Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

33


• G I N G E R •

Apenas acababa de desenredar mi cabello cuando Theo entró en mi habitación sin avisar ni esperar a que le diera permiso.

—Buenos días a ti también. —Rodé los ojos.

Él ignoró mi indirecta y arrastrando una silla, se sentó a mi lado en el tocador.

—Buen día, señora Faller —dijo con cierta socarronería.

Suspiré, dejando mi cabello de lado para enfrentarlo.

—Deja de decir eso o alguien escuchará y pensará que es cierto.

Apoyó los brazos sobre el espaldar de la silla, sus músculos se tensaron bajo su camisa. En el fondo me pregunté cómo se vería sin ella.

—Está bien, lo siento —se disculpó entre risas—. Perdón por molestarte, es que anoche luego de la revelación de Ivy se me ocurrió un tremendo plan de negocios.

Arqueé las cejas.

—Vaya, la novia de tu mejor amigo revela que es hija de dos Dioses muertos y a ti se te ocurre un plan de negocios. Quisiera entender tus procesos creativos, pero creo que me es imposible.

Él frunció las cejas.

—Si lo pones así, me siento mal conmigo mismo.

Aunque su gesto me pareció gracioso, hice una floritura para que dejara de darle importancia al tema.

—Tendremos tiempo después para discutir lo que haremos con la empresa, por ahora mejor hablemos otra cosa. No quiero pensar mucho después de lo de anoche.

El hecho de que Ivy, la misma que me enseñó a empuñar mi primera daga fuera un ser tan importante, era demasiado. Me dolía la cabeza con tan sólo pensar en ello.

—No sabía que te gustaban también las hembras —él dijo en apenas un susurro.

Se me escapó una risita.

—A veces me gustan los machos y a veces las hembras, todo depende de mi humor en el día. Si estoy interesada en tocar o ser tocada, creo que es algo muy complicado de entender pero a fin de cuentas, ¿quien comprende cómo funciona el amor de todos modos?

—Te entiendo —dijo mirándome a los ojos.

Por un instante todo eran sus ojos, sentía como si me estuviera viendo directamente al alma y me sentía comprendida.

—¿Tú también?

Me gané una sonrisa de su parte.

—Podría decirse que me atrae más el contenido que los envases. Igual con mis amantes, todos y todas eran seres excepcionales que despertaron muchas emociones en mí.

No sé cómo no lo vi antes.

—Dos marcas distintas, pero mismo ron barato —aprecié.

El me guiño el ojo.

—Sabores distintos, pero igual de nocivos para la salud.

Volví al tocador para terminar de arreglar mi cabello en una trenza.

— A todo esto, ¿cómo supiste lo mío?

El se paró de su lugar y empezó a caminar en círculos a mis espaldas. De vez en cuando, lo sorprendía mirando a mi cuello expuesto en el reflejo del espejo.

—Podría ser porque anoche tenías la cabeza entre las piernas de una elfa que no paraba de gemir como posesa. Digo, es sólo una suposición.

Me ahogué en una risa, provocada en parte por el empleo de su sarcasmo y por otra recordando lo bien que me la había pasado anoche.

Incluso, había hecho contacto visual con él varias veces, ya que se pasó toda la velada dándose placer a sí mismo desde la tina de agua burbujeante, con atención puesta tan sólo en mí.

—No te acercaste a nadie —señalé con una sonrisa.

—Ustedes dieron un espectáculo más que suficiente.

Mordí mi labio con picardía.

—Fue bueno mientras duró. Los elfos son seres muy relajados, me hacía falta convivir con alguien así luego de atravesar medio Midg con un aquelarre de loquitos —dije acomodando mi bata de seda.

Él dejó escapar una deliciosa risa grave.

—¿Qué hemos hecho para ganarnos el título de loquitos?

—Muchas cosas —empecé a aplicar un bálsamo en mis labios—. Ivy es tan intensa que a veces siento que me falta el aire a su lado, Circe no estoy segura de si está enojada conmigo o si es así con todo el mundo.

—Es así con todo el mundo —me interrumpió—. Prosigue.

Me sentía divertida por lo absurdo de esto.

—Aiden es lindo a veces, pero siento que es un poco raro la mitad del tiempo cuando empieza a hablar de libros e historia y Esdras está demasiado obsesionado con Circe. En fin, todos tienen algo que los hace únicos.

—Olvidaste a tu hermana y Moll —señaló con cuidado.

Dejé todo lo que estaba haciendo y me puse rígida. Mantuve su mirada a través del espejo, porque así era más fácil decírselo a la cara.

—Moll es mi cuñado. Rosie es todo lo que yo nunca podré llegar hacer.

Rompí nuestro contacto visual al bajar la cabeza, pero no contaba con que él se iba a arrodillar a mi lado para darme la mano.

—¿Quién te hizo tanto daño? —cuestionó con un tono de voz apenas audible.

De pronto me sentí abrumada.

—Mi mamá engañó a mi padre y se escapó con su amante hace mucho tiempo. La odie por destruir nuestra familia, pero Rosie lo vió como una arriesgada historia de amor. Ella la visitaba con cierta constancia pero yo decidí distanciarme. Pensé que estar con mi papá era lo mejor, ayudarlo en los negocios, pero luego no sé qué me pasó el último día que estuve en casa, antes de mudarnos a la Academia, decidí hacerme pasar por Rosie para visitar a mi madre por última vez. Creo que mi madre lo notó pero no dijo nada, me hizo sentir tan amada y atendida que por primera vez envidié a Rosie.

Esto no estaba bien, ser tan sincera y abrir mis más profundos sentimientos a alguien que apenas conocía era una mala idea. Pero de todos modos lo hice, por alguna razón confié en él sin dudar.

No sabía porqué tenían que ser así las cosas. ¿Por qué con él sí y con mi hermana no? tal vez porque sentía que él no me juzgaría o porque sabía que él era muy bueno escuchando. A ciencia cierta, nunca sabré la razón. Tan sólo lo hice, y no me arrepentí de ello.

Me ofusque demasiado en mis pensamientos, tanto que me tomó por sorpresa la sensación de los labios de Theo sobre mis mejillas. Limpiando con besos lágrimas que hasta ese momento no sabía que se me habían escapado.

Una parte de mi se sintió querida, otra parte me decía que no era justo. Que no merecía muestras como esta y que estaba condenada a soledad y nada serio. Que él estaría conmigo por una noche y luego nunca más. Nunca más.

¿Acaso me importaba eso?

—Yo... tengo miedo —. Dije en un tono bajo.

Theo permaneció a centímetros de mí. Con su frente apoyada contra la mía y la sensación del calor de su boca aun sobre mis mejillas, dejando mi piel erizada.

—Lo sé —respondió.

Me aterraba ilusionarme con esto. Porque él era demasiado bueno para mí, porque los llantos de mi padre me enseñaron lo que era un corazón roto, porque un millón de razones y escenarios se montaban en mi cabeza y me hacían retroceder.

Theo plantó otro beso, esta vez justo debajo de mi oreja. Le tomó unos segundos dejar otro más, como si estuviera pidiendo mi permiso. Sus labios iban trazando una ruta cálida en mi cuello, en una exquisita repetición de caricias premeditadas.

Esto era lo justo que necesitaba, dejar de pensar en el mundo y los miles de desafíos que me esperaban en el futuro. Todas las cosas que había atravesado y las que aún quedaban. Solo lo quería a él, aquí y ahora.

En algún punto cerré los ojos, y dejé que sus manos hicieran lo que quisieran con mis costillas. Mi respiración se dificultó y por mera inercia mordí mis labios más veces de las que podía contar.

Mi bata de seda tenía una apertura que él hizo a un lado, dejándome sentada en la silla con la parte inferior de mi cuerpo expuesta para él. Abrí los ojos para encontrarlo de rodillas ante mí, mirándome a la cara con esos ojos oscurecidos, y nuestras respiraciones igual de inservibles.

—Si —dije entre bocanadas de aire.

Abrí mis piernas para él. No sentí vergüenza alguna ya que eso no iba con nosotros, porque lo nuestro fue primero lujuria y después... lo que sea que estaba sintiendo ahora.

Theo relamió sus labios antes de plantar más besos en la parte interna de mis piernas, tomando su tiempo y robándome gemidos.

