sonríe con malicia—, todo esto es por tu culpa.
—¿M-mi culpa? —balbuceé. Levanté mi mirada para dar con unos ojos oscuros, repletos de maldad.
—Tienes que aprender que tu solamente eres MI zorra, no puedes ser la puta de nadie más, tu cuerpo me pertenece por completo. Y... ahora repíteme; ¿que has hecho? corriste desesperada a los brazos.de otro hombre. ¿él es al que te follas ahora? —cuestionó ya alterado, yo pasé de responder—, ¡contesta maldita estúpida!
—¡Basta! —rompí en llanto—, Jeff... yo te amo —confesé, mis lágrimas aún resbalan de mis mejillas—, hice todo lo que pude para que esto funcionara, pero a medida que el tiempo pasa te vuelves más...
—Qué, ¿agresivo? —preguntó en tono burlón, yo asentí—, pues te diré que no me interesa lo que piense o sienta una perra como tú. ¿qué esperabas que sucedería al invocarme? —preguntó, yo no pude contener mi llanto y exploté.
Exploté en llanto por el echo de que todo lo que creí ser para el resultó ser falso. No era nada más que un juego, y cuando el se aburriera acabaría conmigo.
—¿Creíste que dejaría de ser quien soy? ¿que me enamoraría de ti? ¿que seríamos felices y viviríamos juntos? pues te diré algo, yo soy el Jeff real, no soy ese Jeff con el que tú y el resto de las fanáticas estúpidas sueñan. Es tu culpa que yo esté aquí, tu lo quisiste. Ahora ya me cansé de lidear contigo, asi que Go To Sleep, mi querida zorra.
—¡No! —grité a más no poder— ¡SUÉLTAME, SUÉLTAME! ¡ALÉJATE DE MÍ!
—¡_____! ¡_____ cálmate! ¡despierta!
Sentí dos manos sobre mis hombros que me zarandean, pronto mi cuerpo soportó un gran peso encima, oí una voz a lo lejos, que grita mi nombre repetidas veces... finalmente reaccioné y abrí mis ojos al fin.
—¡SUÉLTAME JEFF! —Grité desesperada, intentando zafar mis muñecas de su agarre.
—¡No soy Jeff, soy Darkar, chingada madre! —Se oyó.
De inmediato me relajé, parpadee repetidas veces para asegurarme de que realmente fuera él, y en efecto, Darkar se encuentra sobre mí, el me zarandeaba y gritaba mi nombre para que reaccionara.
—¿Estás bien? —Me miró con atención y soltó mis muñecas—, tuviste una pesadilla bieen culera, ¿no?
—Estoy bien —suspiré y cubrí mi rostro con mis manos—, solo estoy asustada.
—Ese tipo no se aparecerá por aquí —frunció el seño—, o mejor dicho no le conviene.
—Tú no conoces a Jeff —le mire entristecida—, en realidad no sabes de lo que es capaz.
—Tú tampoco sabes de lo que soy capaz, en verdad no lo sabes —revatió seriamente.
—No hay forma de detenerlo cuando se pone un objetivo. Esta vez yo soy su su blanco, y será cuestión de tiempo que me encuentre.
—Pues mira, yo...
Darkar fue interceptado por un ruido en la planta baja de la casa, fue un sonido estrepitoso, el cual causó que me estremeciera y me aferrara a Darkar con fuerzas.
—Es él —musite con los ojos acuosos—, viene por mí —solté mis lágrimas sin intentar retenerlas.
—Mamadas —soltó—, quédate aquí, iré a ver que chingados sucede.
Darkar se puso de pie y caminó hasta la puerta, en un acto de desespero lo seguí para tomar su brazo y frenarlo.
—Espera —me miró—, no quiero que te haga daño, jamás me lo perdonaría —confesé sujetando su rostro.
—De seguro es la pinche masa de semen que se levanta para ir a trabajar —rodó aquellos ojos violáceos— regresa a dormir, vuelvo en un minuto.
