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Veinticuatro


CIRCE

Ivy me había sorprendido con su actitud, dejó el dormitorio y se comportó misteriosamente gentil conmigo. Me acompañó al rito matutino después de tanto tiempo haciéndome sentir cómo que todo volvía a la normalidad, tuvo la decencia de esperar a que acabara la adoración a los dioses. Comprobó que no cargaba gemas conmigo para luego dejar caer como un balde de agua lo que me temía, los chicos habían lastimado a Lucas.

La ira recorrió mis venas.

No me dio detalles de lo que había pasado exactamente, o a lo mejor lo había hecho pero no le hice caso cuando salí disparada del templo. Directamente a la odiosa torre en la que habían estado durmiendo durante todo este tiempo. Para cuando llegué a la entrada y esperé a que me respondieran del otro lado, descubrí a Ivy a mi lado, y se veía de lo más feliz. No estaba de humor para preguntar que mierdas le hacía gracia de la situación.

— Se acabó el Ron, pero tenemos Bourbon si estás dispuesto a pagar más. — Una voz que identifiqué como Theo Faler me respondía del otro lado.

— Abre la puta puerta Faler. — Ordené y escuché que del otro lado se escuchaba el movimiento, como si los animales de un corral se hubieran soltado del otro lado de la puerta.

— Carruzo, querida amiga ¿como estás? — Theo abrió la puerta y me dio una de sus mejores sonrisas, esa que tantas veces había usado para conquistar a sus clientas en la taverna. — Y veo que estás acompañada de Ivy, que agradable sorpresa...

— Quiero ver a mi primo. — Lo corté.

Theo fue muy inteligente. Notó que no le convenía agotar mi paciencia, así que se limitó a echarse a un lado para cederme el paso. Crucé la sala y noté la presencia de Aiden, sentado a solas en el mueble. Me saludó tímidamente, pero no me importó devolverle el saludo cuando mi atención estaba puesta directamente en llegar al dormitorio de Moll.

— Oye, ¿te importa tocar antes? — Moll estaba sentado en un escritorio manchado con muchos colores, los tarros de pintura lo rodeaban y con sus manos trataba de ocultar un desnudo de una chica peliroja.

— Te pedí un maldito favor Ezekiel, solo uno y no pudiste comportarte por mí. — Solo nos dividía una cama de por medio, hubiera sido muy fácil lanzarme a estrangularlo pero contuve las ganas.

— ¿Puedes calmarte y dejarme explicar? — Se puso de pie y se acercó a mí, levantó las manos manchadas en señal de clemencia.

Cerré los ojos con fuerza luchando con la ira desmesurada que corría por mis venas, pero asentí con la cabeza.

— Se que fue mi culpa y que esto era importante para ti, y... lo siento, pero cuando Esdras empezó a actuar las cosas se me fueron de las manos-

— ¿Que Esdras hizo qué?

Mi primo se puso mucho más pálido de lo que ya era, pasó una mano por las hebras verdes de su cabello, ganando así manchar el cabello de pintura. No me molesté en señalarlo.

— Digamos que puede que fuera su idea...

— ¿Donde está? — No lo dejé terminar.

— Se lanzó por la ventana cuando llegaste, así que creo que deberías sentarte hasta que vuelva. — Habló Theo desde atrás en la sala.

Me volteé y lo encontré sentado en una silla, justo en frente Ivy se acomodó en el mueble con Aiden y noté que ambos tomaban algo.

— ¿Bourbon? — Ofreció Theo.

Me senté a su lado en el suelo y le arrebaté la botella de las manos.

***

— No le hicieron nada malo, yo mismo los detuve de hacerle algo muy peligroso. — defendía Aiden.

La última hora habíamos estado charlando sobre la broma de mal gusto que quisieron hacerle a Lucas. Me contaron sobre la secta, no podían ser más infantiles pensé.

— ¿Cual era la necesidad de usar las cuerdas? — Ataqué.

— Pues para que no saliera corriendo. — Respondió Moll despreocupado.

Después de confrontarlo se aseguró de mantenerse lejos de mí, a pesar de que estuviera considerablemente relajada, aun era capaz de golpearle el estomago hasta hacerlo vomitar sangre con la mínima provocación de su parte, y él lo sabía.

