Era un lunes a las nueve de la mañana y los dos estabamos parados en la puerta del aula. Como siempre,  llegamos re tarde. Encima la primera hora era inglés. La materia más odiada por todos,  menos por Yoon Gi. No saben... Era re bocho con el idioma ese desgraciado y nunca me lo dijo,  ahre que yo nunca pregunté.

—Vos sabes que de esta safamos,  boludo. La teacher me ama. Está in love with me.

—Pero para,  osea... Todo bien que te saques diez. Pero llegamos una hora tarde. Ya se va a terminar la clase pelotudo.

—Cerrá el nazo y dejame a mí.

Suspiré como lo hacía 24/7 cuando a Yoongorongo se le daba por hacerse el héroe. Abrió la puerta cual damisela y todos se quedaron mirando en silencio. La profesora Eustaquia García Robledosa dejó de escribir en el pizarrón y se cruzó de brazos.

—¿You know what time is it?

—¡Samer taim,  its a vaqueishon!

Ahre me emocioné con hsm.

—We are... EH,  very to mach excuseme,  teacher—dijo Yoon Gi. No le entendía un sorete—. Last tumorrou, nine en pumteishon. Yes, now, the igual time.

—¿EH?

Nadie entendió nada de lo que Yoon Gi dijo. ¿Cómo hacía para sacarse diez? Nunca lo iba a descubrir. Debía ser que su pronunciación era de una zona que venía más para el lado sureño... Que se yo.

Al final la doña nos castigó y nos mandó hacer un trabajo práctico para la otra semana. Que estreseishon que tuveishon ese diaeishon.