Capitulo 13: Desolación
¡Hola a todos!
Vengo nuevamente con un capítulo algo extraño.
Ahí me cuentan que tal les pareció.
Sin más, los dejo leer a gusto.
...
[Narrador Yo]
¿Qué está pasando?
No tengo la menor idea.
Solo se que en este momento me siento tan relajado, no siento ninguna preocupación, no tengo ninguna molestia y sorprendentemente me arrulla una enorme felicidad debido a tanta tranquilidad.
Quisiera quedarme así por siempre.
No...
Espera...
Se supone que me encuentro en una misión, se supone que hay gente a la que debo proteger...
¡Despierta! ¡Despierta!
Con todas mis fuerzas trato de hacerlo, pero me es imposible despertar.
¿Mori nuevamente? ¿En realidad fui tan inútil otra vez?
Mierda... Nunca puedo proteger a nadie.
—Ethiel...—
¿Eh?
¡Alguien me ha llamado!
—Ethiel...—
Debe ser el exterior, significa que no he muerto.
¿O solo soy yo volviendome loco? ¿Esta es la famosa etapa de negación?
La voz se detuvo, tal vez solo deba aceptar que ya no...
—¡Despierta!—
Justo en ese instante pude volver nuevamente a la realidad.
[Narrador normal]
—¡AAAAAAAAHHHHH!—
Un sonoro y solitario grito se escuchó entre medio de los inmensos árboles que conformaban el bosque.
El grito provenía de un joven rubio que respiraba con agitación y miraba hacia todos lados con un gran pánico.
—¿Qué...?—
Se preguntó, esta vez analizando todo su cuerpo, se detuvo mirando sus manos.
Por un momento pensó que seguía en aquel extraño sueño.
Pero no, estaba en la cruda realidad.
Se levantó lentamente y camino algunos metros, supuso que todas las demás personas se encontrarían cerca y tal vez solo se había quedado dormido.
Después de caminar por algunos minutos, se dió cuenta de una realidad mucho peor.
No había nadie.
Estaba completamente solo.
[Narrador Yo]
Nada de esto tiene sentido, no comprendo cómo de varias miles de personas me he quedado solo.
¿Todos habrán regresado a salvo?
Puede ser, tal vez solo me hayan olvidado, lo cual sería mejor que creer que he sido el único sobreviviente.
No hay sangre ni cuerpos por el lugar, solo hay árboles y más árboles, ni una señal de vida humana aparte de mi.
La posibilidad de que hayan desistido y vuelto es alta.
Mi problema ahora es que no se en que clase de lugar me encuentro.
Comencé a revisar todo mi equipo, mis hojas y correas estaban bien, pero mis reservas de gas estaban a la mitad.
No se que tan lejos está la ciudad, es más, no se ni siquiera la dirección hacia la que debo ir para llegar a mi hogar.
Estoy completamente desorientado.
Lo mejor será no desperdiciar el gas por el momento, solo lo haré como siempre lo había hecho, corriendo.
Si tan solo pudiera ver el sol...
Cuando dije eso, me di cuenta de que podría subir a la copa de los árboles para orientarme mejor.
Eso haré, tan solo necesito un impulso y tal vez tenga la suerte de ver el final del bosque.
[Narrador normal]
Ethiel se preparo y tomo un gran impulso para sobrepasar por varios metros la copa del árbol más alto que pudo encontrar.
A pesar de que logro observar la posición del sol, no pudo ver el final del inmenso bosque de árboles gigantes.
Al menos ya contaba con una orientación.
—Bien, el sol está en el norte, solo debo seguir esa dirección—
El sol tenía una ligera inclinación hacia el oeste, por lo que posiblemente ya pasaba del medio día, debía apresurarse o de otro modo se quedaría completamente varado en el bosque a oscuras.
[Narrador Yo]
Varias hesitaciones abarcan mi mente a cada momento.
¿Qué estoy haciendo en este lugar? ¿Porqué estoy solo?
Por más que intentará, no encontraba explicaciones a mis dudas.
Y Dios no parecía querer ayudarme en este momento.
Cada que intento recordar más allá del sueño, me resulta imposible y lo único que obtengo es un insoportable dolor de cabeza.
Debo sufrir alguna especie de amnesia, pero no sé desde que momento.
Tengo mucha hambre y mucha sed, probablemente llevo más de un día en este lugar.
Lo que más me preocupa es calmar mi sed, pues el hambre puedo soportarla mucho mejor desde que era pequeño, pero el agua es fundamental en el proceso.
El problema es que las provisiones se quedaron con el grupo y no sé dónde diablos están.
No es por tratar de llamarlos, pero no he visto a ningún titán por esta zona, lo cual es igualmente extraño considerando que estamos en su territorio.
Caminé por varias horas, tratando de no correr o apresurar demasiado el paso para no perder más energía de la necesaria.
Lamentablemente el bosque parecía ser infinito.
Todo comenzaba a volverse más oscuro, lo cual dificultaba mi visión, así que decidí parar y buscar algo con lo que hacer fuego.
No había encontrado Titanes en el día, pero la noche me daba mucha más seguridad debido a que es conocido que ellos no son activos en este tiempo.
Hice una pequeña fogata y me senté junto a ella, la noche era algo fría.
—Extraño tanto mi hogar—
Suspire mientras observaba como el fuego se movía de vez en cuando.
Luego recordé a mi familia.
Solo recordar que no pude ayudarlos me duele tanto.
Pero decidí rápidamente sacudir mis pensamientos, si me sumerjo nuevamente en la depresión no podré salir con éxito de este lugar.
Repentinamente pude escuchar como algunos arbustos se movían a mi alrededor, por lo que rápidamente me puse en alerta.
Mire con cautela toda la oscuridad a mi alrededor.
No es como si le tuviera miedo a la oscuridad, lo que me da miedo es lo que se puede esconder ahí.
En este ambiente tan salvaje uno puede ser asesinado o herido en cualquier momento.
Es más, puede que existan los Titanes nocturnos, lo cual sería una pésima noticia en estos momentos.
Aunque por otro lado, puede ser algún animal salvaje al cual podría derrotar y devorar.
Pero después de unos momentos analizando la oscuridad, todo rastro de lo que pudo haber movido los arbustos, desapareció.
Respiré profundamente y me volví a sentar, tal vez solo había sido el viento.
—Prrefssh...—
Nuevamente me levanté alarmado, pero ahora sí pude identificar el lugar de donde había provenido tal bufido.
Observé como, de manera timida, un hermoso corcel negro se acercaba desde el otro lado de la fogata.
¡No lo podía creer!
Era el caballo que se me había asignado, aquel destacado ejemplar que me di el lujo de nombrar como...
—¡ARES!—
Grite su nombre con una gran felicidad.
Me acerque a él y lo abracé con gentileza, incluso algunas lágrimas habían escapado de mis ojos.
No estaba solo.
Sé que era un caballo y no una persona, pero aún así, me sentía feliz de no estar solo.
Sabía que ese nombre le quedaría a la perfección, este caballo era todo un guerrero.
—Te agradezco tanto...—
Murmuré al oído de Ares.
Tal vez fue la señal y la ayuda que Dios me había enviado.
Era tiempo de volver a casa.
[Narrador normal, Cuartel de las Tropas de Guarnición, Dormitorios]
Caminar por los pasillos del dormitorio, nunca fue una tarea tan difícil como lo era en ese momento.
Un dúo de jóvenes avanzaba lentamente por dicho pasillo hacia la habitación de su tercer integrante.
Cuando llegaron dudaron un poco en tocar.
Se miraron entre sí por unos instantes.
—Ya estamos aquí—
Dijo el chico más alto, Ian Dietrich.
El otro chico, Mitabi, solo pudo suspirar mientras asentía y tocaba la puerta.
<TOC TOC>
Pero al hacerlo, la puerta simplemente rechino mientras se abría solo un poco.
No había sido cerrada por completo.
Miraron por un momento la puerta, preguntándose cómo proceder.
Ian se adelantó y con su brazo abrió lentamente la puerta, con mucha cautela miraron el interior de la habitación.
Estaba completamente oscura, pero aún así podían notar lo perfectamente ordenada que se encontraba.
También notaron algo más, un bulto que se encontraba acurrucado sobre la cama.
—¿Qué quieren?—
Fue lo que una áspera, temblorosa y casi inaudible voz musitó entre las sábanas.
No respondieron y simplemente fueron a sentarse a su lado.
El silencio fue lo único que inundó el lugar, de vez en cuando fue interrumpido por los sollozos de quién estaba envuelta entre las sábanas.
Todos tenían las miradas cabizbajas, pero después de unos minutos, Ian miro con algo de complicidad y lástima a Mitabi.
—Rico...—
Llamo a la joven que no hizo ningún movimiento.
—No puedo hacer esto...—
Repentinamente, Mitabi se levantó y entre sollozos salió de la habitación.
A pesar de su salida, los sollozos siguieron escuchándose en el interior.
Ian solo apretó los puños mientras dejaba un papel sobre la mesa que estaba a lado de la cama.
—Yo... Lo siento tanto, Rico...—
Ian, por primera vez en su vida, tenía la voz temblorosamientras su rostro se deformaba en una expresión de profunda tristeza y amargo dolor.
Salió de la habitación dejando un camino de lágrimas a su pasó.
Rico se descubrió de entre las sábanas, revelando por fin su rostro.
Parecía haber llorando durante días, su piel estaba más pálida de lo normal y había enormes bolsas negras debajo de sus ojos.
Se quedó unos momentos mirando a la nada.
Hasta que lentamente volteo a mirar el papel empotrado sobre la mesita.
Era un pedazo arrancado de posiblemente otro papel más grande.
Lo tomo con las manos temblorosas y comenzó a leer su contenido.
Cuando terminó, sintió como todo su mundo se derrumbaba.
El contenido de la hoja era un reporte de defunciones de la operación reconquista.
El nombre de Ethiel estaba en primera fila.
...
Continuará...
XD.
No se, no me pregunten porque este capítulo está desarrollado de esta forma, ni yo sé cómo diablos llegué a esto.
Se supone que escribiría toda la Operación Reconquista, con peleas, muerte, sangre y... Ahhh.
Simplemente no me salió la inspiración para hacer eso, por lo que solo me deje llevar y salió esto.
Espero que les haya gustado y si no, pues ni modo, el problema será para mí haha.
Ahora tengo que ver la manera de seguir con esto.
Me despido...
Bye bye ^^
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