En ese momento, Darkar se esfumó de la habitación. Quería seguirlo, pero el terror abundaba todo mi cuerpo y mente. Me acobijé en las sábanas esperando que el regresara, pero conforme pasaban los minutos más nerviosa me ponía.
—No hay nadie —gritó antes de hacerse presente en el cuarto y sentarse en el acolchado.
—¿Trabaste con seguro la puerta? —pregunté con inquietud.
—Si —respondió con cierto fastidio.
—Lamento causarte problemas —le miré apenada, el no respondió.
Levanté las mangas de mi pijama y sujeté mi cabello con una coleta, toda esta situación hizo que me sintiera acalorada.
—¿¡Qué puta mierda tienes ahí!? —exclamó al ver mis muñecas.
—N-nada —respondí intentando tranquilizarme, y de nuevo bajé las mangas de mi pijama.
—¡No mames! ¡tienes un chingo de cicatrices bien culeras en los brazos! no me vengas con que eres de esas estúpidas que se autolastiman para llamar la atención, no puedo creer que seas capaz de hacerte esas pendejad-
—Jeff lo hizo, no fui yo —solté. Darkar abrió los ojos enormemente, de seguro no esperaba esa respuesta.
—Y-yo...
—Descuida —sonreí con desgano—, era imposible deducirlo.
—¿En dónde más te lastimó?
Observé al castaño por un minuto, y regresé mi mirada al suelo. Me quité la parte de arriba de mi pijama y me volteé para darle la espalda a Darkar, mostrándole cada una de las quemaduras y cicatrices que Jeff había dejado en mi cuerpo.
—Lo hace después de abusar de mi cada vez —sollocé.
Sentí sus dedos pasar por todas las cicatrices, incluso hasta las más recientes.
—Esa fue con una llave de torque caliente —le expliqué al sentir como sus dedos se detuvieron en una de mis marcas.
—Pero que pedazo de mierda es ese tipo —musitó.
—¿Ahora entiendes a lo que me refiero? el no parará hasta encontrarme. Y será mejor que me vaya antes de causarte problemas —Aseguré para ponerme de pie, sin embargo el me sujetó del brazo.
—No te irás a ningún lado —aseguró.
—Darkar, yo no quiero que te lastimen.
—Estás hablando con un sujeto que puso a una gorda en órbita en su propio jardín, hice explotar un carrito de perritos calientes —enumeró—, ese mismo día también hice estallar un avión, hice volar a una viejita en mil pedazos, y también he puesto explosivos en la cabeza de la bola de porquería con la que vivo, no creas que no soy capaz de cuidarme solo, ni de cuidarte.
Observé horrorizada al castaño, el simplemente sonreía orgulloso a todo lo que había contado.
—¿Hiciste todo eso?
—Soy un maldito pendejo, y también soy bien mierda, pero jamás lastimaría a alguien si la amo.
—¿M-me lastimarías?
Cubrí mi boca ante esa pregunta, salió sin pensarla, ni siquiera era algo que pensaba en cuestionar, él me miró extrañado, rascó su cabeza y regresó su mirada a mí.
—Estás idiota, claro que no —susurró, y sonreí a lo que se sonrojó.
Pronto me aferré en sus brazos, el correspondió y de nuevo nos recostamos—, duerme, y ya no andes chingando con esos sueños raros, me cagas —se burló.
—Buenas noches —me despedí, esta vez recosté mi cabeza sobre su pecho.
—¿Q-qué chingados crees que haces?
—Me siento a salvo si oigo a tu corazón latir... no sé, es algo que me relaja —expliqué a ojos cerrados.
—Puta madre —se quejò, aún así correspondió colocando una mano al rededor de mí para abrazarme, mientras que pasaba su otro brazo por debajo de su cabeza para apoyarla con comodidad, y así nos quedamos plácidamente dormidos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro