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todo se fue al carajo

Tomioka no pudo evitar sentir empatía por el joven de 14 años frente a él.

Había llegado tarde, demasiado tarde.

Fue informado de avistamientos de un demonio en los alrededores de este pequeño pueblo.

Una vez que llegó, empezó una rápida búsqueda en los alrededores, callejones, casas, etc.

Pero no encontró nada, y cuando logró al fin encontrar un rastro, se dio cuenta de que, había tardado mucho en su búsqueda.

Lo primero que vio, fue al demonio tratando de huir desesperadamente de los cortes letales de una hacha, tratando de pedir piedad, pero siendo bruscamente cortado por aquella arma.

Sus ojos se posaron en el joven de pelo azabache de piel pálida, tanto sus ojos color café como su rostro demostraban un odio e ira.

Sinceramente le sorprendió esa escena, pero intervino.

Primero que nada, decapitó al demonio con su nichirin, después bloqueo el hachazo, aplico más fuerza y mando a volar el arma de las manos del peli azabache.

La sorpresa remplazó el odio e ira que este poseía, simplemente mirándolo incrédulo de aquella acción.

Después empezó lentamente a explicarle al joven lo que se había estado enfrentado.

El peli azabache solo pudo sentarse en el duro suelo, asimilando la información de forma lenta.

Cuando terminó su explicación, se dio cuenta que se había olvidado de preguntar algo muy importante, "¿como te encontraste con ese demonio?¿Hay heridos"

De forma lenta y decaída el peli azabache negó con la cabeza, "no, solo muertos" dijo sin ánimo.

Hizo una leve mueca, sabiendo que muy posiblemente la familia del niño estaba muerta, era demasiado común que los cazadores de demonios el haber perdido a su familia por un demonio, incluso algunos pilares les había pasado. Ese momento traumático fue lo que impulsó a varios a intentar unirse a los demon Slayer, algunos logrando y otros no.

Sacudiendo la cabeza para quitar ese pensamiento, recordó la escena de la pelea, el chico tenía potencial, su forma de pelear, aunque salvaje, había demasiado potencial como para desperdiciarlo.

En ese momento hizo la pregunta que posiblemente cambiaría a joven frente a él.

"Te quieres unir a los demon Slayer?" Pregunto, jugando su única carta en el asunto.

"¿Para que?" Cuestiono el azabache, entre cerrando levemente sus ojos "el maldito que mató a mi familia murió, mi familia fue vengada y obtuve justicia, ¿para que me uniría a los demon Slayer? Ya no tengo motivos para hacerlo".

Sinceramente esperaba cualquier respuesta menos esa, esperaba que lo mirase con determinación o ira y aceptara la petición, pero negarse, después de saber de la existencia de los demonios y que posiblemente su incorporación a los demon Slayer podría salvar varias vidas.

"¿Estas seguro? Tu incorporación sería útil, aparte, ¿qué harás ahora?" Cuestiono, esperando la respuesta de chico.

Su rostro mostró duda ante aquello, pareciendo reflexionar sobre ello.

Johan pov:

Este extraño tenía razón, ¿que haría ahora que no tiene a su familia? Su hogar estaba en ruinas, no tenía motivo para estar en este pueblo...

Entonces, ¿por qué no?

Tome una profunda respiración, "okey, tu ganas señor rostro pálido, soy johan por cierto".

El tipo, no se inmutó en lo más mínimo ante el apodo, "soy tomioka" corrigió con calma.

"¿Donde firmo para eso de los demon Slayer?" pregunte, poniéndome de pie otra vez, esperando la respuesta.

"Ve al pie del monte sagiri, allí te encontrarás con urokodaki, solo dile que tomioka giyu te a enviado" respondió, para acto seguido desaparecer en un parpadeo.

"Espera!¡Donde queda ese monte!" Grite, pero no hubo respuesta, suspirando me di cuenta que tenía que hacerlo a la antigua, pedir direcciones a todo lo que se mueva.

Así, nuestro joven protagonista empezó su viaje al monte, pidiendo direcciones a diestra y siniestra, pero como cierto caballero con mucha fe, se perdió en más de una ocasión.

"¿Era derecha o izquierda?" Murmuró johan, mirando para ambos lados, esperando recordar la indicación. "Ni modo, será por el método más confiable del mundo mundial, de tin marín de do pingüe..."

Así, logró perderse más de lo que ya estaba.

Johan miró a su alrededor y soltó una frase peculiar.

3 horas más tarde...

Exhausto, johan se apoyó en un árbol.

"¿Que puedo hacer por ti joven?" Pregunto un tipo con una máscara roja con una nariz enorme.

"Che pibe ¿sabes donde está un tal urokodaki?" Pregunto johan sin vacilar.

Todo se quedó en un silencio incómodo, el anciano solo entendió que el joven dijo su nombre.

Resulta que johan le respondió en español, dando el resultado de que el anciano se confundiera.

"Estas buscando a urokodaki?" Pregunto el viejo con cuidado.

"Si, un tipo llamado tomioka dijo que lo buscara y le diga que vengo de su parte" respondió johan.

"Okey, yo soy urokodaki, ahora sube esa montaña" dijo urokodaki señalando la montaña detrás de johan, ya sabiendo que el chico había venido para ser entrenado para ser un demon Slayer.

"Oh... shit" murmuró johan sintiendo que las cosas no serían fáciles.

*5 horas después*

Un johan jadeando abrió la puerta corrediza, "listo" dijo, ahora cayéndose al suelo por el cansancio.

"Bien hecho, ahora sígueme" dijo urokodaki mientras caminaba afuera de la pequeña casa.

Levantándose como pudo, johan siguió al anciano.
Después de un rato llegaron a una sonata de niebla.

Antes de que el peli azabache dijiera algo, urokodaki se le adelantó.

"Ahora tendrás que volver a mi hogar, el lugar está plagado de niebla, así que volver será casi imposible, tienes hasta el amanecer" dijo el anciano enmascarado, para acto seguido desaparecer en parpadeo.

"..." johan empezó a recordar el camino, pero por la espesa niebla, todos los caminos parecían verse exactamente iguales.

Cuando se decidió por uno, casi cae en una trampa, solo salvándose por su sensible audición.

"El lugar debe estar lleno de trampas, carajo, eso dificulta todo aún más" se dijo a si mismo, ahora decidiendo ser cuidadoso y llevar una que otra rama por si acaso.

Los pájaros salieron despavoridos tan pronto como se escucharon los gritos de sorpresa y dolor de johan cayendo en una que otra trampa.

Las horas pasaron rápido, cuando al fin pudo llegar a la casa del anciano, pudo ver como el cielo nocturno empezaba a aclararse un poco.

Abriendo la puerta agotado, se apoyó en el marco de esta, "eh vuelto" dijo.

Urokodaki solo lo miro por un momento, observando los moretones en diferentes partes de su rostro y manos.

"Descansa, seguiremos con el entrenamiento más tarde" respondió el viejo.

Johan sintió que esto iba a doler, y mucho.

"En que carajo me eh metido" murmuró el peli azabache, cayéndose de cara al frío suelo.

CONTINUARÁ.

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