Capítulo 20 Campamento
El lunes por la mañana, todos estaban subiendo las maletas a los coches, Ana llevaría su Mercedes en compañía de Philip, y su guardaespaldas junto con todas sus maletas. Nicolás y Renata viajaban en la SUV, con Marisol, su guardaespaldas y sus respectivas maletas.
Estaban esperando a Derek, para llevarlo. Los amigos de Derek, alcanzarían en la camioneta de Felipe, apenas con sus maletas y por su parte, Stephen estaba viajando con Bruno, en un pequeño Chevrolet negro, Andrew, Fanny y Robert, viajaban en la mini van de Robert, junto con todas las maletas y por último, Matthew, Madison y Logan en una minivan vino, equipados a más no poder.
Todos llegaron a las 7:00am, en punto, justo cuando los amigos de Yessabell terminaban de cargar los coches.
-¡Hey, campamento! –Anunció Stephen, en el asiento de pasajero del Chevrolet de Bruno.
-Que bueno que llegan chicos, es hora de partir –Avisó Nicolás mientras todos subían a los coches. –¡Síganme! –Pidió Nicolás bajando la ventanilla de su camioneta, mientras salían del garaje.
Todos siguieron a Nicolás, por el camino hacia las montañas. La propiedad de los Kingston, estaba a dos pueblos de CU, a seis horas del lugar, por lo que estarían llegando a tiempo para preparar las tiendas y poder comer.
Los guardaespaldas de Yessabell, también estaban apuntados al campamento, Ezra ya se encontraba mejor del hombro y afortunadamente no había secuelas del incidente, durante el trayecto al lugar, se dispusieron a ver películas y escuchar música.
-Ezra, necesito que me coordines algunas fechas para hacer las entrevistas con esas revistas –Dijo Yessabell dejando su libro en su regazo.
-Así que vas a hacerlo ¿Quién te convenció? –Preguntó con curiosidad.
-Nadie, solo creo que sería bueno, además, cuando regrese a clases, publicaran un ensayo mío en la Revista de Literatura de la Universidad –Explicó Yessabell –Creo que todo sería bueno.
-¿Tú mamá lo sabe? –Preguntó Ezra, sacando las tarjetas que Cáterin y Cornelio le dieron.
-Sí y está de acuerdo con todo –Contestó Yessabell alegre –Creo que estas vacaciones son lo que necesito para relajarme.
-Para todos –Admitió Ezra, mientras comenzaba las llamadas –Buen día, con Cáterin Bloom, de la revista… sí, soy Ezra Miller, hablo de parte de la Srta. Lovato… claro, sí así es –Dijo Ezra al teléfono –Claro, si, está interesada… ¿En la segunda semana de mayo? –Preguntó y volteó a ver a Yessabell, quien asintió –Sí, es perfecto, claro, gracias, nos vemos.
-¿Y? –Preguntó Yessabell, sonriente.
-En la segunda semana de Mayo se hará, la entrevista y una pequeña sesión de fotografías con tu uniforme de la escuela o lo que decidas, a la 1:00pm en el parque nacional, como ya no hay entrenamiento, dije que la hora estaba bien –Contestó Ezra mientras marcaba el segundo número.
-Perfecto –Yessabell le sonrío y fijo su vista en el paisaje, a través de la ventana.
-Buen día, con Cornelio Torres, de… ah, un gusto en saludarlo de nuevo… sí, ella quiere la entrevista... si, ese día está bien, claro… perfecto, estamos en contacto –Colgó y volteo a ver a Yessabell –El domingo del primer fin de semana regresando de vacaciones, en el centro comercial, la sesión de fotos será afuera de algunas tiendas y la entrevista en algún café cerca, desde las diez de la mañana.
-Ok, está bien –Yessabell le sonrío y después se inclinó entre los asientos de enfrente, para manipular la radio –Lo siento, necesito escuchar música –Colocó la estación de éxitos de los Beatles y regreso a su asiento.
-Nunca supe que tenían los Beatles de especiales –Dijo Ezra mientras escuchaban Please Mr. Postman.
-Eso es algo que pocos saben –Aseguró Yessabell, mientras se acomodaba en su asiento, para escuchar la música.
Cuando llegaron a la casa de los Kingston, la tía de Nicolás, ya estaba en el lugar, con la pareja de cincuenta años, esperándolos en el garaje.
Todos bajaron de los coches y se dispusieron a bajar las maletas y las tiendas de campaña.
-Bienvenidos chicos –Anunció el Sr. Kingston –Les mostrare el lugar donde podrán acampar, si se presenta algún contratiempo o cualquier cosa, no duden en avisarnos. Ahora vamos.
Todos siguieron al Sr. Kingston, tres kilómetros hacia la montaña, donde no había ruido, solo el leve murmullo del rió. Caminaron hasta una pequeña hectárea, rodeada de flores y árboles frutales, el lago se encontraba a solo seis metros, de donde decidieron acampar y el rió estaba a unos doce metros abajo, la casa se podía ver desde el lugar, algo pequeña a lo lejos, aunque en realidad era enorme.
Cuatro pisos de dormitorios, baños, cocina, sala, comedor, recibidor, salón, cuarto de entretenimiento, entre otras cosas.
-Bien, es aquí –Dijo el Sr Kingston, cuando llegaron a la parte más verde de la hectárea –Como dije antes, si necesitan algo, pueden ir a la casa, mi esposa y Melinda, estarán ahí.
-Muchas gracias Sr. Kingston –Agradeció Nicolás, como el jefe del grupo.
-De nada chicos, espero que se diviertan –El Sr. Kingston se fue y todos comenzaron a bajar sus maletas y tiendas de campaña.
-Primero armemos las tiendas –Sugirió Nicolás –Después comemos y luego terminamos de instalarnos.
-Claro –Stephen y sus amigos estuvieron de acuerdo.
-Manos a la obra –Derek y sus amigos, comenzaron a armar sus tiendas.
Marisol y Yessabell iban a compartir tienda, por lo que se dispusieron a armarla juntas, mientras Ana y Philip hicieron lo mismo, al igual que Nicolás y Renata.
Felipe, Karen, Samanta y Simón, montaron una tienda para cuatro, Derek iba a dormir solo. Fanny y Robert iban a compartir tienda, mientras Andrew, Bruno, Logan y Stephen, compartirían tienda, a un lado de Mat y Madison.
-Vaya, lo haces como una profesional –Dijo Marisol viendo a Yessabell ensamblar las partes de la tienda, con facilidad.
-Mi padre solía llevarme a acampar desde pequeña, anduve en campamentos y esas cosas –Confesó Yessabell en cuclillas, mientras ataba un lazo de la tienda para sostenerla a una estaca en el suelo.
-Vaya… yo nunca salí a la naturaleza… no es lo mío –Admitió Marisol sosteniendo una parte de la tienda.
-No te preocupes, estoy aquí, para asesorate –Aseguró Yessabell levantándose –Ahora, sigue sosteniendo esa parte –Yessabell ensamblo una última parte y su tienda estaba lista.
-¡Perfecto! –Exclamó Marisol con ánimo, mientras entraba en la tienda –Wow, pensé que sería más pequeña.
-Tenemos tiempo de acomodar las bolsas de dormir, mientras los demás terminan –Informó Yessabell entrando son su mochila a la tienda.
-Claro –Marisol jalo su maleta y apartó la bolsa de dormir.
-Traje algunas mantas para ponerlas debajo - Explicó Yessabell sacando dos grandes mantas.
-Yo traigo una también y dos pequeñas almohadas –Dijo Marisol sacando las cosas de su maleta.
-Claro, yo no traje almohada –Río Yessabell.
Una vez que terminaron de instalar sus bolsas de dormir y ambientar la tienda, Yessabell y Marisol salieron de la tienda, los demás ya estaban terminando y algunos comenzaron a sacar algunos recipientes con comida.
-¿Deberíamos encender una fogata? –Preguntó Karen acercándose al centro del campamento.
Habían formado una especie de círculo, la tienda de Yessabell estaba cerca de un árbol, seguida de la de Ana, luego la de Nicolás, después la tienda de los amigos de Derek, seguida de la tienda de Derek, después se encontraba la tienda de Fanny, luego la de Stephen, a continuación la de Mat y Madison, por último la de los guardaespaldas, que era una carpa enorme para los cinco, cerrando el círculo.
-Por supuesto, esto es un campamento –Contestó Andrew, animadamente –Vamos chicos, busquemos algo de leña.
Los chicos siguieron a Andrew, en busca de leña, detrás de los árboles y arbustos que los rodeaban.
-Ok chicas, creo que nos toca la cocina –Admitió Yessabell, mientras las chicas se veían perdidas –Samanta, Karen, Fanny y Ana, pueden tomar fruta de los árboles cercanos, mientras Marisol, Renata, Madison y yo, sacamos algo de lo que trajimos.
Algunas dudaron un poco, antes de realizar sus actividades, pero conforme tomaron la decisión, las cosas se relajaron.
-Yo traigo algunas salchichas que podemos azar –Anunció Renata una vez que terminaron y se reunieron en el centro.
-Yessabell y yo, trajimos algo de carne para hamburguesas, pan y demás –Agregó Marisol.
-Creo que deberíamos empezar con eso, la fruta la dejamos al final –Sugirió Madison.
-Me parece bien –Dijo Samanta –Nosotras traemos algunas verduras y sodas, las compartiremos.
-¡Chicas! –Exclamó Yessabell, acercandose con algunos trozos de madera cortados en forma circular, como pequeños bancos –Podemos ocupar estos de asientos, seguro que al señor Kingston no le molestará que los tomemos prestados –Dijo con esfuerzo, mientras empujaba dos trozos de madera.
-Dejanos ayudarte –Karen corrió a ayudarla y Fanny y Marisol, fueron a buscar más bancos.
-¿Dónde estarán los chicos? –Preguntó Ana, una vez que instalaron los bancos alrededor de un pequeño hoyo que destinaron para la fogata.
-Ya se tardaron y nosotras hemos hecho la mayor parte –Se quejó Samanta, mientras ella y Ana, terminaban de armar las hamburguesas.
-Los chicos se creen Tarzán en un pequeño bosque –Intervino Madison.
-Tal vez se entretuvieron con una roca –Bromeó Marisol.
-Pues terminemos con esto, ya les tocara hacer algo más adelante –Sugirió Yessabell, mientras tomaba la fruta y la colocaba en un recipiente –Voy a lavar esto en el rió.
-Yo te ayudo –Dijo Karen acercándose a ella.
-En un momento regresamos chicas –Anunció Yessabell alejándose.
-Vaya, si hay peces –Dijo Karen cuando llegaron al rió –Tendremos comida de sobra.
-¿Hasta cuándo se quedan? –Preguntó Yessabell agachandose para lavar las frutas.
-Hasta el jueves, Derek nos dijo que unos amigos tuyos se van ese día y nosotros tenemos que regresar a hacer algunas tareas –Contestó Karen ayudandola a lavar la fruta.
-Sí, bueno Nicolás y Renata, tienen que preparar su proyecto y Marisol no está muy acostumbrada a estar afuera, así que regresaran pronto. –Admitió Yessabell con media sonrisa.
-Debe ser difícil tener a dos chicos tras de ti ¿No? –Preguntó Karen con una sonrisa traviesa.
-Lo es, pero cuando has pasado por muchas cosas con ambos, la decisión de estar con uno, es verdaderamente difícil de tomar –Confesó Yessabell desanimada –Conocí a Stephen por dos años y estuvimos juntos un año, después las cosas terminaron mal. Luego de un año, conozco a Derek y todo parece volver a la normalidad, pero cuando estamos por formalizar, aparece Stephen y todo se complica.
-¿Aún estás enamorada de Stephen? –Preguntó Karen con interés.
-Sí, tal vez no tanto como antes, pues las cosas realmente terminaron mal, pero aun así, el amor que tuve por él, fue especial, sin embargo, también me enamore de Derek –Contestó Yessabell sintiendo la dualidad de emociones –No quiero hacerle daño a ninguno.
-Si Stephen no hubiese vuelto ¿Estarías con Derek? –Preguntó Karen, la pregunta que había estado rondando a Yessabell.
-Sí… o al revés, si no hubiese conocido a Derek y Stephen apareciera, sé que estaría con él. Las cosas son complicadas –Yessabell le dio una sonrisa torcida.
-Entiendo, no creas que te digo esto porque Derek es mi amigo, pero yo creo que estarías bien con él, las cosas serían buenas, no dudo que pase lo mismo con Stephen, pero Derek te quiere demasiado –Confesó Karen mientras terminaban de lavar las frutas.
-Gracias por eso Karen, lo tendré en cuenta –Dijo Yessabell, mientras se ponían de pie –Espero que este descanso me ayude a decidir.
Ambas caminaron de regreso al campamento, mientras Karen le contaba a Yessabell sobre su proyecto de fotografía y lo que tenía planeado hacer con Simón, una especie de fotografías de personajes célebres, con vestuario y todo.
Cuando llegaron al campamento, los chicos ya estaban de vuelta, terminando de prender la fogata.
-Es increíble que nosotras ya hicimos más y ustedes están terminando de prender una simple fogata –Dijo Karen mientras caminaban a una pequeña mesa que instalo Madison, para poner la comida, colocaron la fruta y todos tomaron asiento.
-Una fogata es muy difícil –Admitió Derek, defendiendo a los chicos.
-Dieciséis chicos para una sola fogata, me suena a complicadísimo –Dijo Madison sarcástica mente.
-Afortunadamente el Sr. Kingston nos dejó algo de leña –Admitió Philip.
-Como sea, vamos a comer, me muero de hambre –Pidió Bruno.
-Seguro que tanto trabajo los dejo exhaustos –Dijo Samanta, rodando los ojos, mientras Ana y Fanny, comenzaban a repartir la comida.
-Nosotras acordamos, comer primero las hamburguesas y azar las salchichas y al final la fruta –Informó Fanny.
-Suena bien –Dijo Andrew mientras mordía su hamburguesa.
-Mientras íbamos al rió, Karen y yo vimos que hay suficientes peces como para pescar unos días –Anunció Yessabell tomando su hamburguesa –Gracias –Le dijo a Ana.
-¿Alguien sabe de pesca? –Preguntó Nicolás tomando un sorbo de su soda.
-Mat y yo sabemos –Contestó Logan, limpiando una mancha de la comisura de sus labios –Stephen sabe un poco, también.
-Bueno, Philip y yo sabemos, así que mañana nos vamos de pesca –Anunció Nicolás.
-Yo voy con ustedes –Yessabell se apunto.
-Yo también –Ana, se sumó a la pesca.
-Yo también voy, no sé pescar pero debo estar cerca de Yessabell –Informó Ezra antes de morder su hamburguesa.
-Yo también quiero aprender –Derek, se sumó inmediatamente.
-Bueno, yo también voy –Dijo Madison –Esas cosas no se me dan, pero me gustaría aprender.
-Ok, los demás pueden quedarse a preparar las cosas para el desayuno, podemos irnos a las siete en punto –Sugirió Yessabell.
-Es muy temprano Yessabell –Se quejó Philip.
-Concuerdo con Philip –Dijo Mat –No soy de levantarme temprano en vacaciones.
-Ok, yo voy a las siete, quien quiera seguirme es bienvenido –Yessabell les sonrío y con eso los gano.
-Ok, a las siete –Accedió Philip.
Mientras comían, pensaron en algunas cosas que podrían hacer en los siguientes días para distraerse. Darían algunas caminatas, nadarían en el lago, armarían algunos columpios en los árboles, con algunas sogas que llevaban y pescarían en el rió.
Para la tarde, la tensión en el grupo había disminuido, todos estaban intentando adaptarse, platicando mutuamente, lo que a Yessabell le gusto, pues no planeaba que los amigos de Derek y Stephen se hicieran rivales, incluso los mismos Derek y Stephen se habían detenido a platicar un rato, la cosa era, ¿De qué estarían hablando?
-Creo que se están llevando bien –Susurró Fanny a Yessabell, mientras preparaban la cena.
-Ya –Yessabell les hecho una mirada rápida, ambos estaban riendo –Solo quisiera saber de qué hablan –Susurró de vuelta.
-Si quieres le digo a Robert que se acerque a hablar con ellos –Fanny se acercó a Robert, quien estaba haciendo una ensalada de frutas, le susurro algo al odio y dejo lo que estaba haciendo.
-¿Te puedo ayudar en algo? –Preguntó Samanta, acercándose a Yessabell, lo que la sorprendió, pues Samanta, no se había mostrado amable con ella.
-Claro –Contestó Yessabell tranquilamente –Puedes ayudarnos con esto –Le paso unas latas de atún para que hiciera una pequeña ensalada –Vacialas en ese recipiente y la verdura ya está ahí –Señaló un recipiente vacío y otro que contenía la verdura.
-Ok –Samanta hizo lo que Yessabell le pidió, sin ningún gesto de disgusto.
-¿Puedo preguntarte algo? –Habló Yessabell mientras Fanny regresaba a su lado.
-Sí –Contestó Samanta, mientras destapaba la segunda lata de atún.
-¿Por qué estás siendo amable conmigo? Pensé que te caía mal –Preguntó Yessabell viéndola a los ojos.
-No me caes mal Yessabell, y soy amable contigo, porque realmente me agradas, admito que te envidio un poco, pero…
-¿Me envidias? –Preguntó Yessabell incrédula –Pero yo no tengo nada que los demás puedan envidiar.
-Sí, bueno, tal vez tú no lo ves, pero las personas te envidian, eres atractiva, inteligente, alegre, ingenua, dulce, solidaria, valiente y los chicos babean por ti. Fue difícil encontrar a Felipe y cuando te conoció… yo pensé que me dejaría –Admitió Samanta terminando de abrir las latas de atún.
-¿Pero por qué lo haría? –Preguntó Yessabell, terminando lo que estaba haciendo.
-Porque desde que Derek te conoció, no ha dejado de hablar de ti y los chicos de verdad quedaron impresionados cuando te conocieron –Contestó Samanta, dejando lo que estaba haciendo.
-Samanta, Felipe te ama, él no te dejaría, he visto cómo te ve, como si el mundo para él, solo fueras tú –Dijo Yessabell, diciendo la verdad.
-Lo sé, me di cuenta de que lo mío, solo eran celos, por eso te pido que me perdones si te hice algún daño –Samanta le dio una mirada sincera –No quiero ser tu enemiga, quiero ser tu amiga Yessabell, por favor perdoname.
-Por supuesto que te perdono Samanta –Yessabell le dio un abrazo rápido y ambas regresaron a lo que estaban haciendo.
-Yessabell, ¿Puedo hablar contigo? –Preguntó Robert, detrás de ella.
Yessabell volteó a ver a Fanny, quien solo se encogió de hombros, seguramente se trataba de lo que Derek y Stephen, habían estado hablando.
-Voy con ustedes –Ofreció Fanny –Ya terminé.
-Claro, yo también termine –Yessabell se limpió las manos, Ana se acercó y ayudo a Samanta con la ensalada, las dos caminaron con Robert, a unos metros de su tienda, lejos de todos, para poder hablar en privado.
-Seguro que los chicos creen que te estoy contando lo que hablaron –Advirtió Robert –Así que de vez en cuando rían un poco, para despistarlos.
-Ok –Dijeron Yessabell y Fanny, al mismo tiempo.
En ese momento Nicolás se unió a la plática.
-¿De qué hablan?
-Aún de nada, Robert esta por contarme algo, puedes quedarte –Contestó Yessabell animada.
-Bueno, pues Stephen y Derek, efectivamente, estaban hablando de ti –Dijo Robert a Yessabell –No te daré todos los detalles, pero prácticamente hicieron las paces para estar contigo.
-¿Ahora son amigos? –Preguntó Nicolás y soltó a reír, Yessabell le siguió la corriente, recordando lo que había dicho Robert antes, a lo que Fanny se sumó.
-Pues no se diría que son amigos realmente –Continuó Robert –Pero si están intentando llevarse mejor, con tal de no molestar a Yessabell.
-Ha, ha –Se burló Yessabell –Como si no me diera cuenta del trasfondo de todo esto.
-¿De qué hablas? –Preguntó Fanny, entrecerrando los ojos.
-Esos dos siguen con la idea de que se trata de una competencia, seguramente estarán haciendo todo para conquistarme, cada uno por su cuenta –Contestó Yessabell cruzando los brazos.
-¿Cómo lo sabes? –Preguntó Nicolás.
-Los conozco bien y después de lo que paso en la exposición, es evidente que no lo dejarían por la paz –Contestó Yessabell muy segura.
-Pues tienes razón –Confirmó Robert –No te lo iba a decir, pero ahora que lo dedujiste, no es como si yo te lo hubiera dicho.
-Como sea, nadie sabe nada de esto –Advirtió Yessabell –Ni una palabra a nadie.
-Ok –Dijeron los tres al mismo tiempo.
-Ahora vamos a cenar y aquí nada ha pasado –Dijo Yessabell.
Robert y Fanny se tomaron de la mano y regresaron a la fogata, Yessabell y Nicolás, caminaron detrás de ellos.
-¿Y qué paso con la entrevista? –Preguntó Nicolás.
Yessabell les había contado a sus amigos sobre las entrevistas y su ensayo siendo publicado en la Revista de Literatura de la Universidad.
-Voy a hacerlas en cuanto terminen las vacaciones –Contestó Yessabell alegremente.
-¿Podemos acompañarte? –Preguntó Nicolás –Renata y yo pensamos hacer algunas fotos sobre la moda de los ochenta a la actualidad, sería bueno tener algunas tuyas, eres muy fotogénica.
-Claro, podrían pasarme unas copias para que mi mamá las vea, está loca por la noticia –Contestó Yessabell sentándose junto a la fogata.
-Perfecto. Yessabell… ¿Te importaría hacernos un favor? –Preguntó Nicolás, mientras Renata se sentaba a su lado.
-Claro ¿De qué se trata? –Preguntó Yessabell, viendo de Nicolás a Renata.
-Queremos que seas nuestra modelo para nuestro proyecto final, sé que es probablemente lo que menos deseas hacer, pero no sabemos a quién más recurrir –Contestó Renata, con ojos suplicantes –Por favor Yessabell.
-Ok, no tiene que rogar, son mis amigos y saben que haría cualquier cosa por ustedes y más si eso implica tener un buen trabajo final–Yessabell les sonrío y con eso cerraron el trato.
-Bien chicos ¡Hora de la cena! –Anunció Madison, mientras repartía los platos de comida.
-Pondré la grabadora –Nicolás había llevado una pequeña grabadora de pila recargable en la luz del sol, la había dejado cargar toda la mañana.
Puso un disco con música variada y todos le agradecieron por poner el ambiente en la cena.
Después de que terminaran de cenar, los chicos se dispusieron a recoger las cosas, mientras las chicas arreglaban las bolsas de dormir.
-Oigan todos –Dijo Mat, con una guitarra en mano –Vengan un momento, antes de dormir podemos escuchar algo de música en vivo.
Todos tomaron sus asientos de nuevo junto a la fogata, Yessabell entre Fanny y Ana, Philip a su lado, seguido de Derek y sus amigos, los hermanos de Stephen, Stephen y sus amigos y los guardaespaldas, cerrando el círculo con Nicolás, Renata, Robert y Fanny.
Nicolás apagó la grabadora y todos esperaron a que Mat tocara algo.
-Por qué no dejamos que Yessabell nos deleite con su hermosa voz –Sugirió Mat, mientras se levantaba y caminaba hasta Yessabell -Solo una, para tus fans, nunca te he escuchado cantar y todos dicen que eres buena.
-Sí –Dijo Ana alegremente.
-Es más que buena –Afirmó Andrew con simpatía.
-Vamos Yessabell –Animó Karen.
-Nosotros no te hemos escuchado –Agregó Simón.
-Enseñales lo que saber hacer –Animó Bruno alegremente.
-Solo una –Pidió Philip -¡Anímate Yessabell!.
-¡Que cante! ¡Que cante! –Comenzaron a corear todos, mientras Yessabell comenzaba a sentir el rubor en las mejillas.
-Ok, ok, lo hare –Tomó la guitarra de Mat y él regreso a su lugar -¿Qué les gustaría que cantara? –Preguntó acomodandose en su asiento.
-Lo que sea, escucharte cantar es siempre un privilegio –Confesó Stephen con una pequeña sonrisa.
-Ok –Yessabell comenzó a deslizar sus dedos por las cuerdas de la guitarra y decidió cantar White Teeth Teens de Lorde –We would´t be seen dead here in the day… I guess you´re lucky that it´s dark now… And if I like in the we´ll stay… Impress the empress, take a short now…
Todos se quedaron en silencio mientras Yessabell cantaba la canción con verdadero interés y pasión. Yessabell nunca había presumido su talento para la música, el cual heredo de su padre, pero cada vez que lo demostraba lo hacía con orgullo y pasión.
Cuando Yessabell terminó todos aplaudieron, Stephen le lanzo una mirada de una mezcla de orgullo y amor, Derek le dio media sonrisa sin dejar de verla, mientras sus amigos se desvivían alabando sus talentos.
-¿Qué otros talentos nos ocultas Yessabell? –Preguntó Felipe apretando a Samanta en sus brazos.
-Yo no oculto nada –Contesto Yessabell levantándose y entregandole la guitarra a Mat.
-Seguro tienes más talentos –Dijo Mat, tomando la guitarra,Yessabell le sonrío y regreso a su lugar.
-Yessabell también toca el piano y el violín, le gusta el hockey, ha practicado gimnasia y el atletismo –Informó Logan, orgullosos de conocer los talentos de Yessabell –Y patina como una profesional –Añadió con media sonrisa, cuando Yessabell volteó a verlo entrecerrando los ojos.
-Yo la he visto patinar –Agregó Derek, a lo que Yessabell volteó a verlo –En año nuevo usamos la piscina de mi casa como pista de patinaje, todos en la fiesta se quedaron sorprendidos al verla patinar como profesional -Alardeo con orgullo.
-¿Estuvieron en tu casa en año nuevo? –Preguntó Stephen viendo de Yessabell a Derek.
-Tenemos que reunirnos un día para patinar –Sugirió Karen ignorando la pregunta de Stephen –A mí me encanta, aunque tal vez no sea muy buena.
-Podemos tomar clases –Propuso Madison, animada.
Yessabell volteó a verla pensativa.
-Yessabell puede instruirnos –Agregó Nicolás, alegremente.
Y Yessabell comenzó a ver de un lado a otro mientras sus amigos hablaban.
-Aunque en invierno es donde nieva –Dijo Bruno con una mueca de meditación.
-Podemos ir a algún lugar donde haya una pista, no necesitamos esperar a navidad –Sugirió Logan.
-Me parece que en el centro de la ciudad, hay una pista de patinaje, aunque no estoy seguro –Intervino Andrew con una mano en la barbilla.
Todos comenzaron a hacer planes, mientras Yessabell veía de Stephen a Derek, cómo intercambiaban miradas de odio (por parte de Stephen) y de orgullo (por parte de Derek), bajo la mirada y se quedó ahí, escuchando el ruido de la conversación, sintiéndose cada vez más culpable de todo lo que no le había dicho a Stephen, aunque en el fondo pensó, que no tenía por qué dar explicaciones, de nada a nadie.
-¿Yessabell, vienes? –Preguntó Marisol, de pie frente a ella.
Había estado tan ensimismada en sus pensamientos que no se dio cuenta, cuando la mayoría se habían levantado e ido a sus tiendas.
-Claro –Yessabell se puso de pie, observo a Ana y Philip entrando a su tienda, Stephen estaba hablando con Mat, mientras Madison entraba a la tienda, Derek y sus amigos ya no estaban, incluso los guardaespaldas, solo Ezra, permanecía afuera de su tienda, seguramente esperando a que Yessabell entrara a su tienda.
Yessabell caminó con Marisol hasta su tienda, antes de que entrará, Stephen la llamo.
-¿Podemos hablar un minuto? –Preguntó, viéndola a los ojos.
-Claro –Yessabell volteó a ver a Marisol –Ahora vengo.
-Ok –Marisol le sonrío y le guiño un ojo, Yessabell solo le rodo los ojos, le sonrío y camino con Stephen, a unos metros, detrás de la tienda.
-Quiero pedirte una disculpa, creo que reaccione mal cuando Derek dijo que habías estado con su familia –Empezó Stephen, una vez que estuvieron lejos –Sé que estuviste con él cuando nosotros no nos encontrábamos aún, solo me puse celoso.
-Stephen, no importa lo que haya pasado con Derek. Eso es aparte del pasado y lo que paso contigo, tal vez le conté a Derek algunas cosas sobre nosotros, pero no le di detalles –Dijo Yessabell dándose cuenta de su error, hablar con Derek sobre Stephen, había sido para aclarar las cosas entre ellos y no para que Derek conociera a su rival.
-Supongo que estaría bien si yo supiera algo sobre él –Dijo Stephen metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans.
-¿A qué te refieres? –Preguntó Yessabell agachandose a cortar un diente de león.
-A que podrías contarme cosas sobre él, del mismo modo en que hablaste con él, de mí –Contesto él pateando un diente de león y veía las pelusitas volar con el viento.
-Creo que es razonable y justo para ti –Yessabell le sonrío y soplo el diente de león, mientras pensaba en lo que diría –Conocí a Derek, en nuestra primera noche en la ciudad, él me defendió de un chico de la discoteca, la misma donde nos vimos cuando nos encontramos. No sé, él simplemente quiso que fuéramos amigos, aunque yo lo rechace varias veces, él aguanto –Yessabell río ante él recuerdo –Como sea, me acompaño a conocer la ciudad, nos hicimos amigos y después comenzamos a salir, no como novios, aunque era lo que él quería, pero sí fueron citas románticas.
-¿Ustedes tuvieron…? –Stephen no estaba seguro si quería o no saber, si Yessabell se había entregado a Derek, aunque después de lo que paso con Ezra, podía imaginarse la respuesta.
-Sí, una vez, cuando fuimos a su casa, desde entonces no me ha tocado, por lo menos no así, hicimos este acuerdo –Yessabell se agacho y tomó otro diente de león –Solo amigos, y nada más, hasta que yo estuviera completamente segura de querer dar el siguiente paso y formalizar, pero cuando las cosas se arreglaron y estábamos por convertirnos en una pareja real… -Soplo el diente de león y volteó a ver a Stephen a los ojos, sus hermosos y profundos ojos grises –Apareciste de nuevo y todo cambió.
-Lamento si arruine tus planes –Stephen se disculpó, intentando reprimir una risa.
-No mientas –Advirtió Yessabell sonriéndole.
-Ok, no lo lamento, pero de verdad, solo quiero que seas feliz –Stephen le dio una sonrisa triste.
Por mucho que Yessabell no lo quisiera aceptar, sabía que Stephen no mentía, pues había dejado de lado su felicidad para que Yessabell fuera feliz, sin importar que no fuera a su lado.
-Te creo –Yessabell le dio un pequeño beso en los labios y se apartó –Deberíamos dormir, hay que levantarse temprano mañana –Se dio la vuelta y no espero una respuesta, camino hasta su tienda y se recostó en su bolsa de dormir.
-¿Aún lo amas? –Susurró Marisol acostándose de lado, apoyada en su brazo izquierdo.
-Sí, el problema es que, no sé cuánto –Susurró Yessabell de vuelta, mientras se metía en su bolsa de dormir y se cubría con una manta.
-Eso no es problema, cuando quieres a alguien, no dudas para estar con ese alguien –Dijo Marisol sabiamente.
-Creo que tienes razón –Dijo Yessabell en voz baja –Creo que es hora de tomar una decisión.
-¿Y con quién te quedarás? –Susurró Marisol, mientras la duda la invadía.
-Buena pregunta –Yessabell se limitó a sonreír y dormir.
Marisol se quedó con la duda, mientras intentaba conciliar el sueño.
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