Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5

Aiden.

Logré sorprender a Ivy cuando entró a su camarote y me encontró dentro esperándola.

Digo, más bien creo que la asusté ya que lo primero que hizo fue tomar por el puño la espada que estaba a un costado de su pantalón.

— Sabes, esto de aparecernos en la habitación del otro a altas horas de la noche no me agrada. — Fue lo primero que dijo al reparar en que se trataba de mí.

Ivy últimamente había optado por utilizar camisas que le quedaban demasiado grandes y tenía que atar en su cintura, pantalones ajustados de tela gruesa y botas de cuero que a lo mejor le habían pertenecido a un niño a juzgar por el tamaño.

De no haberla conocido antes, pensaría que era una auténtica pirata.

— Vine a ver como estabas, es todo.

Se sentó en su cama para retirar sus pequeñas botas. Ignorando mi mirada en todo momento. Su despeinada trenza de cabello reposaba en un hombro.

— Estoy bien. Si hubieras estado allá arriba como los demás lo habrías comprobado por ti mismo.

— Si hubiera estado allá arriba, tendría que soportar la farsa que estás tratando de montar allí. — Ella parpadeó ante el tono alto de mi voz. — Puede que hayas engañado a todos, pero Arlen me dijo algo distinto.

— No sabes nada. — Dijo parándose de su cama para dirigirse a la cámara de baño. — Y no tienes porqué preocuparte tanto, yo puedo cuidarme sola.

Cerró la puerta del pequeño baño de un golpe, pero yo me quedé del otro lado a esperarla.

— Tú tía me dijo que hiciste un esfuerzo demasiado grande allá afuera para haber tomado tan poca sangre, lo más seguro es que estás drenada.

Ella no contestó

—Está bien ser vulnerable de vez en cuando, eso demuestra que tenemos límites y es normal.

Silencio de nuevo.

— Ivy, si tan solo no fueras tan terca las cosas fueran más fáciles para todos.

No respondió, pero pude escuchar el sonido de arcadas desde el baño. Ella estaba vomitando.

— ¡Por los Dioses!

Sin pensarlo en absoluto entré al cuarto de baño y la encontré sujetándose con torpeza del lavamanos, había alcanzado a soltarse la trenza y ahora su cortina de cabello blanco se esparcía por todos lados y cubría gran parte de su cuerpo.

Me acerqué a ella y lo primero que hice fue recoger todo ese cabello formando una cola y la sujeté entre mis manos, logrando así revelar su rostro que se había tornado pálido y unos labios manchados de rojo por la sangre que había vomitado.

Su respiración estaba calmada, pero ella parecía no tener fuerzas para moverse. Odié en ese instante tener la razón.

— Puedo llevarte a la cama si quieres. — Le dije despacio. No pude controlarme cuando uno de mis dedos se acercó a su cien y acarició el comienzo de su cabello.

Ivy negó y con un esfuerzo se puso en pie, tambaleándose con cada paso para llegar ella misma a su cama. Por obvias razones no me alejé de ella, incluso la tomé por la cintura para evitar que se cayera. Ella me golpeó la mano varias veces hasta que se dio por vencida, reparando en que no planeaba irme.

Dejó caer su cuerpo en la cama aterrizando de cara entre las almohadas.

— Será mejor que empieces a cooperar, iré por Arlen para que me diga que debes tomar para recuperarte y tú aceptarás mi ayuda. Lo quieras o no.

Ella murmuró algo que no entendí porque aún tenía la cara entre las almohadas.

— No se te entiende ni mierda.

Ella levantó al rostro y me miró enojada.

— Que estoy en mis días, imbécil.

Oh.

— Pues... este...— Me trabé. — No hay que entrar en pánico.

Ivy me fulminó con la mirada.

— ¿Acaso parezco que estoy en pánico? — Ladró molesta.

Bien, ella empezaba a volver en sí por lo menos. Ahora me tocaba a mí, hacer algo.

— Aiden. — llamó mi atención. — Solo tráeme compresas de tela y chocolate caliente, yo haré el resto.

• ✧ •

Cuando llegué con lo que me había pedido, ella se encerró unos minutos en el cuarto de baño con sus compresas. Para cuando salió, lucía una delicada bata blanca de algodón y su cabello lo había recogido en un moño. Se veía considerablemente renovada para cuando se ocultó tras las cobijas de su cama y disfruto en silencio del chocolate. Yo mismo tuve el atrevimiento de preparar otra taza extra para mi y me senté en la otra cama de al lado que era de su tía, así que se puede decir que compartimos un momento... o lo que sea que fuera eso.

— Vaya, hoy sí que fue un día sangriento. — Aprecié.

Ivy frunció el ceño.

— ¿En serio acabas de decir eso?

