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2

Las sirenas resonaban en toda el área. Más de tres camiones de bomberos se encontraban apagando un edificio completamente en llamas y un cuarto camión aparecia en la escena. Los recién llegados se bajaron del camión lo más rápido que pudieron y se dispusieron a sacar las mangueras, y una tropa se disponia a entrar en el recinto.

—Que linda vista.—Comentó sarcástico Hal.

—Entramos vivos...—empezó Barry.

—Salimos igual.—Terminó la oración Hal, chocando sus cascos como todas las veces—¡Eso!

—¡Cuídate!—Pidió el rubio.

Les tomó toda la noche apagar el fuego pero afortunadamente no se extendió a los demás edificios ni a los muelles de la bahía.
Quedó todo calcinado.

—Jordan y Allen—Llamó el jefe de bomberos—¿Pueden hacer la segunda búsqueda? Debo ir con mi esposa a que me niegue el sexo.

—Jojo, corrale.—Comentó gracioso Hal.

—Si, lo haremos.—Aseguró un agotado Barry.

Ya dentro del edificio, el duo buscaban cadáveres o algún indicio de que alguien no haya salido con vida.

—Entonces... ¿Audicionara para el recital?—Cuestionó el castaño tratando de no pisar los vidrios restantes.

—Si... Pippins.

—Pippins no está mal, ¿es sobre Scotch Pippins?

—Si, no lo sé... practica mucho el canto.

—Oye, Sinatra cantaba mucho, es mejor que bailar...

—Sí, es que hace un año solo hacia deportes, ¿entiendes?

—Hay esperanzas a que los saltitos se hagan deporte olímpico.—Comentó observando el destrozado techo.

—Oye, ya tengo muchos problemas.—Se quejó Barry.

—¿Práctica con garrocha? Él será bueno en eso...

—Sí. Eres un idiota.

—Estoy fastidíandote, ¿no ves?—Se defendió subiendo las escaleras—223 hacia el techo.—Dijo por el comunicador—Segunda busqueda negativa, vamos arriba.
Almenos la pensión te va a ser muy útil hermano.

—Oye, ¿por qué no bajas y te clavo esto para convertirte en una paleta?—Sugirió Barry sacudiendo la palanca que traía en mano.

—¿Me hablas a mí o a tu hijo?—Respondió inocente Hal.

—¡Ven aquí desgraciado, que voy a matarte a patadas! Voy aniquilarte...

—¡Oye, Barry! Encontré algo para que puedas comer.—Vociferó acercandose al barandal con una rata carbonizada, empalada en la punta de un fierro.

—Ay, que sabroso, trae acá que me la voy a devorar.—Respondió sarcástico.

—¡¿Enserio?! ¡Te daré mil dólares si te comes su cabeza!

—¡Por mil dólares la comeré desde la cola hasta la cabeza!—Dijo divertido.

—Jajá, eso lo tengo que ver...

—¡Vamos, lánzala!—Retó abriendo los brazos.

—¡Abre grande!

Cuando Hal dió un paso hacia el costado el suelo se derrumbó, provocando su caida.

—¡HAL!—Gritó Barry.

Jordan logró sujetarse de la parte rota de la escalera, si caia era seguro que se quebraria el cráneo.

—¡Hal!, ¡110 tenemos a un bombero en problemas!—Comunicó acelerado.

—¡Ay, ay, ay!—Le dolió el moretón en su pierna— ¡Solté la rata, socio, ya lo haremos en otra ocasión!

—¡Tranquilo amigo, trata de no moverte!—Advirtió el rubio debajo del castaño.

El pedazo de metal en el que Hal estaba sosteniendose se derrumbaba, Barry abrió los brazos dispuesto a atrapar al castaño por si caía.

—¡Esta cosa se va a romper, quítate de ahí!—Pidió observando que no le faltaba demasiado para que se quebrara la unión.

—¡No, entramos aquí vivos y vamos a salir igual, ven con Barry!—Gritó esperando la caída de su amigo.

La unión terminó de romperse y Hal cayó directo hacia Barry, por fortuna éste último pudo atraparlo y tirarlo a la pila de papeles quemado que estaba detrás de él, terminando con un Hal inconsciente.

—¡RESISTAN MUCHACHOS!

El grupo de Hal y Barry hacia acto de presencia en la escena, corriendo en dirección a ellos.

—Ven, Hal... arriba...—Una reja del techo se desprendió llendo en dirección a ellos—Ay no...

Barry se lanzó a cubrir la cabeza del castaño con su cuerpo, consiguiendo que la reja cayera en su espalda.

—¡Saquenlos de ahí, de prisa!-Gritó Oliver.

—¡Hombre caído!-Exclamó Guy.

—¡Resiste!—Pidió Clark.

—¡Llamen a una ambulancia!

Todo se oscureció por un buen rato hasta que una voz femenina lo trajo de vuelta, haciendo que su visión se tornara borrosa y luego clara.

—Señor Jordan... Señor Jordan

—Ah, ¿qué?...—Hal sacudió la cabeza adolorido.

—¿Señor Jordan, sabe en dónde está?

Cuando se despertó por completo logró ver a una doctora rubia. Hal la miró por unos segundos anonadado.

—...En una película de acción porque estás de diez.

La doctora solo anotó el estado del castaño.

—Linda, ¿cómo está el rubio?

—¿Linda?—Cuestionó la rubia pero luego posó su mirada en el hombre rubio del lado del castaño-. Esperamos a que se recupere pronto y señor Jordan, puede decirme doctora.—Hizo saber, autoritaria.

—Doctora, linda... lo que tú quieras.—Acotó mirando sus pechos.

La doctora simplemente se dió la vuelta para salir de la habitación. El ruido de la puerta cerrandose despertó a Barry, quien también habia quedado inconsciente por el golpe de esas rejas de metal.

—Hal...—Llamó adolorido—¿Qué pasó hermano?

—Tienes que ser fuerte.—Comenzó a decir Jordan, volteando la cabeza para su amigo—Lo que voy a decirte es muy grave...—Expuso serio-. Ellos... amputaron todo tu cuerpo, ahora solo eres una cabeza.

—¿Qué?...

—Dijeron, que habia suficiente grasa en tu cabeza para hacerte otro cuerpo y los científicos ya están trabajando en ello... si dios quiere, vas a estar bien.—Dramatizó a lo último.

El rubio puso cara de sufrido y volteó a ver al castaño con expresión dolida.

—Eres un idiota...—Confesó en susurro.

—Lo que ocurrió es que me salvaste la vida...—Terminó confesando Hal—Yo habría muerto de no ser por tí.

Barry negó con la cabeza.

—No te pongas tan melodramático.—Pidió mientras se quejaba del dolor.

—No. Te lo debo, ése es el código. Lo que tú quieras y cuando lo quieras, lo que sea hermano.—Insistió Jordan.

—¿De veras?—Preguntó mirando a su amigo.

—¡Sí!—Afirmó Hal.

—Quíero la rata, ve a buscarla porque estoy hambriento...

—¿Papá?...

Un pequeño Castaño y otro pelirrojo dijeron al unísono en el marco de la habitación.

—Hola chicos, pasen—Dijo su padre.

—Me sacaron de la clase.—Reveló Bart—Y nadie queria decirme en todo este tiempo qué había ocurrido.—Dijo triste mientras caminaba a lado de la cama de su padre.

Barry posó su mano en el hombro de su pequeño Bart.

—¿Te moriste?

El rubio rió leve.

—No, papá está bien amigo. Podria irme ahora a casa si quisiera pero... aquí estare porque al tio Hal le da miedo dormirse solo.—Comentó divertido.

—Es cierto, y si no me acompaña tendré que dormirme con la doctora linda y a la doctora linda, núnca sabes de qué humor la vas a encontrar.—Verificó el castaño.

Ambos adultos rieron y la mencionada solo rodó los ojos.

—¿Qué tienes, 6 años?-Soltó, llendose por segunda vez.

—¡Ay, que delicada!, ¡ven acuéstate conmigo!—Pidió palmeando un pequeño espacio en la cama—Vamos a tomarnos un viagra y a desquitarnos.

—Wally, ¿qué te pasa? Ven aquí campeón.—Ordenó viendo la tristeza en la cara de su hijo.

—Es el mismo hospital... que el de mamá.—Explicó Bart.

Barry suspiró, habia pasado tiempo desde la muerte de su esposa y Wally aún no la superaba.
El pequeño pecoso comenzó a sollozar y corrió hacia los brazos de su padre en busca de un abrazo, Bart hizo lo mismo, mientras algunos de sus compañeros bomberos estaban en la puerta, viendo algo tristes la escena, más por los niños que por los heridos.

—Jamás los voy a dejar, ¿oyeron? No los dejaré...—Aseguró tranquilizando a sus pequeños.

Hal vió esto con algo de remordimiento, su estúpida despreocupación pudo haberle costado la vida de su mejor amigo.

Al día siguiente.

—Voy a renunciar.—Confirmó Barry, siendo llevado a la salida en silla de ruedas.

—No, no digas eso hermano.—Suplicó Hal en el mismo estado.

—Sí, el primo de mi vecino tiene una agencia de autos en Trelton.

—¿Y vas a vender autos?, ¿con tu cara?

—No es que quiera hacerlo; cada vez que entre a un incendio, ¿qué es lo que voy a pensar?—Explicó filosófico— Soy todo lo que tienen mis hijos, si sucede algo... ah, no quiero dejarlos heridos.

El castaño suspiró.

—Tu padre fue bombero, tu abuelo fue bombero y tú... tú eres de los mejores bomberos que ha tenido Brooklyn, sin duda. No puedes ser nada más.

Barry lo miró triste.

—No tengo elección—Respondió seguro.

—Ya pensaremos en algo, ¿sí? Ya veras lo prometo.

Cuando los enfermeros llegaron al estacionamiento, le abrieron la puerta de su vehículo al rubio, quien se levantó algo adolorido pero consiguió ponerse en pie. En cuanto a Hal, una chica con cabello cortó salió del auto de el castaño.

—Ay mi niña, ¿cómo estás? Cuidado Arisia.—Pidió siendo besado por la nombrada.

—Tanta carne y yo a dieta.—Comentó en queja subiendose a su vehículo.

—Ayudame a levantarme, un poco más.—Dijo mientras Arisia lo levantaba del brazo—Eso es, bien, vamos adentro
—Comentó abriendo la puerta del auto.

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En la noche.

En el sillón de una sala vacia, Barry devoraba un pote de helado de chocolate, observando la fotografía de sus difuntos predecesores. Lo miraba pensativo y luego posó sus ojos en los cuadros de sus pequeños hijos. Suspiró y dejó de mala gana el pote en la pequeña mesa, contemplando los papeles de aquel sobre que lo tenia en aprietos, todo era lo mismo en esa pequeña mesita de café, un desastre, hasta que sus ojos se clavaron en un artículo del periódico.

'Derechos para los gays'.

Lo tomó y leyó el artículo completo, saltando de su asiento y corriendo para quién sabe dónde, aunque volvió por el pote de helado.

—Barry... ¿sabes qué hora es?—Cuestionó Hal en cuero.

—Las cuatro de la mañana.
¿Recuerdas que salve tu vida y dijiste que me lo debias?—Soltó rápido.

Afortunadamente Hal lo conocia desde hace años por lo que no fue problema entenderle.

—Sí, que me salvaste la vida y luego me despiertas de madrugada, estamos a mano.—Respondió el castaño volteandose.

