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Cinco

En el entrenamiento del día anterior no pudo concentrarse para nada. Y no tenia nada que ver con volver a jugar. Sus ojos seguían por todos lados a Kageyama y Hinata por todo el gimnasio. Su mente no dejaba de repetir aquel beso que ambos menores compartieron en la azotea para luego discutir el porque no habían tenido sexo todavía.

Inocentemente pensó que eso traería tensión entre ambos y al equipo, pero sorprendentemente ambos se complementaban bien y practicaron como si nada hubiese pasado. Cuando llegó la hora de dormir casi no pega ojo y daba vueltas en su cama pensando en la relación de ambos. ¿Acaso los demás miembros del equipo sabían lo que tenían? ¿O lo escondían de todos?

Todo era tan confuso.

Incluso ese día había vuelto a subir a la azotea a almorzar para ver si aquel par volverían a subir. ¡Y lo habían hecho! Entraban mirando si no había nadie y se ponían a comerse la boca a besos. ¡Por amor a todo! Deberían de asegurarse que estaban completamente solos.

Apoyó su frente en la puerta de los casilleros y soltó un suspiro.

—Hombre, ¿qué te pasa?

Atsumu giró su cabeza para ver a Nishinoya con las manos en las caderas con una gran sonrisa en sus labios. Le frunció el ceño y se mordió el labio inferior. Tenía unas inmensas ganas de preguntarle si sabia lo que había entre el dúo de primero, pero sentía que tenia que literalmente debía hablarle de forma directa para que el otro le entendiese.

—¿Qué quieres?- dijo con tono cansado.— Hoy no hay entrenamiento.

El día anterior cuando no prestó atención a nada por rememorar lo que hay entre sus kohais, había podido escuchar que no habría entrenamiento ese día para que pudiesen descansar para el partido de mañana. Algunos -más bien Kageyama y Hinata- se quejaron por ello. Él por su parte lo agradecía. Amaba el deporte sin duda, pero ahora mismo con la moral por los suelos al igual que todo lo demás que sentía; estar lejos de un gimnasio era lo mejor que lo podía pasar en estos momentos.

Bueno. Eso y que todos los chicos de segundo del club -específicamente Nishinoya y Tanaka- se esforzaban por integrarlo en el equipo -más bien Nishinoya.

—Ryu y yo vamos al karaoke. ¿Te apuntas?

—¿Tenéis de eso aquí?- preguntó el rubio soltando una risa.

—Hey...- le dio un empujó mientras caminaban a la salida.— No serán tan grandes y extravagantes a como los que hay en la ciudad, pero al menos es divertido.

—Creo que voy a pasar.

—No digas eso. Estoy seguro que te has quedado encerrado en tu habitación desde que llegaste.

El rubio abrió la boca para refutar aquello pero lo que decía el más bajo era verdad. Cada vez que había llegado a su casa en esa semana se había ido directamente a su habitación y se había encerrado allí para deprimirse, hacer sus deberes y leer mientras se seguía deprimiendo.

Solamente salía para comer o ir al baño.

Ni siquiera había visto a su madre.

Desde que habían llegado, la mujer se la pasaba trabajando en el hospital porque era enfermera casi literalmente a tiempo completo. La última conversación "decente" había sido el domingo cuando llegaron a esa casa, y en la semana solamente la había visto el día anterior cuando ella se iba a trabajar.

Para vivir esa vida, habría sido mejor haberse quedado en Hyogo con su hermano al cual no extrañaría en esos momentos y tendría al menos un padre al cual saludar y hablar cada vez que llegase a casa.

—Prefiero no ir.- volvió a negar.— Quisiera hacer los deberes de clase. Seguramente estaré cansado por el partido de mañana y no querré mover ni un dedo.

—Jum... Los exámenes de final de trimestre se acercan...- se llevó una mano a la barbilla.— ¿Debería de estudiar?

Atsumu le miró alzando una ceja.

—Nah, mejor paso. No soy bueno estudiando.- dijo para luego ponerse a reír.

—Quizás si es...-

Paró de hablar al igual que de caminar. El menor le miró extrañado sin saber que le pasaba. Siguió la mirada del rubio y ahí lo entendió... Más o menos.

El rubio había abierto ligeramente su boca y sentía que su respiración se entrecortaba. Su corazón latía tan rápido que pensó que podría darle taquicardia. Parpadeaba con rapidez para que las lágrimas que empezaban a acumularse en sus ojos no cayesen de ellos.

Dio un paso al frente y luego otro, y otro y otro, hasta que acabó corriendo. Algunos le miraban y eso ahora le daba igual.

Porque su hermano estaba allí. Osamu estaba a su lado de nuevo.

Dejó caer su bolso al suelo importándole poco que se ensuciara y cuando la mirada de su hermano y la suya se cruzaron, corrió con más rapidez y al estar cerca de él saltó encima suyo. Con los brazos le rodeó el cuello y con las piernas las caderas y le apretó con fuerza. Su hermano le abrazó de igual forma y dejó que todos aquellos sentimientos que había aguantado toda esa semana se desbordasen.

Lloró en el cuello de su hermano mojando con sus lágrimas la chaqueta del uniforme, al igual que Osamu mojaba la suya. Sus lágrimas serían más silenciosas que las suyas, que lloraba importándole poco el que dirán en ese momento.

Se bajó de su hermano y se limpió los ojos quitando los rastros de lágrimas de ellos. Le sonrió con la sonrisa más sincera y feliz que había echo en toda esa semana que hasta le dolieron los músculos de la cara. Osamu le sonrió igual pero con una sonrisa un poco más pequeña que la suya.

—¿Qué haces aquí?- le preguntó.

Oh joder. Habría sido una jodida semana sin verle, quizás un par de días más, pero su hermano parecía diferente. Seguía teniendo el mismo color gris claro en su pelo y sus ojos marrones como los suyos tenían imperceptibles ojeras debajo y estaban ligeramente rojos. Y no por el llanto de ahora.

—Nos escapamos de la escuela.

—¿Nos...?- el rubio giró su cabeza y lo vio.— Oh...

—Me siento ofendido e ignorado.

Atsumu frunció el ceño y el enfado regresó a él.

Miró a su hermano y le pegó en el brazo con todas sus fuerzas escuchando como se quejaba.

—¡Eres un estúpido! ¡Un idiota! ¡Un desconsiderado!- le gritó mientras le seguía pegando y lágrimas de frustración e ira volvían a recorrer sus mejillas.— ¡Te llamé! ¡Te mandé mensajes! ¡Y tu no hiciste nada! ¡Maldita sea! ¡Me han separado de mi otra mitad y tu no haces nada!

Los alumnos empezaban a formar un pequeño circulo alrededor de ellos. Lo que le faltaba, ser el cotilleo de la escuela.

—¡Todo sin ti ha sido una mierda! ¡Jugar voleibol sin ti es una mierda! ¡Comer sin ti es una mierda! ¡Caminar a casa sin ti es una mierda! ¡Todo sin ti es una jodida mierda!

Soltaba aire por la nariz de forma furiosa y parpadeaba con rapidez para que las lágrimas no le nublasen la vista.

Osamu lo miraba sin expresión y soltó un suspiro cansado.

—¿Ya te calmaste?

—Tal vez...- murmuró el rubio.

—No te enfades con él, ¿quieres?- le dijo el acompañante de su hermano apoyándose en su hombro.— Osamu estaba igual o peor que tu. Llorando por las esquinas de la escuela y suspirando mientras miraba por la ventana. Era un jodido dolor en el trasero.

—No he pedido tu opinión Suna.- dijeron ambos hermanos al unisono rodando los ojos.

Se miraron y rieron a la vez.

Un carraspeó a su lado le hizo apartar su mirada de la de su hermano, y al girar su cabeza pudo ver a Nishinoya con su bolso entre sus manos.

—Oh, am... ¿Te acuerdas de Nishinoya?- le dijo a su hermano. Este giró su cabeza como un perrito confundido.—El libero del Karasuno.

—Ah... Ya me acuerdo.- asintió.

—Vamos a la misma clase.

—¡Y al mismo equipo!- recordó feliz.—¡Me alegro de verte de nuevo Osamu-san!

—No puedo decir lo mismo. No te recuerdo.

El menor rió restándole importancia al asunto. Le tendió el bolso al rubio que lo tomó algo apenado por haberlo tirado mientras corría a los brazos de su hermano cual quinceañera enamorada.

—Supongo que no vendrás al karaoke.- afirmó.

—¿Pero tienen de eso aquí?- le "susurró" Samu al oído y Nishinoya soltó una leve risa.

—Supones bien.- le dijo al libero.— Quisiera estar con mi hermano.

—Tranquilo. Lo entiendo.- le sonrió y puso ambas manos en sus caderas.— Pero no te atrevas a llegar tarde mañana, Chikara tiene mal carácter cuando se enfada. Y créeme, no lo quieres ver enfadado.

Atsumu rió.

Ahora que volvió a ver a su hermano se siente más feliz y emocionado que nunca antes. Es como si volviese a respirar. Tal vez eso que decían de que los gemelos tienen algún tipo conexión que solo ellos tienen podría ser cierta.

Sin Osamu, su mundo era gris y sin color. Sus comidas no tenían sabor y no podía disfrutar del voleibol como antes. Los días se le hacían largos y las noches demasiado solitarias. Incluso se había vuelto un poco apático y borde con los demás, y eso le hacía pensar que quizás les debía una disculpa a los chicos del club quienes amablemente -o más bien a la fuerza- le dijeron de unirse a ellos.

Nishinoya había sido el nexo a que eso pasase y tal vez es con quien más se deba de disculpar. Puede que también le diga sobre si sabe del lío que tienen sus kohais.

—¿Me darías tu número? Creo que no lo tengo.- le dijo con las mejillas algo sonrojadas al libero.

—¡Cierto!

Ambos sacaron sus teléfonos y se los intercambiaron. Escribieron sus propios números en los teléfonos contrarios y se los volvieron a intercambiar. Al ver la pantalla se sorprendió y alzó la vista al menor.

—Tenemos la misma edad y somos amigos. Deberías de llamarme por mi nombre.

El rubio asintió y se despidió con la mano.

—Nos vemos mañana, Yuu.

El camino a casa fue mucho más divertido sin duda alguna.

No paró de hablar con su hermano con demasiada alegría de lo que había vivido durante esa semana lejos de Hyogo. Es algo irónico que le hable de esa manera cuando estuvo totalmente deprimido.

Casi se choca con varias personas por andar de espaldas pero su hermano evitó que eso pasara. También evitó que se chocase contra un poste de luz.

Suna por su parte iba en completo silencio con ambas manos en sus bolsillos y miraba a ambos hermanos hablar. O más bien a Atsumu hablar como un loro mojado y a Osamu dando monosílabos a lo que el rubio decía.

Llegaron a la casa del rubio y este abrió la puerta. Dejaron sus zapatos en la entrada y tanto Osamu como Suna dijeron en murmullos 'perdón por la intromisión' mientras seguían al rubio. Miraban cada lugar de aquella casa, y Osamu la comparaba con su casa que ahora estaba casi vacía sin su ruidoso hermano allí.

Atsumu sacó su cajita de bento y lo dejó en el fregadero para ser lavado cuando tuviese que cenar.

—¿Mamá no está?- preguntó Osamu.

—Ya la conoces.- suspiró el rubio.— Tiene que estar trabajando y tal vez no la vea. No es muy diferente a cuando seguíamos en Hyogo.

—¿Entonces por qué divorciarse?- habló Suna dejándose caer en el mullido y nuevo sofá que literalmente ni su madre ni él habían usado; como si estuviese en su casa— Por lo que me contasteis, vuestros padres apenas se veían entonces, ¿por qué divorciarse?

—Quizás nuestro padre quería más atención de nuestra madre y como no lo tenía prefirió el divorcio.- Atsumu dijo encogiéndose de hombros sentándose en frente de Suna, pero en el suelo.

Osamu se sentó al lado del moreno y jugaba con sus manos.

—Eso no es del todo cierto.- murmuró.

Tanto Suna como Atsumu se giraron a verlo, y el rubio frunció el ceño ante esto.

¿Acaso su hermano sabía algo que él no?

—¿Qué quieres decir?

—Es cierto que a papá le hacía falta el amor de mamá... Es por eso que lo buscó en otro lugar.

—... ¿Qué?

La mirada de Osamu chocó contra la suya y no le gustó.

—Papá llegó ayer con una mujer a casa. Al parecer había estado teniendo una aventura con ella durante nueve años.- rió irónico.— Tenemos una media hermana de ocho años que ahora ocupa tu habitación.

¿Escuchan eso?

Es lo último que quedaba en pie de su familia rompiéndose en mil pedazos.

Aquella noche, no pudo dormir.

Su hermano y Suna tuvieron que irse tan rápido que apenas pudo disfrutar de su compañía. Su padre no sabía que se habían escapado de su escuela en Hyogo para ir al verlo en Miyagi. Por eso debían de volver cuanto antes a casa.

Estaba seguro que Osamu sería regañado por escaparse de la escuela, pero también estaba seguro que no le revelaría que había viajado a unos cuantos de kilómetros solo para verle.

Al menos lo único bueno de todo eso era que había visto a su otra mitad y todo a su alrededor no se veía tan deprimente.

Agarró su teléfono que estaba en una pequeña balda encima del pequeño cabecero; y lo desenchufó con cuidado. Abrió la conversación de su hermano y leyó los mensajes que le había mandado.

Suspiró bloqueando su teléfono de nuevo y lo volvió a enchufar para que se siguiera cargando.

Se tapo bien con sus mantas y se giró viendo a la pared que era un manchurrón negro por la oscuridad que había en su habitación.

Eran las tres de la madrugada y no podía pegar ojo. Tenía un partido de practica al día siguiente y no quera decepcionar a sus compañeros ni al equipo rival. Él personalmente había hecho una búsqueda sobre el equipo rival.

Los mas problemáticos eran los de tercero que gracias al cielo se graduaban ese año y en las competencias del futuro no estarían; pero que en el partido de ese día sí que estarían. Tanto su armador como su estrella eran como un jodido dolor en el trasero y había visto vídeos de ellos jugando. Debía alabar la técnica del armador y quien sabe, si no es un estúpido arrogante quizás le pida algún consejo.

¡Pero ellos no eran el problema!

Debía de dormir y no podía. Tenia que estar a las ocho en Karasuno para que todos pudiesen ir a la escuela contraria, pero al ritmo que iba eso seria imposible.

Todo esto era culpa de su padre. Si Samu no le hubiese dicho que había estado con otra mujer mientras seguía casado con su madre y que encima tenia una media hermana, ahora mismo estaría durmiendo y esperaría a que sonase su alarma para poder ir con tiempo al Karasuno.

Cerró los ojos y refunfuñó mientras intentaba dormir

Tal vez si no hubiese estado tan pendiente de lo que había hecho su padre, se habría dado cuenta que su alarma nunca estuvo puesta y que se había quedado dormido.

Los gemelos Miya se reencontraron y estoy feliz por Atsumu.

En el próximo capitulo lo más probable es que haya duelo de divas.

Decir que escribir los mensajes como un chat de Whatsapp y ponerlo aquí es algo nuevo que nunca había hecho pero puede que lo haga con más frecuencia en esta historia. Y espero que cuando actualice no desaparezcan como a veces me pasa con los guiones largos.

Espero también poder actualizar en esta semana SFT.

Nos leemos pronto.

~Zeni13~

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