Yo repasé en mi mente lo que acababa de decir tratando de buscar el error.

— No, no, no. — Me apresuré en aclarar cuando me di cuenta. — No me refería a eso, hablaba del ataque.

Mis mejillas estaban más calientes que la taza que tenía en mis manos.

— ¿Qué se sintió eliminar a tantos selkies? — Le pregunté con la intención de redirigir su atención a otra cosa. — ¿Fue difícil?

Ella dio un largo sorbo a su taza.

— Nunca es fácil, pero el pensar que ellos nos hubieran hecho lo mismo si les hubiésemos dado la oportunidad, es motivación suficiente.

Asentí.

— Si no hubieras intervenido, creo que todos estaríamos muertos. Gracias

Ivy tragó y miró un punto a la nada por un segundo imposiblemente largo.

— Creo que es hora de dormir. — Musitó. — Ha sido un largo y sangriento día.

Yo contuve una risa por su uso de palabras. Claro, si ella lo decía estaba bien, pero si lo hacía yo se ofendía.

— Bien. Te daré privacidad, entendí la indirecta. — Le dije burlón.

Me paré de mi lugar y tomé ambas tazas para devolverlas a la cocina.

— Espera. — Me detuvo. — ¿Por qué viniste?

La pregunta la hizo sin un dejo de emoción en la voz, no había más que vulnerabilidad cruda.

— Tú hubieras hecho lo mismo.

• ✧ •

Antes de ir a dormir, tenía un asunto que tratar con Aren, el tritón que al parecer era la única conexión que teníamos con el capitán. Por esa razón, tuve que subir a la fiesta que tenía lugar en la cubierta, donde mis amigos borrachos bailaban y me saludaron al llegar.

Juraría que vi a Esdras y Theo bailando muy abrazados, pero no tenía tiempo para prestar atención a sus "cosas de machos del ejército que yo no entendería".

— Pero si es el mismísimo Príncipe de Ylia. — Me saludó Aren cuando llegué hasta él.

— ¿Cómo es que sabes que soy el príncipe?

Él se encogió de hombros.

— No es como que tus amigos sean muy cuidadosos al respecto.

— Está bien, seremos más sigilosos pero por favor no lo divulgues.

Él me guiñó un ojo y yo supuse que esa sería la señal de que guardaría el secreto. O más bien, eso era lo que yo quería creer.

— Y cuéntame Arcoelli, ¿Qué es lo que te trae hasta acá a estas horas? ya casi la fiesta acabará.

Tenía razón, ya era muy tarde en la noche. En cuestión de unas horas el sol saldría.

— Estaba con Ivy tratando un asunto.

Él alzó sus cejas en sorpresa.

Luego hizo una seña con la punta de sus dedos índices, uniéndolos y separándolos repetidas veces.

No tenía que hablar su lenguaje de señas para entender qué quería decir con eso eso.

— No esa clase de asunto. — Yo suspiré serio. — Solo vine para confirmar que llegaremos a Quisqueya, el pueblo de los elfos, en una semana. No estoy seguro de tolerar otro entrenamiento como el de hoy.

Él frunció los labios y dejó salir un silbido.

— ¿Qué? — Pregunté.

— No iremos directo a Quisqueya. Primero debemos pasar por las ruinas de Las doncellas y luego lo dejaremos a ustedes con las hadas.

No podía ser cierto.

Las ruinas de las doncellas eran un conjunto de piedras que se encontraban al sur del mapa, donde según había escuchado era un lugar santo donde se oraba a Namphys. Quisqueya, por otro lado, estaba más al noreste.

— Pero he visto los mapas, eso nos atrasaría muchísimo tiempo.

— Lo siento amigo, es costumbre del barco.

— ¿Orarle a Namphys?

El dio un pequeño salto en su lugar al mencionar la deidad marina. Eso llamó mi atención.

Aren miró a los lados y se aseguró de que no hubiera nadie escuchando antes de murmurar en mi oído.

— Te lo explicaré más tarde, pero por ahora debes saber que está prohibido mencionar a N en la nave.

Uní las cejas.

— ¿Con N te refieres a Nam-

— Shhhh. — Me tapó la boca con sus manos.

Sus dedos se sentían salados contra mis labios, así que los aparté de inmediato.

— Ya, entendí. — Le dije para que me soltara.

Aren se apartó de mí, no sin antes hacerme una señal de que mantuviera la boca cerrada.

¿Acaso dejaría de relacionarme con seres que llenan mi cabeza de preguntas sin respuestas?

Nunca lo sabría.

━━━━━━━━╮• ✧ •╭━━━━━━━━

Ya terminé la universidad :) ahora tendré más tiempo para escribir y ofrecerles los capítulos que se merecen.

Gracias por leerme.

—Karina.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro