La caída de un girasol/ corazones rotos
Un par de ojos se abren rebelando a un par de cristalinos ojos dorados, pero lo primero que escucho al despertar son muchos llantos incontrolables.
Por favor, que solo sea un mal sueño – Pensó Jibanyan, apretujando muchos los ojos, los vuelve abrir y ve a USApyon frente a él con una mirada triste y preocupada.
Jibanyan – Dijo USApyon, su voz se le notaba una gran tristeza.
Miawsy – Salió de la boca del yo kai gato rojo, lo que hizo que se sorprenda un poco él yo kai astronauta – ¿Dónde está? – Pregunto con su voz desgastada.
USApyon lo miro con una gran tristeza y bajando la mira, solo apunto a un costado.
Jibanyan solo volteo y miro a sus amigos rodeando algo y a un costado donde se encontraba el grupo, se encontraba Nathan sentado en el suelo con la mirada ensombrecida, cargando a Katie que se encontraba desmayada y con un rastro de lágrimas secas en su cara, su rostro reflejaba dolor.
Rápidamente se levanta a lo torpe Jibanyan y corre donde se encontraba el grupo reunido.
Jibanyan – Dijo Whisper acercándose a él y detenerlo.
Jibanyan volteo a mirarlo y vio sus ojos hinchados y cristalinos, como si hubiera estado llorando.
No vayas – Dijo Whisper con la tristeza en su rostro.
Jibanyan solo quito su mano de su hombro y se fue donde el grupo, Whisper le vio con una gran pena y tristeza por su amigo.
Apartando a Flamileon y a Robonyan de su camino, que para su punto de vista no se quejaron o protestaron, sus miradas estaban bacías y se veía lágrimas en sus ojos, Jibanyan volteo a lo que todos miraban, rezando de que no sea lo que pensaba, pero los gritos y los llantos, le decían otra cosa.
Lo que vio, le dejo sin respiración.
Se encontraba en medio del grupo Hermanión llorando y gritando, mientras abrazaba el cuerpo inerte de Miawsy.
¡¡HERMANA!! – Gritaba a llantos Hermanión, sin dejar de abrazar a la gatita y a un costado de ellos, estaba la estaca que antes estaba clavada en el vientre de la gatita.
El yo kai morado, no sabía cómo describir el dolor que sentía, ya perdió a sus padres ahora perdió a su pequeña hermana.
TU – Dijo con acides y odio Hermanión, al ver a Jibanyan parado con la mirada perdida – ¡¡TÚ TUVISTE LA CULPA DE TODO!! – Dijo dejando delicada mente el cuerpo de su hermana en el suelo e ir a agarrar de la piel de su pecho del gato rojo y mirarlo con un rencor tremendo – ¿¡PORQUE NO EVITASTE ESTO!? – Le grito colérico, para luego tirarle un puñetazo en la mejilla al gato.
Jibanyan no se quejó o protesto, no se movía, su mirada estaba muy bacía.
¡Hermanión, ya basta! ¡Él no tiene la culpa de nada! – Dijo USApyon junto a Whisper, tratando de que suelte al gato, el yo kai morado.
¡SI LA TIENE! – Grito furioso y herido Hermanión – Por ser muy débil y no poder evitar que mi hermana este... - No termino de decir sus palabras, cuando recibió un fuerte golpe en la mejilla.
Jibanyan le dio una patada en su mejilla a Hermanión, logrando que lo soltara, cae de pie y luego corre y carga al cuerpo de Miawsy y se va corriendo de allí.
¡¡JIBANYAN!! – Grito USApyon al verlo irse con Miawsy en brazos.
Todos los que se encontraban allí, se fueron tras el gato rojo.
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Sus patas le dolían, le costaba mucho respirar bien, pero aun así, siguió corriendo, sin detenerse a tomar aire, solo quería llegar a su destino.
¡No te preocupes! ¡Yo are que te curren! – Decía Jibanyan entre jadeos, sin parar de correr cargando a Miawsy.
El yo kai rojo aún no aceptaba que se haya ido la gatita y no lo pensaba aceptar.
Corría por las calles de la ciudad bacías y oscuras, no le importaba si un humano lo viera a él o a Miawsy, no lo iban a detener.
¡Ya estamos cerca, no te preocupes! – Decía Jibanyan, como dándole su confianza a la gatita.
El gato sentía como su pelaje se llenaba con la sangre que se derramaba, se detuvo un momento y de su cinturón saco una manta verde y se la envolvió en la cintura de la gatita para evitar que siga perdiendo sangre, la vuelve a cargar y prosigue a correr.
¡Resiste, Miawsy! – Decía Jibanyan sin dejar de correr.
A lo lejos ve la veterinaria y corre más a prisa, cuando llegan deja a un lado con delicadeza a la gatita y sin importar que lo vean empezó a golpear las puertas cerradas de la veterinaria.
¡¡ABRAN!! ¡¡POR FAVOR!! ¡¡NECESITO SU AYUDA!! – Decía a gritos Jibanyan, sin dejar de golpear las puertas – ¡¡POR FAVOR!! ¡¡ABRAN!! ¡¡MI AMIGA, ESTÁ MUY MAL!! Quiero que la salven... Por favor – Gritaba mientras sus ojos lagrimeaban
Nadie respondía.
Jibanyan con las manos dolidas de tanto golpear y la garganta seca de tanto gritar, solo se sentó allí, cubriendo con otra manta más grande el cuerpo de Miawsy para darle calor, no como su frio cuerpo y se maldecía por no propinarle más calor y solo se quedó allí, abrasándola y esperando un milagro que pasaba, mientras sus ojos no dejaban de salir lágrimas.
Por favor, alguien ayúdela – Decía Jibanyan con la garganta doliéndole y lágrimas en los ojos.
Y como si sus suplicas fueran escuchadas, frente a él se paró Clara y la dueña de la veterinaria, mirando a esas dos criaturas gatunas, uno abrazando a otro que se le vea mal y que estaba envuelto entre mantas, que ya empezaba a ser notario la sangre.
¡¡Por favor!! ¡¡Por lo que más quieran, sálvenla!! – Suplico Jibanyan, parándose y cargando a Miawsy en brazos – Por favor - Suplico.
...
Señora...- Trato de decir algo Clara, cuando la dueña de la veterinaria hablo.
¡Clara, prepara una habitación de emergencia, ahora! – Ordeno la mujer, mientras cargaba a la gatita.
Pero...- Dijo Clara algo desorientada y confundida.
¿¡Que no vez que tenemos un paciente mal herida!? ¡¡Ve rápido a lo que te dije, Clara!! – Ordeno la mujer, dándole las llaves a Jibanyan – ¿Cariño, puedes abrir la puerta? Yo no puedo por mi paciente – Dijo.
El yo kai también lo mira sorprendido, pero reacciona y asiente, rápidamente va donde la puerta para abrirla.
Clara no dijo nada y solo hizo caso a la orden de su jefa, ella tenía razón, una vida corre peligro, ya habrá tiempo para preguntar.
Una vez abierto el lugar, Clara se fue corriendo a preparar una habitación para emergencia.
Jibanyan no se separaba en nada de la doctora, que tenía cargando a Miawsy.
Bebe, tú no puedes entrar aquí, este es una sala de operación – Le dijo la doctora al gato rojo, con cariño.
¡Pero, mi amiga! – Trato de decir Jibanyan.
No te preocupes, nosotras nos encargaremos de esto – Dijo Clara con un traje de enfermera y entrando a la sala con la doctora ya vestida, cerrándole las puertas al yo kai rojo.
Jibanyan se quedó parado en la puerta, esperando.
10 minutos después::
El resto de nuestros protagonistas llegan a la sala de la veterinaria y vieron a Jibanyan a un costado de una puesta que tenía una luz roja en forma de cruz.
¿Cómo me encontraron? – Pregunto Jibanyan, sin levantar la mirada de la posición fetal que se encontraba.
Por el rastro de sangre – Respondió Nathan, que tenía a una inconsciente Katie en brazos.
...- Jibanyan no dijo nada a eso.
¿¡DONDE TIENES A MI HERMANA!? – Pregunto a gritos un molesto Hermanión, agarrando de la piel del pecho de Jibanyan, que no se defendía.
Jibanyan con las orejas caídas solo miro a sus espaldas y Hermanión entendió eso, soltando al gato se dirigió a la puerta, pero el gato rojo se puso en su camino.
Quítate – Dijo con acides Hermanión.
No puedes entrar – Dijo Jibanyan sin alzar la mirada.
¿Y quien va impedírmelo? ¿Tu? – Dijo molesto Hermanión.
¡¡LA DOCTORA Y CLARA, ESTÁN ADENTRO TRATANDO DE SALVAR LA VIDA DE MIAWSY!! – Grito Jibanyan arto de la terquedad de Hermanión.
Hermanión se calla y lo queda mirando.
Jibanyan con la mirada fruncida, solo camino y volvió a sus sitio a lado de la puerta de la habitación... Esperando.
...
Hermanión solo camino y se sentó a lado de Jibanyan sin decir nada, Jibanyan tampoco quería hablar.
El resto solo esperaron noticias de la gatita.
Nathan recuesta en una silla larga del lugar a Katie y se sienta a un costado de ella, también esperando.
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Discor se encontraba fuera de las ruinas de la mansión, arrastrándose con una pierna rota y sus costillas rotas, la cara más golpeada, y cinco marcas de enormes zarpazos desde su vientre hasta su pecho.
Maldita sea – Dijo Discor con dificultad – no pensé que es maldito gato, fuera a hacerme esto – Dijo mientras se apoyaba con una mano en un árbol.
Flash de Discor::
Discor le sorprendió que la princesa se haya sacrificado por un ser tan débil, pero le daba gusto haberla vencido en algo, vio como tenían la última conversación con ese asqueroso plebeyo terrícola, para luego caer.
Vio a gato rojo, lanzar un grito de sufrimiento por la gata.
¡Ju! Al menos salió algo que me beneficiara – Pensó Discor tratando de pararse.
Pero de pronto, siente una sensación de peligro.
Discor volteo lentamente y ve al gato terrícola, aun abrazando al cuerpo de la gatita, pero lo miraba con una mirada llena de venganza y furia.
Lo que por una razón, le estremeció con un miedo a Discor, fue que las antes redondos iris del yo kai se volvieron a afilados y gruñía con ferocidad, sus pequeños colmillos se le empezaban a crecer de una forma alarmante y empezaba a emanar una aura peligrosa.
Vio que dejo delicadamente a la gata en el suelo y empezó a acercársele, caminando en cuatro patas, cual depredador estaría asechando a su presa.
Estúpido, terrícola – Dijo Discor tratando de sonar seguro, pero lo cierto es que empezaba a tener miedo de esa mirada – no te me acerques – Lo amenazo.
Finalmente.
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El gato rojo se trasformó.
Era una bestia de color rojo y blanco, con ojos amarillos sin pupilas y tenía un tamaño bestial.
¿¡Q – Que!? – Dijo Discor y trato de correr, pero la bestia roja lo agarro.
Discor solo recordaba los zarpazos y enormes puñetazos, de esa criatura que creyó débil.
Fin del Flash de Discor::
Si no le hubiera lanzado mi bola negra, esa cosa hubiera acabado conmigo – Dijo con dificultad Discor, y se recuesta en el tronco del árbol – Maldita princesas, maldito planeta, maldito terrícolas - Decía con odio.
Discor recordó que una vez que lanzó su esfera negra y explotara en la cara de esa bestia roja, no perdió tiempo y huyo del lugar, viendo como esa bestia volvía a ser ese pequeño gato rojo, que se encontraba inconsciente en el suelo, él no se quedó a averiguar, por qué temía que volviera a transformarse.
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Todos nuestros protagonistas, se encontraban en la sala de espera.
¿Mmmm? – Decía Katie despertando y parándose de su sitio.
Katie ¿Te encuentras bien? – Pregunto Nathan volteando a ver a la chica.
¿Dónde estoy? – Pregunto Katie confusa.
En la veterinaria, Katie – Dijo Nathan, haciendo que la castaña reaccionara.
M – Miawsy – Dijo Katie con los ojos empezando a aguársele.
Katie – Llamo Nathan, parándose y poniéndose frente a su amiga – No te preocupes, la veterinaria, están que la ayudan – Dijo tratando de tranquilizarla.
Katie le miro aún con lágrimas en los ojos, ella recordó que cuando salieron a buscar a los dos gatos, vieron a Jibanyan desmayado en el suelo y a unos metros de él, Miawsy en el suelo en un charco de su sangre con una enorme estaca atravesándole su espalda, lo que ocasionó que se desmayara del impacto de la escena.
Todos, solo esperaban que la doctora logre salvar la vida de la gatita y así poder ir a casa.
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Verifique los ritmos cardíacos de la paciente, Clara – Ordeno la doctora a su ayudante.
Por supuesto, doctora – Dijo Clara y se fue a revisar – todo en orden, sus ritmos cardiacales están en orden – Dijo.
Bien – Dijo la doctora, mientras cosía la piel abierta después de haber revisado y recolocado los órganos internos de la gatita, que se encontraba con una mascarilla para oxígeno.
¿Qué fue lo que le paso a esta extraña criatura? – Se preguntó Clara, nunca vio una clase de gata como esta en su vida, es como si no fuera un ser de este planeta.
No lo sé, pero quien hayan abierto su vientre de esa manera, no tiene corazón – Dijo la doctora de una forma molesta, por el causante que le hizo esto a esta pobre criatura.
Que extraña, criatura – Dijo Clara mirándola, no negaba que es una criatura linda a pesar de cómo se encontraba, pero era extraña ya que vestía con ropa de humano y otras cosas, no comunes en un gato.
Para mí, no lo es – Dijo la doctora sin dejar de hacer su labor – es muy linda – Dijo.
Si, ya note lo linda que es – Dijo Clara.
No lo digo por su apariencia, Clara – Dijo la doctora.
¿Eh? – Exclamo confusa la pelinegra, mirando a su jefa.
Clara, mírala bien – Dijo la doctora – ¿no te recuerda a alguien? – Pregunto finalizando su labor de serrar la abertura de la piel de la felina.
La chica miro confusa a su jefa y bajo la mirada a la gatita, mirándola detalladamente.
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Hasta que final mente se dio cuenta, abriendo mucho los ojos, no dio crédito a lo que vio.
¡No puede, ser! – Exclamo Clara sorprendida, retrocediendo.
Pues créelo – Dijo la doctora – no pienso perder a una de mis mejores ayudantes y alumnas – Dijo.
¡P – Pero es una gata! – Dijo Clara anonada – ¡No puede ser, ella! – Dijo.
...
Clara – Dijo la doctora – sé que es difícil de creer, lo sé ya lo viví – Dijo – al igual que tú, también me sentí confundida – Dijo – pero – Dijo - alguien me enseño sin importar que eres, tu raza u origen – Dijo – todos solos seres vivos, que tenemos que cuidar – Dijo y recordó cuando ella era una joven aprendiz veterinaria, avía caído en una trampa de osos en una de sus prácticas por la a sabana y un oso casi la mata, pero de la nada una peculiar gata blanca, salió de la nada, la defendió del oso y la saco de la trampa para animales.
Flash de la doctora::
No me hagas daño – Decía asustada de la extraña gata.
¿Por qué de hacerlo? – Pregunto confusa la gata blanca – yo solo quiero proteger de las criaturas indefensas, no me importa su origen – Dijo sonriéndola.
La joven, se sorprendió por eso.
Fin del flash de la doctora::
Después de eso, unos compañeros me encontraron, pero la gata blanca se fue cuando los sintió venir – Pensó la doctora – yo siempre regresaba con las esperanzas de verla otra vez, pero nunca sucedió – Pensó con una triste sonrisa y volteo a ver a la gatita, para sonreír más – ese día, me prometí salvar la vida de cualquier ser vivo, sin importar que es – Pensó – quisiera que me vieras vieja amiga y te sintieras orgullosa de mí – Pensó – y veas que seguí tu ejemplares palabras – Pensó – de salvar cualquier vida, que este en mis manos – Pensó y miro más a la pequeña gatita – de alguna forma, mirar a esta pequeña gatita me recuerda a ti – Pensó.
Clara vio a la doctora admirada y lo que dijo es verdad, ellos están allí para salvar vidas de cualquier ser vivo, sin importad que son.
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Un par de ojos chocolates se abren y ve que se encontraba en un lugar blanco y cálido.
¿Dónde estoy? – Se preguntó mirando por todos lados, hasta que vio a alguien acercarse – ¿Quien anda ahí? ¡Muéstrese! – Dijo con la seña fruncida y en posición de combate, si resulta ser alguien malo.
El personaje, se muestra rebelando quien es y que le miraba con una cálida sonrisa.
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¿A – Abuelito? – Dijo con las pupilas encogidas y los ojos cristalinos.
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Beep.
Beep.
Beep.
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Biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Ambas chicas voltean, cuando escucharon ese sonido nada bueno.
Oh no – Dijo la doctora.
¡Mikari! – Grito Clara, espantada, corriendo donde la gatita – ¡Doctora! – Llamaba, al ver que en el aparato señalaba que el corazón de la gatita, dejo de latir.
¡Clara, prepara las planchas de Electroshock! ¡AHORA! – Ordeno la doctora seria, mientras abría la camisa, que le habían puesto antes de la operación.
¡Si! – Dijo Clara en afirmación, corriendo por los objetos.
¡Vamos pequeña, no te rindas! – Le decía la doctora tratando de despertarla, coloca sus manos en su pecho, empezó a aplicarle primeros auxilios – ¡Niña, reacciona! – Decía, mientras empujaba su pecho – eres una de mis mejores ayudantes ¡no puedo perderte! – Decía.
Pero no reaccionaba.
Clara, mientras tanto salió corriendo fuera de la sala, sin prestar atención quien se encontraba allí, solo fue por el material, agárralo y volver a la sala de operación.
¡Doctora, acá están! – Dijo Clara, con el corazón que le late del miedo que sentía.
Gracias, Clara – Dijo la doctora agarrando las planchas y conectándolas – Clara, colócalo a 10% ¡Ahora! – Ordeno.
¡Entendido! – Dijo la chica, colocándole en el número mencionado.
¡Despejen! – Dijo la doctora y coloco las paletas en el pecho de la gatita, lo que hizo que la descarga levantar el cuerpo de la felina, pero no hizo que su corazón latiera – ¡Clara! ¡Ahora 20%! – Ordeno.
¡Entendido! – Dijo la chica colocándole en el número mencionado.
Pero no reacciono.
30%, 40%, 50% - Decía la doctora, tras pasar de cada número de voltajes.
La doctora solo jadeaba del cansancio, por tratar de reanimarla el cuerpo pero...
Doctora ¿¡porque se detiene!? ¡Tenemos que seguir reanimando, hasta que despierte! Lo subiré a 60 Por... - No termino de hablar y fue detenida por una mano que impidió que aumente la potencia.
Clara, miro a su jefa que con una mano libre le detuvo, la oji azul miro a la doctora, su mirada estaba ensombrecida.
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A – Abuelito – Dijo con los ojos cristalinos, sin creer que él estuviera allí – ¡Abuelito! – Dijo sonriendo con lágrimas en los ojos, corriendo donde estaba él para finalmente abrazarlo – ¡Te extrañaba mucho, abuelito! – Dijo entre lágrimas.
Miawsy se sentía muy feliz, de ver aquel anciano que la cuido y la amo, quien para ella es un padre maravilloso.
Abuelito ¿por fin puedo estar a tu lado? – Pregunto Miawsy con una gran sonrisa y lágrimas en sus ojos – Por favor, dime que ya no te iras de mi lado – Pregunto.
El anciano solo se paró y le extendió la mano, Miawsy le quedo mirando, hasta que entendió eso como su respuesta.
Abuelito – Dijo Miawsy con cariño – siempre estaré a tu lado – Dijo con una sonrisa hermosa y un pequeño rubor de lo alegre que esta, tomando la mano del anciano, dejo que se la lleve por un camino que apareció.
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Nuestros protagonistas vieron salir a la doctora y a una chica, todos se le acercaron para la sorpresa de las dos mujeres, vieron a más de diferentes criaturas y más al ver que tres niños los acompañaban.
Doctora ¿Cómo está? – Pregunto un gato rojo, que se le acercó a la mujer.
La doctora baja la mirada y ve al gato rojo que trajo a la gatita, lo vio que la miraba con una mirada esperanzada, la mujer se le partió el corazón eso.
Jibanyan, vio como la doctora esquiva la mirada, eso le empezó a entrar un miedo enorme y volteo a ver a Clara, con la esperanza de que lo que pensaba no sea real, pero solo vio a la chica taparse la cara, mientras lloraba.
Jibanyan solo retrocedió.
Lo siento – Dijo la voz de la doctora, queriendo quebrársele – Lo sentimos tanto – Dijo con la mirada ensombrecida y sin que ella pudiera evitarlo una lagrima se deslizo por su mejilla.
En ese momento en el lugar se llenó de muchos gritos y llantos de dolor, de parte de Hermanión y Katie, que era abrazada como un medio de apoyo por Nathan.
Flamileon no dijo nada, solo se quedó quieto y sus cabellos cual juego ardiente, se apagaron y de sus ojos no dejaban de salir lágrimas.
Monojishi Shogunyan hasta Robonyan se quedaron con la mirada perdida y lágrimas empezaron a surcar en ellos.
El resto solo miraban con una tristeza, eso llantos sin negar que también se les escapaba lágrimas de sus ojos.
Jibanyan no lo soporto y solo salió corriendo de allí, nadie le detuvo, nadie lo llamo, ya que también estaban sumergidos en su propia tristeza.
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¡ERES UNA IDIOTA! – Gritaba Jibanyan mientras corría, sin importarle el dolor de sus patas – ¡¡UNA COMPLETA, IDIOTA!! – Grito.
En su mente, vinieron los recuerdos de los momentos que paso a su lado.
Cuando la ayudaba en la veterinaria.
Cuando salieron a correr.
Cuando comieron juntos.
Subiendo a un árbol de un bosque, el yo kai rojo grito todo su dolor hasta desgastar su garganta y el dolor de su corazón...Pero.
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Sabía que nunca se le iba a ir.
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Siempre estaré a tu lado... Abuelito.
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Muchas personas piensan, que si una historia empieza con una alegre amistad/ amor.
Terminará en un final feliz....Pero.
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Tenemos que aprender que no todo termina, como en los cuentos de hadas.
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