Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

CAPÍTULO 18

¿No es horrible cuando estas soñando cosas agradables y de repente, te despiertas queriendo volver a dormir? Cierras tus ojos y los aprietas fuerte, fuerte porque tienes la estúpida esperanza de que haciendo eso, tu mente diga: "Ah claro, te regreso a la parte en donde te quedaste" y de repente, vuelvas a dormir para continuar con aquel sueño perpetuo que quisieras que jamás acabe. Bueno, a mí me ha pasado, pero todo lo contrario durante varias noches. Las pesadillas y sueños extraños han jugado con mi mente de manera horrible, haciendo que al puro estilo de las películas de Freddy Krueger, me niegue a dormir. Ni los zombies ni Rebecca tienen la culpa esta ocasión, más bien ahora si fue cosa mía. Una escena escabrosa y un chillido tras otro se escuchan cada que consigo caer en el sueño. Creo que de no ser por la situación que atravieso, Caroli ya me hubiera sacado del cuarto a patadas desde hace varios días.

Despierto con un tremendo dolor de cabeza, además de que tengo un sabor rancio en la boca—Dice mi mamá que así sabe la hiel, supongo que es algo científico—. Casi puedo jurar que así se despiertan los borrachos todos los días cuando se debaten entre ir a rehabilitación o no. Yo también llevo algunos días debatiéndome entre ir o no, pero a la escuela, no piensen mal. La verdad es que últimamente no me dan ganas de nada, ni siquiera de molestar a Chris o de hablar con mis amigos. No es que quiera estar triste a propósito. Esto que siento es involuntario, aunque sí, yo contribuí para estar en este estado.

Así que para darle un nuevo, dramático e inesperado giro a mi vida, esta mañana he decidido ir a pesar de que aún me duele todo: mi cuerpo, mi mente y sobre todo, mi corazón. Ajá, suena extraño, ¿no? En realidad nadie en el mundo se ha muerto por amor o la pérdida de este. Es solo que este amor que yo perdí era diferente. Me lo repito una y otra vez desde aquel día en el hospital en donde, en un minuto tenía todo y luego nada de nada.

Detengo mis telarañas mentales lo más que puedo. Si me pongo sentimental y esquizoide no querré ir a la escuela jamás. Me preparo rápido para ir a clases, y veo que mi familia secretamente se alegra porque he decidido salir de mi encierro, incluso mi mamá me da más dinero para el almuerzo y mi papá me lleva sin poner peros. Si estuviera en modo normal trataría de sacarle provecho a la situación, pero ahora eso no me importa. Sé que debo concentrarme, sobre todo distraerme con lo que en realidad eran mis prioridades a principios del año: mis amigos, la escuela, las tareas o no sé, quizás también una campaña en contra del sexo entre los adolescentes. Para estas fechas ya debí tener algún tipo de asociación, o mínimo, haber hecho una marcha alrededor de la escuela. En serio, no sé en qué rayos estaba pensando cuando me acosté con Joaquín. De eso sí me arrepentiré toda la vida.

Cuando llego al salón, rechazo la idea entre lo que pude hacer y no hice por tonta. No es hora de lamentarme por nada, más bien para comenzar a tomar cartas en el asunto. Debo ponerme al corriente en todas mis clases y materias si quiero salvar el año. Seguro con eso tengo para olvidarme de todo un rato hasta que lo veo, él me ve. Hace más de una semana que no lo hacía.

—Siento raro que Nico y tú se miren con odio—Andy suspira y yo le acompaño, dirigiendo mi mirada hacia otro punto del salón.

No puedo ver el rostro de Nicolás. Siento tanta vergüenza de hacerlo, incluso más que cuando me vio desnuda. No merezco estar siquiera cerca de él porque soy la mierda más grande del mundo y apesto más que tres costales de estiércol. Respiro profundo y al mirar de reojo, veo que Iker me lanza una sonrisa tristona como forma de saludarme. Se la regreso y entonces, recuerdo su famoso mantra: así es la vida.

—¿Qué le voy a hacer, Andy?, así es la vida. Es lo que hay por ahora—repito, regresando mi mirada a los apuntes de David que estoy copiando de pies a cabeza.

—Sé que voy a sonar muy mal por esto que te voy a decir porque soy uno de tus mejores amigos, pero...—David tuerce una mueca—te dije que no la cagaras, Cecilia. Te lo dije miles de veces, bueno, dos para ser exactos y si Nico te odia no es por nada. Tú contribuiste a tu propia desgracia.

No estoy de humor para uno de sus regaños retrospectivos. Me dedico a escribir tan fuerte que las letras se marcan en la hoja siguiente. David no para de hablar, al igual que Andy que no deja de asentir haciéndome entender que tiene razón. Lo sé, ¡maldita sea!, no necesitan acosarme.

—¿Ves esto?—agito mi puño enfrente del rostro de David, debo lucir amenazante—Este, es el puño de hierro. Si no te callas y me dejas seguir copiando tus apuntes, puede que canalice mi rabia e inestabilidad emocional en mi puño y lo mande directo a tu tras...

—Vale, tranquila—él baja mi puño—. Yo solo te digo lo que Nico le dijo a Andrea aquí presente. Además, es mi obligación como tu amigo decirte que fallaste para que no vuelvas a cometer el mismo error en el futuro. Me lo agradecerás algún día Ceci, yo sé lo que te digo.

Bien, él tiene un buen punto, así que guardo mi extraña necesidad de violencia para otro día. La verdad, no hace falta que me repitan que fue mi culpa, que soy una mentirosa y que por eso me pasa lo que me pasa.

—Si ya sé, he aprendido la lección a la mala. No necesitas decírmelo—paro de escribir—. Ahora, en este estado de epifanía y meditación en el que me encuentro, quiero pedirles disculpas porque quieran o no, también a ustedes les mentí e incluso también los metí en problemas.

Andy vuelve a asentir porque, derivado de mi hospitalización y sus causas, su mamá le mandó a hacer un millón de pruebas de embarazo, además de que ahora solo puede estar con Iker ante la presencia de su hermana, la chaperona del demonio. Y qué decir de David, que lo enviaron el fin de semana a un retiro espiritual para reafirmar sus valores de "no sexo antes del matrimonio" con chicos ñoños y además, aburridos. Le dieron un anillo de castidad aún más grueso.

—Espera, ¿epifanía?—pregunta Andy—. Yo más bien diría que estas en estado de depresión. Yo sí te perdono, mejor dicho, no tengo que perdonarte nada. Sabes que aquí el ofendido y moralista siempre resulta ser David—se dirige a él luego—. Mírala, ¿no ves que esta tan mal que ni siquiera se peinó?—me acaricia como si fuera un perro.

No sé de qué habla, yo no estoy tan deprimida y además, si me peiné...un poco con los dedos ayer por la noche.

—No soy moralista, Andrea. Solo quiero que se den cuenta de que lo que hacemos siempre tiene consecuencias—dice él.

Sus sabías palabras son una prueba más de que David es la conciencia del equipo. Es el Pepe Grillo de Andy y mío. Sin él ni sus consejos, estaríamos probablemente en el limbo de la sociedad estudiantil. Si, aún más abajo.

El día transcurre en aquella honorable escuela. Pasa la hora del almuerzo, la clase de matemáticas e incluso la de arte, pero no se preocupen, Nico pidió cambio de compañera de trabajo así que no hay drama de por medio. Solo trazos inestables y tal vez una que otra miradilla de odio por parte de Nicolás que según Iker, siente que debe estar alejado de mí. No me importa, tendré que soportarlo solo dos meses más hasta que voilá, todos vayamos a la universidad y comencemos nuevas vidas y nuevos dramas.

Al terminar las clases, cada quién se va a su camino: Andy y yo nos dirigimos al salón de baile, aunque yo solo voy a darme oficialmente de baja al taller. No estoy físicamente apta como para contonearme a mí antojo y ellos no pueden esperarme: la competencia es en tres semanas. David me acompaña a la salida cuando dejamos a Andy en el salón de baile, pero antes de salir de la escuela, me tenso: en la parada de autobús se encuentra Nico.

Es decir, no tendría que representar mayor inconveniente dado que me la pasé todo el día ante su presencia, pero sin esperarlo, me dirige la palabra:

—Cecilia, ¿puedes venir un momento?

Uy, dijo mi nombre completo y todo el mundo sabe que decir el nombre completo solo significa una cosa:

Vaya, creo que tienes un problema—susurra David.

Escondo mis ganas de hiperventilar y de ovillarme en el suelo. Miro a David, quiero que se invente algún pretexto para llevarme con él. No sé, alguna tarea o alguna estupidez que nos aleje en la primera ruta de autobús que pase.

—Te dejo, yo me voy a casa—dice David, haciéndole el alto al autobús.

—No me dejes sola—le digo sin hablar para que Nico no me escuche—. O al menos lánzame a los coches para ser arrollada. No quiero estar aquí.

Pero por más que suplico, David parece no entender.

—Dile lo que le tengas que decir, discúlpate y se acabó. Si él está aquí es porque quiere las respuestas de tu boca, no de la de tu mamá o de Andy que ha hablado bastante a tu favor. Vamos, que se note que estás en tu momento de epifanía—y se sube al autobús dejándome sola.

Si, s-o-l-a. Al diablo lo de epifanía, ni siquiera sé qué signifique. Está de más decir que estoy súper nerviosa, tengo ganas de llorar conforme camino hacía Nicolás. Él ni me mira, es más, se muestra fastidiado porque tardo mucho en llegar. Ajá, como si pudiera caminar más rápido sin sentir dolor.

Finalmente me planto torpemente frente a él, estoy temblando y mi estómago suplica por devolver. No sé qué decirle, ni cómo comenzar a platicarle todo. La verdad, no tengo nada para romper la tensión porque hay un enorme iceberg entre nosotros, grande y estorboso. Ninguno de los dos dice nada en un principio, sin embargo, no hace falta ningún sonido. Es como si ambos supiéramos que lo nuestro se fue a un carajo casi desde que mi mamá dijo Joaquín en el hospital.

—Pues, hola—lo saludo, pero el muy grosero pero no responde.

Es de esperarse su reacción, no me sorprende para nada, eso sí, no puedo evitar sentirme incómoda. Quiero salir corriendo ya y regresar a la seguridad de mi cama, en donde Nico no está enfrente de mí pidiéndome respuestas con la mirada.

—¿Cómo estás?—pregunto titubeante, pero es por rutina.

—Creo que bien—responde, pero luego hace una pausa larguísima. —De hecho, estoy un poco curioso ahora que me preguntas. Te esperé porque me gustaría saber una cosa.

—Claro, lo que quieras.

—Bien, Cecilia. La verdad es que quiero terminar todo esto siendo sinceros, quizás sea la primera vez que lo hagamos. Te pido de favor que no omitas nada, y que por primera vez en tu vida, seas sincera conmigo.

Sabía a dónde quería llegar. No iba a admitir del todo que era una mentirosa, porque no era verdad al cien por ciento. Nico me observa a los ojos, pero yo desvío la mirada. Me siento tan culpable, y de hecho, creo que por eso no quería enfrentarlo en primer lugar. Nico de todos modos continúa, no hay forma de que pueda leerme la mente.

—Para empezar, quiero saber por qué me escogiste a mí.

—No entiendo, ¿te escogí para qué?, ¿para ser novios, para ser mi pareja en la clase de arte o cómo?

—No, me refiero a que tuviste que analizar bien tus opciones antes de trazar todo aquel plan maquiavélico y casi perfecto, ¿no? Yo tengo varias teorías en mi cabeza, pero tú eres la única que sabes la verdadera razón.

—Te juro que me perdí. No sé de qué me estás hablando

En serio, esta vez no me estoy haciendo la tonta.

—Quiero saber qué viste en mí porque, al menos Jorgito estaba más disponible que yo. Él te seguía todo el tiempo y hasta donde sé, eres algo así como el amor de su vida, así que, ¿por qué no lo escogiste a él para ser el papá de tu bebé?

Comienzo a reírme. Esa teoría de telenovelas en la voz de Andy no sonaba tan descabellada, pero viniendo de parte de Nicolás incluso suena ofensiva.

—Ahora entiendo: piensas que traté de embarrarte a propósito con el asunto de mí embarazo, ¿cierto?—pregunto y Nico asiente de manera seria.

Entonces, quito la sonrisa. Me cree capaz de hacer algo tan horrible. Maldita sea. Andrea y sus conocimientos sobre dramas mexicanos tenían toda la razón. Nico, no es estúpido, es demasiado obvio que piense lo peor de mí. Aunque algo dentro me decía siempre que él jamás se enteraría de nada y que si lo hacía, lo comprendería todo de pies a cabeza. Y si, en el más fantástico de los casos, me aceptaría con todo lo que representaba andar conmigo. ¡Vamos Ceci, criemos a ese bebé juntos y seamos felices! Más bien ahora, la estúpida de la situación fui yo.

—Mira, en verdad lamento haberte mentido. Si te dije que era mi primera vez fue porque...

—Tu vida sexual es algo que no me importa—escupe las palabras una por una—. Si eras virgen o no, es asunto tuyo y probablemente del imbécil de tu novio Joaquín, que supongo que ahora que todo se descubrió, se hará cargo del problema en que se metieron.

Lo que acaba de decir me ha matado, en serio. Quiere decir que oficialmente me odia tanto que me terminó y me emparejó de paso con el otro, el más astuto de todos. Mi novio eras tú, me digo bajito, tratando de contener las lágrimas de nuevo. Sé que ya no éramos nada, pero aún así duele como una patada en las bolas.

—No fue como si yo lo hubiera planeado todo, ¿sabes? Si dije lo que dije, fue porque quería estar contigo con todas mis fuerzas y pensé que omitir algunos detalles, era la única manera de hacerlo.

—¿Omitiendo detalles? Vaya, al menos ese término me reconforta— se sonríe irónico—. Yo pensaba que si habías cedido en mi casa tan rápido era porque en realidad te gustaba y no porque quisieras que te "embarazara" por accidente— dice rápido, con su jodida boca envenenada y sus ojos no se pierden mi reacción.

¡No!, no acaba de decirlo. Incrédula por los varios significados hirientes que contiene su frase, le contesto rápido, mi boca está a punto de lanzar espuma de la rabia que recorre mi garganta.

—Yo no sabía nada de mi embarazo cuando pasó lo que pasó entre tú y yo—comienzo con los dientes cerrados porque una extraña ira me corroe—. De haberlo sabido nunca me hubiera atrevido siquiera a tocarte, eso te lo juro. Me enteré poco tiempo después y bien sabes que es verdad porque me mantuve alejada de ti, pero tú me buscaste, y en realidad...

—Sí, te busqué pero eso no te dio derecho a ocultar algo como un embarazo, Cecilia.  ¿Acaso creías que iba a ser tan fácil?, ¿esperabas que nunca nadie se enterara? Ah, espera, ¡todos los sabían menos yo!

En este punto, tengo un buen argumento. Lo practiqué durante semanas, debo decirlo de rápido y sin chispa de miedo, pero de un momento a otro, todo se me olvida.

Iba a decírtelo aquel último día en tu casa...—me interrumpe otra vez.

Comienzo a encabronarme.

—Me siento tan idiota —se voltea, dándome la espalda. —Nunca en mi vida me había sentido tan bien con nadie antes que contigo. Ni siquiera por Rebecca llegué a sentir lo que sentía al estar contigo. Lo sabes porque te lo dije y te lo demostré lo más que pude. Lo peor de todo, es que no sé si eso fue lo que te dio la pauta para que me hirieras como lo hiciste.

¿Herirlo a propósito? Nah, esa jamás fue mi intensión. Yo no voy por la vida tratando de destruir vidas ajenas, ni que fuera terrorista. Eso es prácticamente inconcebible para mí.

—Yo te quería y ahora, solo puedo pensar que tu nunca sentiste lo mismo.

—¿Bromeas? ¡Te quiero tanto que me duele que digas lo contrario!—digo exaltada.

—Entonces si me querías, ¿por qué me mentiste? No sé si lo recuerdas, pero ¡yo mismo te pregunté si era cierto lo que Becky me había dicho y lo negaste!—me grita, bueno, más bien grita a otro lado y la gente nos voltea a ver.

Trágame, madre tierra. Me siento como un perro aporreado.

—Lo negué porque Becky quería entrometerse entre nosotros, ya sabes que nunca le caí bien y siempre te reclamó como suyo a pesar de que ya no eran novios.

—Tienes razón, pero al menos ella fue sincera, despechada o no—lo admito, eso fue un golpe bajo—. A pesar de eso, me doy cuenta que Rebecca y tú son muy parecidas, más de lo que crees. Cecilia, la niña buena y que se hace la tonta. La que siempre se queja de la forma de ser de Rebecca, termina siendo exactamente igual a ella. Es cómico ¿no? Aunque la verdad, viniendo de tu parte, la traición me dolió más.

—Yo no te fui infiel. Lo mío con Joaquín pasó mucho antes de lo que tuve contigo, así que no me puedes comparar en ese aspecto.

Bueno, estoy progresando: al menos no niego mis errores, ahora, los justifico. ¿Eso no cuenta?

—Sé que me voy a arrepentir por decirte esto, pero si hubieras tenido la confianza para acercarte a mí a contarme lo que te pasaba...yo podría haber sido el papá para el bebé que esperas. Sin embargo, lo  hiciste pasar todo como una mala broma e incluso ahora te justificas tranquilamente. Perdón que te lo diga, el solo hecho de verte o escucharte, me molesta—dice frío.

Esto es demasiado, mi amor hacía él se ha ido por el caño. Nicolás tocó un punto, uno muy sensible para mí en estos momentos. Si no puede perdonarme, me vale un carajo. No me importa, tengo mejores cosas y mayores pérdidas por las cuales lamentarme aunque no lo crean.

—Escucha bien, es la única vez que te voy a decir esto porque sí, tienes razón: te fallé, así que mereces una explicación razonable—suelto enojada.

Me preparo mentalmente para lo que voy a decir y en verdad me alegro de ser capaz de contestarle algo, a pesar de que me estoy muriendo por dentro:

—Sí, mentí al decirte que no era mi primera vez, ¡supéralo! Tú también me ibas a utilizar ese día, y tal como lo hizo Joaquín me hubieras abandonado si te hubiera dicho que el bebé era tuyo aunque, ese nunca fue mi plan. Si no te dije nada sobre mi embarazo, fue porque tenía muchísimo miedo de lo que iba a pasar en mi vida. Suena estúpido y ahora lo sé, pero era miedo al fin y al cabo. Ni siquiera mi mamá lo sabía, así que no te sientas tan especial ni te hagas la víctima—respiro, hablar golpeado me cansa demasiado—. No me parezco a Rebecca, porque a diferencia de ella, yo no voy por la vida viendo a quién le jodo la vida. Mucho menos lo haría contigo, que representabas de pies a cabeza lo que siempre soñé en un hombre...hasta el día de hoy—comienzo a llorar—. Y antes de que comiences otra vez a insultarme discretamente con tus juegos de palabras, solamente déjame decirte dos cosas: uno, no serás el papá de nadie. Perdí al bebé dos días después...

Al confesarle esto, Nico abre los ojos como platos y es muy claro cuando pasa un nudo en la garganta, al igual que yo. Seguro que Andy no le dijo nada al respecto.

—Ceci, lo siento mu...

—Y dos, —no dejo que me interrumpa—eres un pendejo que no sabe el significado de la palabra querer. Ahora, solo verte y estar contigo, me enferma.

Doy media vuelta, me alejo llorando alto y pidiéndole al cielo que el autobús que acabo de parar me lleve a casa, lejos de todo. La verdad aunque me aleje de Nico y de lo que me acaba de decir, aún tengo un recordatorio muy importante conmigo. Me levanto con cuidado la blusa del uniforme y busco debajo la cicatriz que me punza y me duele incluso cuando respiro.

Cada que la veo no puedo evitar sentirme sola o pensar en que ahora, jamás tendré al bebé conmigo. Me maldigo a mi misma por todo lo que pensé desde un principio cuando me enteré que esperaba un hijo. Recuerdo bien que había mencionado las palabras castigo divino, pero no, bórrenlo entonces y pónganlo aquí. Perdí a Homero, y todo ese amor inmenso que llegué a sentir, también se fue a un carajo, a pesar de que dice mi mamá que en un futuro tendré muchos hijos. A mí no me importan esos muchos otros, en realidad yo quería este bebé con todas mis fuerzas, pero no estuvo en mis manos decidir eso. Sigo llorando, este ha sido uno de los peores días de mi vida.

Una compañera del salón que va también en el autobús, me sonríe en el asiento continuo cuando ve que voy llorando.

—Debes tener más cuidado con la herida, las operaciones son delicadas—se levanta de su asiento y toca el timbre para bajar en la siguiente esquina.

—¿Cómo te enteraste?

—El maestro Cazares nos dijo que te habían operado de apendicitis así que, ¿cómo sigues?

Sí, claro, esa era lo que mi mamá se había inventado y Caroli, se había encargado de que el doctor expidiera un conveniente certificado médico para la escuela. No sé qué tan legal sea eso, pero era una buena forma de que nadie se enterara.

—Mi apéndice desapareció, se supone que debería estar bien—le devuelvo la sonrisa—, pero me siento peor.

Muchísimo peor, me repito bajito.

Ella se baja sin ponerme más atención, pero yo me quedo. Ya no quiero llorar así que tomo todo lo que tengo dentro y lo guardo meticulosamente en esa cajita de mi conciencia llamada olvido, esperando que se quede ahí sin molestarme por algún tiempo. Eso sí, me costará mucho trabajo.

Miro hacia atrás y me declaro oficialmente causante de mi desgracia, aunque sigo pensando que Nicolás es un imbécil. Mencionó la palabra fácil.

N/A:Hola a todos! Bueno, después de tanto anuncio al fin vengo con nuevo capítulo. Estoy consciente de que quizas algunos no se esperaban lo que pasó, o quizás si, no lo sé. El tema del aborto toca muchas fibras sensibles en algunas personas y espero en verdad no haber ofendido a nadie por el capítulo. Fue muy difícil escribir esto cuando fue su tiempo, sobre todo porque era una decisión que hundía o sacaba a flote la historia y el caracter de la protagonista, asi que ya me dirán que les pareció. Estos días he recibido sus comentarios y en verdad, cada vez me pongo más feliz al ver su respuesta para la historia. Hay chicos leyendo esto! Chicos! Qué nervios más nerviosos pero bueno, ojalá que les guste la historia hasta ahora.

Saludisimos rapidos a: TODOS Y CADA UNO de los fans de la página oficial del Facebook, a Joyce, a Celeste, a PinkTattoo, a Almacellas, a Marilokis (Exijo foto del tal Bruno para la colección de Nicos XD), a Ana, a Yanaras, a Pofy, a Alliz (Que anda también por Face *--*), a Francesca, a StopThisSong (Muchísimas gracias por el favor *3*), a ILoveReed, a Ani, a Yet (Otra de las chicas lindas del Face), a Galia (?), a Vivii (Linda! Tus palabras por poco me hacen llorar, yo no debo llorar! XD), a Maria Dolores (Besos desde México! n.n), a Marisa, a Jessie, a Coonii (Tus padres te castigaraaa-aan ¬,¬), a Luis (Uy, un chico *---*), a MeiChan Annie (Ella ha leido hasta mis cutrosos fics...le admiro demasiado!), a Sthepanie (La cosa es que Nico y Ceci jamas tuvieron sexo U.U), a Dulce Locura, a Walter (Otro chico! Asi o más genial todo esto?), a Susana (La no tía de Ceci LOL), a Alondra (Sigo esperando tu mensaje ;), a Julyy, a Sergio (Ahaha, nadie pensó que eras gay...yo pienso que eres genial!), a Naza (Ánimo con ese asuntillo, tienes mi apoyo y ya sabes, aqui hay con quién hablar), a Salem, a Rossy, a Nay y si falta alguien, les debo mi más sincero agradecimiento.

Ya saben ahora: postearé previews del próximo capítulo por Face, así que si de casualidad no aguantan las ganas de saber qué pasa, pueden darle Like a la página y leer, comentar, ver las fotos, subir fotos de posibles Nicos y Cecilias, hacerme preguntas, molestarme, acosarme (De una vez les digo: soy extremadamente guapa —mentira—) y todo lo que se les ocurra, menos pornografia...ya me cansé de ella XD Les quiero! Feliz Día de Reyes! Yo les pediré comentarios de ustedes y uno que otro regalillo...

Ale ;)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro