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Diecinueve

Por amor a todo... Aquella conversación con Kise no había durado poco más de cinco minutos y no era tan tarde cuando el rubio contrario se había desconectado. Pero es que después se había puesto a hablar en videollamada con Oikawa hasta casi la una de la madrugada aún sabiendo que debería levantarse temprano.

Es por eso que ahora que Hiroki le llamaba para que se levantase le costaba hasta el alma el poder despertarse y abrir los ojos.

—Atsumu-kun.- mecía el hombro del chico intentando despertarle.— Arriba. Me pediste que te despertara.

El rubio tan solo pudo girarse y quejarse con la garganta.

El mayor soltó un suspiro y puso ambas manos en la cadera mirando al chico dormir ignorando su llamado.

A la hora de la cena, el adolescente le ayudó a poner la mesa solo para ellos dos; y a preparar la comida. O al menos intentarlo. Se empujaban con las caderas soltando risas y manchando a veces las encimeras y suelo por portarse como críos.

Bueno.

Para el mayor era un poco vergonzoso hacer aquello ya que en pocos años llegaría a los cuarenta y Atsumu era un jovencito a un par de años de tener la veintena. Pero sin duda era algo refrescante.

Cenaron con la televisión de fondo en un canal cualquiera y hablando de su día en el trabajo y de las clases y entrenamiento de Atsumu. Habían veces en las que se quedaban callados disfrutando del momento que notaba la mirada del chico encima suyo como queriendo preguntar algo pero no atreviéndose a ello.

Él creía que deberían de tener un poco más de confianza después de haber firmado aquel formulario. Al menos para él había sido realmente importante que de solo pensarlo le volvía a poner sumamente nervioso.

—¿Quieres preguntarme algo?- le dijo al rubio mirando la televisión desde su lugar.

—Bueno...- dejó el tazón de arroz en la mesa con los palillos encima de este.— Mañana es cuando vamos a Tokio.- Hiroki le miró para que continuase.— Y Takeda-sensei nos dijo que debíamos de llegar sobre las tres de la madrugada a la escuela para estar allí temprano...

—¿Quieres que te lleve?- concluyó.

—¿Crees que podrías?

—Claro. No tengo problema.

La sonrisa aliviada y satisfecha de Atsumu sacó una más pequeña a Hiroki y ambos de mutuo acuerdo siguieron comiendo dejando por cerrado aquel tema.

El mayor se encargó de recoger la mesa y lavar los platos mientras Atsumu hablaba por su teléfono. Escuchaba de lejos la conversación y las risas de ambos chicos, una de ellas desconocida para él ya que solo conocía a Hinata y el par de chicos que vinieron a estudiar.

—Al final Iwa-chan y yo volvimos.

—Te lo dije.

—Cuando entró por las puertas del gimnasio... Ah~- suspiró.

Hiroki quiso reír por aquello. Los adolescentes de hoy en día eran totalmente diferente a los de su época. Con tanta tecnología para comunicarse... Se bloqueaban cuando se peleaban. Se dejaban de seguir en las redes sociales cuando rompían. Espiaban a la persona que les gustaba en las redes para saber lo que hacían...

Para cada generación habían técnicas de coqueteo diferente.

Él conquistó a Ami con dulces palabras y pequeños detalles. Y al reencontrarse lo volvió a hacer. Eso de la tecnología no era lo suyo.

—Atsumu-kun. Vete a la cama.- le dijo al ver que ya eran más de las once y media de la noche.

—Bieeen~

El mayor se quedó un poco más despierto y algo le decía que el rubio seguía despierto aún cuando había acatado a la primera irse a la cama. Es un poco de lógica.

Él mismo se habría quedado despierto si le obligaban a dormir cuando no tenia sueño.

Apagó la televisión y las luces de la estancia y se dispuso a subir las escaleras. Escuchó perfectamente la risa de Atsumu desde su cuarto y soltando otro suspiro tocó su puerta y le repitió que debía de irse a dormir. Sabia que no le haría caso.

Y eso lo pudo comprobar cuando en estos precisos momentos lo llamaba para que se vistiera para poder ir a dejarlo en la escuela y él solo se había dado la vuelta y hecho los típicos ruiditos de cansancio. Ami había llegado hacia media hora de un cansado turno de tarde-noche y quería hacer el menor ruido posible para molestarla.

Pero el adolescente se lo ponía difícil.

—Atsumu-kun, por favor. Tienes que levantarte.

—Nn... No seas molesto papá.

Hiroki se congeló en su lugar y su respiración se quedó atascada en su garganta.

Habia... Escuchado bien, ¿verdad?

Atsumu le había dicho papá y la simple palabra le había hecho tener sentimientos encontrados. Por un lado se sentía pleno al escuchar las palabras del menor. Era una palabra que nunca pensó escuchar y que ahora al oírla le aceleraba el pulso y calentaba el pecho.

Pero la otra parte, la más racional, se regañaba por pensar que Atsumu le considerase un padre. Ya tenia uno aunque lejos. Él solo era el novio de su madre. Y que quizás aquella palabra habría salido de forma automática de sus labios ademas de que su mente estaba entre la consciencia y la inconsciencia.

Se echó hacia atrás cuando Atsumu de repente se levantó quedando sentado en la cama evitando que le diese un cabezazo. Con la poca luz que les regalaba las luces del pasillo, pudo ver como las mejillas del menor se coloreaban quedando completamente rojas y los ojos más abiertos de lo que nunca había visto.

Casi se da de bruces contra el suelo al intentar levantarse y enredarse con las sábanas. Con éxito, se sostuvo de sus pies y miraba a todos lados menos a los ojos verdes de Hiroki. Sus mejillas ardiendo siendo capaces hasta de freír un huevo en ellas y completamente avergonzado.

—V-voy a vestirme.

Hiroki sonrió de lado. Tranquilo, feliz, dichoso.

Puede que hubiese sido un desliz aquella palabra, pero la actitud de Atsumu le hacia ver que en verdad le consideraba uno y se avergonzaba de lo que él mismo pudiese pensar.

Con emoción invadiendo cada rincón de su cuerpo, estiró su mano y le revolvió los mechones rubios restándole importancia a una palabra que si la tenia.

—Te espero en el coche. No tardes.

Atsumu apretó los labios y miró al suelo arrugando el borde de su camisa totalmente avergonzado.

El hombre le había acariciado la cabeza como un niño pequeño. No es que le disgustase aquello, lo veía más bien como una muestra de cariño, pero creía ser ya lo suficientemente mayorcito como para que le hicieran eso. Aunque con su comportamiento infantil cualquiera lo trataría como un niño.

Se cambió con rapidez a por el pantalón negro de chándal y chaqueta del mismo color del uniforme de entrenamiento del equipo. La camisa blanca con el nombre de la escuela y una bufanda delgada. Aunque fuese principios de mayo, eso no quitaba que siguiese haciendo frío durante las noches. Por eso se llevaba la bufanda para evitar un repentino resfrío que le impidiese entrenar.

Le envió un mensaje a Shouyo para decirle que iban hacia su casa y agarró el bolso donde llevaba lo necesario para estar una noche en Tokio; y salió de su habitación.

Bajó con rapidez pero en silencio las escaleras y apagando las luces salió al exterior asegurándose de llevar sus tenis dentro del bolso. No quería regresar a por ellos.

Se subió al asiento del copiloto dejando el bolso en la parte trasera y se colocó el cinturón sintiendo el motor rugir al ser encendido.

—Tenemos que pasar por Shouyo.

—¿Por qué no me sorprende?- soltó una risita.— ¿Donde vive?

—En lo alto de la colina.

Hiroki alzó ambas cejas sorprendido. Sabia que desde aquel lugar hasta la escuela era bastante lejos. Felicitó a Shouyo internamente por madrugar todos los días para ir hasta la escuela.

Él personalmente no podría con eso.

Las calles estaban completamente desiertas y las luces de las farolas apenas e iluminaban adecuadamente el camino. Su coche era el único circulando y el único haciendo ruido a tales horas de la madrugada.

Atsumu tenia su codo izquierdo apoyado en la ventana y mejilla en su puño pero mirando el perfil de Hiroki quien miraba concentrado el camino frente a él.

—¿Has pensado en tener hijos con mi madre?- soltó de repente.

Pudo ver la sorpresa en sus ojos y el nerviosismo en su cuerpo al removerse en su asiento. Todo aún mirando la carretera.

—La verdad, no.

—¿Por qué?- quiso saber.— Todavía sois jóvenes.

—Bueno... Tu estás con nosotros. Y aunque no conozca a tu hermano es lo mismo. ¿Acaso eso no es suficiente?- dijo.— Volver a ver a tu madre, es de por si un regalo. Y el que ella os tenga a vosotros solo hace que el regalo sea más especial.- la sonrisa que bailaba en sus labios le hacía saber a Atsumu que sus palabras eran sinceras.— Puede que solo lleve un poco más de un mes viviendo a tu lado, pero te considero un hijo. Se que tu tienes a tu padre pero me gustaría que me vieses como algo más que al novio de tu madre.

Oh mierda. Sentía que podría llorar. ¿Por qué este hombre no pudo haber sido su padre?

Apartó el brazo del borde de la ventana y juntó sus manos jugando con ellas.

—Sabes yo... Cuando me gradúe pienso mudarme a Tokio. Haré las pruebas para poder entrar en un gran equipo de voley.- volvió a subir la mirada hacia Hiroki, que aunque no lo veía le prestaba todo su atención.— Aspiro a ser un jugador profesional.

—Entiendo.

—Es por eso que yo... No quiero dejaros solos. Al menos si tenéis que cuidar de un niño... No estaréis del todo solos.

El castaño aparcó en un lateral de la carretera aún si ellos eran los únicos circulando por ella. Apagó el motor y envolvió entre sus brazos al chico en un abrazo reconfortante.

Un chico de su edad no debería de estar pensando si unos adultos como su madre y él llegaban a sentirse solos sin la presencia del menor. En lo único en lo que debería de preocuparse era en hacer feliz a su pequeño novio y disfrutar de su juventud.

Atsumu por su parte, también le rodeó con los brazos y se dejó envolver en la calidez que le transmitía el mayor.

—Deberías de concentrarte en tu futuro y no en el de un par de viejos como nosotros.

Atsumu rió y le apretó con un poco más de fuerza.— Ustedes también son parte de mi futuro.

Se separaron y el rubio se dejó acariciar con cariño la mejilla.

—No es por nada, pero quiero otro hermano aparte de Samu. Es como un dolor en el trasero a veces.- ambos rieron.

Volvieron a colocarse bien en sus respectivos asientos y el castaño giró la llave para poner en marcha de nuevo el vehículo. Condujo hasta estar en otra vez en la carretera y le piso un poco al acelerador al ver que casi eran las tres y media y aún no habían recogido a Shouyo.

Pasaron casas a oscuras. Farolas que parpadeaban en el camino. Algunas luciérnagas algo apartadas... Hasta que finalmente llegaron a la casa del chico pelinaranja.

El rubio le mandó un mensaje donde le decía que le esperaban afuera recibiendo al momento que enseguida salía de su casa. Apenas tuvieron que esperar escasos segundos para ver a Hinata salir de su casa con una gran sonrisa y un bolso colgando de su hombro. Aquella sonrisa tan brillante que ilumina hasta las oscuras calles se le contagió a Atsumu alzando también las comisuras de sus labios.

Sin embargo, bajaron de golpe y alzó una ceja al ver como detrás de su Shouyo salía cierto pelinegro.

—Oye... No lo mires de esa manera. Hasta siento pena por el pobre chico.- rió Hiroki.

Atsumu apartó la mirada avergonzado de ser regañado por celar a Shouyo.

A ver... Confía en su chico y en lo que ambos sentían. Pero Kageyama era un tema diferente. Aunque ha visto un cambio de actitud en el menor hacia Shouyo, seguía sin confiar que lo que ahora mantenían era solo amistad.

—Hola Tsumu. Hola Ishida-san.- dijo Shouyo al entrar en el coche.

Kageyama solo hizo una reverencia y se veía que en cualquier momento podría quedarse dormido. Hinata en cambio parecía tan activo y alegre como siempre. Como si el sueño no fuera con él.

—Ya te he dicho que me llames Hiroki, Shouyo-kun.- le dijo el hombre poniendo de nuevo el vehículo en marcha, esta vez hacia la escuela.

—¿Por qué los adultos sois así?- preguntó Atsumu.— La madre de Shouyo insiste que la llame por su nombre.

—Porque somos familia, ¿no?- dijo el castaño con una sonrisa.

—Exacto.- concordó el pelinaranja.— Además, mi mamá te adora. Dice que eres el novio ideal que cualquiera podría desear.

—¿Y tu que hacías en casa de Shouyo, Tobio-kun?- carraspeó el rubio ignorando el calor que empezaba a subir hacia sus mejillas; cambiando de tema.

—Yo le invité. No he pasado mucho tiempo con mi mejor amigo.- sonrió Shouyo a nadie en particular ya que iba mirando por la ventana.

Atsumu entrecerró los ojos en dirección de Kageyama por el retrovisor siendo ignorado ya que veía por la ventana a su lado luchando contra el sueño. Las palabras de Shouyo le habían hecho sentir celoso.

Hiroki, empezó a toser de forma muy exagerada haciendo que los tres menores le mirasen extrañado, y el castaño solo miró de reojo a Atsumu mientras apretaba los labios y elevaba las cejas.

El rubio al ver los gestos del contrario se volvió a sentir avergonzado y se hundió en su asiento. Era un regaño algo divertido. Pero regaño después de todo.

—Yo podría haber invitado a Yuu en ese caso.

Disimuladamente miró el retrovisor viendo como Kageyama fruncía el ceño en su dirección y eso le hizo sonreír en grande viendo como aquel ceño se fruncía aún más antes de mirar por la ventana de nuevo.

Él no tenía ni un pelo de tonto. Y sabía que entre Kageyama y Nishinoya ocurría algo que ni ellos mismos parecían querer admitir. Y también sabía que su viaje a Hyogo había encendido la mecha de la dinamita.

Notaba las miraditas que Nishinoya le lanzaba a Kageyama desde el otro extremo de la cancha. ¿Y como les perforaba la cabeza a esas chicas que decían que Kageyama estaba más atractivo? Uf, no sabía como su amigo se aguantaba el no lanzarse hacía ellas y les arrancaba los ojos.

Él no tiene tanta paciencia.

¿Y Kageyama? También le lanzaba miradas a Nishinoya desde el otro lado de la cancha y le sorprendía que ninguno de los dos no se diese cuenta de eso. ¿Acaso estaban tan espesos para no verlo? Quería poder hacer cualquier cosa para poder ayudarles, pero en ese tipo de relaciones es mejor no meterse y dejar que fluya. Si se complicaba la cosa entonces les daría un empunjoncito.

Al centrar de nuevo la vista en el camino, se dio cuenta que ya habían llegado a la escuela y Hinata y Kageyama empezaban a bajarse del coche para reunirse con el resto que empezaba a subirse al autobús.

Se giró a coger su bolso y lo dejó entre sus piernas viendo al frente.

—Cuando venga de Tokio, Samu vendrá conmigo a pasar unos días en casa.

—Oh...- dijo sorprendido.

—Le he hablado de ti y desea conocerte. Pero no le digas a mamá, es una sorpresa.

—Entendido.

—Y em... Aprovecha los días que no estoy.

Hiroki tardó unos segundos en entender las palabras del chico, hasta que la realidad le golpeó y se sonrojó hasta las orejas ante la clara sugerencia del menor en tener relaciones con su madre.

—C-claro.

Abrió la puerta del copiloto y se bajó pero no cerró la puerta. Se agachó mirando hacia el interior donde los ojos verdes de Hiroki le devolvía la mirada.

—Le hice la misma pregunta a mi madre. Sobre la de tener más hijos y eso...- el castaño no dijo nada y Atsumu continuó.— Y no le desagradó la idea.- las mejillas del mayor parecieron colorearse más de lo que estaban.— Espero que cuando regrese, me hayáis encargado un hermano.

—¡Tsumu, date prisa!- le gritó Hinata desde la puerta del autobús.

El rubio alzó la mano despidiendo al hombre y cerró la puerta.

Caminó hacia el autobús pero paró a medio y dio la vuelta. Corrió hacia el coche donde Hiroki aún se encontraba mirando hacia él; y abrió la puerta del copiloto. Metió medio cuerpo y apoyó una rodilla en el asiento; para abrazar con fuerza por el cuello al castaño quien por la impresión se quedó congelado.

—Cuídate... papá.

Hiroki jadeó y cuando intentó devolver el abrazo, Atsumu ya había desaparecido cerrando la puerta y desaparecía por la puerta del autobús.

La sonrisa que se dibujó en sus labios no se borró ni cuando regresó a la casa y se metió de nuevo a la cama para dormir junto a Ami.

Cuando abrió los ojos sentía un calorcito rico a su lado y al girar la cabeza pudo ver a Hinata apoyado en su hombro con los ojos cerrados y agarrado de su brazo sin ser brusco.

Se mordió el labio inferior y se acomodó cerrando de nuevo los ojos para seguir durmiendo. Aún tenia sueño y ya que su lindo chico estaba justo a su lado, pues aprovecharía.

Pero el gusto no le duro mucho cuando la voz de Takeda se hizo oír.

—¡Bien chicos! ¡Hemos llegado!

—¡Dormir esta sobre valorado!- le continuó Ukai.

Cada uno de los miembros se fueron despertando y algún que otro se quejaba por interrumpir su sueño. Él fue el de los segundos. Dormía con Shouyo más de lo que debería, pero quería seguir acurrucado a su lado sintiendo su calor.

Sintió al pelinaranja removerse a su lado y miró atento como los bellos ojitos de su chico parpadeaban para acostumbrarse a la luz e intentaban quitarse el sueño de encima. Cuando le vio le sonrió como solo él sabia y se inclinó hacia el frente dándole un beso que aunque le tomo por sorpresa no dudo en corresponder de forma lenta acariciando los labios contrarios con los propios con delicadeza; escuchando los gritos de Tanaka y Nishinoya. Y aliviándose de que solamente estaban los de segundo y Kageyama entre ellos.

Se separaron lamiéndose ambos sus propios labios saboreando en ellos al contrario y se sonrieron divertidos como si hubiesen sido descubiertos en una travesura.

Agarraron sus bolsos y bajaron del autobús donde la mayoría ya estaba saludando a los de Nekoma.

—¡Kenma!

Hinata salió disparado hacia su amigo teñido dejando caer su bolso que fue atrapado al vuelo por Atsumu; y abrazó al chico que le daba palmaditas en la cabeza como si fuera un perro.

—Hola Shouyo.- dijo con su habitual tono monótono.

—Estoy deseando que las prácticas den comienzo.

—Yo también... Los juegos contigo son divertidos. Espero que no me aburras.

El pelinaranja se echó para atrás al sentir sus últimas palabras como una amenaza, sobretodo por aquella sonrisa que le causaba escalofríos.

—¡Hinata!

—¡Lev!- saltó el pelinaranja y sacudió su mano saludándolo.

—Veo que sigues como siempre.- movió su mano por encima de la cabeza del pelinaranja refiriéndose a su altura.— Yo crecí un centímetro y medio.

—¡Yo he crecido!- refunfuñó.

—Más quisieras.- se burló Tsukishima que pasaba en ese momento al lado del par.

Lev rió con ganas y Hinata le gruñó a Tsukishima.

Maldito poste andante. ¿Como un ángel como lo era Yamaguchi estaba enamorado de él? Sus palabras eran como veneno.

Que no había crecido... Hmf. Puede que no haya crecido un metro, pero si unos cuantos milímetros. La linea en la madera de su casa demostraba que estaba ligeramente más alta que la anterior. Conclusión: había crecido.

—Que no te moleste Shouyo. Ya creceremos.- le aseguró Noya palmeándole la espalda mientras caminaban hacia la cafetería de Nekoma para desayunar antes de empezar con las prácticas.

—Tiene gracia Noya-san.- volvió a decir Tsukishima que volvía a estar cerca.— Ambos comen como animales pero ningún nutriente es dirigido a su crecimiento.

Tanto libero como bloqueador central miraron mal al rubio y le gruñeron como un perro rabioso mientras el de gafas se reía burlón cogiendo su bandeja para ponerse su desayuno.

Se llenaron sus respectivas bandejas y se sentaron alejados de Tsukishima y su lengua viperina. Noya se sentó frente al pelinaranja dejando la silla a su lado libre que fue ocupada a los segundos por Kageyama y frente a este Atsumu que pasó un brazo por encima de los hombros de Hinata atrayéndolo hasta su pecho dándole besos en lo alto de su cabeza.

—Te quiero tal y como eres.- aseguró el rubio.— Aún si midieses tres metros te querría igual.

—Eso lo dices porque soy tu novio.- refunfuñó.

—Ser bajito no es tan malo.- apretó su hombro.— Cabes perfectamente entre mis brazos. Y cuando lleva mis camisas te hacen ver demasiado tierno.

—C-cállate.- murmuró sonrojado Hinata apartándose del mayor e intentando desayunar.

Atsumu sonrió, y agradeciendo por la comida empezó a comer su desayuno con ganas. Sentía que sus tripas eran tan ruidosas en esos momentos que podrían ser escuchadas hasta la otra punta del mundo.

—¿Y tu que piensas Tobio-kun?- el nombrado lo miró alzando una ceja sin entender.— ¿Crees que ser bajito no es tan malo?

Kageyama masticó lo que tenia en la boca y tragó mirando de forma seria a Atsumu quien le miraba sonriente de una forma algo perturbadora para él. Sabía que aquella pregunta iba con algún propósito pero no sabia cual.

Esa asquerosa sonrisa lo demostraba.

Miró a Hinata que parecía ajeno a todo y comía con alegría su gran tazón de arroz. A su lado, Nishinoya había parado sus movimientos como a la espera de lo que podría decir, pero se regañó diciendo que eso no era posible y que tan solo estaba masticando su propia comida.

Centró de nuevo la mirada en el rubio que tenia una ceja alzada y su sonrisa parecía haber crecido.

—No se... Supongo.- se encogió de hombros.

—Esa es una respuesta muy vaga, Tobio-kun.

—Es algo incómodo tener que agachar la cabeza para hablar con ellos.

—Pues para nosotros es incomodo mirar hacia arriba, Bakayama.- le dijo Hinata.— ¿Y acaso no podrías haberlo dicho con algo más de tacto?- preguntó.— Tus palabras pueden herir a alguien.

No lo había dicho como para herir a alguien, pero sabía que no expresaba como debía sus sentimientos.

—¿Y para una relación, Tobio-kun?- insistió Atsumu ignorando el ambiente tenso que comenzaba a crearse en su mesa.— Supongo que querrás a un chico alto con el que estar ya que no te gustan las personas bajitas.

El pelinegro bajó un momento su mirada hacia sus manos y pensó su respuesta.

La verdad nunca había pensado en aquello. Le daba igual el tipo de chico que estuviese con él siempre y cuando le quisiera tal y como es. Pero en el tiempo que estuvo con Hinata, no le importó que fuese bajito. Al contrario, le gustaba. Como un cuerpo mucho más bajito que el suyo se amoldaba a la perfección al suyo, y de como los abrazos se sentían cálidos a pesar de la diferencia de altura.

Incluso se le hacia tierno y adorable el que se pusiera de puntillas para poder llegar hasta sus labios.

Sin duda, no le importaría que su pareja fuese bajita.

Alzó de nuevo la mirada hacia Atsumu que seguía viéndole con esa maldita sonrisa, esperando su respuesta.

—Si mi pareja fuese bajita... No me importaría.- se encogió de hombros.— Haría una excepción por esa persona.

Satisfecho con esa respuesta y con la reacción de la persona en su diagonal, continuó comiendo su desayuno.

Aunque había dicho que prefería no meterse y solo daría un pequeño empunjoncito... Meter un poco el dedo en la yaga no haría mal a nadie. Y quizás acelerase las cosas.

Odiaba ver esas miraditas que se daban aquel par sin darse cuenta de lo que en verdad ocurría a su alrededor.

.

.

.

Atsumu y Kageyama se encontraban a un lateral de la cancha alejados de todo el mundo dando toques de dedos y antebrazos como entrenamiento solo para ambos armadores por petición de Ukai mientras el resto hacia lo usual junto a Nekoma.

Ukai quería que Atsumu le ensañase a Kageyama si al menos no todas, algunas de sus técnicas como colocador. Tener a Atsumu en el equipo era una buena arma, y con Kageyama aún mejor. Y quería explotar esos talentos lo mejor que pudiese.

Y como les había pedido, ellos dos practicarían pases de dedos y de antebrazos a parte.

Atsumu tenia mejor manejo con el pase de dedos -era bueno en ambos, pero modestia aparte- y ahora como eran compañeros de equipo, no podía dejar que Kageyama fuese una piedra en el camino del equipo y formarle lo mejor que pudiese.

Aunque gracias a Oikawa, tiene una buena base que admirar.

—¿Me responderías a una pregunta, Tobio-kun?- preguntó el mayor.

—Si puedo responderla, lo haré.- le respondió después de hacerle un pase con los antebrazos.

—¿Te gusta Yuu, verdad?

—¿Eh?

Dejó de ver el balón para mirar al rubio.

La pelota le dio en toda la cabeza y había dejado sus brazos estirados sobre ésta al estar en posición para darle un buen pase con sus dedos.

El que la pelota rodase por el suelo parecía que a nadie más en el enorme gimnasio le importase sino solo a Kageyama que de repente se sintió torpe a la hora de ir a buscarla. Todos estaban a lo suyo y lo que había hecho al dejar caer el balón parecía ser solo un error y había resbalado de sus manos.

—¿A-a que te refieres, Miya-san?

Sentía la garganta seca y no precisamente de estar practicando.

—Sabes a lo que me refiero.- suspiró y se pasó las manos por el pelo.— Oye... No digo que esté mal pero... Ten cuidado, ¿vale?

Kageyama apretó los labios.— ¿Por qué?

—Lo peor que pueden hacer personas como tu o Shouyo, incluso yo, es enamorarse de un heterosexual.- dijo serio.

—Yo no...-

—Sí, lo estás.- cortó.— No quiero que tu sufras por un amor unilateral ni que Yuu sufra por no poder corresponderte.-

—¡Miya! ¡Ven aquí!- llamó Ukai.

—¡Voy!- respondió y miró de nuevo al ojiazul.— Aún así, te apoyaré en todo lo que pueda.

El menor vio al rubio alejarse y ponerse aquel peto de color rojo con el numero dos en él. Chocó su mano con Nishinoya y recibió palmadas en la espalda por parte de Tanaka. Hinata le sonrió de forma radiante y Ennoshita parecía cansado de lidiar con el dúo de tercero y Tsukishima pasaba de todo.

Y él... Él solo estaba allí plantado viendo de lejos pensando en las palabras de Atsumu que habían sido como un balde de agua fría encima.

¿Como se le ocurría enamorarse de Nishinoya? Era estúpido.

Todavía recuerda perfectamente como soltaba lágrimas de frustración por no poder corresponder a Asahi. ¿Y él? Él solo se le había ocurrido enamorarse de la persona equivocada... De nuevo.

No podía ponerle tremenda presión a Nishinoya encima por anteponer sus sentimientos a los del contrario. Es por eso que no se los diría. Nunca. Se conformaría de verlo a la lejanía.

Ignorando el nudo que se le formaba en la garganta y de como sus traicioneras lágrimas picaban en sus ojos.

Llevaba demasiado queriendo escribir este capitulo pero debía centrarme primero en 'Siempre fuiste tu'.

Si no es en el siguiente capitulo, sera en el siguiente a ese donde podremos ver de nuevo a Osamu. Se que la mayoría sufre por haberlo dejado en tremendo hogar...

También me he dado cuenta que la historia está acabando más rápido de lo que llegué a imaginar. Por como van las cosas en mi cabeza, no queda mucho. Aún así no se cuantos capítulos sea eso porque ya sabéis que mientras escribo, cada linea evoluciona como los Pokemon.

Espero que les haya gustado el capitulo.

Si nos les aparecen las imágenes díganme para arreglarlo.

Nos leemos pronto.

~Zeni13~

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