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Capítulo. 1

Los trajes y brillantes vestidos de los miembros más selectivos de la sociedad iban en busca de un poco de diversión o bien presumir hasta el más fino detalle de sus vestimentas. Hacían juego con todo el lugar, cada mueble, copa, licor e incluso cada servilleta gritaba “costoso” por donde se le viere, un establecimiento dedicado única y exclusivamente al entretenimiento de alta clase.

Entre tanta gente, unos rizos rojizos,de un tono brillante, se paseaban de un lado a otro llevando bocadillos o copas de bourbon a las manos de los miembros. Cada noche empezaba su rutina igual. Llegaba ( tarde para variar) y cojia su uniforme, algunas veces ayudaba a la limpieza del lugar otras a preparar bocadillos,no tenía un puesto fijo pero la paga era lo suficiente como para cubrir  el alquiler y comida decente. Pero cuando pasaba aquella puerta, aquella puerta en el tercer piso justo alado de la oficina del dueño, pasando por esos pasillos ostentosos la historia era completamente diferente. Su personalidad no cambiaba en absoluto, sólo se hacía un poco más astuto. Cada noche llegaban pedidos nuevos que el pelirrojo seleccionaba con sumo cuidado, desde recuperar joyas o escrituras de valiosas residencias en el extranjero hasta sacar información clasificada usando su sentidos de “persuasión".

Esa noche una bella señorita de exuberante cabellera castaña requirió sus servicios, cruzó la puerta contoneando sus caderas en un vestido verde que se pegaba a su figura.

Valerik ya le esperaba al otro lado del escritorio, revisaba el historial de la mujer,no quería cabos sueltos,no quería problemas. La mujer tomó asiento quitándose las gafas de sol que en todo momento habían cubierto sus amielados ojos.

— ¿Val?– preguntó alzando una ceja. Cruzó las piernas por debajo y escaneo toda la figura del joven, de arriba a abajo miró todo su ser hasta mirar fijamente esos ojos verdes con largas pestañas. Sintió envidia,nunca antes un joven le había llamado la atención de esa manera seducuendole con tan solo mirarlo.

—Valerik para usted, ¿tiene el pago?– Val en todo momento permaneció sereno, la regla era simple para a quellos que requerían sus servicios: historial completo del contratante y de la presa a cazar, pago de la mitad del dinero por a delantado y anonimato al cien por cien.

–crei– empezó — que eras... mas viejo, no un joven de tan buen ver– metió la mano en  su bolso negro diseñado seguramente por Gucci o Dior y pronto una chequera larga y color crema se asomo de ella al muy típico estilo New York—¿La paga es buena?,si no lo es siempre tendré trabajo para ti– dijo terminando de escribir e inmediatamente llevandose el documento entre su escote.La sonrisa de Valerik se amplio casi de oreja a oreja y con un movimiento rápido saco el tan deseado documento de entre sus pechos, se levantó de su asiento acercándose a la bella mujer,tomó su barbilla y le acercó a su rostro rozando levemente sus labios con los de ella— le aseguro– susurró cerca de su oído con una voz grave y lenta– que la paga no es problema, pero por una bella señorita como usted podría desviar mi objetivo un poco.

La mujer estalló en un sonrojo evidente cuando la mano de Valerik se colo por debajo de su vestido. Lo miró con deseo esperando algo más,algo que le sacudiera más de lo que ya había sentido con esa mano intrusa.Val le dejó ahí,sentada mientras fantaseaba más allá de lo que jamás pasaría.

Nicholas se levantó temprano en la mañana y como todos los días salió a correr lejos de casa. Su ”pequeña” casa estaba lejos de ser sencilla, con su propio código postal la gente ya se podía intuir las dimensiones de semejante estructura, apesar de eso y de tener uno de los jardines tanto traseros como delanteros más grandes, verdes y bien cuidados de los alrededores a Nicholas no le agradaba ver a su familia tan temprano, y menos cuando amanecia tan de buen humor gracias a dos personas que quería y amaba. Uno era Valerik, el único que durante la preparatoria no le había hecho alabanza ni cumplidos con tal de ganarse su amistad y así hasta la universidad donde la conexión fue mayor gracias a situaciones que prefería no recordar,recuerdos demasiado amargos para un día tan dulce. Después estaba Corban. Profesor de artes egresado de la mejor academia de artes de Italia, filósofo, matemático e instructor de box y artes marciales en sus ratos libres. Lo conoció en la universida en clases de defensa personal, apartir de ahí lo había hechizo por completo. Habían comenzado una relación bastante buena y equilibrada a su parecer y obviamente en secreto hasta hace algunos meses.

Habían pasado dos semanas y media desde que Valerik había hablado con el, no lo contacto al día siguiente y mucho menos contestó mensajes o llamadas, antes se habría preocupado pero eso pasaba seguido después de la universidad así que ya se había acostumbrado. Al llegar a casa un sonido estruendoso lo tomo por sorpresa haciendo que el vaso que llevaba en mano cayera al suelo. La voz ronca y cansada de su padre se escucho por todos lados, había que admitir que tenía buenos pulmones a su edad. A diestra y siniestra gritaba nombres de empleados y algunos familiares exijiendo respuestas, poco le faltó para librarse de ello hasta que entre tantos alardeos su nombre rebotó por las paredes llegando a sus oídos.

— !Nicholas!

— demonios— susurró para sí y mordió levemente su labio, corrió escaleras arriba llegando ala puerta del despacho, se lo pensó dos veces antes de tocar. Tal vez si solo daba vuelta hacia su habitación y lo hacían con sigilo nadie se enteraria de que ya había regresado, pensó, pero cuando uno de sus pies ya se encontraba en la línea de salida la puerta se abrió violentamente dejando ver al hombre. Su miraba detonante era furia desmedida que solo buscaba una pobre alma en la cual dejar caer su furia  y para desgracia el azabache era la víctima perfecta.

— Entra.

— padre yo…

— No sabía que además de homosexual también eras sordo — dijo sin ningún tipo de tacto entrando de vuelta.

Eso había dado justo en su punto débil,odiaba que le hablara de esa forma que le hacia sentir sucio y anormal, pero no tenía intención de enfrentarlo,no está vez, su corazón ya había sido demasiado herido por palabras crueles y golpes bajos que por desgracia Corban no alcanzaba a sobrellevar.

— ¿Que pasa ahora?— cerró tras de el la puerta y cojio una silla para sentarse.

—Nicholas, últimamente no has estado mucho en casa, ¿Querés explicarme el por qué? —enarco su rubia ceja ,le miraba sin ningún interés en la repuesta del jóven, aún así la expresión de su hijo le prendió un foco de alerta.— has seguido viendo a ese...maestro ¿Verdad?

– te equivocas padre, desde ese día no le he vuelto a ver, además, el ya…

— te creo– corto de pronto pasando a otro tema, he decidido postergar un tiempo la boda para que tú y el señor Bastian se conozcan, creo que es de mal gusto hacer que se conozcan hasta el día de la ceremonia.

— ¿de mal gusto padre?– resoplo  en un tono burlón entrecerrando sus ojos. ¿Hasta este momento se le pasaba eso por la cabeza?, ¿de verdad?– !no me jodas con eso ahora!– gritó,azotó con fuerza ambas manos en el escritorio. Su padre solo a tino a hacer lo mismo que el, ambos ojos azules se miraron con odio,ira y rencor, el hombre abrió la boca para contraatacar lo que seguramente sería una serie de flechazos directo a su orientación sexual. Pero Nicholas estaba lejos de terminar.

– ! Desde que te enteraste de mi sexualidad lo único que ha salido de tu sucia boca han sido insultos y reclamos!

— Nicholas

— ! Jamás has reconocido mi existencia en tu maldita familia, y ahora, ahora ¿sólo dices que es de mal gusto?, tu y tú jodida familia  me enferman, me dan asco,se pueden ir a la mie…!

— ! Nicholas!, Escúchame por una maldita vez, todo lo que he hecho es por tu bien y el bien de tus hermanos, hace una semana a uno de tus tíos lo dejaron en bancarrota en cero sin nada.

— ya no quiero escucharte — Nicholas cayó rendido en su asiento, agotado mentalmente –¿Cuándo?–  preguntó totalmente apagado, su humor se había ido al desague a tal grado que ni la sola idea de ver a Corban le cambiaba el ánimo.

Su padre comprendió lo que había pasado, pero aún así no soltaria la rienda y seguiría con los planes costará lo costará.— el viernes a las nueve, hice una reservación en el restaurante Mollier’s, llega a tiempo y formal.

—¿ tu irás?

—  No, tengo que salir del país ese mismo día y regresaré en una o dos semanas, mientras tanto maneja la situación.

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