—Oye, oye, oye. Voy a decirte algo que tal vez sonará un poco descabellado...—Dijo tembloroso.

—¿Te agrandarás el pene?

—¡Sé cómo resolver lo de la pensión y no tendré que renunciar al cuerpo de bomberos!—Exclamó con emocion.

—¡Genial! ¿Y cómo?—Cuestionó felíz.

—¡Arreglaremos las cosas para que heredes mis prestaciones si yo muero...—Explicó señalandolo con su índice—... así tú serás responsable de Bart y Wally!

—Perfecto, es una gran idea, ¿y cómo lo haremos?

—Con esto.—Reveló mostrando la página en la que estaba el artículo que lo habia hecho salir disparado a la casa de su amigo-Te presento a la sociedad de convivencia.—Dijo sonriente.

—¿Sociedad de convivencia?—Cuestionó extrañado Hal—¿Cómo a los maricas?—Arrugó el entrecejo confundido.

—Noo, no, no, no, no... bueno sí, pero no lo seremos, obviamente, solo va a estar escríto en papel.—Explicó leyendo el artículo.

—¿Maricas de papel?

—La palabra más adecuada es 'Gay', pero sí.

—... Déjame tomar un trago.—Pidió adentrandose a su hogar.

Barry le siguió el paso, cerrando la puerta tras de si.

Cuando Hal se posicionó en la mesita de entrada, tomó la botella de licor destapandola y bebiendo sin consideración alguna, mientras Barry lo miraba esperando una respuesta. Un largo silencio se implantó en el lugar al tiempo en el que el castaño tomaba su porción de licor.

—No, yo paso.—Soltó sin más.

—¡LO HARÁS!—Chiilloneó.

—¿Por qué no le pagas a una chica para que te ayude hacer esta farsa?—Cuestionó degustando el sabor a whisky en su boca.

—¡¿Una chica?, ¡¿a quién?!

—Dame el teléfono, conosco a muchas que estarian dispuestas. ¿Quíeres una rubia, puerto riqueña? Te buscaré una gorda para que hagas cochinitos.

—¡No te molestes porque no tengo nada de dinero y tú eres la única persona en la que confío!

—¿Sabes en quién puedes confíar?—Preguntó soltando el teléfono—En tu sirvienta, Teresa—Sugirió neutral.

—¡Es una ladrona!

—¿Ladrona?, ¿por qué no la despides?—Alzo las manos.

—Tengo miedo,,creo que hace budú,,no lo sé...—Negó con la cabeza y una cara asustada.

—Ay dios...

—Mira, solo asi podré seguir haciendo lo que hago y mis hijos estarán protegidos

—¡Barry, míranos, no somos gays!—Exclamó incrédulo por tal petición— Y si lo fueramos, ¿no crees que me gustaria estar con alguien más guapo que tú?—Dijo en tanto pasaba al lado de su amigo para sentarse en el sofá— Por todos los cielos, soy Mr. Febrero; es como si... el Rey del Baile saliera con la que... toca la tuba....

Barry estaba en un estado de escepticísmo, con los ojos clavados fijamente en el castaño y diciendose a sí mísmo:"¿Te salve la vida y ensima me vacilas?"

—Ahora toco la tuba...—Comentó rompiendo su tren de pensamiento.

—Barry, te quiero pero no estoy enamorado de tí, si eso tiene sentido.—Trató de explicar—Quíero que sigamos siendo amigos.—Puntualizó.

El rubio tartamudeaba sin saber qué hacer o decir.

—Entonces, hazme un favor e imagina esto, ¿si?—Pidió al tiempo que rodeaba el sillón hasta quedar enfrente de Hal.

—Si...

—Imagina que estás en mi funeral y estás buscando a mis hijos pero no están ahí porque están en una fábrica de Bangladesh, trabajando... por seis centavos la hora.—Dijo enojado- Y vuelves a casa a dormir con una chica que conociste en mi tumba y cuando volteas... justo frente a tu ventana están mis hijos... con sus manitas en el cristal y sus ojos... huntados en lágrimas.—Hal observaba expectante, negando con la cabeza y una cara de remordimiento— Piensa en eso y ahora... dime tu respuesta.—Terminó en un tono siniestro.

—... ¿Cómo tocan en mi ventana si están en Bangladesh?

—¡Oh por dios, no estás entendiendome nada, ¿verdad?!

—Hal—Llamó una mujer de cabello largo con rasgos asiáticos—¿Tienes algo de beber? Es que tengo sed.—Salió detrás de la puerta completamente en ropa interior.

Barry la miró como creyendo que se perdia de la diversión en la que Hal vivia.

—Si, hay soda en el refrigerador.—Respondió señalando hacia atrás con su pulgar.

Un grupo de chicas atractivas salieron de la habitación hacia la cocina, provocando que el rubio abriera la boca.

—Ay, las chiquitas están sedientas, ~Barry, Barry, Barry mira esto~.—Susurró—¡Busquen más abajo en el refrigerador!

El grupo de chicas hizo caso, mientras se reían, otorgandole a Hal y compañia una vista perfecta de sus traseros.

—No puedo ser gay, Barry.—Confesó mirando a los ojos a su amigo—Por tí seria lesbiano pero nada más...

El rechinar de la puerta hizo que Barry dirijiera su atención a ésta.

Ay, me siento tan sola aquí...date prisa Hal~

—¡Doctora linda! Que linda, ¿ya la conoces?—Preguntó al rubio.

—Sí, la conosco.—Contestó desviando la mirada de la mujer en lenceria.

—¿Cómo se siente sr. Allen?—Cuestionó cruzandose de brazos y hablando en tono profesional.

—Ah, me siento algo entumesido cuando giro.

—Es normal

—¡¿Hey, quién te desató?!—Dijo señalandola.

La doctora se rió y señaló a  las chicas del grupo, quienes rieron traviesas.

—¡¿Hey que demonios pasa aquí?!—Cuestionó divertido—Aquí tenemos reglas.—Recordó mientras se levantaba del sofá y las chicas corrian devuelta a la habitación—Les di órdenes específicas.—Dijo corriendo tras ellas.—Ahora haré el Hal, Hal en sus traseros.—Cuando todo el grupo se adentró a la habitación Hal le tendió un bastón a una—Usa el bastón, dale, dale con fuerza hasta que sangren jajaja.—Cerrando la puerta tras de sí.

—Eres un animal, hermano.—Vociferó Barry, estrechando sus ojos y caminando directo hacia Hal.

—No soy un animal, soy un ramero.—Corrijió caminando hacia el rubio, quedando frente a frente—No querrás casarte con el ramero del pueblo, no te lo mereces.

—Lo más que haremos es escribir un préstamo juntos e inscribirnos en un papel.—Alzó las manos en señal de obviedad.

—¿Y cómo sabes que no nos descubriran?

—Porque las leyes de privacidad ya son muy estríctas, escucha, solo recibiras tu correspondencia en mi casa por unos días. ¡Es todo!—Explicó desesperado por la inseguridad del castaño.

—Ah... no lo sé.—Contestó negando.

—Te salve la vida.—Recordó.

Hal tartamudeaba inseguro.

—¿Vas hacerlo?—Insistió el rubio.

—Ehh... de acuerdo.—Aceptó ya rendido.

—Somos socios.—Confirmó dando su diestra para el apretón de manos.

—Somos socios.—Repitió Hal, estrechandole la mano a su amigo-. Debiste dejarme morir maldito.

Barry rió ante la respuesta.





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¡FELÍZ AÑO NUEVO
Adelantadoxd

Espero que la pasen bien y que se llenen con la comida y el alcohol v:
Batman los bendiga
Dorime xd

Ahr que navidad ya paso



Edit:Por cierto,ésta es Arisia :v

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