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Capítulo 30 Dolor

Yessabell le informó a sus guardaespaldas que desde ese momento, Stephen no podía acercarse a ella, era evidente que todos escucharon la discusión, pues no estaban lejos y Stephen, prácticamente había gritado y ella no pudo ocultar las lágrimas, pidió el día libre en la cafetería y Ezra se quedó con ella, el resto de la tarde, sentados en la cama de Yessabell, mientras ella sentía que su mundo se acababa.

-Tranquila mi niña –Susurró Ezra sosteniendo a Yessabell en sus brazos, hecha un mar de lágrimas, ella tenía la cabeza recargada en su hombro y llevaba horas llorando, por más que Ezra intentara calmarla, no podía.

Sus amigos habían preguntado por ella, al verla llegar en tal estado, pero ninguno dijo nada, por lo que solo intuyeron que tenía que ver con Derek o Stephen.

-Dijo que me quería –Expusó Yessabell entre sollozos –Cuando quieres a alguien... cuando quieres a alguien... no le haces daño… no le rompes el corazón… no desconfías de ella… no la ignoras… no la lastimas...

-Shhhh… ya mi niña, todo estará bien, estoy contigo –Ezra la abrazó más fuerte y Yessabell lloro aún más.

Para Ezra, era insoportable ver a Yessabell sufrir de esa manera, más por una persona que, como ella decía, se suponía la quería. No estaba dispuesto a dejarla caer.
Yessabell sintió su corazón romperse más, Ezra la quería, tal vez más de lo que ella imaginaba y verla así, seguro era el infierno para él. Pero no podía evitar sentir todo el dolor, no después de haber vuelto a confiar en Stephen, de entregarle su corazón por segunda vez y ser botada de la peor manera. Ni si quiera cuando se separó de él la primera vez, le dolió tanto.

-Como se puede vivir… con tanto dolo… es insoportable… no quiero volver a verlo... pero lo amo... lo amo y lo odio... –Yessabell estaba temblando y su corazón corría desembocado, apenas podía hablar, pero Ezra la entendió perfectamente -Lo odio...

-No lo volverás a ver si no quieres, te lo aseguro –Ezra le pasó la mano por la espalda e intento calmarla.

Yessabell se fue calmando, después de varias horas de llanto. Quedó dormida en los brazos de Ezra. Él la acomodo sobre la cama y la tapo con el edredón, mientras la contemplaba dormir.

-Yo te cuidare, te lo prometo –Le susurró, aunque Yessabell no lo escuchara. Se puso de pie y salió sin hacer ruido.

-¿Cómo está? –Preguntó Ana en el pasillo, todos estaban esperando a que Ezra saliera para interrogarlo, incluso la tía Melinda.

-Se quedó dormida, pero está muy mal –Contestó Ezra sincero.

-¿Qué paso? –Susurró Melinda, con una mirada fría.

-Ella y Stephen pelearon, nosotros estábamos cerca, pero no escuchamos todo, básicamente, una chica, no recuerdo su nombre… puso a Stephen contra Yessabell, ella le dijo que no le tenía confianza y que no podía estar con alguien así –Explicó Ezra en voz baja, triste y molesto, al recordar los hechos.

-Ese canalla –Susurró Nicolás, enojado –Se lo advertí y me dio su palabra de que no la lastimarla.

-Tranquilo hermano –Pidió Philip, poniéndole una mano en el hombro –Yessabell no quiere que le hagamos daño, pero seguro encontraremos algo que hacer.

-Eso significa que… ¿Ya no volveremos a ver a Stephen? –Preguntó Marisol a Ezra, en voz baja al mismo tiempo que se limpiaba las lágrimas que asomaban en sus ojos.

-No sé ustedes, pero por lo menos ella no y nos pidió que no le permitiéramos acercarse –Explicó Ezra –Nosotros no lo veremos y tal vez deberían hacer lo mismo.

-Por supuesto que no volveremos a verlo –Aseguró Ana rotundamente –Yessabell es nuestra amiga, nos ha apoyado en las buenas y las malas y sabíamos que esto podía pasar –Volteó a ver a todos –Nadie vuelve a ver a Stephen y si se acerca, simplemente lo echamos.

-Yessabell no se merece que le rompan el corazón dos veces –Agregó Nicolás más tranquilo –Nosotros la cuidaremos y esperemos que Derek no haga lo mismo.

-Muy bien niños, a dormir –Dijo Melinda –Ya acordamos, este lugar está en cuarentena de Stephen, ahora vayan a dormir, tenemos que estar fuertes para Yessabell.

Todos se fueron a dormir, decididos a cuidar el frágil corazón de Yessabell.

Al día siguiente, Yessabell despertó con un fuerte dolor de cabeza por tanto llorar, sus ojos estaban ligeramente hinchados, cuando se bañó, colocó unas pequeñas bolsitas de hielo para desinflamar un poco y después se arregló en estado zombi.

Se puso una blusa blanca, su saco rosa pastel, una falda azul cielo hasta las rodillas, unas botas blancas que le regalo Ana, cuando llego de su visita a Londres y su cabellera castaña quedo suelta, en sus hermosas ondas, a pesar de verse maravillosa, se sentía fatal.

Cuando bajo al desayuno, la tía Melinda le dio unas pastillas para el dolor de cabeza y un desayuno ligero, adoraba tenerla, pues Melinda mimaba a los chicos, como si fueran sus hijos propios.
Todos intentaron mejorar el estado de ánimo de Yessabell, de momentos funcionaba, pero cuando todos se fueron a clases, Yessabell se sintió más sola que nunca, si no fuera por Ezra, su roca, no estaría de pie.

-¿Estás bien? –Preguntó Derek después de la primera clase, donde Yessabell se mostró desanimada.

-No –Contestó Yessabell, sincera, mientras tomaban asiento en su segunda clase –Stephen y yo, ya no somos amigos. Jamás volveremos a vernos –Bajó la mirada a su cuaderno y no dijo nada más, Derek no la presiono y le toco el hombro, haciéndole saber que estaba con ella.

Al final de las clases, Yessabell necesitaba distracción, no quería estar hundida en la depresión, aunque Ezra estaba con ella, necesitaba cambiar de aires.

-¿Puedo ir contigo a tu entrenamiento? –Le preguntó a Derek, con la mirada en el suelo, mientras salían del edificio.

-¿En serio? ¿Quieres venir? –Solicitó con media sonrisa.

-Sí, quiero… necesitó distraerme –Yessabell levantó la mirada y le dio una sonrisa triste.

-Claro –Derek le pasó un brazo por los hombros y la llevo al gimnasio fuera del campus, donde entrenaban los chicos del baloncesto. Malcom, Ezra y Henry, los siguieron.

El gimnasio estaba al otro extremo del estacionamiento, detrás del campus de Literatura, cerca del estacionamiento del campus de Filosofía. Era grande y espacioso, muy limpio y bien cuidado.

Yessabell se sentó en las gradas, con Ezra a su lado, mientras Henry y Malcom, esperaban en la puerta. Había otras tres chicas cerca de ellos y algunos otros chicos, animando el entrenamiento.

-Hola ¿Eres Yessabell, cierto? –Preguntó una voz detrás de Yessabell, ella se volteó y se encontró con la melena morada de Vera, la chica que conoció, cuando fueron a la bienvenida.

-Hola Vera, sí, soy yo –Contestó mientras le indico con la mano, que se sentara a su lado -¿Vienes muy seguido?.

-No mucho, he venido un par de veces, el novio de mi mejor amiga está en el equipo, es él –Dijo señalando a un rubio, con el número 13 –No me gusta mucho venir, pero mi novia también viene, así que la acompaño.

-Ya, yo he venido a ver a Derek, es la primera vez que vengo –Admitió Yessabell apenada.

-¿Aún siguen con lo de amigos? A estas alturas, él ya debería ser tu novio –Vera le dio un ligero golpe en el hombro con su mano.

-Digamos que han pasado muchas cosas, un ex reapareció un tiempo, pero ayer se terminó todo, ahora ya no sé cómo llevarlo –Confesó Yessabell, a pesar de no conocer a Vera, sincerarse con ella, resultaba natural.

-Que mal Yessabell, no deberías sufrir, no cuando eres una buena persona, pero a veces esas cosas pasan, solo para hacernos más fuertes y por lo que veo, pronto pasará –Vera le sonrío –El dolor se ira pronto, ya lo veras, más con un chico como Derek a tu lado.

-Gracias por tu apoyo Vera –Yessabell le devolvió la sonrisa –Me gustaría que siguiéramos en contacto.

-Por supuesto –Vera sacó un bolígrafo y un pequeño papel morado de su mochila –Este es mi número –Garabateo algo en el papel y se lo entrego a Yessabell –Cuando necesites con quien hablar o ir de fiesta, llamame –Le guiño un ojo y se puso de pie.

-Muchas gracias Verá, así lo haré –Yessabell guardó la nota en su mochila.

-No vemos luego Yessabell y no te dejes caer –La despidió con la mano y se fue.

De alguna manera, las palabras de Vera, fueron reconfortantes. Yessabell se sintió más tranquila, aunque sabía que el dolor tardaría en desaparecer, contar con el apoyo de sus amigos, sería su mejor herramienta para no dejarse caer.

Los siguientes días, Yessabell intento mantenerse serena. Bruno fue a verla al café, platicaron un rato, pero nada de Stephen, era obvio que él lo sabía, pero no deseaba ver a Yessabell sufrir. Fanny y Robert pasaron el jueves y tomaron unos cafés, mientras platicaban con Yessabell un rato, tenerlos cerca, resultaba relajante, eran una pareja tan tranquila y serena, contagiaban su buen humor y su paz.

El viernes, fue Andrew quien la visito, él si se atrevió a mencionar a Stephen, aunque fue solo un poco, para dejar claro, que aunque eran amigos, estaba en su contra en relación con lo que le hizo a Yessabell, ella se limitó a decirle que no dejara su amistad por aquello, Andrew aceptó de mala gana.

Por su lado, Derek se mantuvo pegado a ella, en silencio o hablando, según ella lo demostraba, cada vez que podía, intentaba hacerla reír, aunque no tardo en notar, lo mucho que Stephen la había lastimado y lo mucho que ella lo había querido. Aun así, él no cometería el mismo error y no se daría por vencido. Aunque le costara mucho tiempo, esperaría lo necesario.

El sábado en la noche, todos estaban en la sala de la casa de la tía Melinda. Nicolás, Renata, quien se quedaría a dormir con Nicolás, Philip, Ana, Marisol, Derek, Yessabell, Melinda, Ted, Taylor, Ezra, Malcom y Henry. Esperando a que las entrevistas de Yessabell, salieran al aire, en el canal deportivo.

-¡Son casi las nueve, ya va a empezar! –Anunció Ana en brazos de Philip, sumamente emocionada.

-Tranquila Ana, que me pones nerviosa –Declaró Marisol pasándose las manos por los jeans.

-Chicas por favor, es solo una entrevista –InterivinóYessabell, poniendo los ojos en blanco, no quería ver la entrevista, pero prefería eso a encerrarse en su cuarto a llorar, lo que hacía cada vez que se paraba por ahí, si no fuera por Ezra quien se quedaba con ella hasta que se dormía, tendría los ojos como panda.

-Lo dices porque ya te paso, a mí nunca me han entrevistado –Declaró Renata fingiendo enojarse.

-¡Ahí esta! –Gritó Derek a un lado de Yessabell, rodeándola con un brazo, por los hombros.

-¡Pero no me grites que me vas a dejar sorda! –Exclamó Yessabell tapándose las orejas.

-Shhhh –Philip subió el volumen de la televisión.

-Buenas noches audiencia, bienvenidos a otro programa de “Deporte y Juventud” Soy su amigo Cornelio Torres y hoy les tenemos un programa especial. Hace unas semanas, lleve a cabo una entrevista con una joven, realmente talentosa. Una bella estudiante de Literatura Inglesa de la CU, quien además de aspirar a ser escritora, tiene un talento excepcional para el vóley bol.
Su equipo, gano el Torneo de Vóley Bol Femenil Nacional, hace un mes y medio y ahora sabemos que no fue cuestión de suerte, el equipo estaba bien preparado y contaban con una chica estrella. Sin más preámbulos, les dejo la entrevista que lleve a cabo con Yessabell Lovato Murphy.

La entrevista que Yessabell le dio a Cornelio, apareció en pantalla.
Yessabell se veía hermosísima en televisión y las chicas soltaron chillidos de alegría, mientras los chicos chiflaban.
Yessabell rodo los ojos e intentó reprimir una sonrisa. Media hora después la entrevista terminó, sin embargo, todos se quedaron boquiabiertos con la última pregunta, donde Yessabell develaba que no tenía novio y Cornelio invitaba a los chicos a hacer fila.

