Capitulo 11: Seguir adelante
¡Hola!
Ah pasado tanto tiempo... :")
Pero bueno, aquí otro capítulo, tal vez el penúltimo de la temporada, pero bueno, ya saben que es solo para darle un descanso.
Espero lo disfruten y no olviden votar y comentar, saben que me gusta leer sus comentarios.
...
-Ciudad de Tokio- Narrador normal-
Tokio, capital de Japón y la que una vez fue una gran, magnífica y urbana ciudad, ahora mismo no era más que caos, las calles estaban repletas de coches que habían chocado entre sí, algunos aún estaban incendiados y el humo negro que desprendían se iba hacia el cielo.
Ya no había señal de vida, al menos no de humanos que no estuvieran infectados, en la lejanía se podían escuchar disparos, pero eso eran las últimas personas resistiendo, tarde o temprano caerían y no quedaría nadie sano.
Pero más en el fondo, más en las entrañas de esa ciudad, se encontraba un gran mundo, una gran construcción subterránea, en la cual sí que había mucha actividad.
Este lugar era el mayor centro de investigaciones biológicas de Japón, albergaba en este momento a tal vez los últimos supervivientes de esa ciudad, entre ellos estaban grandes científicos nipones y demás personal de apoyo.
En una sala de reuniones específica se estaba llevando a cabo una acalorada discusión.
-¡Esto se descontroló, es un maldito caos!-, decía Hideo Sakamoto azotando la larga mesa de juntas, Hideo era un reconocido científico japonés, conocido por sus grandes avances en este mundo en el descubrimiento de curas hacia nuevas enfermedades.
-Lo sé, pero tenemos que mantener la calma...-, Takeshi Kuriare, jefe máximo de ese lugar y quién se encargaba de todo el equipo científico, hablo pidiendo calma.
-¡Señor, este no es un momento para estar calmados, esto no es algo nacional, esto ya es mundial, es una maldita pandemia, el maldito Virus X se esparció por el mundo y está acabando con todo!-, grito otro de los científicos del lugar.
-Es cierto...-, interrumpió Arima Kishou acomodando sus lentes mientras pulsaba algunas teclas en su computadora y un gran mapa de proyectaba en la sala.
Arima era una de las personas más importantes del lugar debido a su gran inteligencia y grandes conocimientos en virología.
-Esta mapa nos indica que el 70% de los países y ciudades del mundo han colapsado en estos primeros días, y como podemos ver, las zonas más seguras son las zonas más cercanas a los polos, las zonas frías... -, dijo a todos sus compañeros que miraban serios todo.
-Situación de las ciudades-, pidió el señor Takeshi.
Arima lo miro serio y después comenzó a teclear nuevamente en su computadora.
-Esto es Londres...-, dijo reproduciendo un vídeo en dónde se mostraba el caos producido en Inglaterra, entonces busco más en su computadora. -Paris...-, la misma situación era la de Francia. -Roma... Berlín... Moscú... Washington... México... Beijing... Madrid... Sidney... -, en todos lados había mucho caos, aunque en lugares como México y Sudamérica, parecían un poco más estables. -Y... Tokio... Japón...-, reprodujo varios vídeos de Tokio y ciudades japonesas. -En Tokio ya no hay nadie aparte de nosotros... Con vida...-, dijo por último.
Toda la sala quedó en silencio, nadie sabía que decir.
El señor Takeshi se levantó de su asiento mientras se retiraba del lugar.
-Nos reuniremos más tarde, necesito que sigan monitoreando la situación en Japón y... -, se detuvo un momento. -Nada... Olvídenlo...-, sin más salió del lugar.
Todos en la sala se miraron y asintieron entre si mientras salían y cada quien iba a hacer lo ordenado, después de todo ya no había nada que perder.
-Hay que investigar sobre el virus y tratar de encontrar algo para contrarrestarlo-, Hideo dijo mientras se dirigía a los laboratorios.
-Oficina de Takeshi-
El hombre entro por la puerta respirando agitadamente, últimamente no se había sentido bien.
Reviso unos cajones de su mesa y de allí saco un pequeño cuaderno de notas titulado "Virus X".
-Maldita sea...-, dijo apretando los puños, arrugando un poco la libreta, poco después la volvió a colocar en su lugar, mientras una violenta tos se apoderaba de él.
Con un trapo blanco limpio su boca, encontrando restos de sangre.
-Jeh... Al parecer me eh infectado...-, dijo mientras se sentaba en su silla. -Que irónico-, se rio entre dientes.
De uno de sus cajones saco una pistola, la miro con una sonrisa mientras la limpiaba un poco.
-Con Kei -Al día siguiente- Narrador normal-
Desde el día anterior, Kei había estado encerrado en una habitación que la madre de Saya le había dado para que descanse.
Después de enterarse de la trágica muerte de sus padres, era normal que estuviese muy deprimido.
No había salido para nada, al igual que Mio que se encontraba en una habitación aparte.
La diferencia era que con su hermana si habían tenido contacto y habían tratado de consolarla, pero con Kei fue otra cosa, aunque Saya fuera quién lo llamara, el simplemente se quedaba en silencio.
Era normal, ambos estaban muy encariñados con sus padres, pero al parecer los efectos eran más fuertes con el chico.
El nuevo día llegaba, y a un lado de la puerta de la habitación de Kei, yacía cierta peli rosa durmiendo, no había querido apartarse de su amado.
-Kei-kun...-, murmuraba entre sueños, mientras tenía algunas lágrimas secas en sus mejillas.
El sonido de una puerta abriéndose se escuchó, de la habitación salió una persona que solo suspiro con una sonrisa al ver a la peli rosa durmiendo a un lado.
Se agachó a su lado y le acarició la mejilla mientras trataba de despertarla.
-Te resfriaras tontita-, murmuró a su oído.
Saya no sabía quién era, pero se sentía muy cálida, pero al escuchar esa voz, pudo reconocer a la persona, haciendo que despierte rápidamente.
Era Kei quién la acariciaba, pero no se veía como se esperaría, uno esperaría verlo deshecho o algo por el estilo, pero se veía normal, incluso más radiante de lo normal.
-¡Kei-kun!-, grito ella abrazándolo con fuerza mientras soltaba algunas lágrimas.
La puerta de al lado se abrió rápidamente, era la habitación de Mío y de ella salió Saeko quién la había acompañado a ella.
-¡Kei!-, grito ella también yendo donde él.
Ambas chicas abrazaban fuertemente al pobre rubio quién sentía ser demolido por sus brazos.
-Chicas, yo también las quiero, pero si esto sigue así, mi sexy cuerpo terminará siendo polvo-, dijo bromeando.
Inmediatamente Saya y Saeko se separaron un poco, pero lo miraron extrañadas.
-¿Que sucede chicas?-, pregunto Kei con una sonrisa.
-¿Por qué tú bromeas así después de...?-, Saeko iba a preguntar, pero el chico se separó rápidamente y se levantó con la mirada ensombrecida.
-Vamos con los demás, deben estar preocupados... Avisaré que todo está bien-, dijo mientras se alejaba.
Saya y Saeko se miraron entre ellas, preocupadas por tal actitud.
Kei llegó a la mesa, en dónde los chicos tomaban el desayuno, allí también se encontraban los padres de Saya, la única que faltaba era Mío.
Todos recibieron al chico muy entusiasmados, mientras le expresaban cuanto sentían que haya perdido a personas muy importantes para él.
Kei se mantuvo en silencio mientras decían aquello, pero después sonrió relajado, dejando a todos confundidos.
Los padres de Saya lo miraban seriamente.
-¿Y Mío?-, pregunto al no verla allí.
Saeko y Saya pusieron una mirada triste,
-Desde ayer ha estado encerrada en su habitación-, dijo Saya desanimada.
Kei suspiro un poco con un leve toque de melancolía que llamó la atención de todos.
-Después de esto iré con ella-, dijo mientras desayunaban.
Lo que no sabían, aunque ya lo suponía la mayoría, era que la mente de Kei debía ser un caos en estos momentos, un caos muy grande y tal vez el en el fondo este ocultando sus sentimientos y solo no los quiera preocupar.
-Kei, antes de que te vayas, tenemos que hablar-, el padre de Saya lo interrumpió.
-¿Que sucede?-, pregunto confundido.
-En privado-, el padre de Saya salió y le indico que lo siguiera.
El hizo caso, detrás de él también fue la madre de Saya, los demás sólo observaban lo que sucedía.
-Kei ha estado demasiado raro desde que salió de su habitación-, dijo Saya algo desconcertada y triste.
Los demás asintieron mientras pensaban en algo que diera respuesta a lo que le sucedía.
-En una habitación aparte-
Los tres se encontraban reunidos en el despacho del señor Takagi.
Los padres de Saya se posicionaron frente a Kei.
-¿Que te está pasando, hijo?-, pregunto el padre de Saya.
Kei parecía no entender.
-No me pasa nada... Solo soy yo-, dijo el tranquilamente.
-Mientes, este no eres tú, tú nunca tratas de ocultar tus sentimientos, siempre has sido una persona muy abierta a todo-, dijo esta vez Yuriko.
-Estoy bien-, repitió nuevamente.
-No, no lo estas-, insistía su suegra.
-Que si...-, dijo nuevamente.
-¡No, no hay forma de que estés bien!-, grito ella, Kei sorprendido iba a decir algo, pero ella interrumpió. -¡Tus padres han muerto, no hay forma de que puedas estar feliz!-, Yuriko se sentía muy mal al gritarle, pero no quería que Kei se guardará todo para él solo.
La mirada de Kei se ensombreció nuevamente mientras tenía los labios apretados.
-Hijo, solo déjanos ayudarte-, Soichiro puso una mano sobre su hombro.
Kei levantó la mirada y lo vio directamente.
Soichiro se sorprendió al ver sus ojos tan vacíos, pero luego fueron acompañados con una falsa sonrisa.
-Todo está bien, no se preocupen más-, dijo sonriendo mientras se daba media vuelta. -Ahora si me disculpan... Iré a ver qué sucede con mi hermana... -, dijo saliendo de allí.
Los adultos miraron preocupados eso.
-También lo viste...-, pregunto/afirmó el señor Takagi.
-Si-, contesto Yuriko sintiéndose muy mal.
-Con los demás-
Todos miraron a Kei salir de allí algo cabizbajo, pero al notarlos a ellos, el volvió a sonreír mientras subía las escaleras al siguiente piso, en dónde estaban las habitaciones.
-Narrador Yo-
Llegué a mi habitación y lo único que pude hacer fue cerrar rápidamente la puerta y dejarme caer sobre ella mientras mi respiración era muy fuerte y luchaba por no soltar ni una lágrima más.
Todo esto me dolía, pero ahora no había tiempo para estar triste, hay una gran pandemia apoderándose del mundo y yo tengo que protegerlos a todos.
Después de un rato me levanté y fui hacia la habitación de Mío.
Trate de abrirla pero estaba muy bien cerrada.
-Mio...-, llame pegado a la puerta mientras tocaba levemente. -Soy yo...-, dije pero no hubo respuesta.
Después de unos minutos escuché algunos pasos y después como le quitaban el seguro a la puerta.
Ya con eso abrí lentamente y vi todo el cuarto oscuro.
Y allí, escondida entre las sábanas blancas se encontraba ella.
-Mio...-, me acerque lentamente hasta estar a su lado y me senté en la cama.
Nos quedamos un rato en silencio.
Suspiré un poco, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
-Duele mucho...-, dije mientras ella asentía aún escondida. -Pero a ellos no les hubiera gustado vernos así... ¿recuerdas?, ellos siempre hacían lo posible por cumplir nuestros caprichos solo por vernos felices-, varios recuerdos vinieron a mi mente en dónde ellos siempre compraban lo que queríamos con tan solo soltar algunas lágrimas. -Las veces que mamá te llamaba la atención cada vez que me hacías algo... O cuando papá nos llevaba a sus viajes... Oh, recuerdas esas vacaciones que pasamos en Noruega, fue muy divertido ver a papá cubierto de nieve... Tal y como dijiste, parecía un muñeco de nieve viviente... -, reía para mí mismo, sin darme cuenta el daño que todo esto me hacía, pues ya tenía varias lágrimas en los ojos.
Mío saco su cabeza de las sábanas y me miro.
-Escucha... Lo importante aquí es que... *sniff*... Trates de soportarlo, ¿Si?... Al igual que nuestros padres, yo no soporto verte triste... Y ahorita mismo me siento de la mierda al tratar de ocultarlo todo a los demás... No soporto ver las caras preocupadas de todos, sobre todo las de Saya y Saeko, pero ellas no necesitan saber cómo me siento, de otra forma ellas terminarían sintiéndose como yo... Y yo no quiero eso...-, Mío me abrazó mientras lloraba sobre mi hombro.
-¡Pero los extraño!-, sollozo en mi hombro mientras me abrazaba muy fuerte, yo también comencé a soltar varias lágrimas.
-Lo sé... Yo también-, la abrace mientras ambos nos desahogábamos.
En este momento, ambos éramos la única familia que teníamos en este mundo, al menos a los que conociéramos.
Y justo por esto debíamos protegernos mutuamente.
El resto de aquella tarde la pasé con Mío.
-Noche-
Salí lentamente de la habitación, no quería hacer demasiado ruido pues ella se había dormido hace poco y quería dejarla descansar, estuvo llorando demasiado.
Le traje algo de comida en la tarde, pues recordé que no había comido nada, aguantará hasta mañana en el desayuno.
Una vez salí baje a la sala en dónde me encontré a Saya algo inquieta, estaba junto a Saeko al parecer platicando sobre algo.
Al parecer rápidamente notaron mi presencia pues dejaron de hacerlo una vez me miraron.
-Hola...-, me senté a un lado de ellas.
-¿Cómo está Mio-chan?-, pregunto Saya preocupada por ella.
-Está bien, ahora mismo ya está durmiendo...-, dije y ella asintió algo aliviada. -Lo bueno es que aquí estaremos seguros-, dije, pero luego recordé las actitudes de las personas en un futuro.
-Kei... -, Saya hablo, pero rápidamente interrumpí.
-Se lo que quieres decir, así que déjame hablar primero-, le dije, sabía que aunque les tratará de decir que estaba bien, no me creerían, especialmente Saya, quién conoce todo de mí.
-¿Entonces porque...?-, Saeko iba a preguntar, pero rápidamente puse un dedo en sus labios.
-Déjame hablar cariño-, dije con una sonrisa mientras le daba un pequeño beso. Después me puse serio y me prepare mentalmente, todo lo que diré será mayormente improvisado. -Escuchen, sé que aunque les diga que estoy bien, jamás me creerían, de hecho, creo que nadie me cree, soy pésimo ocultando sentimientos-, reí un poco, Saya y Saeko permanecían en silencio. -Ustedes me conocen, saben que yo soy muy abierto en estos temas, si quiero llorar, lloro, si quiero reír, me río, si estoy molesto, no hablo; pero este no es momento para lamentarse de tal manera. El que mis padres hayan muerto me duele muchísimo, pero aun así, tengo que seguir luchando, tengo que protegerlas a ustedes y a Mío, a todos, no quiero que nadie más muera, no quiero perder a nadie más, por eso no puedo llorar-, guardé silencio mirando al suelo.
Era todo lo que tenía que decir, es todo lo que puedo usar para excusarme, sonara estúpido, pero a mi punto de vista es lo correcto, si alguien se desploma, el equipo no avanza, y no quiero eso, quiero que todos lleguen a un lugar seguro, aunque, ya no estoy seguro de que mi hogar sea ese lugar, después de todo... mis padres ya no están.
Rápidamente sentí como Saya y Saeko me abrazaban fuertemente.
Yo me sorprendí un poco, normalmente, en mi anterior mundo, cualquier persona me diría que soy un estúpido, incluso mi propia pareja.
-Lo entendemos Kei-, Saeko me dijo con una voz suave.
-Pero aun así no queremos que te lo guardes todo, cuando sea el momento, ven con nosotras, ¿Si?-, Saya me dijo dulcemente.
Sentí un gran nudo en la garganta por sus dulces palabras.
Sin duda mi amor por ellas crece con cada segundo que pasó a su lado, las amo demasiado, que haré todo lo que sea para poder protegerlas, eso lo juro, no perderé a nadie más, y si solo yo debo morir, así será.
-H... Hai...-, conteste con la voz un poco entrecortada. -No sé qué hice para merecerlas sinceramente-, dije sonriendo un poco.
-Nosotras somos las afortunadas-, Saeko dijo sonriendo.
-Hai, ambas te amamos demasiado-, Saya tenía una dulce sonrisa.
La noche paso, los tres tuvimos un momento a solas, después de todo el caos que habíamos pasado hace apenas dos días.
Es sorprendente que todo haya cambiado tan rápido, aunque sé que esto no pudo haber sido así, solo alguien sumamente organizado pudo haber empezado todo esto.
¿Porque lo digo?
Pues porque toda la situación siempre me pareció extraña, incluso antes de venir a este mundo.
¿Una "pandemia" puede originarse con tanta rapidez?, ¿Sin que nadie se dé cuenta?
La respuesta en simple, ¡No!
Una enfermedad, un virus en este caso, debe tener su paciente cero y un lugar donde se origine el primer brote, pero esto fue tan rápido que tomo a todos de sorpresa, ¡no pudo haber sido tan rápido!
Alguien lo tenía todo planeado, alguien o algo.
Algo llevo a esas cosas a partes seleccionadas del mundo y las esparció por allí.
Eso mismo paso aquí en Japón.
Aquellos helicópteros no estaban allí para protegernos, solo supervisaban todo lo que nos pasaba.
Simplemente observaban el producto de su obra maestra.
A pesar de todo, me preguntó qué es lo que piensan lograr con esto.
¿Será otro demente como... Albert Wesker?
Eso sería demasiado, aquí ya estaríamos hablando de una fusión de universos.
Pero, me aterró demasiado aquel símbolo...
Umbrella...
Estaba en uno de aquellos helicópteros.
¿Pero cómo?
¿Cómo puede pasar tan desapercibido?
Ni siquiera yo mismo me di cuenta.
Si ellos están aquí, esto es un problema mucho mayor, esto sería una especie de Virus-T.
-Al día siguiente-
Baje lentamente las escaleras al primer piso, antes me había dado una ducha, me sentía renovado, bueno, aunque ¿Quién no?, dormí al lado de mis dos hermosas novias, no puedo pedir nada más.
Aunque, la verdad es que ando algo pensativo, después de todo lo que estuve reflexionando ayer.
Umbrella...
Debería comenzar a prepárame para ello.
Al bajar vi a tres hombres tratando de llevar unas cajas hacia el almacén.
Yo bajé rápidamente y me acerque a un poco a ellos al ver que tenían ciertas dificultades.
-¿Necesitan ayuda?-, pregunté amablemente, aunque no lo pareciera, soy muy fuerte.
Uno de ellos me miró con cierto desdén y algo de... ¿Burla?
-Apártate chico, deja que los hombres trabajen-, me dijo mientras avanzaban, yo instintivamente me hice a un lado.
-Cierto, los niños deben descansar...-, comento otro con cierta burla en su voz.
¿Qué rayos se creen?
Sin más, los dejé pasar, si no quieren mi ayuda, pues qué mal para ellos.
En ese instante vi pasar a mi hermana.
-Mio...-, mencioné algo sorprendido.
-Hermano-, ella dijo mirándome.
Nos miramos cómplices.
-Me alegra que estés mejor-, dije sonriendo.
Ella sonrió y asintió mientras continuaba si camino.
¿Quién iba a decir que las cosas cambiarían tanto en tan poco tiempo?
Salí afuera y me pare al lado de un muro, observando todo.
Todos trabajaban, todos hacían algo, este lugar estaba muy bien organizado, pero en todos podía notar ciertas miradas de tristeza, frustración, enojo, y demás emociones, incluso la impotencia.
-Kei-, a mi lado había llegado el padre de Saya, con su mirada tan seria y monótona que lo caracterizaba, también observaba a las personas.
-Takagi-sama-, mencioné.
El bufo un poco.
-Sabes que tú puedes llamarme de otra forma, no tienes que ser tan formal-, dijo con una leve sonrisa.
-Lo siento, es solo que usted siempre me pareció alguien al que se le debe mucho respeto, se parece mucho a mi padre...-, dije algo nostálgico al final.
-Ya veo-, mencionó mientras el ambiente se ponía algo incómodo.
-¿Usted sabe cómo murieron?-, pregunté seriamente, desde que supe sobre esto me lo eh estado preguntando.
No entiendo el cómo paso todo esto.
Pero el negó con la cabeza.
-¿Entonces como...?-, pregunté dejando la pregunta al aire.
-Uno de los sirvientes de tu padre, al parecer el único que pudo escapar, llegó con varias mordidas, solo a decirnos que la mansión de tu familia están siendo atacada, pero cuando llegamos, no había rastros de vida, y no pudimos contactar con nadie-, me dijo seriamente.
-Ya veo...-, dije, esto en realidad encendía una pequeña chispa de esperanza en mí.
-Con Kohta- Narrador normal-
[N/A: si, ya lo comenzaré a incluir más, me cae bien este we :v]
El gordito obsesionado con las armas de encontraba en el garaje donde habían dejado los coches en los que venían, se había puesto a revisar y limpiar todas y cada una de las armas que habían traído.
Parecía un maniático y muy obsesionado con todo.
Estaba tan concentrado y emocionado que no se había percatado de una presencia que siempre había estado acompañándolo, no hasta ya más tarde que fue a revisar otro de los coches y a lado de este, en la pared, oculta en la oscuridad, estaba una chica.
-¿Eh?-, se dijo confundido al verla allí, pero inmediatamente se puso nervioso, él nunca fue muy bueno para hablar con las chicas.
Algo tímido se acercó un poco y se armó de valor para hablarle.
-O... Oye, ¿Estás bien?-, pregunto y se puso más incómodo al no recibir respuesta.
Pero entonces miro más a fondo la expresión de aquella chica, ella parecía completamente perdida.
Kohta se sorprendió al verla de tal manera, tenía lágrimas secas y parecía no haber dormido en días por sus ojeras muy marcadas, parecía una persona que ha perdido su único motivo de vida, ella estaba acabada, completamente deprimida.
Kohta sintió una punzada en el corazón.
Él sabía lo que se sentía estar en esa situación, pero él nunca necesito ayuda y no conocía lo que ella había pasado, no sabía nada de ella, no tenía idea de que hacer para ayudar, aun así, él siempre ha sido una persona correcta, puede ser considerado como un raro por su obsesión, pero él tiene corazón, no podía dejar a alguien así por su cuenta.
Dejo las armas de lado, por primera vez había dejado algo tan importante para él, solo para ayudar a alguien más.
Se sentó a su lado, había dado un paso más, pero ahora, ¿Cómo comenzar?
-"Creo que debo pedir ayuda a Kei"-, pensó con cierto pesimismo. Pero luego se imaginó a Kei burlándose y diciendo cosas como que estaba orgulloso de él y eso lo incomodaba, o peor aún, que Kei se enteraran de esto y el mismo quisiera ayudarla y agregarla a su pequeño harem, bueno, eso era poco probable, pero por si las dudas. -"¡¿Qué estoy pensado?!"-, se preguntó alarmado y extrañado, ¿Porque no quería que ella estuviera con Kei?, tal vez estaba un poco celoso.
Se rascó la cabeza sin saber que hacer ahora.
Mientras él estaba tratando de pensar en qué hacer, la chica había salido de su pequeño transe y ahora lo miraba con curiosidad y extrañeza.
-¡Ya se!-, Kohta grito cuando una maravillosa idea se le vino a la cabeza, la chica se había sobresaltado un poco.
-O...oye...-, la chica trato de hablarle, pero Kohta la interrumpió rápidamente.
-Oye, no deberías estar triste, porque la chicas lindas no deben estar tristes y siempre deben mantener una gran sonrisa-, dijo el sonriendo un poco mientras la tomaba del hombro.
La chica se sorprendió un poco por sus palabras, hace un rato él estaba muy nervioso, aunque ella no sabía que la realidad era otra.
Kohta en este momento sudaba por dentro de la vergüenza y nerviosismo.
-"Esto es algo que Kei diría... ¿No?"-, se preguntó a si mismo nervioso.
La chica salió de su sorpresa y le sonrió dulcemente.
Kohta se sonrojo al ver su sonrisa.
-Muchas gracias... Eh...-, ella agradeció, pero luego recordó que no sabía su nombre.
-Kohta-, dijo el sabiendo a que se refería.
-Kohta-, ella sonrió.
-¿Y tú cómo te llamas?-, pregunto ya con el ambiente algo calmado.
-Yuzuriha-, ella mencionó sonriendo.
Y así, nuestro Kohta había dado un paso más a ser un galán de las mujeres en este mundo apocalíptico.
-Con Kei- Narrador Yo-
-Nos iremos pronto-, mencioné, el padre de Saya no dijo nada, ambos sabíamos porque, además, estaba seguro de que el haría ese comentario. -Se lo explicaré a los demás en cuanto nos veamos-, dije.
-Gracias Kei-, me dijo él.
Yo solo asentí.
-Hablando de otras cosas...-, dije llamando su atención. -Usted y mi padre eran muy buenos amigos, ¿Él nunca le comento nada extraño?-, pregunte.
-¿Algo extraño?, no, tu padre siempre fue muy serio, sus comentarios eran tan fríos y precisos como los míos, él siempre iba directo al grano-, dijo sin rodeos.
-No me entiende-, cerré los ojos con una leve sonrisa, pero luego los abrí y le di una mirada afilada. -Me refiero a si él no le comento nada relacionado con el nombre... Umbrella-, nos quedamos mirando seriamente.
El parecía algo sorprendido.
El ambiente se tornó algo tenso.
Nos quedamos mirando por un tiempo.
-No sé de qué hablas Kei-, dijo mientras apartaba la mirada.
-¿Enserio?, ¿Qué tal, sobre el centro de investigaciones biológicas de Japón?-, pregunté una vez más, él iba a negar nuevamente. -¿Qué tal, un Virus-T o algo parecido?-, todo quedó en silencio después de eso.
El suspiro.
-Me tengo que retirar a atender unos asuntos-, y sin más, comenzó a retirarse dejándome con la duda, pero antes, me miró por un momento. -Hay cosas que es mejor no saber Kei, tu padre fue un gran hombre, pero estaba rodeado de malas personas-, y se fue dejándome solo.
Lo último me dejó en intriga, ¿Qué es lo que ocultan?
Entonces a lo lejos vi pasar a Hisashi tomado de la mano con Rei, ellos me vieron y me saludaron mientras se acercaban, yo también los saludé sonriendo.
-Hola Takishima-san-, dijo Hisashi al estar cerca.
-Ho... Hola-, saludo Rei mirando hacia otro lado.
-Hola chicos-, dije de igual manera.
-Lo verdad es que, queríamos disculparnos por los inconvenientes ocasionados-, Me dijo Hisashi algo apenado.
Eso siempre me gusta de una persona, Hisashi es muy correcto, calmado y serio, siento que es algo parecido a mí, él también podría ser un buen líder, aunque de momento no hablamos mucho, tal vez podamos ser amigos más adelante.
-Lo siento-, dijo Rei algo forzada, yo solo sonreí y mire hacia la entrada.
-No te preocupes, la verdad yo tampoco confío en Shido-, dije suspirando.
-¡¿Qué?! ¿Entonces por qué...?-, ella dijo algo molesta, supongo que así venía todo el tiempo, sonreí divertido por eso, pero luego me puse serio para contestar.
-Supongo que fue algo de piedad lo que sentí, no me gusta esto, no me gusta que personas mueran por mí, pero, si es necesario, sacrificaré a una sola para salvar a varias más, así funciona esto, gracias a eso seguimos con vida-, dije serio.
Hisashi y Rei me observaban.
El peli gris asintió.
-Pienso igual que tú, creo que eres un buen líder-, dijo sonriendo.
-Me halagas-, fingí avergonzarme un poco, el río.
-Ahora entiendo todo-, Rei dijo también asintiendo.
-Pero no te preocupes-, dije poniendo ojos afilados. -Shido y Tsunoda pagaran por haberse burlado de nosotros-, dije serio.
Los rencores no son lo mío, pero personas como ellos no son necesarios, solo causan problemas.
El resto de la mañana paso normal, solo que se nublo y comenzó a llover fuertemente.
Hablé con los chicos y ellos entendieron que no podíamos quedarnos debido a los problemas que ocasionaría mantener a tanta gente, sobre todo gente que es necia y no entiende que no hay remedio posible a esto.
Fuimos a una carpa de los refugiados, ¿Y qué nos dijeron?, Puras tonterías, piensan que esto es una enfermedad común, que "ellos" siguen siendo personas y que hablando las podríamos calmar, no entienden que antes de decir algo ya estarías siendo degustado por "ellos".
Nos trataron como niños, algo que no soporto, podríamos ser menores de edad, pero para sobrevivir a esto, pasamos por cosas peores a las de ellos, ellos solo tenían que venir aquí y refugiarse, no lucharon, no sufrieron.
Ahora me encontraba en mi habitación, la doctora Marikawa me ayudaba con la herida de mi brazo.
-Muchas gracias por todo esto-, dije totalmente agradecido, eh presentado muchos problemas en estos días, al menos me alegra no haber sido mordido aún, pues además de todo, eh sido imprudente y me eh lanzado sin pensar mucho.
-No hay de qué. Kei, siempre estaré agradecida porque hayas ido a buscarme, sin ti, hubiera muerto ese primer día-, me dijo algo aliviada mientras terminaba de cambiar el vendaje.
Fue a una maleta y comenzó a buscar algo, yo la mire mejor, lo que dijo hace poco, no lo dijo con su típico tono de voz, sonó más madura, sonó como si fuera ella en verdad.
Lamentablemente muchos hombres solo la miraban por su cuerpo, no solo a ella, a todas las mujeres en general, todos parecen unos malditos hambrientos de lujuria, ya no hay respeto en ningún lado, me tocó vivir muchas veces eso con personas a las que conozco, es por eso que tiendo a ser sobreprotector.
Ya no importan sentimientos, la personas de ahora solo se fijan en lo físico, y ya no hay amor, solo es sexo y ganas de satisfacer lujuria.
Tal vez por eso la doctora Marikawa no tenía pareja, ella sabía muy bien el motivo por el cual muchos hombres se le acercaban, no quisiera que pensará eso de mí.
-¡Oh, aquí está!-, dijo sacando una tableta con pastillas, me dio una mientras me pasaba un vaso de agua. -Tómala, te ayudará con el dolor-, me dijo, yo agradecí mientras la tomaba.
-Sabe, no lo entiendo-, dije algo confundido.
-¿Qué cosa?-, pregunto volviendo a su faceta de siempre.
-¿Porque se oculta así?-, pregunté más serio. -Siempre es tan alegre, pero ambos sabemos que así no es como se siente, ¿Verdad?-, dije.
-No deberíamos hablar de eso-, dijo con la mirada ensombrecida mientras guardaba sus cosas.
-No puedo, ahora por su reacción todo se confirma, no puedo dejarla sola, por favor déjeme ayudarle-, dije levantándome.
-¿Qué quieres?, ¿Que le cuente mis problemas a un estudiante?-, me preguntó cambiando de nuevo su tono de voz y mirada.
-Usted más que nadie sabe que esa relación de alumno y profesor quedó en el pasado, eso ahora no importa, solo somos dos personas comunes hablando-, dije serio. -Marikawa... No, Shizuka-san, usted es muy importante para el grupo, usted es muy importante para mí, y si usted tiene problemas, también son los míos, esa es la unión que nos caracteriza como grupo-, dije.
Ella sonrió por un momento.
-Llamarme por mi nombre es muy atrevido de tu parte-, sonrió mientras se acercaba a mí y me abrazaba. -Pero muchas gracias por preocuparte tanto-, murmuró con una voz dulce, yo me sonroje involuntariamente.
-No se preocupe-, sonreí mientras correspondía.
Permanecimos en silencio un rato, con el sonido de la lluvia de fondo.
Hasta que un grito de escucho desde abajo.
-¡Rei!-, era la voz de Hisashi.
Ambos nos separamos y nos apresuramos a bajar, al llegar los vi a todos en la entrada.
Me acerque y pude ver bien lo que pasaba, Rei apuntaba al cuello de una persona con su bayoneta.
Puse una mirada fría al ver a la persona.
-No pensarás en matarme, ¿O si, Miyamoto-san?-, pregunto el con un pequeño hilo de sangre en el cuello.
-Tal vez ella no, pero yo si-, aparecí en escena. -Shido-sensei... -, dije mientras aparecía a un lado y le apuntaba con una pistola.
Día 4, los problemas aún me siguen a dónde quiera que voy.
...
Bueno, algo confuso y no sé, espero les haya gustado, la verdad a mi no me dejó del todo satisfecho, pero me alegre de terminar el capítulo.
Nos vemos en el siguiente.
Bye bye ^^
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