Él era fuego, así que cuando llegó al centro, sentí todo mi cuerpo arder. Las llamas placenteras haciendo que los dedos de mis pies de rizaran, los picos de mi pecho apuntando al cielo y mi cabeza tirada hacia atrás.

Solté una maldición, sin importarme que alguien pudiera escucharme. En medio de la adrenalina, enredé los dedos de mis manos en las cortas hebras de su cabello, para acercarlo más a mi. Quería más, lo quería todo.

Él entendió el mensaje, ya que dejó de lado el juego de sus labios y lo reemplazó por una lengua húmeda y rígida. Dejando huellas desde abajo hasta arriba, formando círculos y llevándome lejos, hasta las mismísimas estrellas.

Mis caderas como si tuvieran vida propia, se movieron al mismo ritmo de su boca, intensificando la deliciosa sensación, tratando de tomarla y hacerla mía. Estirando el momento y lanzando más gruñidos al aire en el intento.

Estaba frenética, sintiendo mi cara fría por el sudor y los músculos de mis piernas empezaron a aflojarse poco a poco. Había acabado y ahora estaba volviendo a la realidad al mismo tiempo que él levantaba su cabeza.

Nos quedamos ahí, mirándonos el uno al otro más tiempo de lo que debíamos.

—Gracias —mi voz era un desastre.

Sus labios estaban hinchados, su cara tan sudada como la mía y cargaba una sonrisa como siempre. Puede que me haya sentido un poco culpable de haberlo despeinado tanto, pero decidí que mejor guardaría la imagen en mi memoria.

—Ya estamos a mano.

Pero yo no quería que esto terminara así. Quería repetirlo todos los días, y hacérselo a él también. Quería sentir sus manos en mi cuerpo por las noches y cada centímetro de él dentro de mí.

Así que haciendo lo que es correcto, saqué mi daga de uno de mis cajones junto con un pequeño frasco, la sostuve entre mis manos.

—Necesito una gota de tu sangre, para ver que estés limpio si seguiremos en esto.

El abrió los ojos demasiado.

—¿Cómo?

—Pues tengo unas pruebas rápidas que traje desde Ylia. —dije seria—. Es un pequeño frasco que tiene un líquido transparente. Si estás sano, reacciona con tu sangre y se pone de color azul.

Frunció los labios no muy seguro, pero aun así confió lo suficiente para extender su mano abierta y me dejó pincharlo en la punta de uno de sus dedos.

—No sabía que eras tan... precavida.

—Siempre puta, nunca descuidada —dije mientras atrapaba una gotita de su sangre en mi frasco—. Haré lo mismo y te la haré llegar después, tardan una hora en reaccionar.

Cuando terminé, tomé una de las cintas que usaba para atarme el cabello y la envolví alrededor de la herida. Hasta le hice un lazo lindo y todo para que no se quejara.

—No se como lo haces, pero siempre me dejas sin palabras—. Enunció admirando su dedo atado.

Luego de eso, lo besé. Porque mi cuerpo me lo pidió.

Puede que haya sido mala idea, pero estaba de más decir que nada coherente estaba pasando por mi cabeza.

Fue algo rápido, apenas un toque que no le dio tiempo a él de reaccionar pero a mi me dio mil años más de vida.

Puede que estuviera cometiendo muchos errores, prácticamente estaba cavando mi propio camino hacia las llamas. Pero lo único que pude pensar era en lo delicioso que se sentía arder a su lado.

━━━━━━━━╮• ✧ •╭━━━━━━━━

N.A. Dato interesante, siempre escucho a Billie Eilish cuando escribo a Ginger porque siento que tienen la misma personalidad, así que cualquier canción de ella que escuchen le pega a nuestra pelirroja fogosa favorita.

En otras noticias, estoy escribiendo una comedia romántica y se titula Creo que me acosté con mi jefe XD la escribo para entretenerme, sin seguir un horario de subida y es menos seria que esta historia. Si quieren darle un vistazo, pueden entrar a mi perfil y buscarla. Tengo planeado subir los primeros cuatro capítulos en la semana.

Gracias por leer y darme la seguridad necesaria para escribir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro