Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Veintiséis

—Muy bien, Atsumu-kun. Ahora mira hacia aquí...

Los mechones rubios del adolescente se movían producto de un ventilador cerca suyo y el poco maquillaje que llevaba puesto le hacia ver increíblemente bien.

El constante clic de la cámara tras cada foto que le tomaban se dejaba escuchar entre tanto alboroto en aquella sala de fotografía. El croma, aquella gran tela verde en la que estaba parado el rubio, dejaba ver por una pantalla las fotos que salían; un fondo del mar a lo lejos, justo detrás de él.

El trabajo de ser modelo, parecía fácil. Todo el mundo lo cree,  incluyéndole. Pero no.

Debía levantarse temprano para que pudiesen maquillarle y peinarle. Luego debían de probarle una cantidad de ropa que ni en su armario cabría, y por último debía de estar para en frente de una cámara de forma profesional sin reírse.

Sin, el modelar no era sencillo.

Pero...

—¿Por qué debemos estar aquí? Estoy aburrido.- se quejó.

—Yo no estoy aburrido.

Chasqueó la lengua. Si me prestaras atención no estaría aburrido.

—Eso es porque tu estás jugando con Yuto y Shouyo está totalmente ensimismado en Atsumu. Además, ¿como permitieron que el perro entrara?

—Atsumu-san lo pidió. Sino, no habría entrado.

Eso habría estado mejor... Habríamos ido a tu casa a estar con Yuto.

—Tus pensamientos llegan hasta este lado de la pared, querido Yuu.

—Pues no los escuches, es de mala educación.

—Pues que los piense más bajo. Sus deseos por estar con el lindo kohai son muy evidentes.

—¿Y por qué no hacer la sesión de fotos en la playa en vez de en el estudio?- se aclaró la garganta.

—¿Lo dice en serio Noya-san?- Hinata hizo un sobre esfuerzo al girar a mirar al libero. No quería perderse nada de las fotos de Atsumu.— El calor ya se empieza a notar, y como que el calor y una chaqueta de invierno no pegan.

—Tu mismo lo dijiste ¿Por qué una chaqueta de invierno estando casi en verano?

—No pensé que fueras tan ignorante, Noya-san.

La deidad guardiana parpadeó sorprendido al escuchar esas palabras salir de los labios de Shouyo. Su lindo y amable kohai.

¿Aquello había sido un insulto?

Porque se sintió insultado.

¿Y acaso Kageyama no podía decir nada? Vale que no fuesen nada -románticamente hablando- más que amigos. ¡Pero podía contradecir a Shouyo!

Lo único que hacía era dejar que el tierno cachorrito mordisquease aquellos largos dedos. Dedos que aquella vez en Hyogo le sostuvieron bajo el agua de la piscina del hotel. Dedos que habían envuelto su cuerpo en aquellas ocasiones donde habían despertado abrazados al otro...

... Aquellos que soñó hace unas noches haciéndole cosas indecentes que ni se atrevía ni a mencionar.

Recuerda que ese día no pudo mirar al menor.

De solo pensar... Como habían recorrido su cuerpo en aquel sueño y él se dejaba, completamente a su merced. Como cada lugar que ellos tocaban, le dejaban una sensación de calor absoluto deseando más. Y como con ellos echaba hacia atrás sus rebeldes mechones azabache haciéndole ver demasiado irresistible y...-

—Están haciendo las fotos para la colección de invierno.- comentó Hinata cortando de golpe el hilo de los pensamientos para nada puros de Nishinoya.

Tragó saliva, bajó un poco la cabeza y movió los ojos por todos lados a ver si con eso lograba que el inesperado calor en sus mejillas -y la zona sur- desperecía.

—Estás en esa edad. Tranquilo. Es normal.

—Pero no por eso tienes que atormentarlo.

—Para eso me pagan.

—No, no lo hacen. Esto es un trabajo que nos indican nuestros superiores. No deberías buscar beneficio de ello.

—Por eso mismo le atormento.

Soltó el aire lentamente y apretó los labios.

Por culpa de ellos menos podía levantar la mirada sin que en su cara se reflejase todo lo que pasaba por su mente.

—Ne~ Kageyama-ku~n. ¿El poema que recitaste en la clase de lengua y literatura era para la persona que amas?

Su cabeza se alzó como resorte y sus ojos estaban completamente abiertos, atentos a cada una de las palabras del pelinegro.

Este, por su parte, pensaba las mil y una maneras para arrancarle la lengua a su pelinaranja amigo. O la cabeza. Lo que fuese más fácil de hacer. ¿Era necesario recordárselo con el sujeto de su poema justo al lado?

Puso mucho cuidado al hacer aquel poema para la maldita clase porque podrías tener la mala suerte de hablarlo frente al resto de la clase. Pero lo que ninguno en aquella clase supo era que aquello era una trampa de su profesora.

Todos y cada uno de sus compañeros tuvieron que leer aquel poema en voz alta pasando la mayor vergüenza de su vida.

Al menos pudo controlar su sonrojo al leer aquellas palabras que habían salido de su corazón. Incluso había usado un diccionario para saber como se escribían las palabras que le confundían.

Hmph. Para que luego Hinata no fuese por ahí diciendo que él no sabía que era un diccionario y para que se usaba.

—¿Un... poema?- susurró Noya.

—¡No veas como se puso, Noya-san! Yo hasta escuché a un par de chicas suspirar totalmente enamoradas.

—E-eso no es cierto.- dijo entre dientes avergonzado el pelinegro.

—¡Claro que lo es! Tu poema fue el mejor de todos, incluido el de las chicas.- aseguró.— Deberías de tener más confianza en ti mismo, Kageyama. Hiciste un buen poema.- se giró con una sonrisa hacia Nishinoya.— ¿Quieres escucharlo, Noya-san?

Kageyama le mandó señales con la mirada a Hinata en busca de una explicación. Su mirada azulina indicaba claramente un '¿que demonios estás haciendo?'

Mientras que el pelinaranja le mandaba la mirada de 'tu sabes perfectamente que estoy haciendo'.

Claro que lo sabía, ¡pero no quería!

¿Acaso quería que muriese de la vergüenza? Decir en voz alta el poema delante de tus compañeros era totalmente diferente a decirlo delante del sujeto al que se lo había escrito.

¡Hinata encina metiendo el dedo en la yaga!

—D-dudo que a Noya-san le interese...-

—Lo hago.- cortó.— Quisiera escuchar... Los... Sentimientos que tienes por esa persona.

—¿Acaso te volviste masoquista?

—No le digas esas cosas.

—Ah~ Cierto. Ya es un masoquista.

Tragó saliva y esperó a que el de ojos zafiros dijese aquel poema de amor que él mismo tuvo que hacer el año anterior a nadie en especifico ya que no estaba enamorado -Kiyoko no cuenta.

Y si lo tuviera que hacer de nuevo... Solo un chico de bonitos zafiros era quien venia a su mente como inspiración.

Vio al azabache coger aire antes de empezar a recitar aquel poema de amor mirándole directamente a los ojos haciendo que todas las fibras de su cuerpo se estremecieran.


Un día te conocí,
pero solo tu amigo fui.
Nos escapamos bajo un manto estrellado,
mas mi corazón no latió emocionado.
Un día te miré,
y simplemente me enamoré.
Y aunque como un amigo me veas,
yo por ti,
bajaría hasta la luna y las estrellas.


Tragó saliva y sentía que hasta el aire le faltaba.

Sus mejillas inesperadamente se sentían calientes, capaces de hasta freír un huevo en ellas.

Sus manos sudaban y su corazón golpeteaba con tanta fuerza dentro de su pecho que temía que se saliese de allí o que los otros dos -más bien Kageyama- escuchase como repiqueteaba de aquella forma tan estridente.

—¿Estás bien, Yuu?

El mencionado dio un bote del susto y miró hacia el recién llegado.

Atsumu parecía haber acabado con su sesión fotográfica ya que llevaba de nuevo su uniforme escolar y su bolso colgado en su hombro. ¿Tan concentrado estaba en Kageyama que no se dio cuenta del tiempo?

Carraspeó y se pasó unos mechones tras la oreja. Sí, mechones. Porque desde que Kageyama dijo lo de su pelo algo dentro de él dijo que debía de dejar su pelo hacia bajo aunque pensase que se veía como un niño.

Pero daba igual.

Él quería gustarle a Kageyama y que se olvidase de la persona a la que le dedico tan bonito poema. ¿Y qué mejor haciendo las cosas que al de ojos zafiros le gusta?

Un pequeño paso para Yuu un gran paso hacia Kageyama... Era así como se decía, ¿verdad?

—¿Que le hicieron?- preguntó de nuevo el rubio pero esta vez a ambos menores.— El pobre está demasiado rojo.

—A-atsumu...- intentó decir el libero para que el rubio no siguiese preguntando.

—¿Sabes del poema que te hice para la clase de lengua?- el mayor asintió.— Yo solo le dije a Kageyama que le dijese el suyo a Noya-san.- sonrió 'sin malicia'.— Ya sabes que está enamorado de ese chico que te dije y solo quería que mi senpai supiese los profundos sentimientos que Kageyama guarda por ese chico. No pensé que se sonrojaría.

Atsumu se contuvo de decirle algo que no debía a su pelinaranja.

Gritarle estaba mal y regañarle estaba fuera de lugar.

Ya sabía que no podía con la terquedad de Shouyo. Y hacer que entrara en razón con lo de no meterse en la floración de la relación de Kageyama y Nishinoya era como hablar con una pared.

Tan solo pudo mandarle una mirada desaprobatoria al menor, que fue devuelta por un aleteo de pestañas y una mirada que le derrite el alma.

Estaba arruinado. Shouyo lo tenia comiendo de la palma de su mano.

—Bueno. Ya acabe y es tarde. Debemos irnos.

—Pero aún es temprano.- dijo Kageyama.

—¡Sí! Tenemos tiempo para practicar un poco.- secundó Hinata.

—No.- les dijo en tono serio Atsumu.— Ambos tienen prohibido practicar. Mañana podéis gastar toda esa energía en el partido.

A regañadientes ambos menores aceptaron lo dicho por el rubio solamente porque no querían que Ennoshita al día siguiente se enfadase con ellos.

Estaban seguros que si su capitán se enteraba de que habrían estado practicando cuando les dijo que no lo hicieran, les dejarían sin jugar aún si con eso llegaban a perder el partido.

Aunque lo orgulloso y seguro que se ve Ukai al observar a los gemelos les deja en claro que aunque ellos dos no jueguen, junto a los gemelos podría haber una pequeña esperanza para ganar.

·

·

·

—Nos vemos mañana. Cuando llegues a casa me avisas.- le dijo Atsumu acariciando las mejillas del pelinaranja.

Este le sonrió sin mostrar los dientes y poniéndose en puntillas, rodeó el cuello del rubio y le plantó un tranquilo pero largo beso en los labios.

—Vale... Te amo.

—Yo te amo más.

Se separaron y Hinata se acercó hasta Kageyama y alzó su mano para acariciar la cabeza del cachorrito que estaba en el pecho del chico.

—Adiós Yuto.- el perrito movió sus orejas al oír su nombre y ladró feliz.— Adiós chicos.- se despidió del dueño del perro y del libero.

Vieron como el pelinaranja se iba alejando de ellos con tranquilidad hasta que fue un pequeño punto a la lejanía.

Se giraron para ellos también seguir su camino hasta donde Atsumu seguía con su propio camino hacia su casa.

Kageyama y Nishinoya se quedaron solos y los nervios de repente le atacaron. ¿Qué debía hacer? Kageyama estaba tan cerca pero a la vez tan lejos... El poema de Kageyama hacia eco dentro de su cabeza y aunque parecía tonto, le gustaba creer que lo había escrito especialmente para él. Porque solo él había estado pegado a Kageyama desde que habían venido de Hyogo.

Entrenaban juntos. Se iban de la escuela juntos. Pasaban alguna tarde juntos. Salían a jugar al parque con Yuto juntos. Entonces...

¿En qué momento podría reunirse con ese chico que le gusta?

Miró de reojo al de ojos zafiros con una sonrisa en sus labios dirigida solamente a Yuto. No entendía como podía decir que o podía sonreír sin parecer forzado cuando él mismo estaba viendo una sonrisa auténtica y sincera.

Pero dirigida hacia un perro.

Él también estaba ahí. ¿No era digno de recibir aquella sonrisa?

—Noya-san, deje de mirarme así... Siento que va a abrir un agujero en mi cabeza.- dijo apenado.

El libero dejó de mirar al pelinegro y miró al piso sintiendo sus mejillas arder las cuales intentó tapar con el pelo que caía por su cara.

—¿Puedo preguntarte algo Kageyama?- murmuró aún con su mirada en el piso.

—Ya lo hizo, Noya-san.

Nishinoya le miró divertido y le dio un pequeño empujón escuchando un bufido divertido salir del menor.

—¿Qué hacías cuando... estabas con Shouyo?

—¿Acaso eso importa?- preguntó de vuelta cambiando su tono de voz dejando de lado la diversión.

—Solo curiosidad...

El más alto giró apenas su cabeza para ver al castaño con su mirada de nuevo en el piso de cemento.

Jugaba con sus dedos y aunque intentaba ocultarlo, sus mejillas eran un par de bonitas manzanas rojas.

—Bueno... Eran solo un par de besos.

—¿Nada más?- preguntó extrañado.

—¿Esperaba algo más? ¿Como el sexo y eso?- ¿como podía decir aquello sin sonrojarse? Su cabeza ya habría echado humo.

—¿Entonces eres...?

—¿Virgen? Lo soy.- paró su andar y miró con seriedad al libero.— No me avergüenza decirlo. No es algo de lo que avergonzarse.

—Oh...- pasó otro rebelde mechón tras su oreja.

En ese momento se sentía inesperadamente satisfecho con la respuesta de Kageyama.

—¡Gracias por el apoyo!- gritaron todo el equipo haciendo una reverencia hacia las gradas del gimnasio de Sendai.

Habían ganado su primer partido dos a cero.

En el primer juego habían usado la rotación donde ambos gemelos estuviesen en la cancha dejando al dúo problemático de ahora segundo, en la banca.

Empezaron con Atsumu sacando consiguiendo hasta seis puntos con sus saques hasta que fue parado después de que en el quinto punto el equipo contrario pidiera su primer tiempo muerto. Pero eso no les impidió aplastar en el primer juego al equipo contrario.

El rubio había sentido la penetrante mirada de Kageyama en cada una de sus colocaciones haciendo tener una gran sonrisa en la cara al saber la sana rivalidad que ambos empezaban a tener. Era simplemente emocionante.

En el segundo juego, como se lo esperaba, empezaron dándoles los puntos al equipo contrario por la impulsividad de Kageyama y Hinata al no haber jugado en el primer juego.

Ukai y Takeda tuvieron que pedir tiempo para regañar al par de segundo, que al volver a la cancha se tranquilizaron y jugaron como aquella vez que los enfrentó en las nacionales haciéndole amar más el deporte de lo que ya lo hacía.

Se giraron para recoger sus cosas e ir a secarse el sudor.

Cuando estuvieron listos, se dirigieron a la salida del gimnasio viendo a su padre y su abuelo esperándolos bajo la sombra de un árbol junto a Kuro.

Pidiendo permiso, ambos gemelos se acercaron corriendo hasta el par de hombres con una sonrisa.

—¡¿Nos viste papá?! ¡¿Lo hiciste?! ¡¿Lo hiciste?!- decía Atsumu eufórico.—¡¿ Y tu abuelo?!

—Primero se saluda, mocoso malcriado.- dijo divertido Takeshi apretando la nariz del rubio.

—Pero abuelo~

—¿Y mamá? Dijo que iba a venir- habló esta vez Osamu.

—No se encontraba bien y prefirió quedarse.

—¡No es justo! ¿Por qué a mi me regañan por no saludar y a ti no?

—Es porque yo soy el favorito, es obvio.

—¡No es verdad!

Ambos hermanos empezaron a discutir por ver quien de los dos era el favorito sin darse cuenta que ambos hombres los habían dejado peleando solos mientras que se acercaron hasta el grupo de adolescentes.

Saludaron a Takeda y Ukai que les saludaron de vuelta.

—¿Como estás abuelo?- preguntó Hinata abrazando al hombre de pelo canoso.

—Shouyo-kun... Jugaste muy bien antes.

—No digas eso abuelo...- murmuró apenado.

—Es cierto, jugaste fatal. Tu saltas más alto. Y ese último punto fue suerte.- dijo Kageyama orgulloso de no decirle lo contrario a lo que sus palabras reflejaban.

—Tus colaciones fueron muy buena Kageyama-kun.- alagó esta vez Hiroki al pelinegro que se sonrojó un poco de la vergüenza.— Pero como padre, es obvio que para mi Atsumu fue el mejor junto a Osamu.

Ambos gemelos, al sentir que fueron nombrados, corrieron hacia el castaño y exigieron que decidiese quien de los dos había jugado mejor.

No podía decir que los dos habían jugado bien. Era obvio que solo uno de ellos había sido el mejor.

Rodando sus ojos sin vida, Takeshi empujó a los alborotadores y se acercó hasta Kageyama.

—Estuvo algo agitado cuando jugaste. Quizás te sintió.

Con cuidado, le entregó a Yuto al adolescente que lo sostuvo con cariño y se dejó lamer la mejilla dejando a todos petrificados al verle sonreír cuando nunca lo hacía.

—Gracias por cuidarlo Takeshi-san.- se inclinó.— No me cansaré de agradecerle lo que hace por Yuto y por mi.

—Descuida. Me hace sentir de utilidad.

—Eres útil abuelo.- dijo Hinata.

El hombre le sonrió a donde creía estaba el pelinaranja y agarró la correa de Kuro para girarse hacia Takeda.

—Si nos permite, nos llevaremos al par de gemelos tontos ahora.

—Oh, um... claro.

Dando una pequeña reverencia, se giró hacia donde los gemelos seguían discutiendo con un apurado Hiroki que intentaba calmarlos sin éxito alguno.

Lo primero que hizo, fue jalarle la oreja al inútil de su hijo que no podía controlar a un par de adolescentes. Luego jaló las orejas de estos por hacer un alboroto en plena calle. Para eso estaba la casa.

Hecho eso, caminaron hacia donde habían dejado el coche aparcado hablando, esta vez, de forma pacífica el partido de hace unos minutos.

·

·

·

Cuando abrieron la puerta, el olor a ramen les dio la bienvenida a la casa.

Tanto los gemelos como Hiroki cerraron los ojos y aspiraron por su nariz el delicioso aromo que salía desde la cocina haciéndoles salivar.

—Primero se dan un ducha y luego bajan a almorzar.- les dijo Hiroki quitándose los zapatos.

—Pero...-

—Nada de peros. O se duchan, o no comen.

Bufando y rodando los ojos, subieron a empujones las escaleras y mirando quien de los dos se metería primero en la ducha.

Suspirando, el castaño guió a su padre por la casa desconocida para él, y cuando entraron a la unión de la sala con la cocina, el olor a comida era más notorio que en la entrada.

Ami se giró a ver a lo recién llegados y sonrió al ver a Takeshi allí. Dejando el cucharon a un lado, caminó con algo de rapidez hasta el hombre y le abrazó con un poco de fuerza feliz de verle. Al ver esta vez a Hiroki, le sonrió y le dio un pequeño beso en la mejilla.

—¿Y los chicos?

—Los mandé a ducharse. Enseguida bajan.

—¿Necesitas ayuda con la comida Ami-chan?

—No... Poneros cómodos. Tranquilos.

Los vio sentarse en el sofá y fue cuando pudo soltar el aire que no sabía que estaba reteniendo.

Se sostuvo de la silla que tenía al lado y tragó saliva.

Poniéndose recta, volvió con la comida y empezó a bajar platos de los muebles de la pared. Sacó los cubiertos y vasos que puso en la mesa; y cuando llegaron los gemelos empezó a servir la comida.

Al primero que le sirvió fue a Takeshi quien le dio un par de palmaditas en la mano. Con ayuda de Osamu, le sirvió a Hiroki y Atsumu, y por último ellos dos.

La televisión encendida en el canal de los deportes era lo único que se escuchaba a parte del típico choque de los cubiertos con el plato.

—Um... ¿Puedo hablar con ustedes?

—Sí, claro.- dijo Hiroki alternando su mirada entre la televisión y la mujer.

—¿Ocurre algo malo, Ami-chan?

—Oh, no... No lo creo.

Abrió la boca para hablar más no salió nada de ella.

¡Ninguno de los chicos le prestaba atención!

Sabía que Takeshi si le ponía la atención que aquel trío no. Había dejado de comer dejando sus palillos a un lado de su plato y había buscado su mano por encima de la mesa para darle un suave apretón dejándole saber que estaba con ella.

Vio cuando Hiroki se llevó una cucharada de caldo a la boca, y fue en ese momento cuando decidió hablar.

—Estoy embarazada.

El castaño empezó a toser con ganas que hasta le salieron las lágrimas de los ojos.

—¿Qué...?- preguntó con un hilo de voz.

Tal vez y había escuchado mal.

—Que estoy... embarazada. D-de dos semanas... Más o menos.

Atsumu inclinó su cabeza a un lado y reflexionó. ¿Dos semanas? Eso había sido cuando él...

Abrió los ojos como platos y empezó a darle golpe suaves a la espalda del castaño.

—¡Increíble papá! ¡Eres de esos de donde ponen el ojo ponen la bala, eh! ¡Buen trabajo!

—¿Pero no son demasiado mayores como para tener sexo?- dijo esta vez Osamu.

—Como si a su edad tu no estarías igual con Kita-san.

—Pues no.- le dijo con orgullo.— Nuestra relación, es una relación sana.

—Pues la de nuestros padres también es una relación sana. ¿Como sino íbamos a tener un hermano?

—Oh, cierto...

Ambos gemelos se metieron en su propio mundo hablando del futuro hermano que estaba en camino mientras que una nerviosa, preocupada, emocionada y millones de emociones más; Ami, miraba a Hiroki que tenía la mirada perdida en su plato de ramen.

—¿H-hiroki...?

El nombrado alzó la cabeza de golpe y miró a la mujer que le traía loco desde que era un adolescente hormonal.

Tan bella. Con su pelo castaño y aquellos ojos avellana tan brillantes como ella.

Aquella mujer que... Que le acaba de decir una noticia que no esperaba.

—¿Embarazada?- seguía con un hilo de voz.

—Sí.

—¿M-mio? D-digo ¿tuyo? D-digo ¿nuestro?

—Sí... Nuestro.

—¿Seremos padres?

—Sí...- la sonrisa se empezaba a asomar por los labios de la mujer al ver aquel brillo en los ojos verdes.

—¿Otra vez?

—Sí Hiroki.

El castaño se desinfló en la silla y soltó una risita incrédula.

Volvería a ser padre, y esta vez desde cero.

Aunque estaba aprendiendo muchas cosas con los gemelos. Le gustaba pasar tiempo con ellos: jugaba voleibol con Atsumu y cocinaba con Osamu. Escuchaba atento cada cosa que Atsumu tenía que decir de Hinata y Osamu le había presentado a Kita por medio de una videollamada.

Nunca se esperó este tipo de paternidad con los gemelos. Una que en verdad nuca imaginó que le llegaría a gustar tanto.

Y ahora podía experimentar una nueva paternidad viviendo el proceso desde cero.

—Oh dios... Necesitaremos una casa más grande.

¿Como están criaturitas bellas?

He vuelto.

Esto del embarazo de Ami lo tenía en mi cabeza desde hace mucho y por fin lo pude poner.

Al igual como un par de escenas del KageNoya que todavía no pondré hasta en futuros capítulos. Capítulos que están a poco de llegar.

La foto de Atsumu cuando la vi -los créditos a su respectivo autor- me vino la idea de la sesión de fotos. Y a medida que iba escribiendo se me ocurrió lo del poema.

Me estrujé demasiado el cerebro para hacer un buen poema que pareciera romántico y en referencia a Noya y Kags. No sé si lo logré. Había hecho dos y el que puse fue el que más me convenció.

Espero que les haya gustado.

No revisé por posibles fallos. Me disculpo si los hay.

Nos leemos pronto.

~Zeni13~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro