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Capítulo 27 Lejos

La semana siguiente pasó volando, Yessabell estaba en el gimnasio de la escuela, haciendo la entrevista con Cáterin, quien había insistido en tener un ambiente familiar para Yessabell. Después de la entrevista, siguieron las fotos, en las que Yessabell poso en la cancha, con su uniforme y un maquillaje ligero, luciendo espectacular.

Nicolás y Renata estaban haciendo fotos para su proyecto, al mismo tiempo que Yessabell lucia natural y animada con todo el ambiente.
Las preguntas fueron similares a las de la entrevista con Cornelio, a excepción de la última, Cáterin había hondado un poco en su vida personal, preguntando por sus padres y amigos, lo que no molestó a Yessabell, ya que muchos habían conocido a su padre y ahora a su madre, por sus grandes éxitos.
Cuando Cáterin se enteró del ensayo que se publicaría en la revista de Literatura, no dudo en mencionarlo en la entrevista, lo que hizo a Yessabell avergonzarse, la entrevista termino y las fotos quedaron estupendas.

-¡Eso es todo! –Anunció Cáterin cuando su equipo terminó de recoger todo lo que habían instalado para la entrevista y las fotos –Esperó volver a verte –Le tendió la mano a Yessabell.

-Muchas gracias Cáterin, me gustó mucho la entrevista –Yessabell le estrechó la mano. Cáterin había hecho a Yessabell, sentirse cómoda y tranquila durante la entrevista, fue mejor que con Cornelio –También espero volver a verte.

-Gracias a ti Yessabell, sé que no entiendes mucho este ambiente, pero no sabes lo que significa para mí –Cáterin soltó su mano y sonrío ampliamente –Nos vemos pronto.

-Hasta luego –Yessabell también le sonrío y Cáterin se fue, con todo su equipo.

-¡Yessabell, estas fotos quedaron increíbles! –Exclamó Nicolás, después de que Cáterin se fuera –Mucho mejor que en la otra entrevista.

-Va a ser difícil elegir las mejores para nuestro proyecto –Aseguró Renata, revisando la pantalla de su cámara –Aunque, siempre podemos hacer un collage.

-¡Buena idea! –Exclamó Nicolás acercándose a ella –Eras una genio, mi amor –Le dio un beso apasionado y Yessabell se sintió un poco incomoda, al presenciar aquello.

-Vamos a casa, hay que maquilar esto, mientras la idea está fresca –Sugirió Renata, en cuanto se apartó de Nicolás –Vamos a necesitar algunos vestuarios, para las demás fotos –Dijo a Yessabell –Podemos ir el viernes y el próximo domingo, hacemos la sesión de fotos. ¿Te parece bien?

-Claro, ¿Dónde haremos las fotos? –Preguntó Yessabell mientras salían del gimnasio, al estacionamiento, seguidos por Ezra, Malcom y Henry.

-No lo sé –Contestó Renata, pensativa.

-Podemos ir al parque estatal y escuche que habrá una feria en la ciudad de a lado, al norte, podemos usar esos escenarios –Sugirió Nicolás pensando en la idea.

-Me encanta la idea –Yessabell les sonrío -¿Podemos invitar a los demás?

-Claro, después de las fotos, podemos dar un paso en ambos lugares –Aceptó Renata feliz por la idea.

Cuando llegaron a casa, Stephen estaba sentado en las escaleras de la entrada, cuando vio a Yessabell bajar de la camioneta, se levantó y la espero.

-Buenas tardes Stephen –Saludó Nicolás pasando a su lado, con Renata de la mano.

-Hola chicos. –Contestó Stephen, alegre.

-Sin sorpresas –Advirtió Renata, antes de que cerraran la puerta.

-Hola –Dijo Stephen, cuando Yessabell se paró frente a él.

-Hola –Contestó Yessabell, volteó a ver a Henry y Malcom, que permanecían en el garaje, esperando instrucciones, mientras Ezra, estaba en la acera, sin saber qué hacer –Ezra, Malcom, pueden entrar, Henry, quedate donde estas –Instruyó Yessabell.

Ezra se fue un poco decepcionado, con Malcom a su lado, mientras Henry, permaneció en el garaje, a metros de distancia.

-Sé que he estado un poco distante, pero he estado muy ocupado –Comenzó a explicar Stephen –Entre el entrenamiento, las reuniones de estudio, ni siquiera he podido llamarte y siento que cada vez estás más lejos de mí.

-No tienes por qué disculparte –Yessabell le sonrío –Te entiendo, también he estado ocupada, con las entrevistas, la escuela, los trabajos, el café, tampoco he podido hablarte, así que estamos igual.

-Bueno, estamos igual, pensé que estarías furiosa conmigo, o que incluso… -Stephen se pasó una mano por el cabello y aparto la mirada de Yessabell.

-¿Qué? –Preguntó Yessabell, sin dejar de verlo.

Stephen regreso la mirada, esta vez un poco triste.

-Sé que no debería preocuparme por eso, pero… pensé que estarías más cercana a Derek, pasan mucho tiempo juntos y cada vez que no te veo, sé que estas con él, es como si…

-Stephen, para –Yessabell le tomó el rostro, entre las manos –No importa lo que pase, ya tome una decisión –Dejo caer sus manos a los costados y lo miro directamente a los ojos –No sé cómo lo vas a tomar, es algo que estaba por decirte el otro día, en la casa de los Kingston ¿Recuerdas? Cuando nos interrumpieron.

-Sí, lo recuerdo –Stephen asintió, pero por la mirada seria de Yessabell, pudo notar que su decisión no era favorable para él. –Por favor, no me digas…

-No saques conclusiones antes de tiempo –Yessabell le sonrío –Muchas veces me pregunto qué hubiera pasado si mi mamá no hubiese recibido aquel ascenso, seguramente no estaríamos pasando por esto, pero también sé que, gracias a todo lo que hemos pasado, la vida me ha sido más fácil, en cierto modo.

-Te aseguro que he aprendido mucho de mis errores y sé que tú también, en cierto modo agradezco que todo haya salido así, pero no me imagino una vida sin ti –Stephen le sonrío, una sonrisa que le llego hasta los ojos. -Stephen, no podemos pretender que nada de lo pasado no nos afectó, porque ambos sabemos lo duro que fue, sin embargo…

El celular de Stephen sonó, interrumpiendo a Yessabell. Lo sacó rápidamente para apagarlo, pero al ver el nombre en el identificador, decidió contestar.

-Lo siento, será un minuto –Yessabell asintió y Stephen tomó la llamada –Hola –Dijo animadamente, a quien llamaba –Claro que no lo olvide, en unos minutos te veo…. ¿De verdad? Eso tengo que verlo… no está bien… sí, nos vemos en un rato –Colgó, con una enorme sonrisa y guardo el celular en el bolsillo de su pantalón.

Yessabell se preguntaba, ¿Quién lo había llamado? ¿Por qué estaba tan feliz? Intento ignorar aquellos pensamientos y recordar que estaba diciendo, antes de que llamaran a Stephen.

-Lo siento, tengo que verme con alguien para estudiar, hemos estado haciendo círculos de estudio, para los exámenes finales y eso –Explicó Stephen, Yessabell solo asintió –Es un poco pesado, pero supongo que para ti no es problema –Bromeó, pero al ver la expresión seria de Yessabell, dejo de sonreír –Como sea, continua.

-Stephen, tal vez deberíamos dejarlo para después, necesitas estudiar y yo tengo tarea por terminar –Argumentó Yessabell tranquilamente –Tenemos algo de tiempo…

-No Yessabell, termina de decirme lo que estabas diciendo –Pidió Stephen un poco decepcionado, al haber arruinado el momento.

-No te preocupes, de verdad –Yessabell le dio una pequeña sonrisa -¿Por qué no te pasas mañana al café? Mi descanso es a las cinco, te esperare en el restaurante de enfrente.

-Claro, suena perfecto, mañana no tengo mucho que hacer –Aseguró Stephen alegre –Ahí estaré, te lo prometo –Le dio un beso en la mejilla y se fue.

Al día siguiente, Yessabell estaba en el restaurante, esperando a Stephen, en una pequeña mesa en el rincón del restaurante, al otro extremo de la puerta, para poder verlo cuando llegara, mientras que Derek, había decidido tomar su almuerzo en la barra, para no molestarla.

Media hora después, la mesera que había pasado, ya cinco veces a pedir su orden regreso, un poco triste, al ver a Yessabell mirar la puerta y esperando a alguien, que probablemente nunca llegaría.
Solo Erza, Malcom y Henry, estaban en una mesa junto a la puerta, volteando a verla de vez en cuando. Ezra un poco molesto, no con Yessabell sino con Stephen, por hacerla esperar.

-¿Puedo tomar su orden señorita? –Preguntó la mesera, lo más animada posible.

Yessabell suspiro y volteó a verla con una sonrisa triste.

-La sopa con crema y un jugo de manzana por favor –La mesera asintió con la cabeza y se fue, tras la puerta que daba a la cocina.

Cuando regreso, Yessabell estaba aún más triste.

-Aquí está su orden señorita ¿Desea algo más? –Preguntó la mesera.

-La cuenta por favor –Contestó Yessabell comenzando a comer –Y… ¿alguna vez has visto, que dos personas, una pareja, se citen y alguno no llegue? –Susurró.

-Varias veces, sí –Contestó la mesera en voz baja, entendiendo lo que pasaba con Yessabell.

-¿Y qué pasa, cuando una de las dos partes no llega? –Preguntó Yessabell triste.

-A veces... ha pasado que la persona que llega tarde se lamenta, otras veces la persona que llego primero se lo reprocha y algunas más, nunca llegan –Explicó la mesera, encogiendo los hombros –Seguro que la persona a la que usted está esperando, se lamentará no haber llegado a tiempo.

-Eso espero –Yessabell le sonrío más tranquila y la mesera se fue.

Al día siguiente, Yessabell estaba con Derek, en el restaurante chino a la hora de su descanso, el acercamiento con Derek, solo hacía más evidente, lo lejos que estaba de Stephen. Al final Stephen tenía razón, Derek estaba ganando por completo el corazón de Yessabell, sin importar la decisión que ella había tomado, para hacerlo más evidente, Stephen no había llamado o mandado mensaje, ni una sola vez, lo que tenía a Yessabell un poco triste, y a Derek y Ezra, algo molestos.

-Que mal que no puedas acompañarme a los encuentros de baloncesto –Se lamentó Derek, tomando un rollito de sushi.

-Sí, me gustaría estar ahí, pero no puedo dejar solos a los Jones y más peor aún, no podrás venir con nosotros a la feria, este fin de semana –Yessabell mordió su rollito se sushi.

-Sí eso es horrible, siempre me imagine en una cita contigo, en algún parque de diversiones o una feria –Derek esbozó una enorme sonrisa –Pero tienes que prometerme que te la pasaras increíble por mi.

-Sin ti no será lo mismo, pero lo intentare –Yessabell le sonrío –Aunque, después de que ganes, tenemos que celebrar en un parque de diversiones.

-Trato hecho –Derek le sonrío y terminaron su comida, más tranquilos.

Esa noche, mientras Yessabell arreglaba su cama para dormir, Stephen la llamo, dudo unos segundos, si debía contestar o no, pero al final lo hizo.

-¿Hola?

-Yessabell ¿Cómo estás? –Preguntó Stephen tranquilamente –Creo que eso de las distancia me está volviendo loco, además de los estudios y el entrenamiento ¿Cuándo podemos vernos? –Stephen hablaba como si dejar plantada a Yessabell fuera nada.

-Bueno, se supone que nos veríamos ayer a las cinco, pero nunca llegaste –Yessabell intentó sonar, indiferente –Mira, mis descansos son a las cinco, normalmente estoy en el restaurante de enfrente o en el de comida china a unos pasos, así que si me buscas ahí estaré.

-Yessabell lo siento, mucho, se me olvido –Stephen se dio cuenta, de lo ocupado que había estado en su grupo de estudio, que olvido que se encontraría con Yessabell, incluso que lo había prometido –Perdoname por favor, no volverá a suceder.

-No te preocupes Stephen, solo dime una cosa ¿Por qué no llegaste? –Preguntó Yessabell tranquilamente.

-Estaba estudiando… con una amiga, no estaba en mis planes, pero en una clase me lo pidió, en ese momento parecía correcto. De verdad se me paso, lo siento muchísimo –Explicó Stephen, apenado –Soy un estúpido, te juro que no vuelve a pasar.

-Acepto tus disculpas y lo de que eres estúpido –Río Yessabell –Solo no vuelvas a hacer promesas, que después no puedas cumplir.

-Ok, no lo hare, mañana voy a buscarte –Stephen río un poco –Lo hare.

-Ok, nos vemos, tengo que dormir… oye, no sé sí Bruno ya te lo menciono, con eso de que se la pasa pegado a Marisol, como sea, el domingo iremos a la feria, si quieres unirte, estas invitado –Ofreció Yessabell metiéndose a la cama.

-Tal vez lo menciono, pero no le preste mucha atención, con lo de los estudios y eso… pero encantado iré, será como en los viejos tiempos –Stephen suspiró, al otro lado de la línea.

Yessabell también tuvo el mismo recuerdo, aquel día, después de que Stephen regresara de sus vacaciones y se reencontrara con Yessabell, había admitido sus sentimientos, en lo alto de la rueda de la fortuna y había decidido, luchar por conquistarla. Ahora las circunstancias, no eran tan diferentes.

-Hasta mañana Stephen –Yessabell colgó y se dispuso dormir, sin querer darle vueltas al asunto.

Al día siguiente, Derek y Yessabell, estaban en su descanso, en el restaurante frente al café.

-¿Crees que vendrá? –Preguntó Derek, mientras la mesera les dejaba su orden.

-No me hago ilusiones –Yessabell le sonrío tristemente –Cambiemos de tema por favor.

-Ok, te tengo una noticia buena –Derek se acercó para susurrarle
algo, a través de la mesa –Mis padres esperan con ansias, que salgan las revistas, pero sobre todo, están orgullosos por tu participación en la Revista de Literatura, aunque hubieran preferido que fuera yo –Admitió entre risas.

-No sabía que le habías contado a tus padres de lo que he estado haciendo –Yessabell fingió molestarse, pero no pudo impedir el rubor en sus mejillas, Derek estaba orgulloso de sus éxitos, tanto que los compartía con su familia.

-Me llaman de vez en cuando y… Murray se disculpa todas las veces, por lo que paso… aunque yo le digo que ya lo olvide de una vez. En fin, mis padres me preguntan por ti, cada vez que llaman, no puedo mentirles –Derek tomó un sorbo de su jugo y comenzó a comer.

-Cuando vuelvan a llamar, dales las gracias, por preocuparse –Yessabell le sonrío y de inmediato, se puso seria –Derek, prometeme que nada cambiara entre nosotros, nada, sin importar lo que pase.

Derek se quedó perplejo, ante las palabras de Yessabell.

-Claro, pero… ¿Por qué me dices eso? –Preguntó intentando conservar la calma. –No me estarás, dando a entender que…

-No Derek, es solo que… el otro día, después de la primera entrevista… Ana me dijo que era probable que me volviera famosa o algo así… pero la idea no me agrada del todo, no quiero cambiar por eso –Declaró Yessabell picando su comida.

-Ok –Derek estaba más tranquilo, esperaba que Yessabell le dijera que había tomado una decisión y él no estaba incluido –Yessabell, si llegas a ser famosa, jamás cambiaras, de eso que no te quede duda, te conozco lo suficiente, como para decirte que lo único que cambiaría en ti, son tus posesiones –Yessabell levantó las cejas, a lo que Derek agrego –No tardarías en comprar todo lo que puedas de The Beatles, como fan número uno.

-Ana dijo lo mismo –Yessabell no pudo evitar reírse.

-Lo ves, no vas a cambiar, todos lo sabemos –Aseguró Derek antes de comer su sopa –Solo tienes que creértelo.

-Ok, me lo creeré, porque te creo –Yessabell sonrío y ambos no pudieron evitar reírse.

-¿Qué es tan divertido? –Preguntó una voz detrás de Derek.

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