Capítulo 2 Conociendo A Derek
-Te lo contare entonces –Decidió Derek, un poco frustrado al no ver, emoción alguna en Yessabell –Cuando estaba en el bachillerato, conocí a una buena chica, nos hicimos novios y realmente pensamos en ser almas gemelas, cuando estábamos a mitad del último año, le pedí que se casara conmigo, sabíamos que éramos jóvenes para tal acto, pero no nos importó. Y cuando por fin nuestros padres accedieron, planeamos todo para que la ceremonia fuera al día siguiente de la graduación, pero lamentablemente todo salió mal.
Derek respiro hondo y una mirada triste, apareció en su rostro.
-El día de la graduación todo se reveló. Estábamos en una sesión de fotos, después de haber recibido los diplomas, nos disponíamos a subir a una limusina que habíamos rentado, pero mi novia no estaba, mis amigas se ofrecieron a ir a los baños a buscarla, mis amigos y yo recorrimos la escuela.
Yessabell volteó a verlo, cuando Derek se detuvo un momento.
-La encontré en las gradas del gimnasio, cuando todos nos aproximamos a ella, relajados por haberla encontrado, la sorpresa fue que no estaba sola –Derek tenía la vista fija en el suelo –Estaba con mi mejor amigo, el chico que conocí desde el jardín de niños, el chico que me ayudo a conquistarla, el chico que creí mi hermano.
Obviamente dijeron que no estaban haciendo nada. Que no era lo que pensaba, pero era difícil de creer, con los dos semi-desnudos, pegados como muéganos.
-No tienes que contarme tus tristezas, creeme, no soy la mejor en eso –Dijo Yessabell, notando las lágrimas en los ojos de Derek, resistiéndose a salir.
-Dejame terminar –Bromeó y levanto la mirada a Yessabell –Los deje ahí, me fui con mis amigos y nos fuimos al baile, me puse más borracho que nunca y después decidí que era mejor venir aquí lo antes posible, una semana después estábamos llegando aquí.
-¿Eso fue hace solo una semana? –Preguntó Yessabell, con sorpresa, su historia era similar a la de ella, solo que Stephen no la engaño, la abofeteo, ella lo beso y se alejó.
-Si. Y oye, no te cuento esto para que me tengas lástima o compasión, solo quería dejar claro, que sé, que es lo que se siente querer estar solo –Dijo Derek, terminando son su historia.
-Creeme, para nada te tengo lastima, hace tiempo que deje de sentir compasión por los demás –Yessabell le dio una sonrisa burlona y comenzó a caminar de nuevo.
Derek continuó su camino a lado de Yessabell, con más curiosidad por ella, Yessabell era un enigma y él quería descifrarlo, lo que no sabía, era que Yessabell no deseaba ser descifrada.
-¿Y tú? ¿Cuál es tu historia? –Preguntó Derek, intentando descubrir la verdad.
-Nací en Londres, mi familia es originaria de ahí. A los cinco años nos mudamos a América, hice la secundaria, termine el bachillerato y ahora estoy aquí –Contestó Yessabell, con aires de grandeza.
-No eso, sabes a lo que me refiero ¿Por qué eres así? –Preguntó Derek
-¿Cómo así? –Atacó Yessabell.
-Misteriosa, reservada, un enigma –Contestó Derek, con obviedad.
-Siempre he sido así, no creo ser nada de lo que dices, solo soy asocial, punto –Yessabell se dio cuenta de que estaba a una cuadra de su casa, por lo que debía deshacerse de Derek, si no quería que él supiera donde vivía.
-No te creo, algo me dice que no siempre has sido así –Dijo Derek juguetonamente -¿Por qué no me cuentas?
-¡Porque no hay nada que contar! ¡Siempre he sido así! –Explotó Yessabell –Ahora, si me permites, estoy por llegar, así que puedes irte –Yessabell se detuvo a media cuadra de su casa y se cruzó de brazos.
-Lo siento Yess, no he querido ser inoportuno, si dices que siempre has sido así, te creo, no tienes por qué contarme nada –Derek se dio cuenta que había colmado la paciencia de Yessabell y era lo que menos quería, realmente le interesaba conocerla.
-No me llames Yess, mi nombre es Yessabell, odio que las personas me digan así –Dijo Yessabell, intentando calmarse –Ahora como dije, puedes irte.
-Pero no quiero irme, dije que quería acompañarte –Derek dio un paso atrás, para darle espacio a Yessabell -¿Podemos ser amigos?
-¿Por qué querrías ser mi amigo? –Preguntó Yessabell, exasperada por su intento fallido, los chicos siempre huían al recibir sus gritos, pero este no se daba por vencido.
-Porque quiero conocerte, realmente me interesa conocerte –Contestó Derek, con franqueza –Sé que somos algo parecidos y eso realmente me agrada, a pesar de que tengo algunos amigos, ninguno de ellos me trata como tú. Ellos se la pasan preguntando como estoy, si necesito algo, si estoy bien y sé que tú no preguntaras eso.
-Ya, pero yo no tengo amigos –Yessabell pensó que con eso se rendiría, pero no fue así.
-¿Y los que estaban contigo en la discoteca? –Preguntó Derek confuso.
-Es diferente, ellos han estado conmigo desde… -Yessabell se detuvo antes de revelar su secreto –Son más hermanos que amigos.
-Ok –Derek se dio cuenta que su teoría era correcta, y que Yessabell, guardaba un secreto, aunque no insistiría en ello –Solo déjame acompañarte a casa.
-Ya llegamos –Dijo Yessabell, señalando la casa de la tía de Nicolás, era evidente que ya no podría deshacerse de Derek –Por eso te decía que podías irte.
-Creí que intentabas echarme –Derek río un poco, lo que hizo a Yessabell, sentir un poco de dolor, al tratarlo mal, el chico era como ella y solo buscaba alguien con quien sentirse cómodo –Me doy cuenta que ese es tu modo de decir gracias.
-¿Por qué iba a darte las gracias? –Preguntó Yessabell perpleja, porque francamente no sabía que era lo que tenía que agradecer.
-Por acompañarte –Contestó Derek, haciéndose el ofendido –Por soportarte, por no enojarme contigo, después de haberme tirado tú trago.
-Te agradecí por quitarme a ese idiota de encima, con eso basta –Yessabell retomó su camino, cuando llego al pie de las escaleras de la casa, Derek la detuvo.
-En realidad, quería compañía, para conocer la ciudad, esa sería una buena forma de agradecerme –Derek era insistente y difícilmente se daba por vencido.
-No tengo porque agradecerte, te ofreciste a acompañarme, no te lo pedí, lo de soportarme sigue siendo tu culpa y lo del trago… -Yessabell fingió meditarlo –Te lo merecías –Subió rápidamente las escaleras, hasta la puerta.
-Lo que sea, solo acompañame –Exigió Derek, mientras la seguía.
Yessabell se dio la vuelta y se encontró, con los hermosos ojos avellana de Derek, quien estaba totalmente serio.
-No te conozco, no puedo ir contigo –Dijo Yessabell, intentando salir de ese enredo.
-Podemos conocernos en el camino –Dijo Derek aun serio.
-No me interesa conocerte, ni que me conozcas –Atacó Yessabell, dispuesta a no ceder.
-A mí me interesa conocerte –Contraataco Derek –Solo un rato, vamos de día, si quieres invita a tus amigos.
-¿Qué tengo que hacer para que te vayas? –Preguntó Yessabell exasperada.
-Decir que sí –Derek se acercó un paso más a ella, quedando a sólo diez centímetros de distancia.
-Bien. Vamos. Mañana. 8:00am. Sí no estas a esa hora. Aquí. No voy –Yessabell se dio la vuelta y abrió la puerta, entro y volteo a ver a Derek -8 en punto –Cerró la puerta tan fuerte como pudo y Derek se quedó sonriendo a la puerta.
Durante su camino a casa, Derek pensó que Yessabell podría ser una buena amiga, a pesar de su carácter, alguien con quien pasar el rato y definitivamente alguien que le hiciera ver el lado negativo de una relación.
A la mañana siguiente, Yessabell se había arrepentido de haber cedido a la propuesta de Derek, aunque ella se había planteado conocer la ciudad a su manera, hacerlo con alguien que la entendía, no sonaba tan mal.
Se levantó a las 7:00am, todos sus amigos aún dormían. Habían llegado, pasadas las tres de la madrugada y ahora dormían como bebés.
Se puso unos jeans verde militar, una blusa azul cielo, su saco negro y las botas negras que combinaban con él. Dejo su cabello suelto, tomo sus llaves y su celular, los guardo en sus jeans y salió de su cuarto cerrando con llave, bajo la escaleras con cuidado y bajo a la cocina. La tía de Nicolás; Melinda, estaba tomando el desayuno, antes de irse de viaje.
-Buenos días Yessabell, por lo visto eres la única que no salió de fiesta, los demás son peso muerto –Bromeó Melinda.
Yessabell adoraba a la tía de Nicolás, era la única con la que no podía ser dura.
-Así es Melinda, decidí que era mejor salir en la mañana, no soy muy nocturna –Contestó Yessabell, mientras buscaba una taza, para servirse un café.
-Haces bien –Dijo Melinda, mientras se levantaba de su banco –Debo irme al aeropuerto, les deje unos hot cake, y algo preparado para el almuerzo, anoche me despedí de todos. Nos vemos en navidad –Abrazo a Yessabell y después salió de la cocina.
-Que te vaya bien Melinda –Dijo Yessabell, un poco alto para que pudiera escucharla.
-¡Nos vemos cariño! –Dijo Melinda desde el pasillo y luego se fue.
Yessabell tomo su desayuno y cuando faltaban dos minutos para las ocho, salió a la puerta. Se recargo en el marco, con los brazos cruzados, esperando a que Derek no apareciera, pero justo, un minuto antes de las ocho, llegó corriendo, con un ramo de rosas en las manos.
Cuando se acercó a las escaleras, Yessabell rodo los ojos y bajo hasta donde estaba él.
-Son las ocho en punto –Dijo Derek, mostrándole su reloj de mano a Yessabell.
Llevaba unos jeans azul marino, una camisa negra y un saco azul rey, a juego con sus zapatos de gamuza. Su cabello un poco alborotado y su mirada seria y serena.
-Ya lo sé, no necesitas decírmelo ¿Nos vamos? –Preguntó Yessabell mientras daba un paso.
-Traje estas para ti –Dijo Derek, antes de que Yessabell se fuera, extendiéndole el ramo de rosas.
-No me gustan las rosas –Dijo Yessabell, dando otro pasó.
A decir verdad, Yessabell había adorado las rosas y más las rojas, como las que le entregaba Derek, pero eso solo fue cuando estuvo con Stephen, ahora le recordaban a él y eso era lo que menos quería, recordarlo.
-¿Qué hago con ellas? –Preguntó Derek, jalándola para que voltear a a verlo.
-Lo que quieras, me da igual –Contestó Yessabell, un poco enojada, no quería que Derek la cortejara y mucho menos que pensara que tenía una oportunidad con ella.
-Pero las traje para ti –Dijo Derek un poco desesperado y triste.
Yessabell tomo el ramo de rosas y atravesó la calle, llego junto a una joven de unos veinte años, que regaba el jardín de la casa de enfrente, y le regalo el ramo, diciéndole que a ella no le gustaban, pero que no quería tirarlas, la joven acepto el ramo y entro a su casa.
Yessabell regreso con Derek, quien la veía un poco molesto.
-¿Nos vamos, o te vas a quedar toda la mañana ahí parado?
-¿Por qué se las diste a ella? –Preguntó molesto, cruzando los brazos.
-Dijiste que eran mías, así que podía hacer lo que quería con ellas, las regale –Yessabell comenzó a caminar y Derek la siguió.
-Pero no te las regale, para que después las regalaras, eso no se hace, no regalas lo que otros te dan –Derek estaba realmente molesto.
No le gustaba que alguien regalase, lo que él previamente le regalaba a ese alguien.
-¿Preferirías que las hubiera tirado? –Preguntó Yessabell, parándose frente a él –Porque eso era lo que iba a hacer, pero luego vi a esa chica cuidando su jardín y pensé que era mejor que las tuviera ella.
-No pero… -Derek lo pensó un momento y se calmó –Como sea ¿A dónde vamos primero?
-¿Ya desayunaste? –Preguntó Yessabell, olvidando el incidente de las rosas.
-Sí ¿Por qué? –Preguntó Derek curioso.
-Vamos a una cafetería –Yessabell, comenzó a caminar nuevamente.
Ella y sus amigos habían viajado en el coche de Ana, mientras llegaban, Yessabell había visto algunas cafeterías y se decidió a ir en busca de un buen café.
-Pero ya te dije que ya desayune ¿No has desayunado? –Preguntó Derek, intentando comprender las cosas.
-Sí, pero si vamos a hacer esto, será a mi manera –Contestó Yessabell fríamente –Si quieres, sino cada uno puede ir por su lado.
-Ok, lo haremos a tu manera, pero ¿Por qué una cafetería? –Preguntó Derek, aun sin entender el plan de Yessabell.
-Me gusta el café, solo quiero encontrar la cafetería que tenga el mejor café –Contestó Yessabell intentando no dar tantos detalles.
El plan de Yessabell, era conocer la ciudad de punta a punta, el mejor restaurante, la mejor cafetería, el mejor lugar donde comprar vinilos, si es que había, la mejor discoteca, todo donde pudiese pasar el rato a solas o con poca gente.
-Ok, entonces vamos –Aceptó Derek, dándose cuenta del plan de Yessabell, y que esa era la única forma de conocerla, sin tener que ser tan insistente.
Recorrieron toda la ciudad, entrando a cada cafetería que encontraban, pidiendo solo una taza de café, eso era lo que le bastaba a Yessabell, para identificar el mejor café. Lo encontró en una cafetería del centro, a 15min de su casa en transporte y a 30min caminando.
Después de buscar en las cafeterías, buscaron el mejor restaurante, cada vez que mencionaban estar buscando el mejor, recibían un plato de muestra, con lo que comieron gratis.
Decidieron caminar para bajar la comida, en lugar de ir en transporte.
Para las 7:00pm, ya estaban llenos y habían recorrido todos los restaurantes, no es que fuera una ciudad grande, pero estaba llena de establecimientos, aprovechando que había muchas personas yendo y viniendo a la universidad.
Derek acompaño a Yessabell, quien no lo había pasado tan mal. Llegaron casi a las ocho, a la puerta de la casa de Yessabell.
-Eso fue divertido, bueno no mucho, pero comimos gratis y hemos encontrado el mejor café y el mejor restaurante –Dijo Derek, cuando se pararon al pie de la escalera –La pase bien contigo.
-Que bien –Yessabell comenzó a subir las escaleras.
-¿Eso es todo? –Preguntó Derek, mientras Yessabell sacaba la llave de su pantalón.
-¿De qué? –Preguntó Yessabell, encontrando la mirada de Derek.
-¿No me vas a decir si te gusto o no? –Preguntó Derek subiendo las escaleras.
-Por supuesto que me gusto, encontré un buen café y un buen restaurante donde comer cuando quiera salir a cenar o algo así –Contestó Yessabell, con una sonrisa tímida, una sonrisa que no era muy común, desde que dejo a Stephen.
-¿Y no te gusto estar conmigo? Ya sabes, mi compañía –Derek se mostraba un poco confuso, Yessabell se había mostrado un poco distante, pero cuando encontraron el café, estaba realmente sonriendo y feliz, lo que hizo a Derek, pensar que podrían tener una oportunidad y comenzar de nuevo. Ambos.
-Derek, te dije que no quiero amigos, pero no niego que fue agradable compartir esto con alguien que no estuvo preguntándome, mi color favorito, mi grupo favorito, mis flores favoritas, mi todo favorito. Así que si quieres que te dé una oportunidad como “amigo”, solo deja de ser melodramático y ya veremos –Contestó Yessabell sinceramente.
-Ok, tienes razón, creo que a veces exagero, pero no soy melodramático. ¿Eso significa que podemos ser amigos? –Preguntó Derek un poco dudoso y esperanzado.
-Como sea, si quieres hacer esto mañana, te veo a las 8:00am, ya sabes que si no estás, me voy sola –Dijo Yessabell, abriendo la puerta –Se puntual y no traigas flores –Cerró la puerta.
Subió a su cuarto, pero antes de que entrara, todos se arremolinaron a su alrededor.
-¿Quién era? –Preguntó Sonia.
-¿Va a volver? –Interrogó Marisol.
-¿Están saliendo? –Inquirió Nicolás.
-¿Dónde lo conociste? –Preguntó Ana.
-¿Es el chico que estaba contigo en la discoteca? –Solicitó Philip.
-Derek. Sí. No. La discoteca. Sí –Yessabell entró a su habitación y cerró la puerta con fuerza.
Todos estaban asombrados, por más que los chicos insistían en salir con Yessabell, ella siempre se las ingeniaba para espantarlos y alejarlos, pero verla con un chico, con el que, al parecer tenía algo, era nuevo para ellos y señal de que Yessabell, podría volver a ser la de antes.
Yessabell, por otro lado, encontró con quien compartir la vida, sin dar explicaciones o detalles, alguien con quien poder hablar.
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