━ 𝐈𝐈: Toda la vida por delante
•─────── CAPÍTULO II ───────•
TODA LA VIDA POR DELANTE
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DRASIL LE DIO UN SORBO A SU CERVEZA y un mordisco al muslo de pollo que sostenía en su mano izquierda. Se relamió los labios, librándolos del exceso de grasa, y clavó sus iris verdes en el armonioso rostro de su progenitora, que permanecía sentada delante de ella.
Siempre la había idolatrado, desde que tenía uso de razón. Para ella, Kaia era un ejemplo a seguir, una guerrera que poco o nada tenía que envidiarles a las valquirias*. Había formado parte del Ejército Pagano, luchando junto al aclamado Ragnar Lothbrok, y acompañado a Lagertha en su largo camino hasta convertirse en el Conde Ingstad. Pero, sin lugar a dudas, lo que más admiraba de ella era su arrojo, la entereza que había demostrado a la hora de cuidar de ella tras la muerte de su padre, sacándola adelante y enseñándola a ser como era ahora.
—¿Es cierto que Ragnar Lothbrok ha visitado Hedeby? —inquirió la muchacha, acaparando la atención de su madre, quien, hasta ese momento, había estado mirando por la pequeña ventana que se erigía a su derecha—. Eivør dice que ha tenido una audiencia con Lagertha.
—Así es. —Kaia suspiró, rememorando la conversación que había mantenido con el hombre después de que este viera a su exesposa.
Se lo había encontrado de camino al mercado. Dioses, le había impactado tanto su deteriorado aspecto... Era como si los años se le hubiesen echado encima de golpe. Pero sus ojos, el brillo de su mirada continuaba siendo el mismo.
Siempre había apreciado a Ragnar. Habían pasado por mucho juntos y, aunque le alegraba haberlo visto de nuevo, tras varios inviernos sin saber nada de él, le entristecía la situación en la que se encontraba actualmente.
—Le ha pedido a Lagertha que lo acompañe a Wessex. Al parecer, quiere volver allí para vengarse por la destrucción de nuestra colonia —expuso con una sonrisa melancólica embelleciendo sus facciones. Aún recordaba como si fuera ayer la primera vez que pisó suelo cristiano. Tendría más o menos la misma edad que Drasil.
Ante ese último comentario, los orbes de la joven brillaron con emoción.
—¿Y ella ha aceptado? —quiso saber, presa de la curiosidad.
Kaia bebió de su jarra antes de contestar:
—Lagertha tiene obligaciones que la atan a Hedeby. —Se secó las comisuras de los labios con el dorso de la mano y volvió a clavar la vista en el exterior, en las colinas que se alzaban más allá de aquel estrecho ventanuco.
Drasil frunció el ceño, poblando su frente de arrugas. ¿Cómo podía haber rechazado semejante propuesta? Por muchas vueltas que le diera, su parte más infantil e inocente no lograba comprenderlo... Pero enseguida su parte madura y racional le dio la respuesta: Ragnar Lothbrok ya no era el ávido guerrero del que todos habían oído hablar años atrás. Su momento de gloria había acabado. Lo hizo en el instante en que dejó Kattegat, a su actual esposa y a sus hijos, así como el derecho a ser rey. Ahora todo había cambiado, y nadie iba a dejar sus propias ambiciones de lado para acompañarlo a un sitio que ya había sido saqueado varias veces.
—Pues yo me hubiese ido con él —apostilló, dejando el hueso que había estado arrebañando en el plato. Se terminó la cerveza que le quedaba y miró también por la ventana.
Al escucharlo, Kaia sonrió.
No podía culparla ni recriminarle nada, puesto que en ese aspecto era clavadita a ella. Su hija había heredado su espíritu aventurero, al igual que la curiosidad y las ansias de conocimiento de su padre. No era la primera vez que insinuaba que quería conocer mundo y explorar lugares inhóspitos, y estaba segura de que no sería la última.
—Ya llegará tu momento —pronunció, ocasionando que los ojos de Drasil, aquellos que había heredado de Søren, se clavasen en ella con tanta intensidad que, por unos segundos, creyó estar viendo a su difunto esposo—. Solo debes tener paciencia. Aún eres joven, tienes toda la vida por delante. —Extendió un brazo y estrechó su mano con cariño.
Drasil no pudo hacer otra cosa que sonreír, confiando en que así fuera.
—Amo a Ragnar Lothbrok. —La dulce voz de Astrid, pupila de Lagertha, además de su amante, inundó aquel recóndito lugar en el que el silencio tan solo era perturbado por el sonido del agua en constante movimiento—. Tendríais que haberlo visto —añadió con una sonrisa risueña en los labios. A su lado, Drasil y Eivør, quienes también estaban sentadas en el suelo, muy cerca de la orilla del río, la miraron con una ceja arqueada.
Las tres, que habían aprovechado lo soleada que había quedado la tarde para darse un baño, disfrutaban de la agradable sensación que causaba estar tendidas en el pasto, con el cuerpo ligeramente humedecido y los músculos relajados. Después de una mañana de duro entrenamiento, aquello era lo mejor para liberar tensiones y recobrar fuerzas.
—Pero si apenas le conoces —contradijo Eivør, incrédula.
—A ti lo que te pasa es que estás celosa, admítelo —la picó Astrid, dándole un toquecito en el brazo que fue correspondido por otro de parte de la morena.
—Oh, sí... Celosa por haber cruzado un par de palabras con él —ironizó Eivør al tiempo que se escurría el pelo—. ¿Para cuándo la boda, Astrid?
La susodicha carcajeó de forma sarcástica, para luego comenzar a juguetear con las briznas de hierba que había a su alrededor, enredándolas y desenredándolas entre sus delgados dedos.
Entretanto, Drasil dejó que Eivør le trenzara el cabello mientras ella se perdía en sus pensamientos. Desde que su madre le había confirmado la visita de Ragnar a Hedeby, su hiperactiva mente no había dejado de darle vueltas al asunto. Le habría encantado verle, dado que apenas poseía un par de recuerdos de cuando lo conoció, hacía ya muchos inviernos, aunque, por otra parte, lo prefería así. Tenía una imagen de él que quería conservar y mantener intacta.
—En unos días partiremos a Kattegat, ¿no estáis emocionadas? —volvió a hablar Astrid, pasándole a Eivør una flor que había arrancado del suelo para que adornase con ella la larga melena de Drasil.
—La verdad es que nos vendrá bien cambiar un poco de aires y ver caras nuevas —respondió Eivør sin apartar sus iris pardos de la cabeza de la más joven, que no había articulado palabra en todo lo que llevaban de conversación—. Y el alcohol, no nos olvidemos del alcohol. —Aquella locución hizo que las otras dos rieran.
—Björn debe estar muy ilusionado —intervino Drasil sin poder evitar sentir cierta envidia. Le habría gustado irse con él y Hvitserk, uno de los hijos de la reina Aslaug, pero, para cuando el rubio se lo comunicó, ella aún estaba entrenándose para convertirse en escudera. No podía dejar así como así sus obligaciones—. Seguro que los dioses le deparan grandes cosas.
Eivør no dijo nada al respecto, ya que no conocía a Björn. Lo había visto alguna vez en Hedeby, pero jamás había llegado a hablar con él, aunque no necesitaba hacerlo para saber que su fama le precedía. Björn Piel de Hierro se había ganado el respeto y la admiración de su pueblo, no solo por ser hijo de Ragnar Lothbrok, sino también por méritos propios.
—¿Dejaréis que os prepare para la fiesta? —prosiguió Astrid, haciendo referencia a la celebración que tendría lugar en unos días en el Gran Salón de Kattegat para despedir a Björn y Hvitserk Ragnarsson.
—Ah, no. Ni lo sueñes. —Eivør negó con la cabeza, justo antes de terminar la trenza de Drasil, que se lo agradeció con una efímera sonrisa—. Mi pelo no lo tocas —dijo, a lo que la aludida profirió un breve resoplido.
—Tú te lo pierdes. —Astrid se encogió de hombros—. ¿Qué me dices de ti, Drasil? No te arrepentirás, serás el centro de todas las miradas. Lo prometo —manifestó, mirando a la mencionada con ojos suplicantes.
Drasil se mordió el labio inferior, tratando de contener una carcajada.
Sus amigas no tenían remedio.
—Me conformo con estar presentable —contestó.
—Eso tenlo por seguro.
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· ANOTACIONES ·
—Las valquirias o valkirias son dísir, entidades femeninas menores que sirven a Odín bajo el mandato de Freyja. Su propósito es elegir a los más heroicos de aquellos caídos en batalla y llevarlos al Fólkvangr o al Valhalla, donde se convierten en einherjer. Esto es de vital importancia, ya que Odín precisa guerreros para que luchen a su lado en la batalla del fin del mundo, también conocida como Ragnarök.
—De la temporada 1 a la 4B transcurren aproximadamente veintiún años. Las edades, por tanto, de los personajes más importantes de esta primera etapa son las siguientes: Hilda tiene 65 años, Lagertha 48, Kaia 37, Björn 32, Torvi 31, Astrid 22, Eivør y Ubbe 20, Hvtiserk 19, Drasil 18, Sigurd 17 y Ivar 16.
—Me he tomado la libertad de modificar las edades de ciertos personajes canon (las cuales he sacado de la Wikia de Vikingos), ya que no me cuadraban con su apariencia *cof, Lagertha, cof*.
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N. de la A.:
¡Hola, mis amores!
Hasta aquí el segundo capítulo de Yggdrasil. No ha sido tan interesante como el primero, pero era necesario para asentar un poco las cosas. Ahora ya sabéis más cosillas sobre nuestras chicas y su relación con Ragnar. En el próximo cap. llegarán a Kattegat, así que el salseo está asegurado (͡° ͜ʖ ͡°)
Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el capítulo. Si es así, no olvidéis votar y comentar, que eso me anima muchísimo a seguir escribiendo =)
Besos ^3^
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