Péndola vacía...
Demasiadas palabras
para un tintero sin gama,
o demasiado trazo
para una pluma marchita.
Y aunque el viento intente
llevarse los vocablos sin tinta
yo, los retengo con rabia,
con dolor y apatía.
Aún así,
intento acallar,
porque el que calla,
otorga...
Otorga entendimiento
entre las diversas sombras.
En aquella paupérrima y patética
que resultó ser mi diaria.
¿Sería más fácil
dar parte al diablo?
Ya que tiene el comando
de cada uno de mis actos.
¡Es cierto!
No puedo,
porque en él,
me represento.
Sintiéndome valiente
ante las atrocidades
que se asoman
por mi mente.
Así es que,
me desangro llorando
por el sufrimiento que provoqué,
y me provocaron.
Rogando que me alcance el fuego.
En ese lugar
en donde tú y yo,
finalmente, pagaremos.
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