-Así es jóvenes –Dijo Cornelio Alegre, detrás de la pantalla –La hermosa hija del afamado Profesor Anthony Lovato Fritz y la nueva empresaria Johann Murphy Kensington, está completamente soltera y disponible, no se sientan intimidados por su personalidad férrea y comprometida, no deja de ser una chica hermosa y soltera, seguramente que muchos estarán esperando encontrársela por el campus. Pasando a otro tema…

-Ok, no hagamos caso a lo último -Pidió Derek levantándose –Soy el único pretendiente.

Todos rieron, aunque nadie lo negó.

-Dios mío, ese hombre me ofreció como cualquier cosa –Exclamó Yessabell, mientras se ponía de pie.

-Tranquila Yessabell, tienes a tus guardaespaldas para atacar a cualquier idiota que intente pasarse de la raya –Afirmó Nicolás, en su tono paternal.

-Mañana nos reunimos para ver la entrevista de Jóvenes Talentos, sale a las nueve en punto –Anunció Marisol entusiasmada.

-Y después corremos a buscar las revistas, antes de la pequeña reunión –Terminó Ana, igual de alegre.

-Ok, vamos a dormir, estoy muy cansada, ya es tarde –Pidió Yessabell bostezando.

-Ok, yo me voy, vengo mañana temprano –Explicó Derek acercándose a la puerta.

-Henry, llevalo a casa por favor –Indicó Yessabell, señalando a Derek –Nos vemos mañana.

-Claro, tenemos que ir por la revista de Literatura –Derek le dio un fuerte abrazo y un beso en la frente –Descansa manzanita.

-Eres tan tierno –Yessabell le sonrío y Derek se fue.

Ella subió a su habitación, con Ezra a su lado.

-Mamá debe haber visto la entrevista también, como si se tratara del discurso de la Reyna –Yessabell abrió la puerta de su habitación e invito a Ezra, camino hasta su toca discos y Don´t Bother Me de The Beatles, comenzó a sonar.

Ambos se sentaron en la cama, en silencio.

-¿Te cuento algo gracioso? –Preguntó Ezra, rompiendo el silencio Yessabell se cruzó de piernas y lo vio a los ojos.

-Claro.

-La primera vez que vine a tu habitación, Malcom y Henry me pidieron detalles de lo que había –Confesó Ezra, cruzando los pies, quedando frente a Yessabell.

-¿Detalles? No entiendo –Confesó Yessabell entrecerrando los ojos.

-Bueno, es que todo mundo se pregunta, ¿Por qué no pueden entrar? ¿Qué tiene de especial? Claro que me limite a decirles que era como una habitación cualquiera y que solo tenía tu toque personal –Explicó Ezra, con media sonrisa.

-Bueno, es evidente que, Uno: todos necesitamos privacidad, Dos: no me gusta que las personas anden toqueteando mis cosas, no es nada contra nadie, son solo los recuerdos y eso y Tres… esto nunca se lo dije a nadie, pero...

-Tranquila Yessabell, no le diré a nadie, pero si no quieres decírmelo, te entiendo –Explicó Ezra al ver la duda en los ojos de Yessabell.

-Te lo diré, porque te tengo confianza Ezra, eres mi mejor amigo ahora y no quiero tener secretos contigo –Yessabell le tomó una mano y respiró hondo –A veces tenía ataques de pánico, muy frecuentes, de hecho. Cuando me mude de Whinterpool, mi mamá era quien se despertaba en las noches para tranquilizarme, estuve en terapia un tiempo y funciono… -Bajó la mirada al edredón.

Se tomó un minuto para continuar.

-Pero después fueron ataques de furia… me enojaba por cualquier cosa que me recordará a Stephen o cualquier cosa que me molestara en lo más mínimo, era insoportable y mi mamá, nunca se dio por vencida… Cuando llegamos aquí, sabía que sería difícil que los demás ignoraran mis gritos si me enojaba o si tenía un ataque de pánico… por eso pedí mucha privacidad.

Yessabell levantó la mirada, Ezra era toda empatía.

-Si sentía que estaba por tener un ataque, de cualquier tipo, llamaba a mi mamá y así fue como lo mantuve controlado, después de la muerte de Sonia y de estar en terapia nuevamente, todo disminuyó, sin embargo lo que sucedió en casa de Derek, con Murray, fue el detonante, para que los ataques de pánico regresaran, aunque mi terapeuta dice que lo he podido controlar con eficacia, sé que tú eres quien más me ha ayudado.

-No te dejare caer Yessabell, estoy aquí para ti –Ezra le dio un suave apretón en la mano –Siempre contaras conmigo, a donde vayas, yo voy, sin importar las circunstancias.

-Muchas gracias Ezra, jamás tuve un amigo como tú, que se preocupara tanto y que estuviera dispuesto a dejar su felicidad por la mía –Unas lágrimas rodaron por las mejillas de Yessabell –Eres mi roca, la única persona en la que puedo apoyarme, después de mamá, claro.

-Nunca imagine hacer bien mi trabajo –Confesó Ezra, con media sonrisa –Agradezco haberte conocido, no sé si me hubiese pasado lo mismo con otra persona y lo que sucedió con Stephen, entiendo tu dolor.

Yessabell no pudo evitar, derramar más lágrimas, escuchar el solo nombre de Stephen, la hacía recordar todo.

-La primera vez que me enamore, me rompieron el corazón de forma inimaginable, ella… ella me engaño con mi propio hermano, en mi casa, en mi cama, aseguraba que estaba enamorada de mí, pero en cuanto mi hermano la puso en mi contra, todo se fue a la borda, la desconfianza fue lo que nos separó, nunca me escuchó y después de un año, cuando nos volvimos a ver, me pidió una explicación, le dije mi versión de los hechos y claramente se arrepintió de todo, pero no podía darle otra oportunidad.

Yessabell se limpió las lágrimas, mientras se daba cuenta, que había otra persona en el mundo, que entendía perfectamente su dolor.

-De verdad entiendo cómo te sientes, y sé que cuando quieres volver a enamorate, te cuesta mucho entregar el corazón, por miedo a que vuelva a suceder, pero si no nos arriesgamos, nunca lo sabremos, cuando conocí a mi segunda novia, me costó un montón, ser bueno con ella y sabía que lo merecía, así que después de algunos meses, cedi y fue increíble, incluso cuando terminamos fue dulce, ella se iba a estudiar fuera y yo la echaría de menos, pero sabíamos que la distancia podría separarnos, pero si no me hubiera dado la oportunidad, no la habría conocido.

-Quieres decir que... si Derek viene a buscarme ¿Debería darle una oportunidad? –Preguntó Yessabell más tranquila.

-No creo que sea difícil, considerando tus sentimientos por él, pero tampoco digo que estas obligada a corresponderle, solo creo que no deberías dejarte caer, sé que duele, pero llora todo lo que quieras y después levantate –Explicó Ezra con suavidad.

-Eres muy bueno escuchando, tendré en cuenta lo que dices, ya no quiero llorar, pero no puedo evitarlo y de verdad, de verdad, espero poder superar todo esto, muy rápido –Yessabell le sonrío y suspiró.

-Así se hace Yessabell, eres muy valiente y fuerte, sé que lo harás –Ezra, la miro a los ojos y le dio una pequeña sonrisa de empatía.

Yessabell soltó una carcajada y cayó de espaldas en la cama.

-¿Qué es tan divertido? –Preguntó Ezra desconcertado, mientras se levantaba.

-No… no puedo –Yessabell no paraba de reírse, mientras extendía las piernas –Se… se me…

-No te entiendo –Confesó Ezra riendo, contagiado por la risa de Yessabell –Deja de reírte por favor –Pidió Ezra mientras se doblaba de la risa.

-Mi pie… se me durmió –Yessabell tenía ese extraño hormigueo, que sigue, después de que alguna extremidad del cuerpo se duerme e intenta regresar a su normalidad –Por eso no me siento así.

-Es eso. En un momento se te pasa –Ezra no podía dejar de reírse –De verdad tienes una risa contagiosa
Yessabell dejo de riese y su pie regreso a la normalidad.

-Se siente tan gracioso –Yessabell se limpió una lágrima, de tanto reír.

-Pensé que lo que te dije te estaba divirtiendo –Ezra estaba feliz de ver a Yessabell, reír nuevamente, era relajante verla así de nuevo.

-Gracias por estar conmigo Ezra –Agradeció Yessabell sentándose de nuevo, esta vez con los pies extendidos.

-No es nada, ahora te dejo descansar, mañana será un día largo –Ezra caminó hasta la puerta.

-Buenas noches –Se despidió Yessabell antes de que Ezra saliera.

-Hasta mañana Yessabell –Ezra le sonrío y salió, más que satisfecho.

Yessabell estaba igual de feliz, era la primera noche que dormía, sin haber llorado por Stephen.

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