— Yo digo que ya es suficiente de que sean amiguitos, y viene siendo hora de que oficialicen. — Dijo Ivy.

Estaba empezando a hartarme, al parecer todos en esta habitación tenían una opinión sobre mi vida y todos decían o hacían lo que les venía en gana sin yo pedirlo.

— Claro Ivy, tú tienes mucha experiencia en el tema y siempre sabes que hacer. — Enuncié cansada.

— ¿Qué quieres decir? — Alzó una ceja.

— Siempre tienes algo que decir sobre lo que me pasa con Lucas, ¿pero sabes qué? nunca te vi con nadie en Pineville. Empiezo a creer que todo lo que dices de tus miles de pretendientes es una farsa sin sentido y solo tratas de meterte en los asuntos ajenos porque no tienes nada más que hacer en tú aburrida existencia.

Los chicos, no opinaron. Solo se miraban entre sí sin saber que hacer en esta situación.

— A ver si entendí. — Posó su larga cabellera en uno de sus hombros y la acariciaba mientras hablaba. — ¿No tomas mi palabra porque no crees que me haya tirado a alguien nunca?

— En esencia si. — Aprecié. — Digo, sería muy hipócrita de tu parte no poner en práctica lo que que dices, ¿no crees?.

Los presentes nos miraban la una a la otra con cada ataque, lo cierto es que estar ante dos brujas con actitudes muy fuertes, era de esperarse que tarde o temprano tendríamos una discusión.

— Reconozco que tienes un punto, Carruzo. — Respondió luego de un momento de mirarme fijamente y sus labios se curvaron en una sonrisa.

Se volteó hacia Aiden, y sus dedos se perdieron en el oscuro cabello del príncipe cuando posó sus labios sobre los de él. Lo estaba besando. Aunque la acción fue bastante inesperada, ella reclamó sus labios con calma, como si de una declaración se tratase, ella tenía el control sobre él.

A pesar de durar poco más de cinco segundos fue suficiente para hacerme incomodar. Sentí como si me estuviera entrometiendo en un momento privado de dos brujos. Cuando Ivy terminó se recompuso a su posición anterior, Aiden permaneció petrificado, fue la primera vez en toda mi vida que lo vi ruborizado y sin palabras.

¿Qué acababa de pasar?

— Maldita sea Circe, me hiciste perder quince gemas. — Moll se quejaba desde su esquina tapándose los ojos con las manos, cómo siempre quejándose como un niño malcriado que era.

— ¿Qué hice? — fruncí el ceño.

— Tú la retaste, ella lo besó y ahora perdí la apuesta contra Theo.

Idiota.

— ¿Estaban apostando que cosa? — preguntó Ivy casualmente. A su lado, el príncipe la miraba completamente atónito, ajeno de lo que pasaba a su alrededor.

— Yo dije que él la besaría en un mes y tú en dos. — Le corrigió Theo. — La que dijo que Ivy daría el primer paso fue Circe.

Todos los presentes volvieron la mirada sobre mi.

— Tramposa. — Moll entrecerró los ojos.

La verdad estaba tan sorprendida como ellos pero no se los hice saber. Sabía de lo que ella era capaz de hacer, todos en Pineville lo sabíamos, pero predecír el siguiente movimiento de Ivy era algo tan imposible cómo la muerte misma.

— No es trampa, solo pasa que yo conocía a Ivy y ustedes no. — Encogí los hombros. — Ahora paguen.

Theo reía y Moll maldecía por lo bajo. Aiden seguía sin volver a nuestro mundo.

— No es por interrumpir su transacción, pero quería recordarte Circe, que debes ir donde Lucas y "seguir mis consejos." — Ivy sonreía con suficiencia y fue ahí, cuando dando un trago largo de la botella de Bourbon caí en cuenta en lo que me había metido.

Mierda.

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Holi, tienen Aesthetics de Circe arriba. La verdad creo que cada quien es libre de imaginar los personajes a su antojo pero me gustaría darles de vez en cuando ayuditas para eso en base a lo que se ha mencionado en la historia.

Gracias a YanetAilen por su apoyo desde hace tanto, vales oro.

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