Prólogo
2007
Cuando él sale del baño, su pareja a despertado, recostado contra las cómodas y suaves almohadas, revisando los folletos de viaje que estaban aplanados en la mesa junto a la cama. Viste ropa interior y recuerda la noche previa fugazmente. Él se queda ahí, disfrutando de la memoria confortable de su acción inolvidable mientras se seca el cuello con una toalla.
Su amante álza la vista y levanta sus cejas, cosa que saliendo juntos desde hace tan poco tiempo, resulta atractivo.
- ¿Realmente tenemos que ir a caminar por una montaña o lanzarnos a un precipicio? Estas son nuestras primeras vacaciones juntos y aquí no hay un solo paseo que no implique emociones extremas o llevar ropa de invierno.
Deja los folletos sobre la cama y estira unos brazos de tez morena sobre la cabeza.
Él tiene la voz áspera, un regalo de esas horas de sueño perdidas.
- ¿Que tal termales de lujo en Medio Oriente?
- Me aburre ese tipo de recreación, tengo que hacer algo.
Su esbelto y estructural acompañante hace un gesto en desaprobación y se estira perezoso sobre las sábanas.
Aquel de ojos verdes tiene un rostro sorprendido al ver la larga lista de mensajes en su diminuta pantalla del móvil.
- Bien, tengo que irme, el desayuno esta en el comedor.
Se apoya para besarlo. El olor de su pretendiente es sensual y atrayente, lo respira en su cuello y por solo un rato ignora de lo que estaba pensando cuando le pasó los brazos detrás de su nuca y tiró de la bandana hacia su cama.
- Aún esta en pie lo del fin de semana ¿verdad?
Él se desprende de sus brazos morenos de mala gana.
- Depende de lo que suceda con el acuerdo. Ahora esta todo muy suelto, Todavía existe la posibilidad de que viaje a Nueva York. De todas formas escogerás el restaurante para este jueves.
Su novio latino rueda sus ojos y pregunta.
- Cena, ¿Con o sin el Señor Tphone?
- ¿Que dices?
- El señor Tphone me hace sentir una pared más del lugar.
- Lo pondré en silencio.
- ¡Rafael Shen! - Exclama fúrico - Tiene que haber momentos en que puedas apagarlo.
- Anoche lo hice ¿o no?
- Solo bajo amenaza.
- Tal ves así fue.
Se coloca los pantalones y cinturon de cuero, junto con su saco de motorista. Dejando a un lado el dominio de Xever sobre su imaginación para mandarle un beso y salir.
[...]
- Buenos días, señor Shen.
- ¿Todo en orden, Malachi?
Se cuestiona sobre las actividades de su guarda de seguridad, tal vez él tenga cosas más interesantes que sentarse en una silla a vigilar los automóviles cruzar y dirigirse a los carteros con elegancia al ellos hacerlo firmar un papel cada dos horas en una libreta pálida de "recibido". Tomar su café y alguna dona azucarada que le brinden los vecinos amables del segundo piso.
- Terrible, Llueve como si se hubiera quebrado el cielo.
Se detiene.
- ¿No juegas o si? ¿Significa que no hace un buen día para ir en moto?
Negó con su cabeza.
- No señor, a menos que desee besar el pavimento mojado a unas cuadras del edificio.
Se dispuso a quitarse la vestimenta de cuero y la guardó en el baúl de la moto. Le arrója las llaves a Malachi, quién las atája en el aire.
- Mételas bajo la puerta
- Claro, ¿quiere que le llame un taxi?
- No, no hay razón para mojarnos los dos.
El chico de seguridad activa la reja y automáticamente esta se abre, hay tráfico lento a la salida de la autopista, es demasiado denso para ser tan temprano. Se levanta y arregla el cuello trotando a zancadas largas a través de la calle, esperando tener suerte de encontrar un taxi en la esquina siguiente a la cuadra en la que vive. Varias luces rojas y amarillas titilaban conforme la lluvia se discipaba oscilante.
Maldecía mentalmente. ¡Desde cuándo los Japoneses madrugan tanto!
En su bolsillo algo vibra, es la llamada de su mejor amigo. Casey.
- Ya voy para allá. Solo tomó un transporte.
Vió la luz naranja aproximándose, estiró la mano libre para llamar su atención, pero el sonido chirriante de las llantas de un camión deteniéndose, no lo dejaron escuchar a Jones.
- Lo siento, no te oí. Dilo de nuevo.
- Tienes que llamar a Hun, está en Manhattan. Te espera en el Pie, y dijo que trató de llamarte mil veces anoche.
- ¿Cúal es el problema?
- Temas de dinero, firmas, contratos.
- No entiendo.
El taxista no lo ve, reduce la marcha y lanza agua de un charco al andén. Sonríe al ver fracasar la carrera del hombre que la pidió unos segundos antes y sabe que llegará más rápido.
- Mira, que tu hermana Angel me deje todos los problemas archivados y listos en mi escritorio. Llego en diez minutos.
En el poco rato que llevaba afuera, ya tenía entendido el hecho de que compraría otra camisa, mandando a una de sus secretarias por ella a su tienda de siempre. Giorgio Armani.
- Necesitamos resolver ese problema antes e que llegue Fong...
Echó una mirada a su derecha al escuchar un ruido aturdiente. El exagerado bufido de un cláxon lo distráe, ve el auto negro brillante, el conductor que bajaba el vidrio polarizado y en el rabillo del ojo, una figura que no comprende, aproximandose a una velocidad imposible.
Movió su cuerpo hacia el ruido, y en un resplandor impactante nota que está en la mitad del camino. Sus dedos se abren asustados, dejando que el teléfono caiga al suelo. Escucha un grito, siendo lo último que ve, un guante, una cara bajo un casco, asombro y pánico.
Explota todo en fragmentos.
Luego no hay nada.
🈲🈴🈵🈹🈂🈚
Dedicado a: nigtorra2001
Cuentas conmigo, desde hace 16 meses y para siempre.
Espero te guste y puedas disfrutarlo.
#EngelElPanda
Te amo mucho.
Nuevo proyecto, nuevas formas de analizar, una historia traída de una novela muy famosa a nivel mundial.
Yo antes de ti reúne a dos personas que no podrían tener menos en común en una historia conmovedora y romántica con una pregunta.
¿Qué decidirías cuando hacer feliz a la persona a la que amas significa también destrozarte el corazón?
Gracias.
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